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La carretera

Drama El planeta ha sido arrasado por un misterioso cataclismo y, en medio de la desolación, un padre y su hijo se dirigen hacia la costa en busca de un lugar seguro donde asentarse. Durante el viaje se cruzarán con otros supervivientes: unos se han vuelto locos, otros se han convertido en caníbales. Adaptación de una novela de Cormac McCarthy, autor de "No es país para viejos". (FILMAFFINITY)
Críticas 386
Críticas ordenadas por utilidad
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9
9 de febrero de 2010
84 de 100 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aún conmocionado, no sé por dónde empezar esta crítica, sólo decir que es imposible no llorar o al menos emocionarse viendo esta película, y que si siempre es recomendable ver cine en V.O., en esta película se hace absolutamente imprescindible.

La protagonista absoluta de la película es sin duda la fotografía, soberbia, sombría, fría y cruda, directamente te introduce en un mundo que es un infierno helado, sin refugio, no hay lugar seguro, sólo vacío, sin alma, yermo hasta la desesperación.

Después, Viggo Mortensen, perfecto, una de sus mejores actuaciones, si no la mejor, desgarradora su lucha hasta el final, su amor infinito a ese niño, que por ponerle un pero a la película, podría tener un poco más de entereza, al fin y al cabo él sólo conoce esta versión del mundo (o que hubiera sido más pequeño). El guión, perfecto, no sobra nada, no falta nada, ritmo, pausa, lentamente, que no cansinamente, se va desarrollando la historia, dura visión de la supervivencia y del alma humana en situaciones extremas, y pocas películas presentan una situación tan extrema como esta y además prolongada en el tiempo. Duro retrato de la humanidad, que debería hacer que nos avergonzáramos de a dónde estamos yendo y sobre todo cómo estamos yendo hacia el desastre total.

Los flashbacks con Charlize Theron reveladores, aclaran las dudas casi al instante de que surjan, impresionante su forma de dejarse ir, de rendirse, de no poder afrontar lo que está pasando por incomprensión y falta de sentido, no por cobardía, al contrario, cada uno toma el camino que cree mejor, y ambos cargados de razones, uno apuesta por la vida, otra por la dignidad.

Los secundarios, simplemente geniales, Robert Duvall irreconocible, Guy Pearce se encarga de la esperanza, de intentar darle un poco de sentido a algo que no lo tiene. Y el resto, lucha, hasta la extenuación, y soledad, infinita, fría y desgarradora soledad.
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Uno de los momentos álgidos de la película es la persecución de dos mujeres, una adulta y una niña, que presencian los protagonistas, apenas 30 segundos en los que todo el horror, el odio y la locura se concentran, el sinsentido te golpea en la cara y se te mete en los huesos, aún está dentro.

La escena en la que se ve como el agua se va llevando toda la suciedad acumulada en tantos días de viaje por los dos protagonistas, bautismo para un niño que no conoció tiempos mejores.

La amenaza constante de los hombres caníbales se palpa durante todo el metraje, los continuos golpes de la naturaleza, terremotos, árboles caídos, gente hostil, tierra hostil, y tratar de no caer en la locura en medio del caos, imposible no sucumbir ante tanto desastre. La desconfianza y la paranoia de cada interacción con otras personas, la falta de animales, de vida, de algo que se parezca mínimamente a lo que había antes de lo que no se sabe qué ha pasado, sólo sobrevivir, continuar hacia delante aunque no se sepa hacia dónde, y preservar la vida por encima de todo, demasiadas emociones juntas, imposible no estallar en un llanto sordo, toda la sala compungida, silenciosa y lúgubre, la película traspasa la pantalla.

Y cuando crees que todo ha acabado, cuando ya has soltado la angustia acumulada, un coro de pájaros acompaña a los títulos de crédito, y vuelves a caer en tu propia soledad, y tus miserias se reflejan en la cara, sales del cine, y tardas en recomponerte, en volver a ser tú, y necesitas aire, sentir el frío en la cara y te entran unas ganas horribles de comer algo, saboreándolo como si fuera la última comida antes del fin del mundo, y quién sabe....
8
8 de marzo de 2010
76 de 90 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ante todo, quisiera puntualizar una cuestión: no produce el mismo efecto visionar una peli como “La carretera” teniendo un hijo de corta edad que no teniéndolo. Ni por el forro. Ser padre, en este sentido, constituye un requisito casi indispensable para lograr entrar de lleno en esta peli. Para empatizar al cien por cien con los dos protas (sobre todo con el padre, por supuesto) y para comprender las razones que pueden empujar a un ser humano a peregrinar sin rumbo fijo por un mundo desolado, apocalíptico, agonizante.

El instinto protector, por consiguiente, se convierte en el único argumento de peso para no saltarse la tapa de sesos y seguir batallando en un mundo moribundo, degenerado, hostil. Un mundo sin esperanza en el que los escasos supervivientes son seres depravados. Aves rapaces que matan a sus semejantes para subsistir. Para arañarle horas, días, semanas o meses a una muerte segura. Y aunque no he leído la novela de Cormac McCarthy, estoy convencido que Hillcoat ha sabido trasladar a la gran pantalla con sumo respeto y rigor el espíritu trágico y homérico de “The road”. No sé, igual me equivoco, pero tengo esa corazonada.

Otra cosa muy distinta es que el espectador juzgue desmesurada la proporción de crudeza y dramatismo que contiene implícita la peli, pero eso sería otro cantar. A mi juicio “La carretera” es durísima, sí, pero los recursos que utiliza su autor para transmitirla no son -en absoluto- artificiosos ni efectistas, sino todo lo contrario. Es más, yo diría –incluso- que Hillcoat ha sabido imbuir su peli de un realismo poético despiadadamente demoledor. Un realismo que queda algo lastrado por ese teórico “happy end” pero que no debe empañar, para nada, el extraordinario trabajo de Aguirresarobe y, sobre todo, el de sus dos protagonistas principales: Viggo Mortensen y Kodi Smit-McPhee.

En fin, que si te gusta sufrir como un cabrón, te gustará. Eso fijo.
6
16 de marzo de 2010
86 de 117 usuarios han encontrado esta crítica útil
1) “On the Road”, de Kerouac, se publicó en 1957. Sus protagonistas vagabundeaban en autoestop hacia la costa, abiertos al conocimiento de sí mismos y los demás, en improvisadas experiencias sobre la marcha. Beatniks precursores de la Contracultura y el Hippismo, eran utopistas, introspectivos, pacifistas y receptivos a la influencia oriental.

Cuando en 2006 McCarthy publica “The Road”, algo más que una preposición ha cambiado en la cultura norteamericana. Pinta un paisaje apocalíptico, sin color ni sol ni leyes. Un mundo donde años atrás los relojes se detuvieron a la 1:17, tras potente destello de luz seguido de sacudidas, sin que sobrevivieran animales ni cultivos, ni tampoco los árboles, en lenta extinción; un mundo dominado por el hambre y el canibalismo, la desaparición de todo elemento civilizado, y donde es imprescindible aprender a matar para defenderse de los cazadores de gente, y a no perder energías ayudando a los demás.

2) En ese infierno vagan hacia la costa un padre y su hijo preadolescente, demacrados, desastrosos y hambrientos. En sueños, el padre recuerda a la madre. Son escenas descritas con colores cálidos, sólo existentes ya en la memoria. A su hijo le cuenta junto al fuego viejas historias que transmiten nociones de valor y justicia. Tienen una pistola con dos balas, para matarse si se vuelve necesario, y unos harapos.

El despliegue de escenografía y maquillaje es enorme: los paisajes aniquilados, los decorados de casas en ruinas y coches reducidos a óxido impresionan. En esos lugares arrasados, ambos personajes avanzan escondiéndose y huyendo de los demás seres humanos, todos potencial peligro, y pasan situaciones de estrés extremo y llanto desgarrador.

El agobio se multiplica subliminalmente cuando descienden a sótanos y exploran amenazantes pasadizos, repletos de toneladas de horror. La tensión provocada por la fragilidad del niño es continua. Todo conduce a sufrir y pasarlo mal. El impulso moralista no lo atenúa, por mucho que se digan que tienen que ir adelante, que tienen que encontrar el camino, que tienen que tener cuidado con los malos, seguir llevando la antorcha, que son los buenos, que siempre lo serán, pase lo que pase… Sólo hay un instante de alivio, tal vez patrocinado, cuando encuentran un bote de un conocido refresco americano (“¡Uhm! ¡Buenísimo! ¡Tiene burbujas!”).

El apoyo de la película en el paisaje es absoluto. Lo amortiza de sobra. ¿Y además? Hambre por doquier, peligro por doquier, pero igual desde el principio, en monótono planteamiento, de constante gravedad y pocas peripecias: vagar y vagar, sufrir y sufrir, con lo que pronto se está aguardando el final, a ser posible no demasiado horrendo.

La narración cinematográfica (otra cosa es la novela) no está a la altura del escenario: antes que tramar acontecimientos sustanciales se escuda en el patetismo y la truculencia, el tremendismo y la redundancia, rellenando así las carencias del relato.
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Para poner fin a las penalidades del espectador, que ya no habría podido sufrir más, se ofrece un final increíble: a los pocos minutos de morir el padre, tan en el límite de lo desgarrador como la muerte de la madre de Bambi, si ello es posible, aparece la salvación del niño, que acaba de optar por no pegarse un tiro, salvación en forma de familia claramente de los buenos, formada por un padre y una madre jóvenes y sanos, con parejita y perrito.
Porque sí.
Y seguramente con una buena provisión de cocacolas...
7
14 de octubre de 2009
78 de 103 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hay ningún lugar al que huir. Tan solo podemos ya elegir donde vamos a quitarnos la vida. ¿Ahorcados? ¿Congelados? Cualquier cosa antes de que nos cojan los caníbales. Ya no hay humanidad en la tierra. Apenas deben quedar unos cuantos de miles, y todos son malos.

Solo un hombre y su hijo son los buenos, los que llevan el fuego de los libros de caballería. El resto son malos. Aunque desde lejos no haya ninguna diferencia entre ellos. Aunque el hombre haría lo mismo que hacen los demás.

Se caen los árboles por todas partes. El mar ya no es azul. No hay ninguna esperanza de sobrevivir un invierno más. Deberían quitarse la vida y deja de sufrir. Y sin embargo, se empeñan en vivir en el infierno.


Genial relato, solo "fastidiado" por la utilización del tempo del director. La película pide a gritos que los planos sean más pausados, que se nos deje saborear el caos, la muerte y la desolación de la tierra. Puede que haya querido hacer una película más para todos los públicos, pero creo que ha sido un error.

Aún así gran película, con buenas y convincentes actuaciones. Los caníbales dejan la piel de gallina, y realmente temes por los protagonistas cada vez que se meten en un casa, pues temes que vuelvan a encontrarse a esos seres despreciables, que en el fondo podemos llegar a ser todos. Robert Duvall tiene un pequeño papel, pero se come la pantalla a bocados cuando aparece. Me convenció la relación entre padre e hijo, y sus diferencias de actitud ante el mundo y la gente.

Dará que hablar.
8
18 de enero de 2010
57 de 68 usuarios han encontrado esta crítica útil
Notable aunque mejorable adaptación de uno de los mejores autores que hay, con lo que ya te aseguras una buena historia, a lo que se le añade una lograda ambientación, muy trágica, triste y desoladora con planos muy bien hechos.

Es una reflexión sobre los instintos de supervivencia y la pérdida (o no) de la inocencia en un escenario post-apocalíptico de esos que a Hollywood tanto le pone últimamente. Y he de decir que de momento, esta es la mejor película que se ha hecho sobre el fin del mundo, precisamente porque no va sobre el fin del mundo. La acertada dirección hace que te importe un comino cómo sucedió todo o por qué y pese a lo dramático y violento de la cinta, se insinúa más de lo que se muestra, haciéndonos un nudo más gordo en la garganta.

Viggo está enorme, uno de sus mejores papeles. Me encantó también el gran Robert Duvall en su corta intervención y por lo general, el escaso reparto cumple. Los peros: la voz en off y el final no iban acorde al resto de la película.

Hay quien la encontrará aburrida al ser pausada y escasa de acción, pero muy recomendable para los que esperábamos historias apocalípticas sin sobredosis de efectos especiales.
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