SócratesTV
1971 

7.0
593
27 de marzo de 2024
27 de marzo de 2024
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película en última instancia didáctica para la Rai (TV Pública Italiana) con producción española (el rodaje y la mayoría de sus actores son españoles).
Realizada con mucha seriedad y conocimiento de la época, los anacronismos conscientes son para poner en auge algún guiño a personajes ilustres de otra época anterior de la Grecia Clásica o que se mencionen y correlacionen con mayor ahínco los personajes históricos de la misma época. Así se cita a Esopo y sus fábulas, guiño a Dracón el legislador, a Eurípides y sus Tragedias.
La información histórica y cultural es apabullante pero se agradece que no se minimize o se fusionen caracteres como es habitual en adaptaciones biográficas. Se nos ofrece el contexto histórico, la derrota Ateniense en el 404 a. C. por parte de Lisandro de Esparta que tuvo como consecuencia el gobierno oligárquico de los Treinta Tiranos cuyo máximo exponente fue Critias, antiguo discípulo de Sócrates igual que discípulo fue también Alcibíades, estadista ateniense caído en desgracia por la opinión pública tras lo ocurrido en varios episodios de la guerra contra Esparta (campaña de Sicilia, mutilación de los Hermes, derrota naval). El gobierno de los 30 Tiranos fue breve gracias a las incursiones en Filé y El Pireo del ateniense Trasíbulo. Aún a pesar del cambio político Sócrates tenía ya demasiadas envidias y enemigos en Atenas y fue condenado a muerte en 399 a. C.
La siguiente capa, de una huella más profunda, nos muestra la filosofía de Sócrates, interesada en la Ética, cómo hay que vivir, al contrario de la tradición filosófica anterior más interesada en la metafísica (Aristófanes el cómico se burlaría de Sócrates paradójicamente como un hombre más metafísico y poco práctico). La diferencia entre Sócrates y los sofistas u oradores (Hipias, Lisias). Sócrates busca la verdad a través de hacerse preguntas y llevar a su interlocutor a la aporía (Imposibilidad de continuar el razonamiento a partir de sus premisas).
Se reproducen varios ejemplos como los que mostró Platón en sus Diálogos como a Calicles que aparece en el Gorgias, el debate con Critón sobre la opinión de la Mayoría, las leyes y la Justicia o el diálogo con Eutifrón sobre la Piedad.
Ante tal muestra de tanto detalle y profundidad de Rossellini solo cabe aplaudir su Sócrates.
P.D. Nuevo actor típico de Jess Franco, en este caso Ricardo Palacios que interpreta a Critón, en películas de filosofía ya que tanto Howard Vernon como William Berger aparecían en La Muerte de Empedocles de Huillet y Straub.
Realizada con mucha seriedad y conocimiento de la época, los anacronismos conscientes son para poner en auge algún guiño a personajes ilustres de otra época anterior de la Grecia Clásica o que se mencionen y correlacionen con mayor ahínco los personajes históricos de la misma época. Así se cita a Esopo y sus fábulas, guiño a Dracón el legislador, a Eurípides y sus Tragedias.
La información histórica y cultural es apabullante pero se agradece que no se minimize o se fusionen caracteres como es habitual en adaptaciones biográficas. Se nos ofrece el contexto histórico, la derrota Ateniense en el 404 a. C. por parte de Lisandro de Esparta que tuvo como consecuencia el gobierno oligárquico de los Treinta Tiranos cuyo máximo exponente fue Critias, antiguo discípulo de Sócrates igual que discípulo fue también Alcibíades, estadista ateniense caído en desgracia por la opinión pública tras lo ocurrido en varios episodios de la guerra contra Esparta (campaña de Sicilia, mutilación de los Hermes, derrota naval). El gobierno de los 30 Tiranos fue breve gracias a las incursiones en Filé y El Pireo del ateniense Trasíbulo. Aún a pesar del cambio político Sócrates tenía ya demasiadas envidias y enemigos en Atenas y fue condenado a muerte en 399 a. C.
La siguiente capa, de una huella más profunda, nos muestra la filosofía de Sócrates, interesada en la Ética, cómo hay que vivir, al contrario de la tradición filosófica anterior más interesada en la metafísica (Aristófanes el cómico se burlaría de Sócrates paradójicamente como un hombre más metafísico y poco práctico). La diferencia entre Sócrates y los sofistas u oradores (Hipias, Lisias). Sócrates busca la verdad a través de hacerse preguntas y llevar a su interlocutor a la aporía (Imposibilidad de continuar el razonamiento a partir de sus premisas).
Se reproducen varios ejemplos como los que mostró Platón en sus Diálogos como a Calicles que aparece en el Gorgias, el debate con Critón sobre la opinión de la Mayoría, las leyes y la Justicia o el diálogo con Eutifrón sobre la Piedad.
Ante tal muestra de tanto detalle y profundidad de Rossellini solo cabe aplaudir su Sócrates.
P.D. Nuevo actor típico de Jess Franco, en este caso Ricardo Palacios que interpreta a Critón, en películas de filosofía ya que tanto Howard Vernon como William Berger aparecían en La Muerte de Empedocles de Huillet y Straub.
16 de abril de 2024
16 de abril de 2024
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Habas contadas.
Es una recreación perfecta y académica de los últimos días idas y pensamientos vueltas venidas del bueno de Sócrates que cae en lo mismo que todas estas hagiografías, Unamunianas, y es que hacen lo contrario que ensalzan, sea, santifican/canonizan a personajes, como este es el caso, que ellos justamente se dedicaban a derribar/cuestionar santos o cánones, esa contradicción (como la forma física que decía el zapatones, otro filósofo antiguo de raigambre y alto copete) de base o raíz que aquí o en esta ocasión la pintan calva es palmaria, lo cual no quita, impide o es óbice ni oboe o flauta cortapisa ni niega el verdadero valor de esta obra tan rica y variada sobre sus ideas y movidas, dimes y diretes, miradas o mierdas aunque, siempre, y eso hay que tenerlo muy en cuenta, partiendo de la visión muy idealizada que nos ha llegado a través de los escritos que hicieron sus amigos o admiradores discípulos y otras malas buenas hierbas. Vale. De acuerdo.
En cuanto a sus filosofías, vale como método terminator dinamitero de mendaces charlatanes y fatuos vanos, de caraduras, sinvergüenza y gilipollas, de necios e hijosputa, a paladas, a trillones, haberlos haylos, antes, ahora y siempre, de mentiras y supercherías, no tanto, ni mucho menos, cuando él mismo llega a conclusiones o niega otras de forma un tanto gruesa y superficial, a grandes rasgos o pasos agigantados, saltando sobre posibles recuestionamientos o matices, mayores sutilezas o contradicciones, revueltas o dudas con demasiada facilidad un poco/mucho tramposamente, se podría poner muchos ejemplos, pero cuando habla de la inmortalidad del alma podría ser un caso, dice o comenta que como es la que da la vida al cuerpo, no puede acarrear o suponer o conllevar muerte, por lo tanto, como tienes alma y cuerpo, cuando muere el cuerpo, el alma vive para siempre... y ya está, hombre..., o cuando dice que no puede causar o difundir el mal a sus discípulos porque todo mal supone hacer mal siempre y ese mal que él difunde le acabaría pasando factura, supuestamente le volvería, como un búmeran, a él por parte de su claque escuchante mal influenciada... y ya está, hombre, claro, saca conclusiones lógicas, pero, cada una de esas premisas o pasos previos que da por hechos, obvios y resueltos podrían ser deslindados, desgranados, atomizados, partidos o desmenuzados por mil otras cuestiones o posibilidades o negaciones o requiebros..., por lo tanto, ahí es cuando flojea, cuando hace lo que critica en los demás, cuando pasa del solo sé que no sé nada, que lo dice aquí un par de veces, al sí sé que sé algo y lo demuestro por mis cojones morenos, porque yo lo valgo y soy más chulo que un ocho y mira cómo, sin manos, razono, que el alma es inmortal o que no difunde el mal como ya hemos explicado, ya que se podría autoejercitar ejecutar a sí mismo cuestionando esos valores de la misma manera lógica como hace con los demás o el resto, con más motivo si cabe por honestidad intelectual dudar de uno el primero y de sus/tus propias certezas, y en esos casos, cuando afirma tal o cual cuestión, no parece que prime la búsqueda de la verdad ni mucho menos, sino que la verdad ya la tiene más que clara previamente, la inmortalidad del alma o la no maldad de sus intenciones enseñanzas, y solo la confirma mediante sus argucias o mañas razonadoras, es decir, se da la razón a sí mismo, porque, claro, se podría decir o cuestionar que sea necesario un alma para que el cuerpo cobre u obtenga vida, perfectamente, o que lo que da vida no pueda morir, o se podría decir que puedes causar mal a los otros pensando o creyendo hacerles bien y así hasta más allá y el infinito, por lo tanto, acierta cuando no acierta o acaba en pegunta, en ironía, en demostración de la necedad o debilidad de los dogmas o prejuicios de los otros, no cuando sentencia o cierra felizmente sus propios apriorismos o ideas ya tan seguras y blindadas de antemano, mejor como bufón filosófico iluminador zumbón que como santón predicador superstar jesucristo, mejor evaristo que crucifijo.
Recomendable especialmente para todo aquel al que le suene o haya leído sobe el personaje en cuestión, pero no la tenga del todo clara.
La película es buena por su sobriedad, densidad y seca belleza dialogada bien escrita e interpretada y correcta modestamente dirigida, pero lo dicho, se ajusta humilde mansamente a la norma, reclinatorio, hincada de hinojos, es sobre todo una obra divulgativa, pedagógica o didáctica, ese aspecto tiene mucho más peso que el meramente artístico que aquí es más un medio, aunque, a su modo estoico, preciso y certero, bien resuelto, que un fin en sí mismo, y de ahí no se sale o pasa ni un centímetro.
Es una recreación perfecta y académica de los últimos días idas y pensamientos vueltas venidas del bueno de Sócrates que cae en lo mismo que todas estas hagiografías, Unamunianas, y es que hacen lo contrario que ensalzan, sea, santifican/canonizan a personajes, como este es el caso, que ellos justamente se dedicaban a derribar/cuestionar santos o cánones, esa contradicción (como la forma física que decía el zapatones, otro filósofo antiguo de raigambre y alto copete) de base o raíz que aquí o en esta ocasión la pintan calva es palmaria, lo cual no quita, impide o es óbice ni oboe o flauta cortapisa ni niega el verdadero valor de esta obra tan rica y variada sobre sus ideas y movidas, dimes y diretes, miradas o mierdas aunque, siempre, y eso hay que tenerlo muy en cuenta, partiendo de la visión muy idealizada que nos ha llegado a través de los escritos que hicieron sus amigos o admiradores discípulos y otras malas buenas hierbas. Vale. De acuerdo.
En cuanto a sus filosofías, vale como método terminator dinamitero de mendaces charlatanes y fatuos vanos, de caraduras, sinvergüenza y gilipollas, de necios e hijosputa, a paladas, a trillones, haberlos haylos, antes, ahora y siempre, de mentiras y supercherías, no tanto, ni mucho menos, cuando él mismo llega a conclusiones o niega otras de forma un tanto gruesa y superficial, a grandes rasgos o pasos agigantados, saltando sobre posibles recuestionamientos o matices, mayores sutilezas o contradicciones, revueltas o dudas con demasiada facilidad un poco/mucho tramposamente, se podría poner muchos ejemplos, pero cuando habla de la inmortalidad del alma podría ser un caso, dice o comenta que como es la que da la vida al cuerpo, no puede acarrear o suponer o conllevar muerte, por lo tanto, como tienes alma y cuerpo, cuando muere el cuerpo, el alma vive para siempre... y ya está, hombre..., o cuando dice que no puede causar o difundir el mal a sus discípulos porque todo mal supone hacer mal siempre y ese mal que él difunde le acabaría pasando factura, supuestamente le volvería, como un búmeran, a él por parte de su claque escuchante mal influenciada... y ya está, hombre, claro, saca conclusiones lógicas, pero, cada una de esas premisas o pasos previos que da por hechos, obvios y resueltos podrían ser deslindados, desgranados, atomizados, partidos o desmenuzados por mil otras cuestiones o posibilidades o negaciones o requiebros..., por lo tanto, ahí es cuando flojea, cuando hace lo que critica en los demás, cuando pasa del solo sé que no sé nada, que lo dice aquí un par de veces, al sí sé que sé algo y lo demuestro por mis cojones morenos, porque yo lo valgo y soy más chulo que un ocho y mira cómo, sin manos, razono, que el alma es inmortal o que no difunde el mal como ya hemos explicado, ya que se podría autoejercitar ejecutar a sí mismo cuestionando esos valores de la misma manera lógica como hace con los demás o el resto, con más motivo si cabe por honestidad intelectual dudar de uno el primero y de sus/tus propias certezas, y en esos casos, cuando afirma tal o cual cuestión, no parece que prime la búsqueda de la verdad ni mucho menos, sino que la verdad ya la tiene más que clara previamente, la inmortalidad del alma o la no maldad de sus intenciones enseñanzas, y solo la confirma mediante sus argucias o mañas razonadoras, es decir, se da la razón a sí mismo, porque, claro, se podría decir o cuestionar que sea necesario un alma para que el cuerpo cobre u obtenga vida, perfectamente, o que lo que da vida no pueda morir, o se podría decir que puedes causar mal a los otros pensando o creyendo hacerles bien y así hasta más allá y el infinito, por lo tanto, acierta cuando no acierta o acaba en pegunta, en ironía, en demostración de la necedad o debilidad de los dogmas o prejuicios de los otros, no cuando sentencia o cierra felizmente sus propios apriorismos o ideas ya tan seguras y blindadas de antemano, mejor como bufón filosófico iluminador zumbón que como santón predicador superstar jesucristo, mejor evaristo que crucifijo.
Recomendable especialmente para todo aquel al que le suene o haya leído sobe el personaje en cuestión, pero no la tenga del todo clara.
La película es buena por su sobriedad, densidad y seca belleza dialogada bien escrita e interpretada y correcta modestamente dirigida, pero lo dicho, se ajusta humilde mansamente a la norma, reclinatorio, hincada de hinojos, es sobre todo una obra divulgativa, pedagógica o didáctica, ese aspecto tiene mucho más peso que el meramente artístico que aquí es más un medio, aunque, a su modo estoico, preciso y certero, bien resuelto, que un fin en sí mismo, y de ahí no se sale o pasa ni un centímetro.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
(En la línea de todo lo anterior) Lo mismo que se podría comentar sobre lo que dice de la maldad de la escritura como si fuese incompatible con la memoria o la (buena) oratoria, como si fuesen excluyentes ambos aspectos o ámbitos tan, en verdad, íntimamente relacionados, y no tiene por qué ser de ningún modo, incluso pueden potenciarse mutua recíprocamente, necesariamente así, o cuando habla del bien indudable del morir y parece que no comenta, ni le importa, nada de la situación en la que deja a los otros, a sus mismos hijos o esposa o a sus numerosos amigos seguidores como si solo existieran o fueran importantes en el mundo él o el bien que él con su ejemplo da o deja, legado, o con su conducta o filosofía, una visión, una vez más, muy reduccionista simplista de un asunto infinito al que le ha usurpado o vaciado de ingentes variables o puntos de vista para llegar a lo que ya tiene deicidido, morir, antes de empezar a explicarse, lo cual es o debería ser una opción personal, no una verdad o enseñanza, lo que nos lleva a lo mismo, falla, la película o el que así lo afirme con rotundidad, si trata, que sí, de plantearse o ponerse (a Sócrates) como ejemplo o modelo de conducta impecable, vidas de santos, estampitas, incienso, camino o loor de gloria, a seguir, que no, acierta cuando niega el modelo de los demás, que también o tampoco, ya que nadie es solo ideas, bien y verdad, es muchas otras cosas mas juntas y revueltas y en lucha y negociación constante, es, para empezar, todos los demás, la mujer y tus hijos ¿o no?, y es, la duda, el no tenerla tan claro como aquí dan a entender que sí que la tiene él (siempre, nunca se le mueve un músculo de la cara ni le tiembla el pulso o un pelo, Clint Eastwood con la pistola, Maroto y la moto), me muero, qué bien, no lloren ni armen espectáculo, vamos.
En lo que sí que está bien es en lo que le acusan, en las risas sobres los dioses y los sacrificios, eso sí, todo, hasta lo más sagrado u obvio o repetido consabido y dado por seguro por el mundo y el demonio y el pueblo debe ser puesto en la picota y la broma, de hecho, así acaba mejor que nunca, con humor, bravo.
(Por otro lado, queda o quede claro, el asunto de los esclavos, lo daban por hecho o por supuesto, ¿cómo nos quedamos, con el culo prieto, hacemos aspavientos, nos subimos por las paredes, lloramos, nos arrancamos los pelos del pecho de los derechos humanos?, ah, y no eran precisamente negros, ¿susto, trato, a la grande órdago?)
En lo que sí que está bien es en lo que le acusan, en las risas sobres los dioses y los sacrificios, eso sí, todo, hasta lo más sagrado u obvio o repetido consabido y dado por seguro por el mundo y el demonio y el pueblo debe ser puesto en la picota y la broma, de hecho, así acaba mejor que nunca, con humor, bravo.
(Por otro lado, queda o quede claro, el asunto de los esclavos, lo daban por hecho o por supuesto, ¿cómo nos quedamos, con el culo prieto, hacemos aspavientos, nos subimos por las paredes, lloramos, nos arrancamos los pelos del pecho de los derechos humanos?, ah, y no eran precisamente negros, ¿susto, trato, a la grande órdago?)
26 de septiembre de 2022
26 de septiembre de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
De cuando Rossellini dejó el cine e hizo, para la televisión, una serie de telefilmes, que querían ser didácticos sobre personas relevante del mundo del pensamiento y de la religión.
El problema era la ambientación. Resultó digna en el caso de Pascal, Descartes y Luis XIV. En cambio en El mesías y en Hechos de los Apóstoles queda muy pobre e incluso el guión no estaba a la altura.
Esta, de Sócrates, tiene un buen guión -que le debe casi todo a Platón-, pero la ambientación, una Atenas recreada, es un decir, en Patones de Arriba resulta casi ridícula.
Muchos actores no profesionales y de simple relleno. Se salva la actuación de Jean Sylvère como Sócrates. Y hacer de la mujer Xantipa, de la que no se sabe casi nada, un personaje que comprende finalmente a Sócrates me parece un gran acierto de ficción.
Esta película, con una mejor producción, hubiera sido una obra maestra.
El problema era la ambientación. Resultó digna en el caso de Pascal, Descartes y Luis XIV. En cambio en El mesías y en Hechos de los Apóstoles queda muy pobre e incluso el guión no estaba a la altura.
Esta, de Sócrates, tiene un buen guión -que le debe casi todo a Platón-, pero la ambientación, una Atenas recreada, es un decir, en Patones de Arriba resulta casi ridícula.
Muchos actores no profesionales y de simple relleno. Se salva la actuación de Jean Sylvère como Sócrates. Y hacer de la mujer Xantipa, de la que no se sabe casi nada, un personaje que comprende finalmente a Sócrates me parece un gran acierto de ficción.
Esta película, con una mejor producción, hubiera sido una obra maestra.
21 de abril de 2022
21 de abril de 2022
2 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
237/37(21/06/21) Curioso telefilm humanista de la RAI dirigido hace medio siglo por el transalpino Roberto Rossellini, con guión propio junto a Marcella Mariani (“La mujer del lago”), adaptando varios diálogos de Platón de la Rochefoucauld, incluidos The Apology, Euthyphro, Crito y Phaedo, centrándose en el ocaso de la vida del filósofo heleno donde en Atenas en el S.V.a.C. es acusado por Meletus de educar tóxicamente (de modo ateo) a jóvenes por lo que pende sobre él la pena de muerte. Rossellini dirigió una serie de biografías en los años sesenta y principios de los setenta, todas las cuales giraban en torno a personajes históricos famosos (Cristo, Pascal, Descartes, Sócrates, San Francisco, San Agustín, el rey Luis XIV, Giuseppe Garibaldi y un proyecto no realizado sobre Marx), y todo lo cual utilizó una estética escasa y despojada que revocó la pompa y la pompa típicamente atribuidas a tales personajes.
Esta que me ocupa es una recreación muy frugal, sobria, austera, vamos, lo que se dice muy pobre de medios, rodándose en Patones Arriba, una ciudad de España que se vistió para parecerse a Atenas (no pudo realizarse en Grecia debido a la dictadura), sintiéndose todo esto muy falso como Atenas, donde nos cuelan un Acrópolis en el fondo que canta a telón a leguas, con una figura de la diosa Atenea que da lástima como destila cartón piedra, con un vestuario que parece en sus túnicas tan cortitas propio de pelis porno.
Donde la cinta tiene su fuerte es en la actuación de un desconocido para mí como el parisino Jean Sylvere, dando vida a un mesurado Sócrates, un idealista con carisma, personalidad, sutilidad, transmitiendo calma, proyectando reflexión, tipo con principios rígidos, capaz de con su proverbial labia dar la vuelta a cualquier argumento, escudriñando sus contradicciones, con ‘cónclaves’ con sus seguidores en los que irradia sabiduría majestuosa. Y esto el actor lo encarna con una naturalidad asombrosa. Eso sí en lo que es una hagiografía del mítico griego, donde claramente Rossellini lo enfoca cual Jesús con sus discípulos a los que siempre está aleccionando con su visión buenista del mundo, donde todo esta alegoría emparentada con la Pasión de Cristo se atomiza en el rush final donde incluso aparece un cáliz del que bebe en su ‘ultima cena’. Aparte del protagonista solo Anne Caprile como Jantipa (mujer de Sócrates) tiene algo de peso, con esa entrada en escena discutiendo con su esposo porque lo había mandado a por pan y volvió dos días después (tras pasarlo con sus estudiantes en el desierto), y lo que es peor, sin pan, pero termina difuminada en el final.
Ello en un relato basado en diálogos constantes, que se producen o bien paseando por esta ‘singular’ Atenas o sentados alrededor del protagonista que da sus homilías, donde apenas pasa nada, más allá de su consabido final. Sócrates se toma su destino de modo flemático sin hacer dramas, afrontando su aciago futuro con resignación. Asimismo todo la intrahistoria de enfrentamiento entre Atenas y Esparta me resulta muy difusa y regularmente explicada para un no versado en lo que ocurrió, parece lo dan por sabido y pasan livianamente sobre ello. Tiene su clímax en el parlamento de Sócrates durante su juicio, pero todo esto me ha sido más académico de arte y ensayo para mostrar a los estudiantes que una película con una narración sólida.
Me resulta bastante extraño el modo en que es acusado por un Don Nadie, sin que le detengan simplemente es convocado a juicio, donde el pueblo vota si mandarlo ejecutar o no, lo asambleario llevado al absurdo. En lo que me ha parecido una ácida crítica a la democracia cuando las mayorías sirven para aplastar la individualidad. Luego Sócrates acepta su sino de modo estoico, sin intentar driblarlo, es lo que ha querido su pueblo y ‘pá lante’ (¿?); También me ha resultado llamativo como era tema de debate entonces la educación y su importancia en el aleccionamiento político, o incluso religioso o ateo.
Esta que me ocupa es una recreación muy frugal, sobria, austera, vamos, lo que se dice muy pobre de medios, rodándose en Patones Arriba, una ciudad de España que se vistió para parecerse a Atenas (no pudo realizarse en Grecia debido a la dictadura), sintiéndose todo esto muy falso como Atenas, donde nos cuelan un Acrópolis en el fondo que canta a telón a leguas, con una figura de la diosa Atenea que da lástima como destila cartón piedra, con un vestuario que parece en sus túnicas tan cortitas propio de pelis porno.
Donde la cinta tiene su fuerte es en la actuación de un desconocido para mí como el parisino Jean Sylvere, dando vida a un mesurado Sócrates, un idealista con carisma, personalidad, sutilidad, transmitiendo calma, proyectando reflexión, tipo con principios rígidos, capaz de con su proverbial labia dar la vuelta a cualquier argumento, escudriñando sus contradicciones, con ‘cónclaves’ con sus seguidores en los que irradia sabiduría majestuosa. Y esto el actor lo encarna con una naturalidad asombrosa. Eso sí en lo que es una hagiografía del mítico griego, donde claramente Rossellini lo enfoca cual Jesús con sus discípulos a los que siempre está aleccionando con su visión buenista del mundo, donde todo esta alegoría emparentada con la Pasión de Cristo se atomiza en el rush final donde incluso aparece un cáliz del que bebe en su ‘ultima cena’. Aparte del protagonista solo Anne Caprile como Jantipa (mujer de Sócrates) tiene algo de peso, con esa entrada en escena discutiendo con su esposo porque lo había mandado a por pan y volvió dos días después (tras pasarlo con sus estudiantes en el desierto), y lo que es peor, sin pan, pero termina difuminada en el final.
Ello en un relato basado en diálogos constantes, que se producen o bien paseando por esta ‘singular’ Atenas o sentados alrededor del protagonista que da sus homilías, donde apenas pasa nada, más allá de su consabido final. Sócrates se toma su destino de modo flemático sin hacer dramas, afrontando su aciago futuro con resignación. Asimismo todo la intrahistoria de enfrentamiento entre Atenas y Esparta me resulta muy difusa y regularmente explicada para un no versado en lo que ocurrió, parece lo dan por sabido y pasan livianamente sobre ello. Tiene su clímax en el parlamento de Sócrates durante su juicio, pero todo esto me ha sido más académico de arte y ensayo para mostrar a los estudiantes que una película con una narración sólida.
Me resulta bastante extraño el modo en que es acusado por un Don Nadie, sin que le detengan simplemente es convocado a juicio, donde el pueblo vota si mandarlo ejecutar o no, lo asambleario llevado al absurdo. En lo que me ha parecido una ácida crítica a la democracia cuando las mayorías sirven para aplastar la individualidad. Luego Sócrates acepta su sino de modo estoico, sin intentar driblarlo, es lo que ha querido su pueblo y ‘pá lante’ (¿?); También me ha resultado llamativo como era tema de debate entonces la educación y su importancia en el aleccionamiento político, o incluso religioso o ateo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
'Sócrates en su cueva/presidio es el que tiene que ejercer su propia ejecución, bebiendo de una copa cicuta. Ello mientras dialoga con sus discípulos tristes, a los que anima diciéndoles serenamente que fue condenado a muerte de nacimiento y que solo está siguiendo el curso de vida. Tras lo que tras ingerir el veneno, (como le han dicho) camina para que el tóxico circule rápidamente por sus venas, luego al notar las molestias se tumba a esperar la muerte, rodeado de sus seguidores.' [Dixit]
El director esboza una adaptación libre desde el punto de vista cronológico: narra momentos típicos de la vida social de la Atenas de finales del siglo V a.c. entre hechos acaecidos en los diálogos platónicos e inserciones del anecdotario elaborado por D. Laercio (como la simpática alusión socrática a la relación causal entre las broncas de su mujer, Jantipa, y las cuestiones meteorológicas). Los diálogos platónicos están tratados con brevedad y síntesis, y podemos encontrar algunos como: "Eutifrón", o de la Sanidad, "Hippias Mayor", o de lo Bello"; "Apología de Sócrates", "Critón", o del Deber", "Fedón", o del Alma"; etc. Relacionado con lo anterior, existe un momento crucial de recreación libre por parte del director: uno de los "alumnos" del protagonista le reprocha, a cuenta de las vicisitudes de la gobernanza de la ciudad, que su discípulo Platón defiende que el gobernador de la polis debe ser necesariamente filósofo. Esta teoría es cierta, pero es presentada en el diálogo de madurez "La República", o de lo Justo, escrita décadas posteriores a la muerte de Sócrates. En ese momento, al parecer, Platón sólo era un jovencillo aspirante a poeta que acababa de conocer el método de su maestro.
Es una película sobre todo recomendable a los degustadores de la filosofía, sobre todo de la histórica griega, los que quieran ver un metraje con ritmo y que te renueva en el asiento, se decepcionaran de modo homérico.
El director esboza una adaptación libre desde el punto de vista cronológico: narra momentos típicos de la vida social de la Atenas de finales del siglo V a.c. entre hechos acaecidos en los diálogos platónicos e inserciones del anecdotario elaborado por D. Laercio (como la simpática alusión socrática a la relación causal entre las broncas de su mujer, Jantipa, y las cuestiones meteorológicas). Los diálogos platónicos están tratados con brevedad y síntesis, y podemos encontrar algunos como: "Eutifrón", o de la Sanidad, "Hippias Mayor", o de lo Bello"; "Apología de Sócrates", "Critón", o del Deber", "Fedón", o del Alma"; etc. Relacionado con lo anterior, existe un momento crucial de recreación libre por parte del director: uno de los "alumnos" del protagonista le reprocha, a cuenta de las vicisitudes de la gobernanza de la ciudad, que su discípulo Platón defiende que el gobernador de la polis debe ser necesariamente filósofo. Esta teoría es cierta, pero es presentada en el diálogo de madurez "La República", o de lo Justo, escrita décadas posteriores a la muerte de Sócrates. En ese momento, al parecer, Platón sólo era un jovencillo aspirante a poeta que acababa de conocer el método de su maestro.
Es una película sobre todo recomendable a los degustadores de la filosofía, sobre todo de la histórica griega, los que quieran ver un metraje con ritmo y que te renueva en el asiento, se decepcionaran de modo homérico.
7 de noviembre de 2024
7 de noviembre de 2024
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esto parece teatro filmado y un peplum de los baratos pero aún así me ha gustado y me parece una digna filmación llevada a cabo por el mago Rossellini en su nativa italia en los años 70 ! ! BRAVO ! . . . el nivel de producción es muy parco y a veces da vergüenza ajena por la pobreza de los vestuarios etc. pero el film en sí está bien, es digno y merece la pena ! ! nunca fui muy fan de Sócrates el charlatán pero sí que entiendo un poco su FILOSOFÍA . . . eso de exponer continuamente la ESTULTICIA de los demás debió granjearle enemigos y el sabio lo pagó con su vida con lo cual no era tan SABIO ! ! la sabiduría nos dice que debemos evitar las iras ajenas y este hombre, muy al contrario y para su pesar, las encendía. Pobre diablo tan embargado por sus propias mentiras que su pueblo nunca le perdonó ! ja ja ja . . . no sé si es ejemplo de vida o qué ! pero a mí me parece que este viejo sátiro se mete en más charcos que una rana borracha ! casi como nuestro Santi Abascal o nuestro Alvise Pérez ja ja ja ! ejerce de sabio sin serlo y su sabiduría no le sacó de su pobreza ni a él ni a su familia ! eso del juicio público más bien parece un episodio del Sálvame o una votación de las de El Gran Hermano VIP de tele 5 y ya sabemos quién sale perdiendo. Él intenta defenderse a sí mismo y no se le ocurre otra cosa que dejar en evidencia al TRIBUNAL lo cual no termina para nada bien evidentemente . . . pues qué sabio que fuiste granuja !!
Bueno, bromas aparte, la película deja ver su antigüedad en algunos momentos hasta el punto de sonrojarnos con decorados y vestuarios de RISA pero es amena y posee atmósfera y vida propia y cae bien casi como La Vida de Brian pero con menos guasa. La verdad es que no me aburrí y me mantuvo enganchado sin entrar mucho en sutilezas filosóficas. Este Sócrates no convence ni a su parienta así que imagínate al resto !! Sócrates fue maestro de Platón y éste de Aristóteles pero sus frases son galimatías sin mucho sentido que solo marean la perdiz y que nos hacen parecer idiotas cuando no lo somos así que a otro perro con ese hueso . . . viejo sabihondo !
La recomiendo porque es pasable y realmente hay pocas películas sobre filósofos pero me temo que aquí todo gira en torno al juicio y condena sin demasiada filosofía. La gran lección es que uno debe atenerse a las normas si quiere prosperar y no creo que sea muy sensato tener a todo tu pueblo en contra como hizo este señor. Esto no se lo deseo a nadie . . . las actuaciones son pasables pero, insisto, la figura de Sócrates queda en entredicho más de una vez a pesar de su vasta experiencia de abuelo cebolleta embaucando a jovencitos incautos hacia una idea de VIRTUD que sólo él conoce y tanto que la debe conocer de tan sobada que la tiene. ¡MILONGAS!
Será por haberla visto en versión original en italiano pero creo que yo a Sócrates también le hubiera condenado o por lo menos lo hubiera mantenido alejado de los puestos de poder por su charlatanería infumable y que no conduce a nada. Solo faltó que él ejerciera de juez de sí mismo ! PEDANTE ! Él solito se metió en problemas por ir contradiciendo a la autoridad de modo que, en cierta medida, él fue el artífice de su destino y él se lo buscó ! ¿Pero qué verdad buscabas Sócrates si no te salvaste ni a ti mismo? De verdad que me gustaría poder disculpar al viejo loco pero es que su MAYEÚTICA es un ardid INTRAGABLE y muy lejos de la verdadera filosofía. ¡Qué fácil ser sabio cuando tu mayor virtud es hacer parecer tontos a los demás! Sócrates ¿pero de qué vas? FIN.
Bueno, bromas aparte, la película deja ver su antigüedad en algunos momentos hasta el punto de sonrojarnos con decorados y vestuarios de RISA pero es amena y posee atmósfera y vida propia y cae bien casi como La Vida de Brian pero con menos guasa. La verdad es que no me aburrí y me mantuvo enganchado sin entrar mucho en sutilezas filosóficas. Este Sócrates no convence ni a su parienta así que imagínate al resto !! Sócrates fue maestro de Platón y éste de Aristóteles pero sus frases son galimatías sin mucho sentido que solo marean la perdiz y que nos hacen parecer idiotas cuando no lo somos así que a otro perro con ese hueso . . . viejo sabihondo !
La recomiendo porque es pasable y realmente hay pocas películas sobre filósofos pero me temo que aquí todo gira en torno al juicio y condena sin demasiada filosofía. La gran lección es que uno debe atenerse a las normas si quiere prosperar y no creo que sea muy sensato tener a todo tu pueblo en contra como hizo este señor. Esto no se lo deseo a nadie . . . las actuaciones son pasables pero, insisto, la figura de Sócrates queda en entredicho más de una vez a pesar de su vasta experiencia de abuelo cebolleta embaucando a jovencitos incautos hacia una idea de VIRTUD que sólo él conoce y tanto que la debe conocer de tan sobada que la tiene. ¡MILONGAS!
Será por haberla visto en versión original en italiano pero creo que yo a Sócrates también le hubiera condenado o por lo menos lo hubiera mantenido alejado de los puestos de poder por su charlatanería infumable y que no conduce a nada. Solo faltó que él ejerciera de juez de sí mismo ! PEDANTE ! Él solito se metió en problemas por ir contradiciendo a la autoridad de modo que, en cierta medida, él fue el artífice de su destino y él se lo buscó ! ¿Pero qué verdad buscabas Sócrates si no te salvaste ni a ti mismo? De verdad que me gustaría poder disculpar al viejo loco pero es que su MAYEÚTICA es un ardid INTRAGABLE y muy lejos de la verdadera filosofía. ¡Qué fácil ser sabio cuando tu mayor virtud es hacer parecer tontos a los demás! Sócrates ¿pero de qué vas? FIN.
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