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Tenemos que hablar de Kevin

Drama. Thriller Eva, una mujer satisfecha consigo misma, es autora y editora de guías de viaje. Casada desde hace años con Franklin, un fotógrafo que trabaja en publicidad, decide, con casi cuarenta años y tras muchas dudas, tener un hijo. Así nacerá Kevin. Pero, ya desde el principio, empiezan a surgir dificultades... Adaptación de la novela homónima de Lionel Shriver. (FILMAFFINITY)
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Críticas 179
Críticas ordenadas por utilidad
6 de mayo de 2013
50 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
Menuda película elegí yo para el día de la madre! Eso es tener ojo clínico y lo demás es tontería. Hombre, es cierto que la historia va de la relación de una madre con su hijo. Una relación un tanto peculiar pero bueno, indiscutiblemente maternofilial. No sé por qué, cuando la estaba viendo se me vinieron a la cabeza unas sevillanas que cantaba un amigo mío hace un montón de años, que decían algo así como : “No le pegues más ar niño que ya ha aparesío er meshero”.

Quién no se ha preguntado alguna vez cómo deben sentirse los padres de un psicópata. Echando mano de la palpitante actualidad, quién no se ha preguntado por ejemplo cómo deben sentirse los padres de José Bretón, el tipo que mató y quemó a sus dos hijos para vengarse de su mujer. O cómo deben sentirse los padres de aquel sujeto que entró en un cine y se cargó a nosecuantos chavales que estaban viendo Batman. O los padres de un pederasta que haya violado y asesinado a uno o varias chiquillos.

Quién no se ha preguntado si se ven venir estas cosas en un hijo o pasan de sopetón y te pillan totalmente por sorpresa. Si se culpan a sí mismos esos padres. Cómo pueden seguir viviendo después. Si continúan queriendo al hijo o reniegan de él. Si piensan que si lo hubieran educado de otra manera podrían haber evitado la tragedia. Cómo se enfrentan al rechazo de la sociedad. Todos podemos imaginar cómo se sienten los padres de una víctima, pero es mucho más complicado, mucho más terrible si cabe imaginar cómo deben sentirse los padres de un verdugo cabrón hijodeputa.

Es probable que todas estas preguntas no tengan una sola respuesta y que cada caso sea un mundo, una pesadilla diferente. Lynne Ramsay intenta entrar en una de estas historias y nos plantea el enfrentamiento entre una madre (magnífica Tilda Swinton) y un hijo (inquietante Ezra Miller), un hijo que da verdadero miedo y que da muestras desde su más tierna infancia de tener una personalidad "rarita". Sin embargo es la madre la única realmente consciente de la anormalidad del niño; es ella la única que ve la maldad intrínseca del crío y que le teme, y además es ante ella ante la única que él se muestra como realmente es.

La historia es terror puro, tal vez el terror más intenso que puede haber porque es real, porque te planteas que es algo que le podría ocurrir a cualquiera, porque no estamos hablando de ectoplasmas o de marcianitos verdes sino de personas que están ahí, en cualquier parte, que existen, que pueden ser tus vecinos, o aún peor, tus propios hijos.

La película podría haber sido sobresaliente si no fuera por esa profusión de saltos en el tiempo que Ramsay se gasta y que son verdaderamente mareantes (Qué hartura de delirios videocliperos, pordiosssss), sobre todo lo que es la primera media hora hasta que ya consigues situarte, más que nada guiándote por el corte de pelo de Tilda Swinton (corto pasado, largo presente). Sinceramente no creo que haya necesidad de tanta tontería para contar una historia, mucho menos tan apasionante como ésta.

Desde luego es la película-anticonceptivo ideal. No creo que nadie se atreva a arriesgarse a traer al mundo a una criatura como Kevin. Para los que se estén pensando lo de la paternidad, ni se os ocurra verla; puede haceros desistir para siempre. O casi mejor, vedla.
Talía666
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17 de febrero de 2015
41 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos en presencia de una película distinta, que aborda el tema de la maternidad desde otro sitio, no el idílico y dadivoso que nos ha enseñado el cine. Aquí la maternidad no es hermosa ni adorable ni el hijo es querido y mucho menos disfrutado.
Este es el lado B de ser madre, la parte tumultuosa y desgastante que jamás te cuentan que sucede y que si, pasa, nos pasa y nos pasó a muchas madres. Lo demás en el spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Srita davidlynch
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7 de abril de 2012
36 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película es un auténtico puñetazo a nuestras conciencias que se pasan el día creyendo que las cosas malas pasan por alguna razón, cuando se debía de pensar que las cosas malas ocurren porque sí, sin justificación ni razón alguna. Este angelito llamado Kevin, es malo, muy malo, ¿por qué?, pues no lo sabemos, sólo sabemos, que el chiquillo nació así para desgracia de su madre y del mundo que le rodea.
La película casi no tiene diálogos, pero lo que ves te lo dice todo a través de unas imágenes perturbadoras, inquietantes y con una ambientación deprimente y que te deja muy mal cuerpo.
Las interpretaciones de los actores son magníficas, comenzando por el papel de madre sufridora que hace Tilda Swinton, continuando por los tres excelentes actores que interpretan al angelito de Kevin, en sus tres etapas de su vida, y terminando por el papel de John C. Reilly cómo padre que no se entera ni del nodo de lo que está pasando en sus propias narices.
Aparte de relatarnos la convivencia entre madre e hijo, la historia también recoge una feroz crítica hacia una sociedad hipócrita, malvada y retorcida, que lincha con saña al más débil, en éste caso a la madre, que poca culpa tiene de haber parido a un hijo cabrón.
Ulyses
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3 de abril de 2012
42 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un hijo que necesita a su madre.
Una madre que necesita a su hijo. Se odian.

Una madre destinada a legar al mundo su propia oscuridad en forma de vástago.
Un vástago llegado del caos y destinado al caos. Se comprenden.

Un apunte: Kevin es el más malvado de los niños malvados que han existido en la historia del cine. Pero Kevin no es un Damien, no es hijo del diablo; es un hijo de su madre. ¡Y se quieren!
Neathara
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19 de marzo de 2012
23 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película de Lynne Ramsay tiene la particularidad de dejar ese regusto amargo y esa angustia contenida dentro de nosotros tras su visionado. Es, básicamente, una cinta de terror dentro del cascarón de una familia aparentemente normal, donde la aparición de un miembro más de la familia hara temblar y posteriormente derrumbarse la cordura que existía en el núcleo, especialmente la de la madre, interpretada por una acertadísima Tilda Swinton.
Ya desde el principio se adivina que el rojo va a ser el color elegido por Ramsay. Los momentos clave de la historia estarán teñidos de ese color predominante, que presagia diferentes escenas y casi nunca nada bueno. John C. Reilly como el padre, está bastante correcto en su papel teniendo en cuenta lo secundario del mismo, ya que todo se centra en el papel de Swinton.

Todos sabemos que algo le pasa a Kevin y la directora no se hace de rogar para mostrarlo. Kevin no es un niño normal, existe una disfunción, y el deterioro mental de la madre ante este proceso es evidente. El mero hecho de tener una segunda hija deja patente la insatisfacción del personaje de Swinton. Siente rechazo, aunque ella rebusque dentro de sí misma cómo desechar ese sentimiento. El nacimiento de la niña puede redimirla y renovar todo ese bagaje que ha provocado Kevin, o eso cree ella. La libertad personal y de la pareja se ve truncada día tras día por las acciones de un niño que según crece, es más retorcido e inestable.
El relato de Ramsay no es nuevo, pero la aterradora forma de contarlo, y la confusión que tiene el espectador durante la primera media hora de la cinta, con escenas que mezclan el futuro con el pasado, tiene al final sentido. Todas las piezas encajan, y el desenlace final estalla en una espiral de violencia que se presagiaba a medida que íbamos conociendo la personalidad de Kevin.
Desde luego, es una cinta que puede alejar la idea de tener hijos de la cabeza de cualquier mujer, desde el momento que uno se da cuenta de que le puede pasar a cualquiera. Resulta algo incómodo si se piensa, como incómoda se hace la película por lo perturbador de su guión a medida que conocemos más de esta familia.
El personaje que interpreta Tilda Swinton es, sencillamente, infelicidad. Infelicidad por ser madre, o por lo que ella creía que significaba y lo que es ahora, por la inmensa incomunicación con Kevin y los desacuerdos con su marido (que resulta ajeno al problema desde el primer momento), por su coaccionada libertad, por su vacío vital. Es una angustia casi palpable por el espectador y que provoca esa misma sensación en él. Y al final, un gran y oscuro vacío.

Una pesadilla del mundo actual donde, al finalizar, sólo podemos contestar sin atisbo alguno de sonrisa en nuestros rostros ..."Hijos? no, gracias"
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miguel Moreno
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