La serie sale adelante gracias al talento actoral de Jessica Chastain y Óscar Isaac. Es, prácticamente, un cara a cara entre los dos personajes, un careo a pareja abierta, y la tensión entre los personajes queda inexorablemente al descubierto. Se juega con el clímax, el anticlímax, y en cada capítulo encontramos un punto de inflexión que destartala y hace crujir la relación. Sin embargo, por momentos, el espectador queda enmarañado en pastosas discusiones y febriles desencuentros, que son a veces reiterativos. El drama, la bipolaridad, las idas y venidas, acaban siendo exagerados y excesivos. Sobredosis de drama que pone a la relación en el disparadero del gran salto mortal al vacío.

No tuve la suerte de ver la obra original en la cual está basada esta ADAPTACION (más adelante contaré por qué las mayúsculas), pero estoy seguro que el director sueco Ingmar Bergman hizo un gran trabajo. Esta nueva versión viene de la mano del israelí Haga Levi, quién nos trajo “En Terapia”. Una serie cortita y muy potente, con un aire teatral hermoso y con dos protagonistas que logran llevarnos por todo lo que le sucede a esta pareja.

Cada episodio comienza con imágenes del rodaje, cuando alguno de los protagonistas llega o situaciones similares, para darle comienzo a la ficción. Este recurso al principio me parecía confuso, no terminaba de entender por qué lo utilizaba, pero con el correr de los episodios entendí (o al menos eso creo) que era para separar un poco la ficción con la realidad, para que ese toque tan teatral que tiene la serie se marque más. Los capítulos 2, 3 y 4 para mí podrían ser tranquilamente una obra de teatro, hay mucha potencia en esas escenas, suceden en una sola locación y sólo están en pantalla nuestros protagonistas, no dejaba de imaginarme esa obra teatral con algunos intervalos, hermosa.

La historia transcurre a lo largo de unos años, no me terminó de quedar claro cuántos, pero tampoco es relevante. Te van dando pistas de cuánto tiempo pasó en diálogos o con la edad de la pequeña hija de este matrimonio. Es muy potente todo lo que sucede en la serie, los altibajos de un vínculo de muchos años que tienen una pequeña hija. Ver cómo se quieren, ver cómo se odian…está todo muy bien realizado, transmite muchísimo en todo momento.

Toda esta historia no podría tener el poder que tiene si no fuera por sus dos protagonistas, creo que el casting está muy bien realizado. Jessica Chastain es una gran actriz, y acá nos muestra muchos motivos de porqué lo es, nos dice tanto con sus miradas, sus silencios, sus expresiones…con todo lo que hace. Oscar Isaac no se queda atrás, si Chastain no hubiese tenido al lado a un actor como Oscar, quizás lo tendría que haber remado ella solita, pero por suerte le pusieron a un gran actor que está a la altura, verlos a ellos dos en escena me pareció hermoso y muy bien logrado.

Como dije antes, esa ambientación teatral que tiene la serie me encantó, la fotografía está muy bien, es excelente cómo las cámaras acompañan cada situación. Hay algunos episodios que parecen filmados de un tirón, sin pausa, y eso me parece genial, porque hay que tener un alto conocimiento, mucho ensayo para que se pueda lograr. No me terminó de convencer el último episodio, creo que podría haber terminado en el 4 y estaba bien, me pareció el más flojito de todos. El guion tampoco es perfecto, tiene algunos agujeros, algunas situaciones medio tiradas de los pelos. Pero es una notable serie que nos muestra una intimidad que no muchas series o películas pueden lograr.

Mi recomendación: Notable serie, cortita, profunda e íntima.

Mi puntuación: 8/10

Donde Verla: HBO Max

Tiempo invertido: 1 temporada, 5 episodios. 55-67 minutos.

"Secretos de un matrimonio" no es una serie que se vea con ligereza. No porque le falte interés, sino porque remueve sentimientos y expone situaciones que pueden resultar demasiado reales. Cada episodio es una ventana abierta a la intimidad de una pareja en crisis, y hay momentos en los que cuesta mirar sin sentirse incómodo.

Jessica Chastain y Oscar Isaac están increíbles. La conexión entre ambos actores es innegable. Logran que cada discusión, cada mirada y cada pausa cargada de tensión se sienta auténtica. En los episodios 2, 3 y 4, la serie alcanza un nivel de intensidad que deja huella. Algunas escenas golpean fuerte, los diálogos hieren como puñales y los silencios, lejos de ser vacíos, están cargados de significado.

En comparación con la versión de Bergman, esta adaptación moderniza algunos aspectos y suaviza otros. Para algunos, eso puede restarle impacto, pero sigue siendo una historia dura y honesta. Es un reflejo de las relaciones de hoy, con todos sus matices y contradicciones.

No es una serie para todo el mundo ni para cualquier momento. Pero si te enfrentas a ella con la mente abierta, Secretos de un matrimonio ofrece una mirada brutalmente honesta sobre el amor, la ruptura y lo difícil que es dejar ir.

Perfecta fotografía, cuidada puesta en escena, casi teatral, perfecto baile de sentimientos, dolor, consuelo, amor y pasión. Conecta con el espectador en cada capítulo usando al propio actor fuera del traje del personaje e introduce la historia de una manera tan sutil que apenas se es consciente de estar viendo una interpretación. Ambos actores están sublimes en sus interpretaciones, desprovistos de cualquier armadura, muestran complicidad y valor a la hora de afrontar sus personajes. Merece la pena verla.

Basada en una de las películas más conocidas del genio Ingmar Bergman, HBO hace esta miniserie como una readaptación (no como un remake) de la idea del director sueco. Hay algunas diferencias notables entre la obra original y esta miniserie, la primera es que el nombre realmente es Scenes from a Marriage, se traduce a secretos a español para darle más vínculo con la obra de Bergman, pero realmente la traducción literal y correcta que debe utilizarse es Escenas, y calza muy bien en esa renovación tecnológica de saber que estamos en un mundo rodeados de cámaras, que la intimidad tristemente no es algo tan natural en medio de nuestro día a día y relaciones interpersonales. Por eso es muy significativo como empiezan algunos capítulos y como termina el último. Aclarado ese punto, un aspecto que hay que destacar es el maravilloso trabajo actoral de Jessica y Oscar, ambos en un tour force natural y pasional, que hace que la cámara desaparezca para que los espectadores seamos testigos de ese rompimiento, de ese volver, de esos nombres impropios, ahí de nuevo la cámara es un elemento importantísimo para nosotros los espectadores. El trabajo de la pareja actoral, insisto es simplemente bestial, enchina la piel. Otro aspecto a destacar es la dirección de Hagai Levi un cineasta israelí para mi desconocido pero con un manejo de espacio escénico y recurso técnico envidiable. Para mí una revelación de la serie. Al final esta renovación de la serie de Bergman camina por el mismo sendero pero con sus diferencias de visión de mundo. Al final es claro que nosotros, los que estamos al otro lado de la cámara empatizamos con el filme porque casi todos hemos pasado por donde pasan los personajes, es cierto con diferente intensidad y complejidad pero todos (a) hemos sentido algo de lo que se dice y se muestra, ese conflicto de no saber querer, de estar encerrado en una rueda giratoria, eso de no entender el porqué sentimos lo que sentimos a pesar de que pasen los años. Esa realidad de que las relaciones de pareja son complejas y que cada una representa un mundo aparte se ve bien ejemplificado, la vida al final no es sencilla menos en estos temas, y como dice Oscar en una escena “está bien tener diferentes tipos de amores en la vida”. En lo que si no es tan redonda la mini serie para mi gusto es en la conclusión y como se llega a ella. Me gusta mucho que el producto no se ponga a juzgar la moralidad de sus personajes, pero el cierre parece precipitado, tal vez es porque la elipsis narrativa de un capítulo a otro es demasiado repentino. En todo caso un deleite de serie y sin duda se merece estar entre lo mejor de la televisión del 2021.