La linterna roja
1991 

8.0
12,114
Drama
China, años veinte. Tras la muerte de su padre, la joven de 19 años Songlian se ve forzada a casarse con Chen Zouqian, el señor de una poderosa familia. Él es un hombre de cincuenta años y tiene ya tres esposas, cada una de las cuales vive en una casa independiente dentro de un gran castillo. (FILMAFFINITY)
5 de agosto de 2010
5 de agosto de 2010
20 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Debo agradecer en primer lugar a mis circunstanciales “almas gemelas” por recomendarme esta joya visual.
Llama la atención saber que en su momento fue prohibida en China ya que interpretaron en ella una alegoría al autoritarismo del Partido Comunista.
Con una fotografía preciosista, una dirección impecable, actuaciones sobresalientes, decorados exquisitos y el hermoso palacio de Qiao, logran junto a un guión simple pero eficazmente original grabarse en la retina de cualquier cinéfilo.
Debo confesar que incluso la música, incomprendida por ignorancia en cuanto a lo oriental y muchas veces estridente para nuestros oídos, es impresionante.
En este lado del mundo es célebre el “machismo mexicano”, y este filme hace que uno se pregunte hasta qué extremos llegó en determinadas épocas y en diferentes locaciones el autoritarismo y el poder del hombre sobre la mujer, que por desgracia sigue existiendo y por suerte cada vez en menos lugares de nuestro planeta.
Aunque igual debo revelar que por momentos sentí envidia del “señor de la casa”, primero por tener tantas esposas y segundo por poder decidir con quién ir cada noche. ¡Hoy quisiera irme con la número tres!
Después de ver lo que sucede entre ellas, esa envidia se convierte en alivio.
Dr.Juventus
Llama la atención saber que en su momento fue prohibida en China ya que interpretaron en ella una alegoría al autoritarismo del Partido Comunista.
Con una fotografía preciosista, una dirección impecable, actuaciones sobresalientes, decorados exquisitos y el hermoso palacio de Qiao, logran junto a un guión simple pero eficazmente original grabarse en la retina de cualquier cinéfilo.
Debo confesar que incluso la música, incomprendida por ignorancia en cuanto a lo oriental y muchas veces estridente para nuestros oídos, es impresionante.
En este lado del mundo es célebre el “machismo mexicano”, y este filme hace que uno se pregunte hasta qué extremos llegó en determinadas épocas y en diferentes locaciones el autoritarismo y el poder del hombre sobre la mujer, que por desgracia sigue existiendo y por suerte cada vez en menos lugares de nuestro planeta.
Aunque igual debo revelar que por momentos sentí envidia del “señor de la casa”, primero por tener tantas esposas y segundo por poder decidir con quién ir cada noche. ¡Hoy quisiera irme con la número tres!
Después de ver lo que sucede entre ellas, esa envidia se convierte en alivio.
Dr.Juventus
8 de mayo de 2007
8 de mayo de 2007
18 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Zhang Yimou fue uno de los primeros orientales que traspasó fronteras y cautivó a los cinéfilos europeos. Con unos personajes llenos de fuerza y dualidades (sobre todo los femeninos) y una de las mejores fotografías jamás rodada, no era muy difícil que Yimou pasara a la historia del cine como uno de los grandes directores. Además, Yimou nos regaló también a una bella mujer oriental llamada Gong Li, con quien rodaría un total de siete películas hasta la fecha.
La tercera película de Yimou vuelve a ahondar en los sentimientos femeninos. Tanto, que incluso al hombre, marido rico con cuatro mujeres con quien pasar la noche, ni se le ve el rostro. Sólo percibimos su figura moverse de la casa de una esposa a la otra. Yimou embruja al espectador con sólo un decorado magníficamente fotografiado: el palacio del señor. Y dentro de éste, las mujeres, cada una con sus criadas y sus pensamientos, pasan los días y las noches no agraciadas con la linterna roja. Enrevesadas relaciones entre cuatro mujeres con un único objetivo: ser la favorita de un despiadado señor que se nos muestra sin un ápice de compasión.
Apunte personal: No entiendo por el afán de las concubinas de ser correspondida. De muy buen grado, dejaría que el marido se dedicara a jugar con mis hermanas.
La tercera película de Yimou vuelve a ahondar en los sentimientos femeninos. Tanto, que incluso al hombre, marido rico con cuatro mujeres con quien pasar la noche, ni se le ve el rostro. Sólo percibimos su figura moverse de la casa de una esposa a la otra. Yimou embruja al espectador con sólo un decorado magníficamente fotografiado: el palacio del señor. Y dentro de éste, las mujeres, cada una con sus criadas y sus pensamientos, pasan los días y las noches no agraciadas con la linterna roja. Enrevesadas relaciones entre cuatro mujeres con un único objetivo: ser la favorita de un despiadado señor que se nos muestra sin un ápice de compasión.
Apunte personal: No entiendo por el afán de las concubinas de ser correspondida. De muy buen grado, dejaría que el marido se dedicara a jugar con mis hermanas.
15 de mayo de 2009
15 de mayo de 2009
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
-Madre, lo he estado pensando… llevas días insistiendo, así que me casaré. Creo que es lo mejor.
-¿Y qué hombre has elegido?
-El que más me convenga. Siempre hablas de dinero… quizás un hombre rico.
-Si es rico, sólo serás su concubina.
-¡No me importa!, seré su concubina. Ese es el destino de las mujeres.
Con conversaciones semejantes a ésta, cada día, muchas mujeres dan el primer paso hacia el camino de la desgracia. “Mira hija toda$ la$ co$a$ que po$ee ¡es un partidazo!”. “¡Cásese mija, que al que tiene plata uno aprende a verlo bonito!”… Perfectas incitaciones a la ambición, a la entrega sin afecto, al comercio de la existencia… y cuando alguien se casa sin el esencial pre-requisito del amor, la infelicidad y la desdicha le darán la bienvenida en medio de la más insatisfactoria y huera abundancia.
Con una gran austeridad técnica, y conservando el más cuidadoso distanciamiento de la vacua intimidad y de las pesarosas desgracias que, de tanto en tanto, van anegando las vidas de cinco mujeres (incluida Yan) que han cedido su dignidad a la ambición, el director chino Zhang Yimou, logra un elocuente retrato centrando su historia en una época tan antigua como la de la dinastía Qing.
Parece que nada hubiera cambiado, excepto las palabras, los ambientes y los protagonistas. Pero, tantos años que van pasando... y el mismo círculo de los corazones invidentes sigue girando y girando con un total desconocimiento de la historia. ¡Nadie aprende por cabeza ajena!
Yimou, no muestra a las mujeres como inocentes víctimas, pues, bien que sabe que, cuando se ha entrado en la laguna de la ambición se accede también a la envidia, a los celos, a la mentira y a la felonía necesaria, para mantener o alcanzar el mísero poder con el que se viene soñando.
El señor de aquellas descarriadas damas es mantenido, a lo largo del filme, como una silueta sin rostro definido, pero, con una presencia claramente definible. Vaga y se comunica como un fantasma que sólo da órdenes, y complace de vez en cuando para congraciarse con sus cuatro damas. Talvez, Yimou desea que cada espectador traiga a su imaginación a aquel ser real que seguramente conoce y que actúa de manera semejante.
La edición es pausada, dándonos tiempo a sentir y a reflexionar. La fotografía, centrada básicamente en planos generales con gran profundidad de campo, recrea una mansión sombría y claustrofóbica donde sólo se encienden unas lámparas para indicar dónde, el señor, ha elegido tener intimidad. Las mujeres así, son sólo piezas de un juego y de un capricho que sólo se compensa con dinero, pero, allí los sentimientos no existen y el amor no ocupa su maravilloso lugar.
Con, <<LA LINTERNA ROJA>>, Zhang Yimou, deja perfectamente trazado un camino que lleva siempre hacia la perdición.
Título para Latinoamérica: ESPOSAS Y CONCUBINAS / LA LINTERNA ROJA
-¿Y qué hombre has elegido?
-El que más me convenga. Siempre hablas de dinero… quizás un hombre rico.
-Si es rico, sólo serás su concubina.
-¡No me importa!, seré su concubina. Ese es el destino de las mujeres.
Con conversaciones semejantes a ésta, cada día, muchas mujeres dan el primer paso hacia el camino de la desgracia. “Mira hija toda$ la$ co$a$ que po$ee ¡es un partidazo!”. “¡Cásese mija, que al que tiene plata uno aprende a verlo bonito!”… Perfectas incitaciones a la ambición, a la entrega sin afecto, al comercio de la existencia… y cuando alguien se casa sin el esencial pre-requisito del amor, la infelicidad y la desdicha le darán la bienvenida en medio de la más insatisfactoria y huera abundancia.
Con una gran austeridad técnica, y conservando el más cuidadoso distanciamiento de la vacua intimidad y de las pesarosas desgracias que, de tanto en tanto, van anegando las vidas de cinco mujeres (incluida Yan) que han cedido su dignidad a la ambición, el director chino Zhang Yimou, logra un elocuente retrato centrando su historia en una época tan antigua como la de la dinastía Qing.
Parece que nada hubiera cambiado, excepto las palabras, los ambientes y los protagonistas. Pero, tantos años que van pasando... y el mismo círculo de los corazones invidentes sigue girando y girando con un total desconocimiento de la historia. ¡Nadie aprende por cabeza ajena!
Yimou, no muestra a las mujeres como inocentes víctimas, pues, bien que sabe que, cuando se ha entrado en la laguna de la ambición se accede también a la envidia, a los celos, a la mentira y a la felonía necesaria, para mantener o alcanzar el mísero poder con el que se viene soñando.
El señor de aquellas descarriadas damas es mantenido, a lo largo del filme, como una silueta sin rostro definido, pero, con una presencia claramente definible. Vaga y se comunica como un fantasma que sólo da órdenes, y complace de vez en cuando para congraciarse con sus cuatro damas. Talvez, Yimou desea que cada espectador traiga a su imaginación a aquel ser real que seguramente conoce y que actúa de manera semejante.
La edición es pausada, dándonos tiempo a sentir y a reflexionar. La fotografía, centrada básicamente en planos generales con gran profundidad de campo, recrea una mansión sombría y claustrofóbica donde sólo se encienden unas lámparas para indicar dónde, el señor, ha elegido tener intimidad. Las mujeres así, son sólo piezas de un juego y de un capricho que sólo se compensa con dinero, pero, allí los sentimientos no existen y el amor no ocupa su maravilloso lugar.
Con, <<LA LINTERNA ROJA>>, Zhang Yimou, deja perfectamente trazado un camino que lleva siempre hacia la perdición.
Título para Latinoamérica: ESPOSAS Y CONCUBINAS / LA LINTERNA ROJA
8 de febrero de 2010
8 de febrero de 2010
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
No se puede dudar del talento de Zhang Yimou para crear auténticos cuadros. Composiciones de una perfeccion visual y de colorido deslumbrante nos sumergen poco a poco en la jaula de oro en que vive la protagonista de "La linterna roja". No hay movimientos espectaculares de cámara ni efectos de cara a la galería. A cambio nos ofrece inolvidables planos fijos que perduran en la memoria del espectador mucho tiempo después de haber visto la película.
Otro acierto del director es no mostrarnos la cara del protagonista masculino, despersonalizándole y relegándole así a un segundo plano. La importancia está en ellas, que son quienes sufren, sienten, odian... él es solo una ameba con dinero, un prototipo del tirano fuedal de la China de la época. Nada que merezca la pena ver de cerca.
¿Y qué decir de Gong Li? Pues eso, que está espléndida.
Otro acierto del director es no mostrarnos la cara del protagonista masculino, despersonalizándole y relegándole así a un segundo plano. La importancia está en ellas, que son quienes sufren, sienten, odian... él es solo una ameba con dinero, un prototipo del tirano fuedal de la China de la época. Nada que merezca la pena ver de cerca.
¿Y qué decir de Gong Li? Pues eso, que está espléndida.
30 de mayo de 2005
30 de mayo de 2005
17 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Zhang Yimou fue uno de los cineastas chinos (orientales, mejor), que abrieron el camino de la cinematografía de esa parte del mundo a Occidente, a través de su continua presencia (todavía vigente), en los principales festivales de cine, donde, muy a menudo, "mojaban" en el palmarés.
Con 'La linterna roja' recibió el León de plata en Venecia y es su obra maestra hasta la fecha, dentro de una filmografía de títulos también muy importantes como 'Semilla de crisantemo', 'La joya de Shangay' o 'Hero', con la que se alejaba de la sencillez narrativa y el costumbrismo intimista que hasta entonces había desarrollado.
'La linterna roja' cuenta una poderosa historia acerca de una mujer que llega al palacio de un gran señor para trabajar. Pero el señor ya tiene tres concubinas, y cada día elige a una de ellas para pasar la noche, mediante la colocación de una gran linterna roja en la puerta de la habitación de la mujer escogida. Este rito da lugar al título y provoca las mejores situaciones de la película, al reflejar la tensión y la rivalidad producida en las mujeres cada atardecer, cuando esperan en las puertas de sus habitaciones ver en cúal de ellas lucirá esa noche la lámpara.
Yimou filma con una elegancia y una sutileza extraordinaria esta fascinante historia, que solo cuenta con una localización, el majestuoso palacio del señor, al que nunca vemos directamente sino tan sólo su silueta, puesto que el cineasta nos está contando una historia de mujeres, que interpretan brillantemente todas sus actrices.
Con 'La linterna roja' recibió el León de plata en Venecia y es su obra maestra hasta la fecha, dentro de una filmografía de títulos también muy importantes como 'Semilla de crisantemo', 'La joya de Shangay' o 'Hero', con la que se alejaba de la sencillez narrativa y el costumbrismo intimista que hasta entonces había desarrollado.
'La linterna roja' cuenta una poderosa historia acerca de una mujer que llega al palacio de un gran señor para trabajar. Pero el señor ya tiene tres concubinas, y cada día elige a una de ellas para pasar la noche, mediante la colocación de una gran linterna roja en la puerta de la habitación de la mujer escogida. Este rito da lugar al título y provoca las mejores situaciones de la película, al reflejar la tensión y la rivalidad producida en las mujeres cada atardecer, cuando esperan en las puertas de sus habitaciones ver en cúal de ellas lucirá esa noche la lámpara.
Yimou filma con una elegancia y una sutileza extraordinaria esta fascinante historia, que solo cuenta con una localización, el majestuoso palacio del señor, al que nunca vemos directamente sino tan sólo su silueta, puesto que el cineasta nos está contando una historia de mujeres, que interpretan brillantemente todas sus actrices.
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