Otra variante de Jekyll y su interminable búsqueda de la dualidad entre el bien y el mal dentro del ser humano. Esta vez el buen doctor es un hombre apático y aburrido, casado con una mujer cínica y bastante malévola (la bella Dawn Addams) que lo engaña con su amigo endeudado por el juego (Christopher Lee en un papel menor y con pocas posibilidades de lucimiento). A su vez, el sr Hyde ya no es el horrible y vulgar malvado de siempre sino todo un caballero con encanto victoriano.

Con estas modificaciones se desarrolla una trama bastante simple, algo lenta y muy teatral. Para quienes vimos otras de las versiones de la novela de Stevenson, esta no tiene sorpresas ni algo que la destaque. Incluso la vivienda y laboratorio son espartanos, igual que el maquillaje (o la casi falta de) que diferencia los rostros del doctor y de Hyde. Apenas pasable, puede resultar simpática para completistas de las películas del buen Jekyll.

Como no he leído la novela solo me puedo basar en las sinopsis y por lo visto esta es una versión muy libre.
Lo peor: Paul Massie, su doble interpretación es involuntariamente caricaturesca y amanerada. La caracterización tampoco le ayuda. La película rellena con escenas innecesarias de cancán.
Como cierra las historias de casi todos los personajes.
Que no termina de tener claro qué quiere contar, al principio parece más un drama psicológico serio y después se va hacia el trailer truculento.
Lo mejor: supongo que el código de censura británico se había vuelto más laxo porque los diálogos y las escenas son mucho más explícitas que implícitas como venía siendo hasta entonces la línea de la Hammer, sobre todo en lo sexual.
Los parlamentos son muy cínicos, igual varias de las situaciones.
Las contradicciones y la adicción de Jekyll, su doble personalidad, la hipocresía de la sociedad victoriana, están bien retratadas.