JCVD
Thriller. Drama. Acción
Relato de semificción sobre Jean-Claude Van Damme, en el que el actor ironiza sobre su vida y su carrera cinematográfica, convirtiéndose en un personaje real que se encuentra en una situación ficticia, con unas consecuencias ficticias. El gran astro del cine de acción, JCVD, se encuentra disfrutando de un merecido descanso en Bruselas cuando sufre una repentina crisis existencial. De repente la gran estrella de cine que todos conocemos ... [+]
21 de septiembre de 2008
21 de septiembre de 2008
33 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
En anteriores críticas que hice sobre los últimos films de Van Damme, ya predije el resurgir del músculos de Bruselas, sus últimas películas, (El desafío de la muerte, Hard Corps, Justa venganza y Salvaje) ya dejaba entrever el cambio de una agotada estrella de acción a un futuro y prometedor actor, que sin tener que comparar con los astros del celuloide (Marlon Brando y compañía) si se podía hacer hueco entre otros de más baja índole (Clive Owen, Jude Law, Brendan Fraser) pero interesantes cinéfila mente hablando.
Espero que films como (El patrullero, En Territorio enemigo o Sin Control) sea el último de esa clase de acción de bajo presupuesto que tanto mal le hizo al actor, pues muchos films son verdaderamente buenos, claro que la horda de críticos que tiene, es igual o superior a la de los fans, ya que muchos votaran que son mala las películas de JCVD, sin apenas darle la opción de verlas.
Esta es muy recomendable, sobre todo interpretativamente hablando, ya que alejado de las explosiones y todo acto pirotécnico del momento que se vive en las pelis de acción, esta no se trata de uno de esos films, es algo más que el recuerdo del que una vez fue el más grande de todos los tiempos de películas de acción, con títulos sobradamente conocidos e imitados por sus fans y nuevas promesas en ese campo.
Aquí en su ciudad natal Bruselas, donde regresa para el descanso de una vida agotadora, de mentiras y tragedias personales, en su hogar, se dispone a descansar, pero un infortunio en forma de dinero le hace entrar a un banco, allí se está produciendo en atraco y el es un rehén más.
Aquí, nos emplaza este film, de no muy holgado presupuesto, pero muy bien llevado a cabo por su director.
Un Van Damme que hacía tiempo no se le veía interpretar de esta sublime manera, en esta película se le ve con ganas de agradar, nos cuenta su vida en un tono dramático y mirando al espectador y especialmente a los fans, como pidiendo perdón por sus films más casposos y hechos solo por el PUTO DINERO, habla sobre su principio y su ocaso y este, esperemos, sea otra vez el resurgir de la gran estrella que ha sido y será.
PD: Gracias por tu confesión JCVD.
Espero que films como (El patrullero, En Territorio enemigo o Sin Control) sea el último de esa clase de acción de bajo presupuesto que tanto mal le hizo al actor, pues muchos films son verdaderamente buenos, claro que la horda de críticos que tiene, es igual o superior a la de los fans, ya que muchos votaran que son mala las películas de JCVD, sin apenas darle la opción de verlas.
Esta es muy recomendable, sobre todo interpretativamente hablando, ya que alejado de las explosiones y todo acto pirotécnico del momento que se vive en las pelis de acción, esta no se trata de uno de esos films, es algo más que el recuerdo del que una vez fue el más grande de todos los tiempos de películas de acción, con títulos sobradamente conocidos e imitados por sus fans y nuevas promesas en ese campo.
Aquí en su ciudad natal Bruselas, donde regresa para el descanso de una vida agotadora, de mentiras y tragedias personales, en su hogar, se dispone a descansar, pero un infortunio en forma de dinero le hace entrar a un banco, allí se está produciendo en atraco y el es un rehén más.
Aquí, nos emplaza este film, de no muy holgado presupuesto, pero muy bien llevado a cabo por su director.
Un Van Damme que hacía tiempo no se le veía interpretar de esta sublime manera, en esta película se le ve con ganas de agradar, nos cuenta su vida en un tono dramático y mirando al espectador y especialmente a los fans, como pidiendo perdón por sus films más casposos y hechos solo por el PUTO DINERO, habla sobre su principio y su ocaso y este, esperemos, sea otra vez el resurgir de la gran estrella que ha sido y será.
PD: Gracias por tu confesión JCVD.
16 de diciembre de 2008
16 de diciembre de 2008
26 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre he tenido cierta debilidad por Jean Claude Van Damme, sin llegar a ser fan (hasta hoy), sus pelis (no todas) me resultaban entretenidas. En cuanto al guantazo, es uno de los mejores (sino el mejor), un estilista de las artes marciales.
Pero más aún, siempre defendí que Van Damme era algo más que un tío que sabe Karate, es un actor. Por supuesto que no es un De Niro, un Al Pacino, un Brandon etc. pero ni mucho menos es un tarugo bineuronal como Chuck Norris, Dolph Lundgren o (en menor medida) Steven Seagal. En películas como "Contacto Sangriento", "Kickboxer", "Soldado Universal" o "Blanco humano" se podía entrever que el tío tiene algo más. Sin embargo el tipo de películas, todas (salvo un par) de bajo presupuesto, no permitían alardes de ningún tipo y acabó cayendo en el semiolvido siendo carne de estrenos de videoclub.
En este mismo punto, llega "JCVD" (Mabrouk El Mechri, 2008). Estamos ante un peliculón de verdad, que desde ya mismo se convierte en película de culto. Personalmente la segunda mejor película de 2008, sólo superada por "Dark Knight".
El ACTOR, conocido como "Los músculos de Bruselas", realiza una interpretación (monólogo incluido) soberbia, desnudando su persona más allá del mito, reflexionando sobre su vida personal y su carrera. Su interpretación está a gran altura (por encima del nivel alcanzado nunca por muchos actores de éxito y reconocidos por muchos como buenos actores), tanto con los diálogos como con sus gestos (lejos de los excesos de algunas de sus películas) trasmite en cada momento las emociones del personaje a la perfección.
Si bien Van Damme está sublime y sobre el recae buena parte del peso de la película, el filme es algo más que una buena interpretación autobiográfica. El director elabora una película arriesgada, bastante peculiar, en alguna crítica he visto que la calificaban de bizarra y ciertamente es el adjetivo que mejor la describe. El hilo narrativo es poco habitual, la fotografía soberbia y el guión original, dramático en su conjunto pero con momentos de carcajada abierta y por momentos casi surrealista. Por último el reparto en su conjunto acompaña a las mil maravillas al mito belga, con personajes singulares bien llevados a pantalla.
Tras todo lo dicho, hay que lamentar la pobre distribución de la película en España.
Pero más aún, siempre defendí que Van Damme era algo más que un tío que sabe Karate, es un actor. Por supuesto que no es un De Niro, un Al Pacino, un Brandon etc. pero ni mucho menos es un tarugo bineuronal como Chuck Norris, Dolph Lundgren o (en menor medida) Steven Seagal. En películas como "Contacto Sangriento", "Kickboxer", "Soldado Universal" o "Blanco humano" se podía entrever que el tío tiene algo más. Sin embargo el tipo de películas, todas (salvo un par) de bajo presupuesto, no permitían alardes de ningún tipo y acabó cayendo en el semiolvido siendo carne de estrenos de videoclub.
En este mismo punto, llega "JCVD" (Mabrouk El Mechri, 2008). Estamos ante un peliculón de verdad, que desde ya mismo se convierte en película de culto. Personalmente la segunda mejor película de 2008, sólo superada por "Dark Knight".
El ACTOR, conocido como "Los músculos de Bruselas", realiza una interpretación (monólogo incluido) soberbia, desnudando su persona más allá del mito, reflexionando sobre su vida personal y su carrera. Su interpretación está a gran altura (por encima del nivel alcanzado nunca por muchos actores de éxito y reconocidos por muchos como buenos actores), tanto con los diálogos como con sus gestos (lejos de los excesos de algunas de sus películas) trasmite en cada momento las emociones del personaje a la perfección.
Si bien Van Damme está sublime y sobre el recae buena parte del peso de la película, el filme es algo más que una buena interpretación autobiográfica. El director elabora una película arriesgada, bastante peculiar, en alguna crítica he visto que la calificaban de bizarra y ciertamente es el adjetivo que mejor la describe. El hilo narrativo es poco habitual, la fotografía soberbia y el guión original, dramático en su conjunto pero con momentos de carcajada abierta y por momentos casi surrealista. Por último el reparto en su conjunto acompaña a las mil maravillas al mito belga, con personajes singulares bien llevados a pantalla.
Tras todo lo dicho, hay que lamentar la pobre distribución de la película en España.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Tiene escenas cómicas memorables: La del taxi; la inicial, tras acabar una secuencia de acción maratoniana, con el adolescente director asiático al mismo tiempor cómica y trágica; la patada del atracador fan intentando imitar a JCVD (digna de los mejores "videos de primera"); la del juicio con el abogado enumerando las fomas en que ha matado en sus pelis; la prolepsis (ficticia) casi al final en la que Van Damme se libra del atracador, etc.
6 de julio de 2010
6 de julio de 2010
21 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
(Dicen que no hay nada peor que saltar un precipicio en dos saltos.
O pasas el abismo de un brinco o te caes al fondo.)
Me rindo. Estoy a los pies de Van Damme. A los suyos y a los de esos visionarios que, como la Bestia Come Niños o Gafón de los Montes, intuían -no hay otra palabra plausible- intuían que el amigo Jean-Claude era un grande.
"JCVD" es una propuesta fascinante, en la que Van Damme acepta el reto de exorcizar sus demonios, de enfrentarse a sí mismo, de reflexionar sobre lo que le gustaría ser y de afrontar lo que realmente es. Y ese acto de máxima valentía sólo es propio de un grande.
El envoltorio de este experimento es una película humilde, con una trama ingeniosa aunque poco profunda. Diálogos y escenas brillantes se alternan con transiciones tediosas, travesías pantanosas que rellenan los vacíos entre Van Damme y Van Damme.
Por esas oscilaciones, "JCVD" es sobre todo una oportunidad desaprovechada. Van Damme está listo para todo, pero la trama tiembla, duda y se encalla. El film pierde ritmo, mientras él se sienta en una esquinita del plano y espera su turno. Él y todo el público, porque este experimento solamente tiene sentido cuando emerge Jean-Claude.
Van Damme convierte un subproducto visual en un film inolvidable. Ya sea mendigando un papel a su agente, quitando cigarros de la boca a un fan con una patada de las suyas o marcándose un monólogo frente a la cámara que, pese a quien pese, ya es historia del cine.
Tendría que haber salido una obra maestra. Y en la película sólo Van Damme está magistral.
Dicen que no hay nada peor que saltar un precipicio en dos saltos.
Pues Van Damme lo salta en uno, pero el resto de la película se queda en el camino.
O pasas el abismo de un brinco o te caes al fondo.)
Me rindo. Estoy a los pies de Van Damme. A los suyos y a los de esos visionarios que, como la Bestia Come Niños o Gafón de los Montes, intuían -no hay otra palabra plausible- intuían que el amigo Jean-Claude era un grande.
"JCVD" es una propuesta fascinante, en la que Van Damme acepta el reto de exorcizar sus demonios, de enfrentarse a sí mismo, de reflexionar sobre lo que le gustaría ser y de afrontar lo que realmente es. Y ese acto de máxima valentía sólo es propio de un grande.
El envoltorio de este experimento es una película humilde, con una trama ingeniosa aunque poco profunda. Diálogos y escenas brillantes se alternan con transiciones tediosas, travesías pantanosas que rellenan los vacíos entre Van Damme y Van Damme.
Por esas oscilaciones, "JCVD" es sobre todo una oportunidad desaprovechada. Van Damme está listo para todo, pero la trama tiembla, duda y se encalla. El film pierde ritmo, mientras él se sienta en una esquinita del plano y espera su turno. Él y todo el público, porque este experimento solamente tiene sentido cuando emerge Jean-Claude.
Van Damme convierte un subproducto visual en un film inolvidable. Ya sea mendigando un papel a su agente, quitando cigarros de la boca a un fan con una patada de las suyas o marcándose un monólogo frente a la cámara que, pese a quien pese, ya es historia del cine.
Tendría que haber salido una obra maestra. Y en la película sólo Van Damme está magistral.
Dicen que no hay nada peor que saltar un precipicio en dos saltos.
Pues Van Damme lo salta en uno, pero el resto de la película se queda en el camino.
17 de enero de 2009
17 de enero de 2009
21 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decía Carlos Pumares que Jean-Claude Van Damme (a partir de ahora JCVD) sería buen actor el día que dejara de dar patadas. En esta película da alguna, pero demuestra que aún y así puede ser buen actor en algo tan difícil como interpretarse a uno mismo.
Esta película, por sus juegos de metaficción, me recuerda mucho a la obra de Philip Kauffman (Being John Malkovich, Adaptation,...) por la capacidad de unir ficción y metaficción, de contar una historia que los personajes saben a la vez ficticia y verdadera. Pero más allá de la ironía, la película trata sobre la responsabilidad, el precio de la fama, la verdadera importancia de las cosas, y lo difícil que es ser un héroe en el mundo real.
La dirección es más que correcta, el guión es tarantiniano en su estructura episódica desordenada y destaca una paleta de colores ocre.
Una película ideal para romper clichés y prejuicios (incluyendo el de ver cine belga)
Esta película, por sus juegos de metaficción, me recuerda mucho a la obra de Philip Kauffman (Being John Malkovich, Adaptation,...) por la capacidad de unir ficción y metaficción, de contar una historia que los personajes saben a la vez ficticia y verdadera. Pero más allá de la ironía, la película trata sobre la responsabilidad, el precio de la fama, la verdadera importancia de las cosas, y lo difícil que es ser un héroe en el mundo real.
La dirección es más que correcta, el guión es tarantiniano en su estructura episódica desordenada y destaca una paleta de colores ocre.
Una película ideal para romper clichés y prejuicios (incluyendo el de ver cine belga)
6 de abril de 2009
6 de abril de 2009
21 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
El belga Jean-Claude Van Damme, afincado generalmente en el más roñoso cine de acción, decide dar un imprevisible vuelco a su carrera con el cambio de registro que supone esta obra. Una película asombrosa, en referencia a la sensación que deja una vez concluida: asombro.
Si no se sabe lo que se va a ver, este falso biopic (quizá no tan falso después de todo), ejercicio de cine dentro del cine, con todo lo que de paródico tiene, cautiva por lo exótico que representa en la filmografía de su protagonista. No esperes a un Van Damme contorsionista, con gimnásticos saltos y patadas. No es el tipo duro y machote que cruje huesos y rompe cráneos. La película nos ofrece a un Van Damme humano, decadente y perdedor en un ejercicio de autoparodia que encierra más reflexión e ironía de lo que a primera vista cabría esperar en su cine.
No hay apenas acción en esta historia. Apriorísticamente, pensar en Van Damme invita a pensar en violencia, escasez de calidad argumental y reiteración de lo ya visto. Sin embargo, esta película nos muestra al actor y no a sus papeles. Vemos a Jean-Claude interpretarse a sí mismo: un cincuentón acabado, marchito y cansado de su propia mediocridad artística. Un actor consciente de que ha entrado en el camino de la decadencia y el derrumbe final, con problemas personales y de solvencia económica. Este contexto anímico y vital introduce al belga en una trama sencilla pero delirante, a ratos cómica y a ratos dramática, en la cual Van Damme desnuda su corazón ante la cámara y se despoja de su imagen musculosa y hormonada. Todo ello, en medio de un tremendo lío en una oficina de correos belga... ahí es nada.
Interesante obra que redime hasta cierto extremo al actor belga de tanto bodrio sanguinolento descerebrado, con buena dirección y acertados momentos que basculan entre la comedia y el drama humano. Y es que, bajo los músculos y los esteroides hay un ser humano. Sniff...
Si no se sabe lo que se va a ver, este falso biopic (quizá no tan falso después de todo), ejercicio de cine dentro del cine, con todo lo que de paródico tiene, cautiva por lo exótico que representa en la filmografía de su protagonista. No esperes a un Van Damme contorsionista, con gimnásticos saltos y patadas. No es el tipo duro y machote que cruje huesos y rompe cráneos. La película nos ofrece a un Van Damme humano, decadente y perdedor en un ejercicio de autoparodia que encierra más reflexión e ironía de lo que a primera vista cabría esperar en su cine.
No hay apenas acción en esta historia. Apriorísticamente, pensar en Van Damme invita a pensar en violencia, escasez de calidad argumental y reiteración de lo ya visto. Sin embargo, esta película nos muestra al actor y no a sus papeles. Vemos a Jean-Claude interpretarse a sí mismo: un cincuentón acabado, marchito y cansado de su propia mediocridad artística. Un actor consciente de que ha entrado en el camino de la decadencia y el derrumbe final, con problemas personales y de solvencia económica. Este contexto anímico y vital introduce al belga en una trama sencilla pero delirante, a ratos cómica y a ratos dramática, en la cual Van Damme desnuda su corazón ante la cámara y se despoja de su imagen musculosa y hormonada. Todo ello, en medio de un tremendo lío en una oficina de correos belga... ahí es nada.
Interesante obra que redime hasta cierto extremo al actor belga de tanto bodrio sanguinolento descerebrado, con buena dirección y acertados momentos que basculan entre la comedia y el drama humano. Y es que, bajo los músculos y los esteroides hay un ser humano. Sniff...
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