A Julie Delpy le debe de encantar Woody Allen, pues este filme tiene no poco de "Annie Hall" en versión gala. Pero esto no resulta una pega: aunque es verdad que algunos parecidos entre situaciones y personajes son claros, no importa. El filme es divertido, los secundarios son extravagantes (tremendos los padres de la protagonista) y está claro que los chistes funcionan: en la sala en la que vi la película abundaban las carcajadas. Eso sí: el guión no reinventa la rueda. Pero el humor es adulto e ingenioso.

Lo mejor: El retrato de obsesionados con el sexo que se hace de nuestros vecinos gabachos.
Lo peor: Algunas soluciones de montaje y puesta en escena extremadamente afrancesadas.

Nota: ¿Para cuándo la Delpy en un filme de Allen? Porque visto lo visto, quedaría que ni pintada en cualquiera de sus pelíciulas...

Lo que la autora pretende, una película a mitad de camino entre Richard Linklater y Woody Allen, no lo consigue casi en ningún momento. Eso si el festival de tópicos esta servido, la francesa guarra que se acuesta con medio París y el americano neurótico que desconfía de todo lo que no este en el país de las barras y estrellas, están muy lejos de los autores en los que se inspira la Delpy.
Desde luego no mata, se deja ver y tiene algún momento decente.
Aprobado muy raspadillo.

Que ha pasado con la crítica hacia esta película?

Gran Decepción me he llevado cuando veo a una Julie Delpy con los pelos desarreglados y las gafas de Mia farrow intentando contar una historia sobre relaciones de pareja en una mezcla de Lost in translation y cualquiera de los 80 realizada por Woody Allen.

A ver, siempre es bueno tener referentes y saber que estás influenciado por alguno de los genios de la pantalla grande pero esto, esto no es de elogiarse.

La intención de contar lo difícil que son las relaciones de pareja en nuestros tiempos está reflejada de manera en copia carbon y sin ningún ápice de originalidad, y no hablemos de los tópicos de toda la vida que ya sería para ponerse a llorar.

Por favor, seamos honestos, el final de la película es lo único que se salva.

Esperaba más de esta película.

Me gusta Julie Delpy; creo que es muy talentosa, y lo ha demostrado muy bien en ejemplos como la maravillosa "Antes del Atardecer", en donde no solamente actuó como protagonista, sino que participó como co-guionista, aportándole a su papel una gran madurez y atractivo.

Sin embargo esta película no me gustó. Una comedia que no engancha y que resulta bastante pretensiosa, por querer ser a toda costa "inteligente" y "corrosiva", sin la espontaneidad y la frescura que poseen otros directores del género (como Woody Allen). Por otro lado sus protagonistas tampoco caen simpáticos, sino que son bastante desagradables: su historia de amor no me sedujo en lo absoluto, excepto por la escena final (casi lo único que rescato de la película).

Resultan bastante exasperantes las odiosas comparaciones que se platean entre americanos y franceses, y la abundancia de diálogos "ingeniosos" termina saturando.

De cualquier manera, insisto, respeto a Delpy y no me cabe duda que en el futuro nos sorprenderá con obras mejores, más pulidas, en las que nos revelará todo su talento y su compromiso. Vale resaltar que, además de directora y protagonista, también ha escrito el guión, fue la encargada del montaje, y además ... compuso el tema de los créditos finales (por cierto, un muy buen tema). Sin duda todo eso es meritorio.

El título de esta crítica viene a cuento porque estoy segura de que a Woody Allen le va a encantar esta película, como a Delpy le encantan las suyas.
Y le va a encantar porque, sencillamente, parece una especie de remake no declarado de obras como "Maridos y mujeres", que no tenían más argumento que el análisis de la relación de una pareja. Así, Delpy puebla su película de diálogos totalmente "allenianos", e incluso su personaje se parece mucho a los que el genio de Manhattan acostumbra a interpretar en sus cintas: una persona encantadora, pero caprichosa y hasta algo hipocondriaca. Todo ello aderezado con un cierto toque "Amelie" en la narración en off y en algunos momentos de vodevil, como aquel en el que interviene Daniel Brühl.
Pero todo ésto no es malo, más bien al contrario. Además, Delpy aprovecha para lucirse presumiendo de un perfecto acento americano, y se coloca al lado a Adam Goldberg, que resulta una más que agradable sorpresa. Y al final todo acaba siendo una excelente oportunidad para entretenerse y reír con la feroz sátira que la directora hace no sólo de los americanos, sino también de los franceses.

Lo mejor: El toque Allen de los diálogos, aunque no consiga la maestría de éste.
Lo peor: Al igual que en la citada "Maridos y mujeres" y en otras, llega un momento en que te cansas de escuchar todo el rato reflexiones sobre losmismos temas.