La posada maldita
6.4
3,504
Thriller. Drama
Última película británica de Hitchcock, antes de su etapa norteamericana. A principios del siglo XIX, Mary Yellan, una joven irlandesa huérfana, viaja a Cornualles (Inglaterra) para vivir con su tía. Ésta y su marido regentan la posada "Jamaica" . Muy pronto, Mary se da cuenta de que ha entrado en una cueva de criminales que se dedican a provocar naufragios con el fin de saquear los barcos. (FILMAFFINITY)
3 de marzo de 2009
3 de marzo de 2009
15 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Posada Jamaica, acantilados de Cornwall, naufragios asegurados. Inapropiada para señoritas y gentes de buen vivir. Interesados, presentar curriculum con relación de fechorías, saqueos, asesinatos, linchamientos y otras actividades productivas de este jaez.
Siglo XIX. La Inglaterra oscura donde la opulencia cohabita con la miseria y la desesperación. Una Inglaterra con el sabor de la miseria en las gargantas esperando que el mar, en su inhumana generosidad, arrastre hasta las agrestes costas el fruto mutilado a las vidas humanas. Y Hitchcock, el maestro, el mago, filmando el propio y genuino sabor de la aventura victoriana, redescubriendo la patente de corso y la expoliación, perfilando caracteres con la habilidad de los elegidos para la gloria, el cochero, el pánico, la mujer, la sumisión, la sobrina, la esquiva justicia, el aristócrata, la doblez, el mayordomo, lo que queda del día, tras siglos de agachar la cabeza.
Pero, ¿Qué sería de los personajes sin esos actores que los dotan de entidad corpórea? Y llegados a este punto hay que hablar de Charles Laughton. Y en estos tiempos donde tendemos a clasificarlo todo, se me ocurre la siguiente clasificación:
Películas en las que Laughton ha actuado de forma absolutamente magistral.
Películas en las que Laughton no ha intervenido
Esta clasificación resume y compendia otras muchas que podamos hacer. Por ejemplo, podemos entretenernos en repasar aquellos film donde el genio de Laughton tiene que atravesar más o menos capas de maquillaje y efectos especiales. Léase Esmeralda la Zíngara de Dieterle o esta misma, con inclusión de cejas imposibles, o aquellos otros donde está más a flor de piel. Pero su talento es incontestable. Queremos caldo y que nos den cuantas tazas mejor.
A su lado Maureen O,Hara me ha parecido una grandísima actriz. En el film de William Dieterle volvieron a formar tandem aunque Maureen, estando bien, me resultó menos convincente. La mano de Hitchcock arranca excelentes momentos interpretativos de ellos dos y del resto del conjunto de actores, arropándolos con un juego de claroscuros, de luces y sombras y de romanticismos fotográficos made in Britain. Su última película antes de su excelsa etapa americana fue algo así como un Bye Bye Love que puede defraudar si la comparamos con sus Star Movies, léase Psicosis, Rebeca o Con la muerte en los talones pero que si conseguimos abstraernos de estas referencias inevitables cuando se habla del gran cineasta británico, seguro que disfrutamos con títulos como éste.
Siglo XIX. La Inglaterra oscura donde la opulencia cohabita con la miseria y la desesperación. Una Inglaterra con el sabor de la miseria en las gargantas esperando que el mar, en su inhumana generosidad, arrastre hasta las agrestes costas el fruto mutilado a las vidas humanas. Y Hitchcock, el maestro, el mago, filmando el propio y genuino sabor de la aventura victoriana, redescubriendo la patente de corso y la expoliación, perfilando caracteres con la habilidad de los elegidos para la gloria, el cochero, el pánico, la mujer, la sumisión, la sobrina, la esquiva justicia, el aristócrata, la doblez, el mayordomo, lo que queda del día, tras siglos de agachar la cabeza.
Pero, ¿Qué sería de los personajes sin esos actores que los dotan de entidad corpórea? Y llegados a este punto hay que hablar de Charles Laughton. Y en estos tiempos donde tendemos a clasificarlo todo, se me ocurre la siguiente clasificación:
Películas en las que Laughton ha actuado de forma absolutamente magistral.
Películas en las que Laughton no ha intervenido
Esta clasificación resume y compendia otras muchas que podamos hacer. Por ejemplo, podemos entretenernos en repasar aquellos film donde el genio de Laughton tiene que atravesar más o menos capas de maquillaje y efectos especiales. Léase Esmeralda la Zíngara de Dieterle o esta misma, con inclusión de cejas imposibles, o aquellos otros donde está más a flor de piel. Pero su talento es incontestable. Queremos caldo y que nos den cuantas tazas mejor.
A su lado Maureen O,Hara me ha parecido una grandísima actriz. En el film de William Dieterle volvieron a formar tandem aunque Maureen, estando bien, me resultó menos convincente. La mano de Hitchcock arranca excelentes momentos interpretativos de ellos dos y del resto del conjunto de actores, arropándolos con un juego de claroscuros, de luces y sombras y de romanticismos fotográficos made in Britain. Su última película antes de su excelsa etapa americana fue algo así como un Bye Bye Love que puede defraudar si la comparamos con sus Star Movies, léase Psicosis, Rebeca o Con la muerte en los talones pero que si conseguimos abstraernos de estas referencias inevitables cuando se habla del gran cineasta británico, seguro que disfrutamos con títulos como éste.
20 de noviembre de 2014
20 de noviembre de 2014
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas cosas reflejan tanto el estado de decadencia de una sociedad, como el poder demostrar que muchos de aquellos a quienes se les ha dado licencia para ejercer la justicia, tan solo la usan como amparo para ejercer la corrupción y la felonía, en perjuicio de aquellos ciudadanos que estaban llamados a defender. Cuando esto sucede, se está tocando fondo y el escepticismo de la gente del común comienza a llegar a niveles tan altos, que este hecho de degradación en las altas esferas, se convierte sin proponérselo, en una licencia invisible con la que muchos otros individuos se escudan para seguir también ellos el camino de la ilegalidad. El ejemplo que dan los gobernantes a sus ciudadanos, cumple el mismísimo papel que el ejemplo de los padres para con sus hijos.
En la costa de Cornwall (Cornualles), Inglaterra, hay un sitio conocido como Jamaica Inn y es aquí donde, en el año 1819, se viene reuniendo un grupo de bandidos de quienes huyen las diligencias, porque se han dedicado a vivir del asalto, el contrabando, el asesinato… y sobre todo de originar naufragios a los barcos que pasan muy cerca de su costa para luego saquearlos. La norma de Joss Merlyn, su cabeza visible, es no dejar ni un solo sobreviviente… y la norma de Sir Humphrey Pengallan, el “Juez de paz” de aquella ciudad y su cerebro en la sombra, es que nadie distinto a Merlyn, sepa que él es la cabeza pensante y el que da la información de los barcos en camino.
La novela, “Posada Jamaica”, que Daphne du Maurier publicara en 1936, es la base para este filme que sería el último que dirigiría en Inglaterra Alfred Hitchcock, pues estaba ya en firme el contrato que firmara para David O. Selznick, con el que se convertiría, desde 1938, en director hollywoodense. También su primera película en los EEUU, “Rebeca”, y años más tarde, “Los pájaros”, partirían de novelas de esta notable escritora inglesa que, para Hitchcock, era de la más alta estima.
En los resultados de “POSADA JAMAICA”, tuvo muchísimo que ver Charles Laughton, quien no solo encabezaba el reparto, sino que también hacía parte de Mayflower Productions, empresa que financiaba el filme y esto llevaría a que su personaje -que en el libro solo aparece en la parte final y en la forma de un vicario- tuviese aquí un protagonismo muy marcado, quedando Mary Yellan (la lindísima Maureen O’Hara), la verdadera protagonista de la historia y Joss Merlyn (Leslie Banks), reducidos a roles casi secundarios… esto, sin contar que Jem, el hermano de Joss y pretendiente de Mary, queda prácticamente en la sombra y que, el vicario, desaparece por completo para evitar tremolinas de los censores.
El pulso de Hitchcock resulta en el proceso un tanto irregular, resolviendo algunas situaciones con tanto facilismo que llegan a resultar poco creíbles. Y llego a pensar que, de no ser por la acertada composición de ciertos planos, sobre todo en los exteriores; por lo simpático que, no obstante, resulta el pecaminoso personaje de Laughton… y por ese rostro sin igual de Maureen O’Hara, que siempre complace ver, “POSADA JAMAICA” sería otro de esos filmes bien fáciles de olvidar.
P.D: Fue un error haber titulado el libro en español como “La posada de Jamaica”, porque el sitio donde transcurre la historia, nada tiene que ver con la preciosa isla que está ubicada en Las Antillas, al este de Centroamérica. Por fortuna, el filme ha sido traducido correctamente.
Título para Latinoamérica: “LA POSADA MALDITA”
En la costa de Cornwall (Cornualles), Inglaterra, hay un sitio conocido como Jamaica Inn y es aquí donde, en el año 1819, se viene reuniendo un grupo de bandidos de quienes huyen las diligencias, porque se han dedicado a vivir del asalto, el contrabando, el asesinato… y sobre todo de originar naufragios a los barcos que pasan muy cerca de su costa para luego saquearlos. La norma de Joss Merlyn, su cabeza visible, es no dejar ni un solo sobreviviente… y la norma de Sir Humphrey Pengallan, el “Juez de paz” de aquella ciudad y su cerebro en la sombra, es que nadie distinto a Merlyn, sepa que él es la cabeza pensante y el que da la información de los barcos en camino.
La novela, “Posada Jamaica”, que Daphne du Maurier publicara en 1936, es la base para este filme que sería el último que dirigiría en Inglaterra Alfred Hitchcock, pues estaba ya en firme el contrato que firmara para David O. Selznick, con el que se convertiría, desde 1938, en director hollywoodense. También su primera película en los EEUU, “Rebeca”, y años más tarde, “Los pájaros”, partirían de novelas de esta notable escritora inglesa que, para Hitchcock, era de la más alta estima.
En los resultados de “POSADA JAMAICA”, tuvo muchísimo que ver Charles Laughton, quien no solo encabezaba el reparto, sino que también hacía parte de Mayflower Productions, empresa que financiaba el filme y esto llevaría a que su personaje -que en el libro solo aparece en la parte final y en la forma de un vicario- tuviese aquí un protagonismo muy marcado, quedando Mary Yellan (la lindísima Maureen O’Hara), la verdadera protagonista de la historia y Joss Merlyn (Leslie Banks), reducidos a roles casi secundarios… esto, sin contar que Jem, el hermano de Joss y pretendiente de Mary, queda prácticamente en la sombra y que, el vicario, desaparece por completo para evitar tremolinas de los censores.
El pulso de Hitchcock resulta en el proceso un tanto irregular, resolviendo algunas situaciones con tanto facilismo que llegan a resultar poco creíbles. Y llego a pensar que, de no ser por la acertada composición de ciertos planos, sobre todo en los exteriores; por lo simpático que, no obstante, resulta el pecaminoso personaje de Laughton… y por ese rostro sin igual de Maureen O’Hara, que siempre complace ver, “POSADA JAMAICA” sería otro de esos filmes bien fáciles de olvidar.
P.D: Fue un error haber titulado el libro en español como “La posada de Jamaica”, porque el sitio donde transcurre la historia, nada tiene que ver con la preciosa isla que está ubicada en Las Antillas, al este de Centroamérica. Por fortuna, el filme ha sido traducido correctamente.
Título para Latinoamérica: “LA POSADA MALDITA”
24 de enero de 2008
24 de enero de 2008
13 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una huerfana irlandesa (Maureen O'Hara) busca refugio en una posada de la costa inglesa regentada por su tía, cuyo esposo comanda una banda de criminales que tienen la posada como escondrijo. Éstos ocultando las luces nocturnas que vigilan la costa provocan naufragios y la muerte de los supervivientes para así hacerse con el botín de los buques.
Entre los bandidos hay un rebelde, por otra parte el oculto cabecilla y cerebro de los crímenes es en realidad el juez y señor de aquellas tierras (Charles Laughton).
Lo mejor de todo ésto es que en la sinópsis que relato, aún pareciendo que lo he contado todo, en realidad solo he destripado los primeros quince minutos de esta fantástica cinta.
Bellísima película, última de la primera etapa inglesa del genio Alfred Hitchcock, casi tan bella como la protagonista Maureen O'Hara, la cual haría palidecer la hermosura de cualquier actriz actual.
Los decorados dotan a la película de una fascinación y romanticismo como pocos films de Hitchcock han logrado. La historia es apasionante y los excesos de guión son perdonados, mas que por la época en que está rodada, por la maestría de Hitchcock de engrasarlos para que no chirrien en ningún momento. No hay respiro, casi ni transiciones temporales, y a la propia trama sumamos otras tan interesantes como el amor entre el contrabandista y su esposa, ambos dueños de la posada y que dota a la historia de una mayor dimensión.
Los personajes son variados, complejos, muy conseguidos, incluso los secundarios, destacando la tía del personaje de Maureen O'Hara, en realidad no se descuida ninguno, y Laughton logra una vez más, crear un grotesco, cínico e incluso divertido juez-delincuente que consigue que disfrutemos con cada plano que protagoniza.
Clásico poco conocido pero que gustará a cualquiera, con ese ritmo tan vivo que después será uno de los sellos del genio.
Entre los bandidos hay un rebelde, por otra parte el oculto cabecilla y cerebro de los crímenes es en realidad el juez y señor de aquellas tierras (Charles Laughton).
Lo mejor de todo ésto es que en la sinópsis que relato, aún pareciendo que lo he contado todo, en realidad solo he destripado los primeros quince minutos de esta fantástica cinta.
Bellísima película, última de la primera etapa inglesa del genio Alfred Hitchcock, casi tan bella como la protagonista Maureen O'Hara, la cual haría palidecer la hermosura de cualquier actriz actual.
Los decorados dotan a la película de una fascinación y romanticismo como pocos films de Hitchcock han logrado. La historia es apasionante y los excesos de guión son perdonados, mas que por la época en que está rodada, por la maestría de Hitchcock de engrasarlos para que no chirrien en ningún momento. No hay respiro, casi ni transiciones temporales, y a la propia trama sumamos otras tan interesantes como el amor entre el contrabandista y su esposa, ambos dueños de la posada y que dota a la historia de una mayor dimensión.
Los personajes son variados, complejos, muy conseguidos, incluso los secundarios, destacando la tía del personaje de Maureen O'Hara, en realidad no se descuida ninguno, y Laughton logra una vez más, crear un grotesco, cínico e incluso divertido juez-delincuente que consigue que disfrutemos con cada plano que protagoniza.
Clásico poco conocido pero que gustará a cualquiera, con ese ritmo tan vivo que después será uno de los sellos del genio.
20 de julio de 2015
20 de julio de 2015
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se puede opinar sobre Hitchcock, se puede opinar sobre Charles Laughton. Algunos defienden que el director británico se desató en "Posada Jamaica" y que se trata de una película lamentablemente infravalorada, que es más buena de lo que parece. Por lo visto, no quiso hacer su clásico cameo, no se le ve ni dentro ni fuera de la posada. Y respecto a Laughton, uno de los mayores portentos que ha parido el cine, la mayoría nos quejamos de sus cejas imposibles y de esa nariz que no es la suya. Interpreta a un personaje que podría lucir como otras veces y son embargo no lo hace, yo no sé explicarlo mejor, pero no es el Laughton que esperaba.
Y llegados aquí, habiendo pasado por encima del actor principal y del archiconocido director, quisiera rendir mi homenaje a Maureen O'Hara. Nace en agosto de 1920 y ahora mismo, mientras tecleo estas palabras, habita el mismo planeta que nosotros, respira el mismo aire, vive su existencia cerca de cumplir los 95 y aunque pueda parecer un exceso, me la imagino lúcida ante la pantalla, viéndose de moza entre piratas y bandoleros, entre asesinos y canallas. Lo mismo aquí de recién llegada a casa de su tía como Esmeralda, efectivamente rodada ese mismo año, la zíngara de la que se enamoró Quasimodo. Vive con nosotros, lo cual me parece una maravilla.
"Posada Jamaica" tiene dos nombres propios al parecer más importantes. Todos hablan y reflexionan sobre el director y el actor... Y de O'Hara se dice que es muy bella, que es hermosa y poco más.. ¿Y ya está? Es historia viva del cine y a mí me ha parecido más que hermosa, imprescindible, apropiada, una maravilla... De hecho hasta diría que la película no está a su altura, alguien como ella merecía más.
Y llegados aquí, habiendo pasado por encima del actor principal y del archiconocido director, quisiera rendir mi homenaje a Maureen O'Hara. Nace en agosto de 1920 y ahora mismo, mientras tecleo estas palabras, habita el mismo planeta que nosotros, respira el mismo aire, vive su existencia cerca de cumplir los 95 y aunque pueda parecer un exceso, me la imagino lúcida ante la pantalla, viéndose de moza entre piratas y bandoleros, entre asesinos y canallas. Lo mismo aquí de recién llegada a casa de su tía como Esmeralda, efectivamente rodada ese mismo año, la zíngara de la que se enamoró Quasimodo. Vive con nosotros, lo cual me parece una maravilla.
"Posada Jamaica" tiene dos nombres propios al parecer más importantes. Todos hablan y reflexionan sobre el director y el actor... Y de O'Hara se dice que es muy bella, que es hermosa y poco más.. ¿Y ya está? Es historia viva del cine y a mí me ha parecido más que hermosa, imprescindible, apropiada, una maravilla... De hecho hasta diría que la película no está a su altura, alguien como ella merecía más.
29 de junio de 2011
29 de junio de 2011
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La bella y sensual Maureen O'Hara (1920- ) contaba con tan solo diecinueve años de edad cuando debuto en este largometraje, aunque como actriz de reparto lo había hecho en dos musicales previos, “The Playboy” (1938) y “Little Miss Molly” (1938), pero eran de corta duración.
Este film es el último que rodo Alfred Hitchcock en su tierra natal, antes de partir para Hollywood, no sin antes haber logrado un gran éxito de taquilla con este film. Su actor principal Charles Laughton, fue un icono del cine británico, galardonado con el Oscar por su participación en “The Private Life of Henry VIII.” (1933), además de otras dos nominaciones con “Mutiny on the Bounty” (1935) y “Witness for the Prosecution” (1957).
El film, pese a ser en blanco y negro, goza de un excelente fotografía. El film te mantiene en un estado de suspenso desde que inicia con el intrigante personaje que defiende Maureen O'Hara y la doble cara del siniestro personaje de Charles Laughton que raya el cinismo y el descaro aparentando ser lo que no es.
Este film es el último que rodo Alfred Hitchcock en su tierra natal, antes de partir para Hollywood, no sin antes haber logrado un gran éxito de taquilla con este film. Su actor principal Charles Laughton, fue un icono del cine británico, galardonado con el Oscar por su participación en “The Private Life of Henry VIII.” (1933), además de otras dos nominaciones con “Mutiny on the Bounty” (1935) y “Witness for the Prosecution” (1957).
El film, pese a ser en blanco y negro, goza de un excelente fotografía. El film te mantiene en un estado de suspenso desde que inicia con el intrigante personaje que defiende Maureen O'Hara y la doble cara del siniestro personaje de Charles Laughton que raya el cinismo y el descaro aparentando ser lo que no es.
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