Felicidad
1998 

7.4
20,184
Drama. Comedia
Irónica, crítica e inmisericorde comedia sobre los miembros de una familia de un suburbio de New Jersey. Un matrimonio a punto de divorciarse, tres hermanas y sus maridos, novios y amantes ocasionales. Tras una aparente normalidad, todos los personajes ocultan algún secreto y alguna que otra perversidad. (FILMAFFINITY)
28 de febrero de 2011
28 de febrero de 2011
39 de 56 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando vas a un restaurante y observas a tu alrededor, siempre ves parejas aburridas que no hablan durante toda la comida. Y te preguntas porqué siguen saliendo juntos o porque no hacen alguna otra cosa que no implique tener que mirarse el uno al otro durante dos horas, sin saber qué decirse.
Cualquiera de nosotros pensaría que se trata de una pareja que lleva muchos años junta y que no tienen ya temas de conversación.
Ahora bien -¿eso distingue al genio?- este señor llamado Solondz imagina que detrás de esa pareja hay cosas peores y en realidad no se hablan porque son un par de psicóticos enfermos de tomo y lomo que en realidad están ahí porque no se atreven a decirse mutuamente que lo que les llena es perforar perforar cabezas de gatitos con un destornillador o abusar sexualmente de la vecina esquizofrénica del quinto. Aquí decide Solondz que hará una peli sobre gente que cena en los restaurantes aunque en el fondo alberguen horribles perversiones ocultas.
Y el caso es que "Happiness" empieza bien y tiene un par de escenas realmente gloriosas (la de arranque sin ir más lejos), pero empieza resultar un poco de coña reunir a un montón de personajes en una película y que no haya una sola anormalidad "normal". Que si uno es pederasta, la otra ninfómana, la de más allá frígida y paranoica y el ubicuo un pajillero madurito que usa su producto interior bruto a modo de blu-tack...y no se sabe si es más duro, que el personaje sea un obseso sexual o que haga gala de tan antihigiénica tacañería.
Y se supone que la peli habla de la felicidad, o más bien de los momentos felices que depara la vida incluso a gente de ese estilo, lo malo es que el público normalmente anormal no se sentirá identificado con ningún personaje y el otro público de pederastas, violadores y demás estará demasiado ocupado en actos contra-natura como para ponerse a ver esta película.
Eso sí después de esto uno mira casi con cariño a ese vecino al que odiaba porque se ponía a taladrar la pared a las dos de la mañana...angelico.
Cualquiera de nosotros pensaría que se trata de una pareja que lleva muchos años junta y que no tienen ya temas de conversación.
Ahora bien -¿eso distingue al genio?- este señor llamado Solondz imagina que detrás de esa pareja hay cosas peores y en realidad no se hablan porque son un par de psicóticos enfermos de tomo y lomo que en realidad están ahí porque no se atreven a decirse mutuamente que lo que les llena es perforar perforar cabezas de gatitos con un destornillador o abusar sexualmente de la vecina esquizofrénica del quinto. Aquí decide Solondz que hará una peli sobre gente que cena en los restaurantes aunque en el fondo alberguen horribles perversiones ocultas.
Y el caso es que "Happiness" empieza bien y tiene un par de escenas realmente gloriosas (la de arranque sin ir más lejos), pero empieza resultar un poco de coña reunir a un montón de personajes en una película y que no haya una sola anormalidad "normal". Que si uno es pederasta, la otra ninfómana, la de más allá frígida y paranoica y el ubicuo un pajillero madurito que usa su producto interior bruto a modo de blu-tack...y no se sabe si es más duro, que el personaje sea un obseso sexual o que haga gala de tan antihigiénica tacañería.
Y se supone que la peli habla de la felicidad, o más bien de los momentos felices que depara la vida incluso a gente de ese estilo, lo malo es que el público normalmente anormal no se sentirá identificado con ningún personaje y el otro público de pederastas, violadores y demás estará demasiado ocupado en actos contra-natura como para ponerse a ver esta película.
Eso sí después de esto uno mira casi con cariño a ese vecino al que odiaba porque se ponía a taladrar la pared a las dos de la mañana...angelico.
25 de marzo de 2009
25 de marzo de 2009
28 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace diez años al ver esta película, tuve la sensación de que era un diez, tan brillante, tan esperpénticamente brillante... Pasaron un par de años y llegó American Beauty, la sensación fue de seis. Está arrancada de las entrañas de Happinness pensé.
Tenía ganas de volver a verlas y lo he hecho pero, esta vez en distinto orden.
A la de Sam Mendes le he dado el diez y he colgado su correspondiente crítica, y a ésta le voy a dar un nueve, las tornas han cambiado.
Entre los motivos está el excesivo metraje, esta segunda vez se me ha hecho un pelín larga. Además algunos momentos ( uno, tal vez dos ) me superan, a mi y a la propia realidad me temo (la última conversación entre padre he hijo no me la he tragado del todo). Y por último en una de las escenas finales aparece la alcachofa de sonido colgando. Así pues aunque la peli es tremenda se queda con el nueve.
En ésta como en la otra, se escruta una familia norteamericana de clase media en el punto justo en que sus vidas se atragantan o rompen definitivamente. Vuelve a ser una tétrica y ácida reflexión del cinismo, la hipocresía, la infelicidad y la ingenuidad o ignorancia de la sociedad norteamericana. Esta burrada que acabo de decir siempre generalizando y exagerando un pelín claro. Gran parte de los personajes mantiene una doble moral, como casi todos nosotros, y la otra parte una doble vida. Doble en muchos sentidos, social, emocional, y planetaria por lo menos.
Son muchos los momentos en que las carcajadas afloran fácilmente, pero me temo que hay otro buen puñado de momentos en los que debiera reirme y no soy capaz porque estoy helado, acojonado, alucinado. No os pienso decir que seguramente es por lo identificado o lo cercanos que me resultan algunos comportamientos. En fin, quiero pensar que ésta cruza la linea que divide el drama de la comedia mucho más a menudo que American Beauty, es al menos, bastante más transgresora y atroz, desternillante y rocambolesca. Tambien es más austera técnicamente, tiene un brillo menor, todas las secuencias necesitan guión y un personaje para sobrevivir algo que no necesariamente sucede en A.B.
Bueno como leéis no es para mi una comedia en sí, pero sí es cierto que es cómica. Tampoco la considero dramática, pero es para echarse a llorar.
Continúo brindando por este tipo de cine.
Saludos.
Tenía ganas de volver a verlas y lo he hecho pero, esta vez en distinto orden.
A la de Sam Mendes le he dado el diez y he colgado su correspondiente crítica, y a ésta le voy a dar un nueve, las tornas han cambiado.
Entre los motivos está el excesivo metraje, esta segunda vez se me ha hecho un pelín larga. Además algunos momentos ( uno, tal vez dos ) me superan, a mi y a la propia realidad me temo (la última conversación entre padre he hijo no me la he tragado del todo). Y por último en una de las escenas finales aparece la alcachofa de sonido colgando. Así pues aunque la peli es tremenda se queda con el nueve.
En ésta como en la otra, se escruta una familia norteamericana de clase media en el punto justo en que sus vidas se atragantan o rompen definitivamente. Vuelve a ser una tétrica y ácida reflexión del cinismo, la hipocresía, la infelicidad y la ingenuidad o ignorancia de la sociedad norteamericana. Esta burrada que acabo de decir siempre generalizando y exagerando un pelín claro. Gran parte de los personajes mantiene una doble moral, como casi todos nosotros, y la otra parte una doble vida. Doble en muchos sentidos, social, emocional, y planetaria por lo menos.
Son muchos los momentos en que las carcajadas afloran fácilmente, pero me temo que hay otro buen puñado de momentos en los que debiera reirme y no soy capaz porque estoy helado, acojonado, alucinado. No os pienso decir que seguramente es por lo identificado o lo cercanos que me resultan algunos comportamientos. En fin, quiero pensar que ésta cruza la linea que divide el drama de la comedia mucho más a menudo que American Beauty, es al menos, bastante más transgresora y atroz, desternillante y rocambolesca. Tambien es más austera técnicamente, tiene un brillo menor, todas las secuencias necesitan guión y un personaje para sobrevivir algo que no necesariamente sucede en A.B.
Bueno como leéis no es para mi una comedia en sí, pero sí es cierto que es cómica. Tampoco la considero dramática, pero es para echarse a llorar.
Continúo brindando por este tipo de cine.
Saludos.
19 de enero de 2009
19 de enero de 2009
20 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
La felicidad no es una meta, no es lo que se logra cuando obtienes algo que deseas o de lo que crees que careces. La felicidad no te la da otro, porque no está hecho el otro para llenar tus vacíos emocionales. La felicidad no es el resultado de una ardua lucha para lograr una medalla, un trofeo o un resultado favorable en una competencia. La felicidad no es conseguir acostarte con la chica o con el chico que deseas, y tampoco es comprar todas las cosas que se te antojen en la vida. La felicidad no es llenar tu casa de chécheres, ni tu ropero de prendas de marca. No la produce el dinero, ni los títulos, ni la efímera belleza física. No será el resultado de unos senos más grandes o de unos kilos menos... Lo que, todo esto puede brindarte, son momentáneas chispas de alegría y satisfacción… ¡mientras lo alcanzas o mientras crees que es tuyo!
La película de Todd Solondz, recorre el camino de un puñado de seres solitarios: El hombre obeso que pretende conquistar a una muchacha dándole regalos; otro que marca el teléfono hasta que le contesten chicas, a las que hará comentarios morbosos para conseguir excitarse; una joven que se siente subestimada por todo el mundo; un padre de familia que sueña con exterminar a la gente en masa y luego da rienda suelta a sus instintos pedófilos; una señora que espera encontrar la paz separándose de su marido… seres humanos que, con estos u otros matices, encontrarás en cada barrio, en cada cuadra, en tu propia casa… o quizás, nosotros mismos seamos alguno de ellos.
Solondz, se aproxima a cada personaje con la más alta sensibilidad y con el mayor entendimiento, logrando profundas caracterizaciones de su excelente grupo de actores, y nosotros, los sentimos frágiles, confundidos, caminando a oscuras en un mundo hostil donde cada quien pisotea a los que puede. Pero, el joven director deja bien claro que no están solos, que todavía hay personas que, con conocimiento y bondad, procura entender sus problemáticas y que hay otros seres humanos que, cuando se crucen con ellos, sentirán que es ahí donde se halla su oportunidad de redimirse.
En el mundo hay luz, ¡muchísima luz! Aquí se encuentra el paraíso perdido. Pero, hemos de mirar hacia nosotros hasta que logremos descubrir que la felicidad no se busca, la felicidad se fluye. Dar es igual a recibir, y cuando cuando consigas fluir el amor, el respeto, la paz y la ternura que hacen parte de tu esencia, y todo eso lo prodigues sin reparo y sin distinción a los demás, entonces, verás la felicidad como un hecho constante y no como una estrella fugaz.
Si quieres saber como te irá mañana, piensa cuanta calidez has sabido brindar hoy.
“HAPPINESS”, es un filme sobre seres humanos verdaderos. Una obra que dignifica y da sentido al arte cinematográfico.
Título para Latinoamérica: “FELICIDAD”
La película de Todd Solondz, recorre el camino de un puñado de seres solitarios: El hombre obeso que pretende conquistar a una muchacha dándole regalos; otro que marca el teléfono hasta que le contesten chicas, a las que hará comentarios morbosos para conseguir excitarse; una joven que se siente subestimada por todo el mundo; un padre de familia que sueña con exterminar a la gente en masa y luego da rienda suelta a sus instintos pedófilos; una señora que espera encontrar la paz separándose de su marido… seres humanos que, con estos u otros matices, encontrarás en cada barrio, en cada cuadra, en tu propia casa… o quizás, nosotros mismos seamos alguno de ellos.
Solondz, se aproxima a cada personaje con la más alta sensibilidad y con el mayor entendimiento, logrando profundas caracterizaciones de su excelente grupo de actores, y nosotros, los sentimos frágiles, confundidos, caminando a oscuras en un mundo hostil donde cada quien pisotea a los que puede. Pero, el joven director deja bien claro que no están solos, que todavía hay personas que, con conocimiento y bondad, procura entender sus problemáticas y que hay otros seres humanos que, cuando se crucen con ellos, sentirán que es ahí donde se halla su oportunidad de redimirse.
En el mundo hay luz, ¡muchísima luz! Aquí se encuentra el paraíso perdido. Pero, hemos de mirar hacia nosotros hasta que logremos descubrir que la felicidad no se busca, la felicidad se fluye. Dar es igual a recibir, y cuando cuando consigas fluir el amor, el respeto, la paz y la ternura que hacen parte de tu esencia, y todo eso lo prodigues sin reparo y sin distinción a los demás, entonces, verás la felicidad como un hecho constante y no como una estrella fugaz.
Si quieres saber como te irá mañana, piensa cuanta calidez has sabido brindar hoy.
“HAPPINESS”, es un filme sobre seres humanos verdaderos. Una obra que dignifica y da sentido al arte cinematográfico.
Título para Latinoamérica: “FELICIDAD”
6 de octubre de 2010
6 de octubre de 2010
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
He tardado muchos años en acercarme a esta película. Siempre oí hablar de ella y paradójicamente los argumentos por los que me decían que era interesante me echaban para atrás de manera casi irreversible. Me considero una persona abierta, para nada extremista pero por motivos que considero razonables y lógicos sí lo soy (y mucho) con el tema de la pederastia. No diré a viva voz cual es mi postura aunque las personas cercanas a mi la conocen pero probablemente algunos estimen excesivas las medidas que considero habría que tomar para con todo aquel que hace daño de la forma que sea a un niño. Por esta razón y sabiendo que un principio en Happiness se trataba este tema de manera un tanto frívola siempre renegué voluntariamente de visionar este film.
Sin embargo y aún a sabiendas de lo anteriormente expuesto me dispuse a romper la frontera moral que me separaba del cine de Solondz y a pesar de los momentos terribles que se insinúan o se muestran de manera verbal a lo largo del metraje atisbé a esbozar una sonrisa entre aquel desfile de pobres diablos sin rumbo que poblaban la pantalla. Ciertamente toda la película es un catálogo de las miserias humanas, sobre todas aquellas cosas grandes o pequeñas que deseamos tener y de las que depende en mayor o menor medida nuestra felicidad. Con esta premisa teje Solondz un hilo finísimo entre la aceptación y la repudia jugando con el espectador al borde del abismo, siendo este el que decida finalmente si se mantiene el equilibrismo hasta el último minuto o si abandona la función antes de la caída definitiva del telón.
Obviamente la polémica le toca de lleno al papel que interpreta Dylan Baker como el psiquiatría atormentado que termina llevando a cabo sus fantasías pedófilas convirtiendo un film que sin él hubiera sido meramente atrevido en una bomba de relojería que pone a prueba nuestra paciencia una y otra vez. El acierto de Solond se centra en mi opinión en la habilidad que destila al no juzgar a ninguno de sus personajes sean cual sean sus actos y la inadmisibilidad de los mismos, todo ello envuelto en un humor tan al límite que ni siquiera puede denominarse como negro porque va más allá, hasta el punto de que tu propia risa puede llegar a causarte dolor por sentirte cómplice de lo que ves a la par que alivio, al tratarse de vidas que no son la tuya no formando al fin y al cabo parte de ellas.
https://corazonesenelprecipicio.blogspot.com
Sin embargo y aún a sabiendas de lo anteriormente expuesto me dispuse a romper la frontera moral que me separaba del cine de Solondz y a pesar de los momentos terribles que se insinúan o se muestran de manera verbal a lo largo del metraje atisbé a esbozar una sonrisa entre aquel desfile de pobres diablos sin rumbo que poblaban la pantalla. Ciertamente toda la película es un catálogo de las miserias humanas, sobre todas aquellas cosas grandes o pequeñas que deseamos tener y de las que depende en mayor o menor medida nuestra felicidad. Con esta premisa teje Solondz un hilo finísimo entre la aceptación y la repudia jugando con el espectador al borde del abismo, siendo este el que decida finalmente si se mantiene el equilibrismo hasta el último minuto o si abandona la función antes de la caída definitiva del telón.
Obviamente la polémica le toca de lleno al papel que interpreta Dylan Baker como el psiquiatría atormentado que termina llevando a cabo sus fantasías pedófilas convirtiendo un film que sin él hubiera sido meramente atrevido en una bomba de relojería que pone a prueba nuestra paciencia una y otra vez. El acierto de Solond se centra en mi opinión en la habilidad que destila al no juzgar a ninguno de sus personajes sean cual sean sus actos y la inadmisibilidad de los mismos, todo ello envuelto en un humor tan al límite que ni siquiera puede denominarse como negro porque va más allá, hasta el punto de que tu propia risa puede llegar a causarte dolor por sentirte cómplice de lo que ves a la par que alivio, al tratarse de vidas que no son la tuya no formando al fin y al cabo parte de ellas.
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17 de mayo de 2005
17 de mayo de 2005
27 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta maravillosa, dura y cruel película pertenece a la mejor escuela del cine independiente norteamericano de los 90.
Su director, Todd Solodz, un auténtico freak en todos los sentidos (esto lo entenderán los que conozcan su aspecto), dirige su mejor película, esa que justifica una carrera, tras haber realizado la también muy interesante, aunque inferior, 'Bienvenidos a la casa de muñecas', dónde se apuntaban algunas de las temáticas que aquí desarrolla mejor y más ampliamente.
Tiene personajes inolvidables, como ese obseso sexual que pega en la pared notas con el semen de sus masturbaciones, en las que aparecen los nombres y teléfonos de las mujeres a las que acosa telefonicamente (excelente, como siempre, Phillip Seymour Hoffman); o ese pederasta que se excita con las revistas infantiles de su hijo; o esa guitarrista frígida que no soporta la compañía masculina...
Su director, Todd Solodz, un auténtico freak en todos los sentidos (esto lo entenderán los que conozcan su aspecto), dirige su mejor película, esa que justifica una carrera, tras haber realizado la también muy interesante, aunque inferior, 'Bienvenidos a la casa de muñecas', dónde se apuntaban algunas de las temáticas que aquí desarrolla mejor y más ampliamente.
Tiene personajes inolvidables, como ese obseso sexual que pega en la pared notas con el semen de sus masturbaciones, en las que aparecen los nombres y teléfonos de las mujeres a las que acosa telefonicamente (excelente, como siempre, Phillip Seymour Hoffman); o ese pederasta que se excita con las revistas infantiles de su hijo; o esa guitarrista frígida que no soporta la compañía masculina...
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