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El castilloTV

Drama. Intriga Una metáfora de una sociedad que manipula y aliena a los individuos que la conforman. Haneke muestra en esta obra su habilidad para generar en el espectador sensaciones que lo remiten constantemente a la angustia existencial del hombre contemporáneo. (FILMAFFINITY)
Críticas 19
Críticas ordenadas por utilidad
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7
8 de octubre de 2007
12 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es fácil que ésta película decepcione si no has leído antes el libro de Kafka y aún así también podría decepcionar. Es una película extraña, quizá de cierta complejidad y, además, no tiene final. Si has leído el libro es más fácil de entender y, al igual que ésta gran obra inacabada de Kafka, la película no acaba y termina en medio de una frase de la voz en off, cosa inconcebible para cualquier espectador.
Por tanto, es recomendable si has leído el libro y te gusta el cine de Haneke. Y no es recomendable en otro caso.
7
4 de abril de 2010
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
No he leído "El Castillo", pero sí leí en su momento "El Proceso" y encuentro analogías, y no considero necesaria su lectura para disfrutar de esta película. Kafka fue muy grande, su imaginación y su previsión me parecen asombrosas. Si escribió lo que escribió habiendo vivido en la época que le tocó, ¿qué hubiera escrito de haber vivido en la actual?. Lo considero el precursor del absurdo y del surrealismo y opino que Groucho Marx bebió mucho de él. Me provoca hilaridad la sucesión de situaciones disparatadas que siempre desembocan en una peor aunque parezca imposible. Yo no podría soportar lo que el protagonista, abandonaría mucho antes porque sólo se buscar soluciones si encuentro una lógica a lo que me sucede, y en la película nada la tiene. En cuanto a la forma de dirigirla, opino que el hacer tanta referencia a textos del libro mediante voz en off se debe a que Haneke quiere dejarnos claro que se está limitando a llevar a la pantalla la obra de otro, con el fin de que tenga sentido el final. Realista como siempre el director austríaco. En cuanto a los personajes, es que no hay nadie normal, absolutamente nadie, sólo el agrimensor y sólo al principio. Tal como avanza el film se va mimetizando con los demás a ver si de ese modo consigue entender algo de lo que le rodea (misión imposible) y termina por no tener sentido nada de lo que hace, excepto el querer ir al castillo o hablar con alguien de él.
El castillo parece estar ahí delante, pero es imposible de alcanzar, ni de día ni de noche. Y parece que todos tus problemas acabarán cuando consigas hablar en persona con tu responsable directo porque todos sus subalternos son unos completos incapaces e incompetentes, pero no hay otra forma de comunicarte con él que a través de ellos, con lo cual la pescadilla se muerde la cola, el círculo se cierra y con él la posibilidad de aclarar y/o solucionar algo. De modo que comienzas a integrarte y a relacionarte con el entorno para entender cómo funciona y en un descuido salirte con la tuya, pero lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Especialmente divertida la escena en casa del alcalde cuando le explican el porqué está allí y no debería estar. Ver a la esposa del jefe del consistorio y a los ayudantes del agrimensor "arrebuscar" entre el mar de "papelajos" el dossier con la documentación burocrática de éste último, es de lo más absurdo e hilarante que he visto en mucho tiempo, me recordaba cantidad al camarote de los Marx.
7
4 de abril de 2013
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Considero a Haneke uno de los pocos cineastas con bemoles para intentar adaptar el infinito y complejo universo kafkiano, aquí concretamente la genial novela inacabada (posiblemente habría estado Kafka escribiendo mil páginas más y no habría fin). "El castillo" adapta fielmente el texto y logra impregnar, con toda dignidad y autoridad, un estilo kafkiano tangible, aproximable. La novela/película es una metáfora/fábula muy pesimista acerca de la absurdez de la burocracia, de la alienabilidad del individuo a partir de una sibilina autoridad que restringe a todos los niveles el concepto de libertad. Estamos, pues, ante una obra literaria universal e inmortal, cada día más actual, demostrándose la genialidad del checo todavía más con el paso del tiempo.
Todo se desarrolla en terribles círculos concéntricos, al igual que los que vive el ser humano, en un bucle aprisionador que transmite una nauseabunda existencia, con los mismos sospechosos habituales y la balanza cayendo siempre para el mismo lado, en una agonía de lo inalcanzable (ese mítico castillo al que el protagonista no llega, no avanza, no se acerca).
Kafka fue un profeta del evidente autoexterminio del ser humano (camino que llevamos a pasos agigantados), fue un narrador perfecto de sensaciones concretas a partir de argumentos abstractos, casi filosóficos, de la asfixia cotidiana. Y Haneke logra de forma loable ser un notable eje transmisor también de esas sensaciones, con muy buena pulcritud y palpable estilo.
Así pues, "El castillo" (sensacional lo de añadir de Franz Kafka) es una alegoría existencialista atroz, dónde queda latente, pese a la no rendición, la suficiente alienación individual en medio de una sociedad falsa, asquerosamente estratificada, una entelequia y una quimera, un irresoluble interrogante en un tiempo suspendido, secuestrado e infinito, dentro de un mundo escandalosamente inhumano, dónde solo cabe la anarquía, lo ácrata y el nihilismo prácticamente.
El agrimensor K se encuentra ante un círculo infinito, que no acabará nunca, envarado en la nieve, en el frío, en los obstáculos burocráticos, en la ventisca cegadora, en su insomnio, dentro de una vida que no es sino un viaje más o menos largo para nada: para la muerte o ni siquiera eso.
Haneke, por tanto, transmite muy bien en esta película ese discurso constante de la novela, un discurso inútil, farragoso, inacabable. Y ya digo, no tiene final, como la novela, pero da la impresión de ser inacabable.
Magníficas interpretaciones especialmente del gran Ulrich Mühe ("La vida de los otros"). Una notable adaptación, prácticamente admirable. Por cierto, analicen "El castillo" en una dimensión político/judicial y no se aterroricen. Es la vigente y escalofriante realidad que nos gobierna.
6
17 de febrero de 2014 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por una parte, lo oímos y lo vimos, sabemos que Haneke siempre ha sido un director crudo. Por la otra, nos lo dicen y nos lo enseñan, se tiende a interpretar la crudeza como algo intrínsecamente negativo. ¿En dónde reside la grandeza de Haneke? En el hecho de que cuenta la crudeza como algo que ocurre en lo real, no teniendo más significados que su propia pertenencia a dicho lugar. Reduce el acontecimiento a su mínima expresión y se nos asemeja crudo, pero no lo es, pues no es más que acontecimiento.

La labor se presentaba altamente compleja, pues adaptar una obra de Kafka al lenguaje cinematográfico no se cree recomendable. Y sin embargo, lo hace. ¿Cómo y por qué?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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La primera respuesta está en el libro. Ver esta película sin haber pasado por la obra literaria original no pienso que aporte mucho, aunque, evidentemente, no lo haya hecho y no pueda opinar al respecto. Por lo tanto, las sensaciones que nos provoque Haneke estarán absolutamente condicionadas por una lectura previa, necesaria más que preferible, repito, pues el film no aspira a más que a evocarlas. No es ni muy fiel, ni poco fiel, la adaptación; es Haneke en Kafka, o Kafka en Haneke.

La segunda respuesta surge, de hecho, como evidente: porque todos somos nuestro propio K.

“Humankind cannot bear very much reality.” T. S. Eliot
14 de marzo de 2019 2 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Das Schloß" ("El castillo") es una adaptación de la novela inacabada de Franz Kafka, rodada en 1997 por Michael Haneke, el genial director austríaco. Mientras la veía, me iban entrando ganas de abandonarla por la mitad, tal es el nivel de angustia que provoca. Pero yo sabía bien a qué me lanzaba: la desazón es un componente característico de la obra de Kafka, que yo ya había sentido mientras leía "Metamorfosis" y la también inconclusa "El Proceso".

Ulrich Mühe -- quién ha ganado un Oscar por "Das Leben der Anderen" ("La Vida de los Otros", 2006, de Florian Henckel von Donnersmarck) -- da vida a K., ese pertinaz agrimensor que, llegado a un pueblo lejano, con la intención de desarrollar con seriedad su profesión, se encuentra con una burocracia absolutamente absurda, a la que trata de enfrentar, sin cualquier éxito.

En sus intentos de llegar a hablar finalmente con las autoridades que le darán el tan codiciado permiso para iniciar su labor, K. vive una verdadera pesadilla, impuesta por un sistema burocrático frustrante, enajenante, espeluznante. Las similitudes con lo que los propios espectadores conocemos -- en nuestras alienantes vidas ciudadanas, sometidos que estamos a un sistema brutalmente irracional -- son demasiado grandes como para que no nos sintamos angustiados con sólo ver la película.

Los que hayan estado a vueltas con los temas del "absurdo" -- Teatro del Absurdo; Filosofía del Absurdo --, por pura atracción hacia el tema, sabrán apreciar la película. Sin duda lo sabrán.
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