El castilloTV
1997 

6.0
1,195
27 de octubre de 2021
27 de octubre de 2021
2 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
K (todos) no es ni siquiera una persona, es un error burocrático, un nombre equivocado, está traspapelado, una confusión leve, un pequeño y desagradable malentendido, un día no se sabe muy bien por qué se decretó algo en alguna perdida oficina, la maquinaria que a todo trapo, más o menos, funciona, y poco después, en el mismo instante de ser producida o ejecutada la orden realmente, ya no era necesaria, nunca lo fue en paridad, y así pasaron los días y semanas entre recursos y casaciones, disputas y tormentos, las vueltas y revueltas de la trastienda leguleya, el absurdo, el montón de legajos sin nombre, la montaña sagrada legal y toda su panoplia horrenda. Por eso está y no debería estar, no es pertinente, en el fondo es solo una mala broma, sin apenas gracia, un secreción azarosa y fallida del medio ambiente, una ausencia que trata de hacerse notar a la fuerza, para nada, un botarate que se derrenga, un tonto pasatiempo del sistema, la excepción ridícula que confirma la abominable regla, tiene la entidad de una marioneta, de un muñeco de trapo, es de cartón piedra, una alucinación tortuosa, un soldadito de hojalata, un pelma, un chisgarabís y un chiquilicuatre, la parte no contratante de una sombra, un pobre desgraciado que todavía no ha muerto porque nadie se tomó la molestia de que naciera, un fantasma, un engorro, un espectro, un burdo rumor sería decir demasiado, no opta a tanto, algo parecido a un silbido o a un suspiro, un pedo sin fuerza, sin la consistencia material y concreta de un trozo de mierda.
Y tampoco hay tal castillo ni nada que se le asemeje o parezca, pura entelequia, concepto vacío, claro, balas, sospechas, trasuntos, transmutaciones, suposiciones, tanteos, controversias, el castillo somos nosotros, cada uno, por supuesto, piedra a piedra, disparidad de criterios que forman uno solo por aplastamiento, rendición absoluta de la comunidad o el grupo, una abstracción que se afana en vano, una imaginación equivocada, una insidia, un cotilleo, una inquina, una contradicción en perpetua lucha, dando vueltas sobre sí misma, contraorden, contranatura, ambigüedad absoluta, banalidad máxima, iniquidad, inseguridad, intrascendencia, duda, egoísmo, vergüenza, nada, a lo sumo guerra de guerrillas perpetrada por mindundis con ansias de poder y algunas tristes ínfulas y con un cutre proceder que se reduce a un intercambio poco variado y nada sutil de humillaciones y fluidos. Tumulto y vacío, espejismo, bobada, tedio frío.
La opción aquí elegida es fallida, a Kafka se le venera/respeta demasiado, como a dios, o peor, a él no le gustaría un pelo, os vomitaría de su boca, no le gustan los tibios, los pechos fríos, se reiría en vuestra puta cara, tanta unción y bobería, y así no hay maldita sea la manera, no se le puede tomar tan en serio, tan literalmente sus sabias palabras, tan al pie de la letra, hay que jugar con ellas, cambiarlas, traicionarlas, trastocarlas, olvidarlas, nunca tratar de traducir o imitarle en vano, vade retro, qué nefando pecado, eso es ridículo e ignominioso, además de que su literatura no casa con el cine, demasiado concreto y obvio, su forma de expresarse tan clara y retorcida, esos párrafos infinitos, las leyendas tan realistas, su cantar de gesta tan simbólico y cachondo, su desesperación luminosa, sus fábulas tan triviales y elevadas, su humor furibundo y muchas veces tan inadvertido, la letanía que no cesa, llora, ríe, celebra y maldice, eternamente, esos dimes y diretes, la realidad alucinada y pesadillesca, racional delirio, circo ambulante, rigor fiero, de hielo, no pega mucho ese estilo o desahogo con esto de lo que aquí parece que habitualmente yo escribo, con el cinematógrafo nada menos, o, siguiendo sus huellas y sin cambiar mucho de tema, en cuanto te relajas o te dejas llevar un poco, viene Paco con las rebajas o llega el camión de la basura y te recoge para siempre, eres expulsado definitivamente de toda posible esperanza de disfrutar de cualquier cosa parecida a un atisbo o reflejo del paraíso, esa luz falsa, de bote. No y no. Por eso este intento dramático es tan chungo y chusco, tan pobre y chato, alicaído y desvencijado, gris y depauperado, muy desvencijado y aburrido, sin gracia ni aliento, prosa fofa, tiesa, siesa, mustia y reseca, ni una sola planta riega, yerma, desolada, el esbozo de un amanuense tosco, hosco topo dando palos de ciego sin talento.
A Kafka o se le respeta de veras y se le deja en paz, que duerma el sueño de los justos y ya, no se le toca y manosea ni con el palo de una escoba, o de lo contrario vamos a tumba abierta, entramos con todo, a sangre y fuego, con la espada de damocles en ristre, a muerte de verdad, sin encomendarse ni a dios ni al diablo, a violarlo a bordo, abstruso estupro, a profanar su tumba y bailar sobre su calavera, hay que arrasarlo y descoyuntarlo del todo para así inventarlo de nuevo, el renacido de entre los muertos, ese vértigo, para no repetirlo ni volver a matarlo de pena y tedio, jamás copiarlo o teatralizarlo ni recitarlo o ilustrarlo, ya dijimos que rotundamente no a todo ese engendro mediocre y timorato, tan castrado y flojo.
Y tampoco hay tal castillo ni nada que se le asemeje o parezca, pura entelequia, concepto vacío, claro, balas, sospechas, trasuntos, transmutaciones, suposiciones, tanteos, controversias, el castillo somos nosotros, cada uno, por supuesto, piedra a piedra, disparidad de criterios que forman uno solo por aplastamiento, rendición absoluta de la comunidad o el grupo, una abstracción que se afana en vano, una imaginación equivocada, una insidia, un cotilleo, una inquina, una contradicción en perpetua lucha, dando vueltas sobre sí misma, contraorden, contranatura, ambigüedad absoluta, banalidad máxima, iniquidad, inseguridad, intrascendencia, duda, egoísmo, vergüenza, nada, a lo sumo guerra de guerrillas perpetrada por mindundis con ansias de poder y algunas tristes ínfulas y con un cutre proceder que se reduce a un intercambio poco variado y nada sutil de humillaciones y fluidos. Tumulto y vacío, espejismo, bobada, tedio frío.
La opción aquí elegida es fallida, a Kafka se le venera/respeta demasiado, como a dios, o peor, a él no le gustaría un pelo, os vomitaría de su boca, no le gustan los tibios, los pechos fríos, se reiría en vuestra puta cara, tanta unción y bobería, y así no hay maldita sea la manera, no se le puede tomar tan en serio, tan literalmente sus sabias palabras, tan al pie de la letra, hay que jugar con ellas, cambiarlas, traicionarlas, trastocarlas, olvidarlas, nunca tratar de traducir o imitarle en vano, vade retro, qué nefando pecado, eso es ridículo e ignominioso, además de que su literatura no casa con el cine, demasiado concreto y obvio, su forma de expresarse tan clara y retorcida, esos párrafos infinitos, las leyendas tan realistas, su cantar de gesta tan simbólico y cachondo, su desesperación luminosa, sus fábulas tan triviales y elevadas, su humor furibundo y muchas veces tan inadvertido, la letanía que no cesa, llora, ríe, celebra y maldice, eternamente, esos dimes y diretes, la realidad alucinada y pesadillesca, racional delirio, circo ambulante, rigor fiero, de hielo, no pega mucho ese estilo o desahogo con esto de lo que aquí parece que habitualmente yo escribo, con el cinematógrafo nada menos, o, siguiendo sus huellas y sin cambiar mucho de tema, en cuanto te relajas o te dejas llevar un poco, viene Paco con las rebajas o llega el camión de la basura y te recoge para siempre, eres expulsado definitivamente de toda posible esperanza de disfrutar de cualquier cosa parecida a un atisbo o reflejo del paraíso, esa luz falsa, de bote. No y no. Por eso este intento dramático es tan chungo y chusco, tan pobre y chato, alicaído y desvencijado, gris y depauperado, muy desvencijado y aburrido, sin gracia ni aliento, prosa fofa, tiesa, siesa, mustia y reseca, ni una sola planta riega, yerma, desolada, el esbozo de un amanuense tosco, hosco topo dando palos de ciego sin talento.
A Kafka o se le respeta de veras y se le deja en paz, que duerma el sueño de los justos y ya, no se le toca y manosea ni con el palo de una escoba, o de lo contrario vamos a tumba abierta, entramos con todo, a sangre y fuego, con la espada de damocles en ristre, a muerte de verdad, sin encomendarse ni a dios ni al diablo, a violarlo a bordo, abstruso estupro, a profanar su tumba y bailar sobre su calavera, hay que arrasarlo y descoyuntarlo del todo para así inventarlo de nuevo, el renacido de entre los muertos, ese vértigo, para no repetirlo ni volver a matarlo de pena y tedio, jamás copiarlo o teatralizarlo ni recitarlo o ilustrarlo, ya dijimos que rotundamente no a todo ese engendro mediocre y timorato, tan castrado y flojo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Ese final tan lamentable y vencido casi parece de un audiolibro, lo dejamos aquí porque se acabó el texto, ya no podemos seguir leyendo, lo sentimos mucho, ya nos despedimos, que pasen una buena noche, suerte.
Kafka era a la vez tan real y ficticio como decir que, por ejemplo, la justicia no está pensada ni mucho menos para proteger al ciudadano, nada que ver, su función es la de decorado de la obra o farsa, la de marco, la de crear la engañosa sensación de que hay algo detrás del escenario, de que no todo son unos patéticos actores vomitando un texto grotesco, es un mecanismo pensado para no ser utilizado, ya que si cometes el grosero error de creer en ello, caes inevitablemente en un bucle o trampa que tiene como único fin convertirte a ti en culpable, en esencia, en sí y para sí, pasas a ser juzgado y examinado por el mero hecho de existir y venir a molestar, y el otro, el posible denunciado o acusado, la causa por/contra la que luchas, si quieres sacar algo de él o ella, disfrutar de algún tipo de ventaja, disculpa, compensación, equidad o arreglo, te verás obligado a arrastrarlo tú con tus manos por el fango, a enfrentarte a él cara a cara, a calzón quitado, pelea de gallos poco disimulada, ellos en verdad no se hacen cargo, como mucho arbitran y disfrutan del espectáculo, no pagando, más bien cobrando, la cuadratura del círculo del infierno mismo, ellos solo aprietan el botón de la maquinaria y se echan a un lado, está en tu mano meterte de lleno como un cabestro en la rueda de la cobaya que nunca para, en el mejor de los casos para permanecer exactamente igual a como estabas antes de empezar todo, o quedarte en tu santa casa de brazos cruzados, la paz sea con vosotros, la banca siempre gana, en cualquier caso, eso.
Y así el resto, o eso mucho me temo.
Kafka era a la vez tan real y ficticio como decir que, por ejemplo, la justicia no está pensada ni mucho menos para proteger al ciudadano, nada que ver, su función es la de decorado de la obra o farsa, la de marco, la de crear la engañosa sensación de que hay algo detrás del escenario, de que no todo son unos patéticos actores vomitando un texto grotesco, es un mecanismo pensado para no ser utilizado, ya que si cometes el grosero error de creer en ello, caes inevitablemente en un bucle o trampa que tiene como único fin convertirte a ti en culpable, en esencia, en sí y para sí, pasas a ser juzgado y examinado por el mero hecho de existir y venir a molestar, y el otro, el posible denunciado o acusado, la causa por/contra la que luchas, si quieres sacar algo de él o ella, disfrutar de algún tipo de ventaja, disculpa, compensación, equidad o arreglo, te verás obligado a arrastrarlo tú con tus manos por el fango, a enfrentarte a él cara a cara, a calzón quitado, pelea de gallos poco disimulada, ellos en verdad no se hacen cargo, como mucho arbitran y disfrutan del espectáculo, no pagando, más bien cobrando, la cuadratura del círculo del infierno mismo, ellos solo aprietan el botón de la maquinaria y se echan a un lado, está en tu mano meterte de lleno como un cabestro en la rueda de la cobaya que nunca para, en el mejor de los casos para permanecer exactamente igual a como estabas antes de empezar todo, o quedarte en tu santa casa de brazos cruzados, la paz sea con vosotros, la banca siempre gana, en cualquier caso, eso.
Y así el resto, o eso mucho me temo.
4 de julio de 2010
4 de julio de 2010
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Espero no tener que retractarme de mis palabras por resumir esta película del grandísimo maestro Haneke con el calificativo de: soporífera. Quiero pensar que es por no haber leído antes el libro del maestro en el que Haneke se inspiró: Kafka, quizá sea sólo por eso, en caso de que aún leyendolo me quedase con la misma impresión, la resumiría en: aburrida hasta matar. Comparar 'El Castillo' con la sociedad en la que vivimos y que nos condiciona me parece un extremo totalmente absurdo y muy mal adaptado, esto quiere decir que el prota vive en un continuo tormento al no saber como llegar a 'El Castillo' y al sentirse solo y desprotegido en un pueblo en el que no le consideran otra cosa que extranjero. Fin de la historia.
5 de diciembre de 2011
5 de diciembre de 2011
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Traducción de la obra literaria, no es la percepción kafkiana muy dada a salirse del libro para ser plasmada en otro medio, pues parte su magia radica en el denso proceso narrativo, entre lo retórico y lo burocrático, que va asentando el recorrido laberíntico de sus escenarios y personajes.
"El Castillo" es una metáfora del poder. Este se impone, pero no físicamente, si no de una forma tácita, muy convincente. El Castillo reclama atención, alerta constante, sus mecanismos para dominar al individuo no se nutren tanto de amenazas como por medio de un constante ir venir; reclama atención al tiempo que ignora. Cada habitante del pueblo es reflejo de este poder, de forma que parecen haberse quedado como congelados en un no lugar, en un sueño febril; fruto de ello resultan alocados, a veces graciosos, muchas otras veces crueles, y como es sello de la obra de Kafka, en especial las mujeres parecen tomar las riendas de la historia por medio de un extravagante erotismo.
Para transmitir todo esto, Haneke recurre a una grabación fría, de planos secos y distantes, de prolongados espacios en negro, que aposenta la narración. A igual manera que en el libro, tenemos una relación difusa con el protagonista, somos testigos distantes de sus idas y venidas, pero hay una gran vacío entre él y nosotros; parece que todo sucediera en otra dimensión. Mientras, K recorre las nieves en largos trávelings que evocan la búsqueda de lo imposible: Avanza pero nunca llega.
En forma es una buena adaptación, muy libresca y, por tanto, no excelente película. Haneke aquí extralimita el cine, lo fuerza, lo estira y este comienza a romperse lo que convierte a este Castillo, fundamentalmente, en una "curiosité".
"El Castillo" es una metáfora del poder. Este se impone, pero no físicamente, si no de una forma tácita, muy convincente. El Castillo reclama atención, alerta constante, sus mecanismos para dominar al individuo no se nutren tanto de amenazas como por medio de un constante ir venir; reclama atención al tiempo que ignora. Cada habitante del pueblo es reflejo de este poder, de forma que parecen haberse quedado como congelados en un no lugar, en un sueño febril; fruto de ello resultan alocados, a veces graciosos, muchas otras veces crueles, y como es sello de la obra de Kafka, en especial las mujeres parecen tomar las riendas de la historia por medio de un extravagante erotismo.
Para transmitir todo esto, Haneke recurre a una grabación fría, de planos secos y distantes, de prolongados espacios en negro, que aposenta la narración. A igual manera que en el libro, tenemos una relación difusa con el protagonista, somos testigos distantes de sus idas y venidas, pero hay una gran vacío entre él y nosotros; parece que todo sucediera en otra dimensión. Mientras, K recorre las nieves en largos trávelings que evocan la búsqueda de lo imposible: Avanza pero nunca llega.
En forma es una buena adaptación, muy libresca y, por tanto, no excelente película. Haneke aquí extralimita el cine, lo fuerza, lo estira y este comienza a romperse lo que convierte a este Castillo, fundamentalmente, en una "curiosité".
22 de abril de 2014
22 de abril de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
No he leído el libro, todavía, pero conociendo la literatura del gran Franz Kafka, seguro que no era tarea fácil plasmar la trama de ese libro en la pantalla.
La sensación que da es la de ser una película de bajo presupuesto, por ello tengo que ser más benévolo con ella que con las grandes producciones, puesto que no cuenta con tantos medios.
Aún así, como no eran necesario efecto especial alguno, donde más se nota es en la calidad del sonido (la vi en versión original) y claro en algunas de las actuaciones, aunque el actor que hace de K. defiende el papel bastante bien.
La sensación que me dio a mí, fue como si más que estar viendo una película, estuviese viendo una obra de teatro; por las actuaciones, el sonido, los decorados, la voz en off..., y en cuanto me di cuenta, con esos ojos la vi, y mi impresión sobre ella mejoró.
Y no voy a negar que estuve pegado a la pantalla de principio a fin, absorto con la trama y a pesar de sus defectos, disfruté con ella.
Lo de la trama es, obviamente, gracias a Kafka, puesto que según he leído en algunas críticas, al parecer se ha plasmado de pe a pa diálogos y sucesos del libro, añadiendo una voz en off para aquellas situaciones en las que era necesaria una explicación que ningún personaje podía dar.
En definitiva, es una película extraña, como seguro que lo es el libro, con muchas lecturas (seguro que yo no he encontrado todas), pero es lógico que haya gente a quien no le guste. A nivel personal, a mí me ha gustado, y por eso le pongo un 7.
La sensación que da es la de ser una película de bajo presupuesto, por ello tengo que ser más benévolo con ella que con las grandes producciones, puesto que no cuenta con tantos medios.
Aún así, como no eran necesario efecto especial alguno, donde más se nota es en la calidad del sonido (la vi en versión original) y claro en algunas de las actuaciones, aunque el actor que hace de K. defiende el papel bastante bien.
La sensación que me dio a mí, fue como si más que estar viendo una película, estuviese viendo una obra de teatro; por las actuaciones, el sonido, los decorados, la voz en off..., y en cuanto me di cuenta, con esos ojos la vi, y mi impresión sobre ella mejoró.
Y no voy a negar que estuve pegado a la pantalla de principio a fin, absorto con la trama y a pesar de sus defectos, disfruté con ella.
Lo de la trama es, obviamente, gracias a Kafka, puesto que según he leído en algunas críticas, al parecer se ha plasmado de pe a pa diálogos y sucesos del libro, añadiendo una voz en off para aquellas situaciones en las que era necesaria una explicación que ningún personaje podía dar.
En definitiva, es una película extraña, como seguro que lo es el libro, con muchas lecturas (seguro que yo no he encontrado todas), pero es lógico que haya gente a quien no le guste. A nivel personal, a mí me ha gustado, y por eso le pongo un 7.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Como he leído ya en una crítica, me hizo gracia esa voz en off que inmediatamente después de que llamen a la puerta dice "de repente llamaron a la puerta".
Y por supuesto, ese momentazo en el que los ayudantes empiezan a rebuscar los papeles en el armario, me pareció épico.
Y por supuesto, ese momentazo en el que los ayudantes empiezan a rebuscar los papeles en el armario, me pareció épico.
15 de noviembre de 2012
15 de noviembre de 2012
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este debe ser el primer K al que no le gusta la burocracia estatal (chiste interno para argentinos del 2012).
No leí el libro de Kafka, pero aún si no me hubieran dicho que estaba basada en un libro, lo hubiera descubierto: Haneke optó por usar la voz de un narrador en tercera persona que aparece constantemente relatándonos fragmentos, evidentemente reproduciendo textualmente al narrador del libro.
Esta es la forma de uso de la narración en off que no se lleva bien con el cine, si entendemos por cine la idea hitchconiana de narrar con imágenes más que con palabras. Cuando la voz nos cuenta lo mismo que ya estamos viendo, directamente entramos en un redundancia molesta.
Por ejemplo, recuerdo una parte en que K está en hablando con Olga, y golpean la puerta.
El narrador dice algo así como: "De pronto sonó un golpe, y Olga se acercó a abrir la puerta"; eso al mismo tiempo en que ESCUCHAMOS el "toc-toc" y VEMOS que Olga abre la puerta.
¿Que sentido tiene narrar lo mismo que las imágenes ya nos están mostrando? Citar un libro no es lo mismo que adaptarlo.
Además de aburrida, termina con el diálogo del personaje interrupiéndose a la mitad de la frase, al igual que en el inconcluso libro, por lo que algún espectador distraido, pensará que se le ha roto el reproductor de DVD =)
No leí el libro de Kafka, pero aún si no me hubieran dicho que estaba basada en un libro, lo hubiera descubierto: Haneke optó por usar la voz de un narrador en tercera persona que aparece constantemente relatándonos fragmentos, evidentemente reproduciendo textualmente al narrador del libro.
Esta es la forma de uso de la narración en off que no se lleva bien con el cine, si entendemos por cine la idea hitchconiana de narrar con imágenes más que con palabras. Cuando la voz nos cuenta lo mismo que ya estamos viendo, directamente entramos en un redundancia molesta.
Por ejemplo, recuerdo una parte en que K está en hablando con Olga, y golpean la puerta.
El narrador dice algo así como: "De pronto sonó un golpe, y Olga se acercó a abrir la puerta"; eso al mismo tiempo en que ESCUCHAMOS el "toc-toc" y VEMOS que Olga abre la puerta.
¿Que sentido tiene narrar lo mismo que las imágenes ya nos están mostrando? Citar un libro no es lo mismo que adaptarlo.
Además de aburrida, termina con el diálogo del personaje interrupiéndose a la mitad de la frase, al igual que en el inconcluso libro, por lo que algún espectador distraido, pensará que se le ha roto el reproductor de DVD =)
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here