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Oppenheimer

Drama. Thriller En tiempos de guerra, el brillante físico estadounidense Julius Robert Oppenheimer, al frente del 'Proyecto Manhattan', lidera los ensayos nucleares para construir la bomba atómica para su país. Impactado por su poder destructivo, Oppenheimer se cuestiona las consecuencias morales de su creación. Desde entonces y el resto de su vida, se opondría firmemente al uso de armas nucleares. (FILMAFFINITY)
Críticas 401
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20 de julio de 2023
281 de 391 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Me he convertido en la muerte, el destructor de mundos".

La edición de sonido de The Dark Knight + la fotografía de Inception + los efectos visuales de Interestellar + el diseño de producción de The Prestige + la calidad narrativa de Memento = Oppenheimer.

Entonces ¿porqué un 4/10 de regular?
Lamentablemente, la obra tiene ciertos problemas de base y piezas que no terminan de encajar que intentaré explicar a continuación:

Afortunadamente Nolan no cometió la barbaridad de justificar la atrocidad que cometió el gobierno de USA contra la población japonesa (algo que adoran hacer gran cantidad de documentales gringos); desafortunadamente la regó al colocar a Julius Robert Oppenheimer como un mártir al estilo del libro American Prometheus.

Antes de que "Fat Man" y "Little Boy" fueran lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki, Oppenheimer ya sabía lo que se iba a hacer con la bomba atómica; y dirige y apoya el proyecto durante la primera mitad de la película, para después, y por arte de magia, sentirse culpable en la segunda mitad.
Ejemplo: Luke Skywalker odiaba y temía a Darth Vader hasta que descubrió el mayor spoiler en la historia de la cinematografía y cambió su percepción del mismo.
¿Cuál fue el punto de inflexión para que Oppenheimer cambiara radical y opuestamente su percepción sobre la bomba de hidrógeno si hasta hay escenas donde mencionan que las bombas no distinguen entre justos y pecadores al inicio de la puñetera historia?

Aparte de que Nolan se tomó la libertad creativa de inventar diálogos internos y externos que Oppenheimer jamás afirmó, dado que en realidad no existe ningún registro de que Oppenheimer se arrepintiera de haber creado y apoyado el uso de la bomba nuclear.

Y no es el único problema en cuanto a los diálogos. Muchos de ellos son bastante pretenciosos y desembocan en escenas que parecieran estar sacadas de The Big Ban Theory como cuando Robert y Jean leen el Bhagavad Gita después de garchar y mencionan la frase célebre de Vishnu que de hecho fue tergiversada y en la película de Nolan no hacen nada para refutar dicho error histórico.

Aparte ¿existen personas a las que realmente les haya preocupado o interesado la trama entre Lewis Strauss y Oppenheimer? Personalmente, me aburrió como el carajo. Estamos hablando de un acontecimiento que provocó cientos de miles de muertes y Nolan quiere que nos interesemos por la batalla de egos de 2 científicos, y peor aún, quiere que veamos a Oppenheimer como una pobre víctima.
Olvídense de las víctimas de Hiroshima por un momento. Olvídense del tráfico sexual infantil. Olvídense de la muerte de Jesucristo. Vean la triste historia del pobre e inocente Oppenheimer que fue humillado y torturado mediáticamente y traicionado por algunos compañeros.
A mi parecer, hubiera sido infinitamente más interesante una película sobre alguno de los espías soviéticos que se infiltraron en El Proyecto Manhattan, siendo agentes de la KGB enviados por el propio Stalin para copiar la fórmula atómica.

El filme es un espectáculo palomitero, pero cuyas piezas no terminan de encajar y cuyas ideas, aunque interesantes, no terminan de construir una torre narrativa sólida.
Buenas actuaciones. Un ritmo demasiado acelerado y un montaje torpe.
Será sobrevalorada por los amantes de los fuegos artificiales y la pseudointelectualidad hollywoodense.
4/10 de regular.
9
19 de julio de 2023
250 de 349 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por un lado siempre suele resultar fácil comentar y encontrar las palabras para una película de Christopher Nolan por todo cuanto nos ofrece. Pero, por otro lado, su complejidad nos exige un esfuerzo titánico por describir, sintetizar y valorar sus obras de relojería. Vamos a intentarlo.

Oppenheimer, por si algunos se habían perdido y todavía no lo sabían, es el último producto de un Christopher Nolan más maduro que nunca, en el que nos relata pormenorizadamente con todo lujo de detalles la historia de cómo se elaboró la primera bomba atómica en el llamado “Proyecto Manhattan” como arma de destrucción masiva.

Cillian Murphy interpreta magistralmente (en la que probablemente sea la mejor interpretación de su carrera en el cine) a un personaje extraordinariamente complejo, cargado de matices (como el propio filme), profundo y con una mirada que pocos más actores tienen la suerte de poseer, la cual aporta toda la credibilidad necesaria a un ser intelectualmente superior como lo fue Robert Oppenheimer, que tuvo la oportunidad de pasar a la historia y que, cuya vanidad creó el caldo de cultivo para liderar un trabajo que duraría años, sabiéndose acompañar de los mejores físicos del momento : Richard Feynman, Enrico Fermi o Albert Einstein, entre otros.

El elenco es de una densidad de calidad mayúscula, semejante a la de un agujero negro. En él podemos disfrutar de Matt Damon, Robert Downey Jr., un casi desaparecido de este tipo de filmes Josh Hartnett, al cual agradecí mucho de volver a ver en un papel relevante, Casey Affleck, Florence Pugh, Rami Malek, Kenneth Branagh, así como de una aparición estelar de Gary Oldman interpretando a Harry S. Truman, el presidente de los Estados Unidos de América al final de la Segunda Guerra Mundial. En la gran mayoría de esta constelación de bestias actorales, Nolan demuestra la habilidad de encontrar un momento de despliegue de talento interpretativo para cada uno de ellos, aportando la gran profundidad necesaria en quienes deben tenerla, llamándome especialmente la atención la soberbia y explosiva interpretación de Emily Blunt como Kitty Oppenheimer, mujer de Robert Oppenheimer; y un Cillian Murphy omnipresente durante toda la cinta, ejerciendo como el director del proyecto en el que quizá Nolan se estuviese viendo como un ser homólogo, ese director en el que tanto reflejo de genialidad y vanidad se pudiera ver, gustándose hasta más no poder.

Desde mi punto de vista de fan acérrimo de Christopher Nolan, y teniendo como auténticas referencias cinematográficas auténticas obras maestras como El Caballero Oscuro u Origen, “Oppenheimer” no se queda muy lejos de lo más brillante del aclamado director londinense. Durante tres horas que pasan volando, Nolan tiene la capacidad de construir el guión mediante un eje no estrictamente cronológico, pero siendo más comprensivo y eficaz que en otras ocasiones. Introduce elementos que parecen insignificantes para recogerlos de manera sutil, con maestría y enlazarlos en puntos narrativos clave. Como siempre, hay que hacer cierto esfuerzo por estar al hilo del guión, pero en “Oppenheimer” Nolan consigue exponer, a pesar de su rapidez habitual en el transcurso y explicación de la trama y sin la pretenciosidad que a veces se le ha achacado, el guión más realista y preciso que le recuerdo para mostrar algo excepcional en un momento crítico y clave de nuestra historia.

La película nos expone magistralmente la extraordinaria relevancia de este acontecimiento y cómo entonces dibujó un mundo nuevo en el que actualmente nos encontramos.
Durante el largometraje, hay especial espacio para la reflexión, para la fascinación y la decepción por el cariz humano, para la incomprensión de la genialidad y de la estupidez; y para la confirmación (si aún fuera necesario) de Nolan como uno de los directores de nuestro tiempo.

Si no hay nada que nos sorprenda en los próximos meses, estamos probablemente ante la mejor película del año.
3
28 de julio de 2023
159 de 202 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay directores malos. Y luego hay directores que me irritan. Me irritan porque siendo capaces hacen malas películas. Nolan es el ejemplo supremo. Estoy hablando de directores que en algún momento han hecho peliculones con una cierta originalidad pero que, a base de repetirse y exagerar ese estilo casi me han dejado de interesar. Ahí puedo meter a vacas gordas que no nombraré para no desviarme. Me deslumbró Memento como a todos. Me pareció un thriller correcto Imsomnia, Me gustó Batman Begins (yo que odio los superhéroes) y también The Prestige. Argumentos interesantes, frecuentemente relacionados con la Hard Sci Fi que tanto me gusta, grandes escenas de tensión, música a todo trapo, montaje espectacular, mucha explicación. Todo eso está también en las plomizas Incepcion, Interstellar y Tenet. Pero multiplicado por mil hasta extremos ridículos. En Oppenheimer encontramos más de lo mismo, incluso aumentado:

Un argumento interesante. Los tres puntos básicamente son por eso. Nolan escoge bien sus temas. Casi siempre relacionado con supuestos de Ciencia Ficción (o real en este caso) de los de hacer pensar. La figura de Oppy es un caramelo cinematográfico...muy desaprovechado. Estamos hablando del "destructor de mundos", pero también del fin de la 2a Guerra Mundial, de la Guerra Fría, de la caza de brujas comunista. Temazos.

La tensión. Nolan básicamente es un experto en montaje de escenas de tensión. Frecuentemente lo borda. El problema es su uso excesivo. Estamos hablando de una película de juicios, y reflexiva en el 80% del metraje. Para nada de acción. El uso nervioso de la cámara y sobretodo la música (ay la música) épica EN TODO MOMENTO, rozan el ridículo. No hay momentos valle. Todo es superimportante, supuestamente.

La verborrea. Ya no lo soporto. Sé, cuando voy a ver una peli de Nolan, que los personajes no va a parar de hablar ni un momento, que se me va a explicar mucho más de lo que necesito, todo de pe a pa sin atisbo de sugerencia (el mayor defecto de Nolan). En Oppenheimer es el sumum del cine de Nolan en este aspecto. Todo muy explicado...y mal explicado. Nada de contexto (mis pobres hijos adolescentes no entendieron la mitad de lo explicado). Miles de personajes entrando y saliendo, nombres supuestamente importantes, nada desarrollados. Siglas por todos lados como para llevar una libreta. Larguísimas conversaciones de tono impostado (qué ingeniosos todos hablando, siempre con una frase definitiva a punto). Cierto que me esperaba una sesuda clase de Física Cuántica y, gracias a Dios eso no se produjo. A cambio, la jerga judicial inacabable.

Los actores. O cómo desaprovechar el talento de grandes profesionales, con papeles minúsculos o imposibles de lucir. Gary Oldman, Rami Malek, Matthew Modine, Kenneth Branagh y más. Para ese viaje no hacían falta tan grandes alforjas. De los importantes, poco matíz. Murphy no me ha parecido de Óscar pero es que su personaje le falta claroscuro. No es su culpa.

La espectacularidad. Le he bajado puntuación porque creía que con Nolan eso estaba garantizado como mínimo. Pues no. La campaña que ha habido en redes para verla en IMAX, 70 mm, sonido megaultrapotente y nosequé más es totalmente interesada. Es la película de Nolan menos espectacular. Eso en una película sobre bombas atómicas. Cuesta creerlo pero hay dos efectos especiales y no muy logrados. ¡Qué decepción!

El guión. Malo, malo. O cómo desarrollar muy deficientemente un buen argumento. Saltos absurdos en el tiempo. Diálogos confusos. 3 horas centradas en el juicio, cuando había material para hacer un peliculón con varias subtramas importantes (ver espoiler). Escenas ridículas ( Oppy ligando con lenguaje científico da un poco de grima).
Y bueno...podría seguir. Me hubiese gustado un Oppenheimer más gris. Se posiciona demasiado como el bueno de la película cuando habría mucho que discutir al respecto.

En fin...salir enfadado después de una peli de Nolan empieza a ser habitual.

Y...¿por qué sigo viendo películas de Nolan?. Pues porque de vez en cuando acierta. Dunkerque me sorprendió para bien. ¡Qué poco hablan y qué bien explicado todo!. Y por lo dicho al principio. No hay muchos directores que se atrevan con grandes temas y grandes presupuestos, más después de la pandemia.

Ahora a esperar Napoleón con Scott. Otro director con el que me pasan cosas similares.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Si tuviera que explicar de qué va la película diría que es sobre la caza de brujas comunista en USA. Ese es el tema principal y no la bomba atómica. Y también el principal problema. Yo quería ver una película sobre la bomba atómica y no me hubiese importado que saliese lo de la caza de bruzas, en segundo término. Pero incluso si el error fue mío por pensar que la peli iba de otra cosa, como biopic tampoco me alcanza. No he empatizado lo más mínimo con el personaje, ni para bien, ni para mal.

Hay tantas cosas que podrían haber salido en la película y quedan sólo apuntadas...

Mucho más sobre el bombardeo de Hisoshima y Nagasaki. ¿Cómo puedes desaprovechar la oportunidad de crear escenas memorables al respecto, precisamente tu Nolan, con lo que te gustan las escenas espectaculares?.
Incluso algo más sobre la carrera armamentística con Rusia y la bomba H.
Y, por qué no, algo más sobre los pilotos que tiraron la bomba.
Algo más sobre cómo le birlaron científicos a los nazis.
Algo sobre la infancia de Oppy o cómo desarrolló el interés por la Física. Eso a la hora de empatizar va muy bien.
Mucho más sobre el conflicto moral de haber creado la bomba. Se toca superficialmente

Son sugerencias para no centrar 3 horas en un juicio que es interesante sólo para un rato.
9
20 de julio de 2023
152 de 207 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al terminar de ver “Oppenheimer”, la sensación que me queda es que toda la obra anterior de Nolan en verdad ha sido una preparación para este título, su gran salto, su propuesta más ambiciosa, que condensa ciertos rasgos de las anteriores para abordar el punto más trascendental de la Historia contemporánea, tanto que a día de hoy, con la guerra de Ucrania luchándose en el frente oriental, sale a flote cada vez que los bandos quieren intimidar al enemigo y poner sobre el tapete la terrible idea de la destrucción mutua asegurada.

Es decir, esas tramas que son unos amagos narrativos que al final descubre un truco final como en "The Prestige", los elementos de física cuántica como en "Origen" o "Interstellar", la II Guerra Mundial como en "Dunkirk"... de todas las anteriores parece, en mayor o menor medida, tomar algún trozo para añadirlo en su apuesta, que parece surgir con la intención de obra cumbre. Si no lo es, a Nolan se le deberá ocurrir algo verdaderamente genial. La paz mundial o algo por el estilo.

Si bien el largometraje se abre mencionando a Prometeo, todos sabemos de sobra que tanto la bomba H o la bomba atómica son un ejercicio de destrucción masiva que se lleva por delante a inocentes y malvados. Por lo tanto, también se podría señalar a Shiva, la deidad hindú de la destrucción, cuyas demoliciones luego sirven para la regeneración.

He de reconocer que mis ideas iniciales de la película se han visto claramente superadas. Pensaba que iba a abordar el proceso que llevó a Oppenheimer y su equipo a idear y crear la bomba atómica, luego quizás algún tipo de añadido moral acerca de los peligros atómicos y poco más. Creía que taparía sus coqueteos con el comunismo y sus ideales de izquierda y poco más que un ejercicio completo de simplificación y aseo por tal de presentar a un personaje muy querible para mayormente gente que no le interesa demasiado. Y lo cierto es que no, el Oppenheimer que Nolan representa es una personalidad compleja, llena de aristas, a veces altivo y desagradable, mercurial y errático, pero cuando se concentra en un punto traspasa fronteras y puede ejercer como fuerza de arrastre a otras mentes brillantes. Una de las tesis de "Oppenheimer", que se pone muy en relieve cuando es juzgado por la junta de seguridad, es que a pesar de sus logros no era persona de una sola pieza y que a pesar de las cosas que a la moral dominante pueda opinar, a final de cuentas son necesarias personalidades excéntricas para dar con hallazgos y ascender nuevas cimas, más altas que las anteriores.

Muchos de los personajes que desfilan por la pantalla, tales como Nils Bohr o Heisenberg, también aparece en la novela del chileno Benjamin Labatut "Un verdor terrible", que también examina los pilares de la racionalidad moderna y aborda la tesis que el hombre ha alcanzado tal punto de conocimiento que ya no puede comprender el mundo que lo rodea, un conocimiento tan profundo que convierte la percepción de realidad en apenas una minucia y en verdad resulta desasosegante. Nolan no llega tan lejos, pero el principal dilema de Oppenheimer es precisamente haber ido demasiado lejos, a un punto tan excesivo que podría resultar la gran destrucción final.

Nolan demuestra no poco atrevimiento posicionándose y elaborando la tesis que el cambio de talante de Openheimer, del ego maníaco que quiere culminar el proyecto Manhattan y poder crear la bomba atómica al científico preocupado por el alcance del invento que él contribuyó a idear dista cierto escrúpulo, que una vez se demuestra que pueden crear la bomba atómica su utilización le abruma mucho más de lo que supuso y que por eso quizás realiza una serie de movimientos intrincados para desentenderse de lo que ocurrió después de Los Alamos.

No es más que una más de las múltiples dualidades que se afrontan durante la narración. El poder científico en colisión con el poder militar, la lucha política, América contra el comunismo, la visión dionisíaca (representada por el papel de Florence Pugh) contra la apolínea (representada por el papel de Emily Blunt), como el cruce de estas diferentes dualidades pueden convivir mientras sea por poco tiempo, si no, se vuelven rechazables, incluso abyectas si se mezclan demasiado (la escena imaginaria del coito durante el juicio es su paroxismo). La verdad, aparte de su espectacularidad y su acostumbrado brío narrativo, Nolan ofrece una propuesta digna de ser vista varias veces para extraer una experiencia más completa y potente. No lo creía capaz de culminar su proyecto con semejante brillantez. Se siente que en todos los aspectos que antes no destacaba en esta ocasión sí lo ha hecho (encuadres, diálogos, perfilado de personajes), todo se siente logrado y que se ha logrado el milagro de crear un blockbuster de sólidos fundamentos, que te toma y te arrastra con su brío mientras a la vez dibuja un mundo con veracidad e inteligencia. En ese sentido, me quito el sombrero cordobés.
5
21 de julio de 2023
131 de 168 usuarios han encontrado esta crítica útil
La última película de Nolan en pretenciosa, tediosa y efectista. Y ahora me explico:

Pretenciosa: Quiere hacernos reflexionar sobre lo que supuso la creación de la bomba atómica, sobre la comunidad científica que la diseñó y los políticos que decidieron utilizarla contra población civil. Recordemos que fue la primera vez que se utilizó un arma de destrucción masiva contra población civil y la única vez que se ha utilizado armamento nuclear. Ese es el honor de los estadounidenses y al tiempo, su mayor vergüenza.
Presenta a un Prometeo, Oppenheimer, atormentado, un ser complejo, que se debate entre su afán por investigar y su deber para crear un arma que cambiará el mundo. Y la película, desde el título, gira en torno a ese personaje al que Nolan trata con un difícil equilibrio por presentarlo como un ser humano sensible pero sabedor de sus obligaciones.

Todo en la película es un equilibrio roto: el personaje es comunista pero no es comunista. Sus relaciones sentimentales son tan volubles como los avances de la física de la época. Su relación con sus “superiores” es de enfrentamiento y de obediencia. Lo mismo ocurre con la comunidad científica a la que pertenece que se debate entre la moral y lo matemático. Todo equilibrio imposible.

Y la película es así, un ejercicio de equilibrio muy complicado donde no toma partido claramente ni por una cosa ni por otra. Oppenheimer es víctima y verdugo al mismo tiempo.

Tediosa: el excesivo metraje de la película se hace notar. Yo diría que hay dos películas, la primera hasta que la bomba arrasa las dos ciudades japonesas y luego el proceso al que se le somete al científico. Pero se hace larga, en ocasiones lenta.

Efectista: La película utiliza recursos ya conocidos, como presentar escenas en blanco y negro para conferir ese carácter documental y verídico, los saltos narrativos en el espacio y el tiempo y lo peor de todo, los subrayados cinematográficos para destacar ciertos momentos. Me refiero a esos primeros planos del protagonista con el fondo temblando, el sonido estridente de los pataleos en las gradas de madera, la visiones del público que le aclama devorados por la radiactividad…

¿Por qué recurre a esos efectos? Porque Nolan busca el espectáculo y porque conoce bien la narrativa cinematográfica, sabe bien que el mejor actor es un actor inexpresivo al que le aportaremos matices con el sonido, el encuadre, la iluminación, los efectos… Así Cillian Murphy es una esfinge con la que Nolan juega a tratar de sacar expresión con recursos tan poco originales como efectivos. O una Emily Blunt que ofrece su eterna cara de asco con una maestría absoluta o Florence Pugh que combina su cara de angustia con un cuerpo que muestra con generosidad o Matt Damon que interpreta a un personaje monocromático. El trabajo de los actores es lo de menos en esta película que podría haberse hecho con maniquíes, para eso está Nolan con sus recursos del cine mudo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Momentos memorables: Cuando Oppenheimer, recibido por Truman, le confiesa que siente sus manos manchadas en sangre y éste le ofrece su pañuelo asumiendo así toda la responsabilidad de la masacre. Así Nolan se asegura de transmitirnos la idea de que los malos eran los políticos y que la comunidad científica, pobrecilla ella, no hacía más que buscar soluciones a sus planteamientos teóricos.

¿Es una buena película? No. ¿Es una mala película? Tampoco. Es un ejercicio de estilo, manierista, pretencioso y con un equilibrio imposible.
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