Mi desconfiada esposa
7.1
2,495
Romance. Comedia
Gregory Peck es un periodista deportivo y Lauren Bacall, una diseñadora de moda de éxito. A pesar de que pertenecen a mundos muy distintos, tras una breve y apasionada relación se casan. Poco después de la boda, la convivencia provocará conflictos que ponen de manifiesto las enormes diferencias que existen entre ellos. Divertida comedia romántica de la Metro que se benefició de un reparto estelar, de un simpático guión -ganador del ... [+]
17 de julio de 2014
17 de julio de 2014
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al cineasta se le asocia siempre al musical, pero no es menos cierto que realizó excelentes melodramas y, también grandes comedias como “Designing woman”. Una obra de ritmo alado, divertida y desenfadada de celos y malentendidos, dentro de un estilo donde el diseño elegante y el color brillan a gran altura, en la que tampoco falta la música y la coreografía tan cercana al universo del cineasta. El director que convertía plácidamente en películas personales todos los compromisos que caían en sus manos gracias a aquello a lo que décadas atrás, cuando existía cierta preocupación por el lenguaje, se dio en llamar “puesta en escena”.
El punto de partida toma a una pareja formada por un cronista deportivo especializado en boxeo, Mike Hagen (Gregory Peck) algo torpe y desordenado, con una diseñadora de modas, Marilla (Lauren Bacall) hija de una familia acaudalada, culta y sofisticada. Por las diferencias sociales podrían parecer a primera vista incompatibles y condenados al fracaso, pero ellos se empeñan en que no sea así, aunque a costa de las concesiones y la renuncia o derrota de uno de ellos. “Mi desconfiada esposa” consiste en una sucesión de escaramuzas de la pareja, en ocasiones de sabor agridulce, que van preparando, lógicamente, un grandioso final. Cada uno se desenvuelve en unos ambientes distintos, tanto de amigos como de decorados, Mike aceptará sin presentar batalla abandonar su piso de soltero para vivir el mundo de su esposa, de tonos suaves, verde pastel del lujoso apartamento que Marilla domina con sus rojos vestidos y abrigos.
Los gags son ingeniosos y divertidos pero siempre elegantes y de buen gusto, es la colisión de dos formas de vivir la vida tan antagónicas que provocan la hilaridad en la mayoría de las situaciones. Minnelli no plantea una guerra de sexos (era demasiado pudoroso y poco comprometido para eso), sino una guerra de ambientes, de decorados que acaba proponiendo la confrontación activa de una visión dual de la existencia: la violencia del mundo de Mike (con ese ex boxeador zumbado y los mafiosos que le persiguen), frente al refinamiento del mundo de la alta costura y las fiestas de sociedad de Marilla.
Puede que la película no sea memorable pero todo está expresado con gracia y convicción, una comedia con dos mundos divergentes, donde intentan convivir las partidas de poker y las reuniones sociales y artísticas, los secundarios bordan sus papeles, la fotografía en Cinemascope y Metrocolor son apabullantes. Y todo con el toque personal de un gran Vincente Minelli que en esa época formaba junto a Judy Garland uno de los matrimonios más célebres de Hollywood.
El punto de partida toma a una pareja formada por un cronista deportivo especializado en boxeo, Mike Hagen (Gregory Peck) algo torpe y desordenado, con una diseñadora de modas, Marilla (Lauren Bacall) hija de una familia acaudalada, culta y sofisticada. Por las diferencias sociales podrían parecer a primera vista incompatibles y condenados al fracaso, pero ellos se empeñan en que no sea así, aunque a costa de las concesiones y la renuncia o derrota de uno de ellos. “Mi desconfiada esposa” consiste en una sucesión de escaramuzas de la pareja, en ocasiones de sabor agridulce, que van preparando, lógicamente, un grandioso final. Cada uno se desenvuelve en unos ambientes distintos, tanto de amigos como de decorados, Mike aceptará sin presentar batalla abandonar su piso de soltero para vivir el mundo de su esposa, de tonos suaves, verde pastel del lujoso apartamento que Marilla domina con sus rojos vestidos y abrigos.
Los gags son ingeniosos y divertidos pero siempre elegantes y de buen gusto, es la colisión de dos formas de vivir la vida tan antagónicas que provocan la hilaridad en la mayoría de las situaciones. Minnelli no plantea una guerra de sexos (era demasiado pudoroso y poco comprometido para eso), sino una guerra de ambientes, de decorados que acaba proponiendo la confrontación activa de una visión dual de la existencia: la violencia del mundo de Mike (con ese ex boxeador zumbado y los mafiosos que le persiguen), frente al refinamiento del mundo de la alta costura y las fiestas de sociedad de Marilla.
Puede que la película no sea memorable pero todo está expresado con gracia y convicción, una comedia con dos mundos divergentes, donde intentan convivir las partidas de poker y las reuniones sociales y artísticas, los secundarios bordan sus papeles, la fotografía en Cinemascope y Metrocolor son apabullantes. Y todo con el toque personal de un gran Vincente Minelli que en esa época formaba junto a Judy Garland uno de los matrimonios más célebres de Hollywood.
28 de agosto de 2013
28 de agosto de 2013
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
El guión es muy ágil en el sentido de que avanza de una situación a otra casi sin resuello, pero puede que ahí esté el problema, pues la película no nos deja tiempo para pensar, todo sucede demasiado deprisa, como en un carrusel, y esto hace que la trama sea confusa y enredada por momentos.
Las ingeniosidades se suceden una detrás de otra hasta el punto de la extenuación, llegado un determinado momento, esto deja de ser divertido y se convierte en una batalla dialéctica agotadora, a mí desde luego me agotó. Salí del cine aturdido y esto no es buena señal, demasiado artificiosa y rebuscada para mi gusto, la verdad. Aunque reconozco sus méritos, ya digo, especialmente la agilidad de su guión repleto de momentos deslumbrantes -reconozco que me reí con más de una situación-, pero esto no quita que, una vez vista, no pase de ser una comedia más de la época, superficial y sin mucho trasfondo. Por eso no puedo valorarla más que con un aprobadillo raspadete.
Las ingeniosidades se suceden una detrás de otra hasta el punto de la extenuación, llegado un determinado momento, esto deja de ser divertido y se convierte en una batalla dialéctica agotadora, a mí desde luego me agotó. Salí del cine aturdido y esto no es buena señal, demasiado artificiosa y rebuscada para mi gusto, la verdad. Aunque reconozco sus méritos, ya digo, especialmente la agilidad de su guión repleto de momentos deslumbrantes -reconozco que me reí con más de una situación-, pero esto no quita que, una vez vista, no pase de ser una comedia más de la época, superficial y sin mucho trasfondo. Por eso no puedo valorarla más que con un aprobadillo raspadete.
13 de octubre de 2016
13 de octubre de 2016
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que sucede a nuestro alrededor, aunque formemos parte de la trama, no es siempre como nos parece. Cada cual percibe los detalles de un modo particular, extrae sus propias vivencias y saca unas conclusiones personales, a menudo diferentes de las ajenas, aunque ellos también se hayan visto implicados en la acción.
Y luego, al contar lo que sucedió, la gama de los matices diversos enriquece los hechos, ilustra pasajes ocultos y enlaza elementos con nuevos rasgos.
Así se escribe la historia.
También la Historia.
V. Minnelli combina la narración lineal con la técnica del mosaico descriptivo y compone una divertida comedia con su trama policial, su vertiente romántica y su cuestión social para que nada falte.
Graciosa, ocurrente, desenfadada, ágil, muy entretenida y con una estupenda interpretación del afamado reparto..
Y luego, al contar lo que sucedió, la gama de los matices diversos enriquece los hechos, ilustra pasajes ocultos y enlaza elementos con nuevos rasgos.
Así se escribe la historia.
También la Historia.
V. Minnelli combina la narración lineal con la técnica del mosaico descriptivo y compone una divertida comedia con su trama policial, su vertiente romántica y su cuestión social para que nada falte.
Graciosa, ocurrente, desenfadada, ágil, muy entretenida y con una estupenda interpretación del afamado reparto..
8 de septiembre de 2012
8 de septiembre de 2012
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Oscar al mejor guión?
Es cierto que la película es de mediados de los '50, pero precisamente es el guión una de las cosas que más falla. Toda la historia se sustenta sobre un hecho banal al que ni los protagonistas dan gran importancia (la trama de Dolores Gray) que se resuelve de una manera sosa y tremendamente predecible. Sin embargo, esto no es lo peor ya que a lo largo de la película se suceden innumerables acontecimientos que suceden por casualidad que son extremadamente poco creíbles. Aun así tendría un pase si no lo hubiesen "adornado" con la escena de la trifulca. Es que parecía una película de serie B.
Por último, y para quedarme a gusto, hablaré de Maxie. Ese personaje que en las demás críticas ponen por las nubes y que aparte de que no para de sobreactuar, pretende ser un secundario cómico que no te hará reír ni una sola vez (al menos en mi caso).
Al menos los tres actores principales dan lustre a esta película cuanto menos mediocre.
Es cierto que la película es de mediados de los '50, pero precisamente es el guión una de las cosas que más falla. Toda la historia se sustenta sobre un hecho banal al que ni los protagonistas dan gran importancia (la trama de Dolores Gray) que se resuelve de una manera sosa y tremendamente predecible. Sin embargo, esto no es lo peor ya que a lo largo de la película se suceden innumerables acontecimientos que suceden por casualidad que son extremadamente poco creíbles. Aun así tendría un pase si no lo hubiesen "adornado" con la escena de la trifulca. Es que parecía una película de serie B.
Por último, y para quedarme a gusto, hablaré de Maxie. Ese personaje que en las demás críticas ponen por las nubes y que aparte de que no para de sobreactuar, pretende ser un secundario cómico que no te hará reír ni una sola vez (al menos en mi caso).
Al menos los tres actores principales dan lustre a esta película cuanto menos mediocre.
5 de abril de 2023
5 de abril de 2023
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aceptable comedia romántica de Vincente Minnelli narrada en flashback por las diferentes voces en off de algunos de los personajes involucrados en la historia, quienes en el inicio del film se presentan dirigiéndose directamente a la cámara.
Le falta una mayor mordacidad a la película en su tono general, se echa en falta más acidez en algunos aspectos cómicos que podría dar lugar a una comedia más brillante, pudiéndose mostrar más corrosiva en la sátira en torno a la mezcla entre los diferentes mundos sociales y culturales representados por los personajes de Gregory Peck y Lauren Bacall, y de este modo provocar situaciones más locas y electrizantes que condujeran al film más hacia la screwball comedy tan en boga en los años 30 y 40.
Desgraciadamente no es así, y además ni Peck ni Bacall demuestran desenvolverse con excesiva gracia ni soltura en el terreno de la comedia, lo cual tampoco suma en favor de una película que sin embargo posee indudables virtudes reflejadas en la construcción de elegantes situaciones de humor ligero, en un gran talento a la hora de desarrollar la típica batalla de sexos, en un ágil y nada precipitado ritmo narrativo, en un vestuario lujosísimo a cargo de Helen Rose, y en unos pintorescos y graciosos caracteres secundarios con especial mención para Mickey Shaughnessy haciendo de boxeador con poca inteligencia y muchas ganas de zurrar a quien haga falta.
Le falta una mayor mordacidad a la película en su tono general, se echa en falta más acidez en algunos aspectos cómicos que podría dar lugar a una comedia más brillante, pudiéndose mostrar más corrosiva en la sátira en torno a la mezcla entre los diferentes mundos sociales y culturales representados por los personajes de Gregory Peck y Lauren Bacall, y de este modo provocar situaciones más locas y electrizantes que condujeran al film más hacia la screwball comedy tan en boga en los años 30 y 40.
Desgraciadamente no es así, y además ni Peck ni Bacall demuestran desenvolverse con excesiva gracia ni soltura en el terreno de la comedia, lo cual tampoco suma en favor de una película que sin embargo posee indudables virtudes reflejadas en la construcción de elegantes situaciones de humor ligero, en un gran talento a la hora de desarrollar la típica batalla de sexos, en un ágil y nada precipitado ritmo narrativo, en un vestuario lujosísimo a cargo de Helen Rose, y en unos pintorescos y graciosos caracteres secundarios con especial mención para Mickey Shaughnessy haciendo de boxeador con poca inteligencia y muchas ganas de zurrar a quien haga falta.
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