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Kids Return

Drama Después de dejar la escuela, dos amigos, Shinji y Masaru, corren diversa suerte: uno como boxeador y el otro como pistolero de los Yakuza. (FILMAFFINITY)
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Críticas 14
Críticas ordenadas por utilidad
30 de agosto de 2005
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor que tiene el cine de Kitano es que no sabes a dónde te llevará, incluso relajándote, disfrutando de sus creaciones ( véase A Scene At The Sea).

Después del grave accidente, que le llevó meses en el hospital, Kitano tuvo la oportunidad de crear una historia con más diálogo de lo acostumbrado, haciendo una película, en parte, autobiográfica, y la primera de la llamada " trilogía del angel" que posteriormente seguirían Hana-Bi y Kikujiro no natsu.
Muy recomendable.
ozantony
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13 de octubre de 2008
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Kitano regresa con fuerza tras el duro episodio de su accidente, con un film quizá más personal de lo que nos tení acostimbrados, pero en el que se pueden ver algunas características distintivas en su ya entonces nutrida obra, como la referencia a la Yakuza, la amistad, y la acción. Un film de los menos conocidos del excelente director japonés, pero no por ello menor, o carente de calidad, ya que nos aporta datos a tener en cuenta en torno a la obra de Kitano a la vez que consigue entretener al espectador a lo largo de su metraje.
o0_oscar_0o
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6 de marzo de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vida no reparte buenas cartas a veces, o a veces sí. Depende de la que nos caiga seguiremos por un camino, pero también depende de la que escojamos. Y ese camino será, sin discusión, el que seguiremos para siempre...
¿O habría oportunidad de tomar una desviación?

La vida tenía un camino muy particular reservado para el sr. Takeshi Kitano cuando un martes 2 Agosto de 1.994, a las 2 de la madrugada, borracho y a bordo de su motocicleta, se estrelló en la carretera de Anchinzaka de Shinjuku, sufriendo graves lesiones; al parecer pretendía suicidarse y casi lo consigue. La estancia en el hospital le permite mucho tiempo para pensar, para encauzar hacia otra dirección la existencia que casi se deja en el asfalto, y aprovecha para desarrollar sus dotes de pintor; el 27 de Septiembre aparecerá en una rueda de prensa cojeando, con la mandíbula desviada, dificultades para hablar, leves espasmos en la columna y un curioso tic en el ojo izquierdo...
Y una de sus reacciones es "Tengo un hierro en la cabeza que ahora siempre hará pitar las alarmas en los aeropuertos"; es decir, que este hombre perdió todo excepto el humor. Tardaría mucho en regresar al negocio del espectáculo pero volvió (de hecho su resurrección se dio ante la cámara en la ultraviolenta epopeya yakuza de Takashi Ishii "Gonin"); a la idea de una especie de secuela de "Sonatine", rechazada por el productor Masayuki Mori, siguió un proyecto que consideró más apropiado tras su encuentro con la muerte, inspirado en "Toro Salvaje" y que deseaba llevar a cabo desde hacía ya mucho tiempo.

"Kids' Return" parece un título adecuado. Se anuncia no sólo un retorno, sino la posibilidad de cumplirlo. En unas calles de Yokohama casi vacías dos individuos se encuentran, Masaru y Shinji, los debutantes Ken Kaneko y Masanobu Ando; en este momento las vidas de ambos les han sobrepasado y lo que observamos es una cáscara de lo que un día fueron. Extrañamente se sonríen y ambos montan en bicicleta; y el pasado se abre ante ellos y nosotros, un pasado que es el del mismo cineasta, cuando era un joven sin interés en estudiar y que tanto estaba rodeado de chicos con expectativas de futuro como de holgazanes y delincuentes con sus destinos marcados.
Rodada en base a los ánimos que Kitano dio a la troupe de jóvenes actores para la improvisación, pues el guión se iba reescribiendo durante la producción, "Kids' Return" se centra en el periplo desnortado de los dos idiotas del principio, pero también se inmiscuye en las intimidades de un puñado de muchachos que comparten el mismo instituto. La intención es mostrar que aun estando todos presentes en la casilla de salida no tienen por qué seguir la misma dirección; mientras Masaru acobarda a chicos y les quita el dinero en el metro, dos de sus compañeros practican monólogos al estilo "manzai" para algún día convertirse en cómicos (alusión al pasado de Kitano como humorista).

Aquí, un joven reservado que tiene miedo de declarar su amor a una chica que trabaja en una cafetería; allá, una pandilla de desgraciados que abusa de los pobres estudiantes. El retrato de la generación de los '90 es tan crudo como conmovedor, los chicos abandonados en un país en crisis donde grandes empresas tuvieron que pedir créditos a familias yakuza para sobrevivir y el precio del suelo cayó; nunca veremos a padres alrededor, y los maestros y adultos restantes no son figuras de autoridad, sino gente harta de soportar las fechorías de imbéciles sin futuro que a veces incluso dejan actuar a su aire para no tener que verles ni escucharles.
El boxeo y la mafia aparecen en el camino de los protagonistas, pero el irónico devenir y las decisiones erróneas quieren que Masa, que aspiraba a boxeador, acabe en el seno de un clan local (cuyo jefe es el cantante y, tal vez, el actor contemporáneo más "cool" de Japón, Ryo Ishibashi). Así, él se machaca los huesos en sucios callejones mientras Shinji lo hace conforme a reglas en el ring. Una de las más importantes lecciones que nos da Kitano es que tanto el entorno como la gente alrededor nos condicionan si carecemos de fuerza de voluntad y autoridad para dirigir nuestro propio destino.

Shinji no es tan despiadado ni impulsivo como Masa, él se deja manipular; Hayashi, compañero boxeador, es una de esas fuerzas opresoras que a veces hallamos rondándonos y que insta a nuestra destrucción para ponernos al mismo nivel. ¿Pero quién le auguraba un futuro tan pésimo al pobre Hiroshi? Es cierto que ninguna de las vidas familiares o personales de los jóvenes son reveladas, por lo tanto sus comportamientos, malos o buenos, carecen de justificación: son así porque así han decidido ser. Y pese a la actitud silenciosa y pacífica de Hiroshi, la mala suerte se abalanza sobre él. ¿Lo merecía? No. Pero de esta forma arbitraria se comporta la vida.
Tampoco deja Kitano, quien por primera vez filma la violencia de un modo realista y mucho más contenido (pese a la ferocidad de esos combates), sin castigo a quienes lo merecen. Incluso Masa verá su violencia fría y cruel sin motivo vuelta contra él, y no es obligatorio para el espectador sentir ninguna compasión. Mientras tanto Joe Hisaishi intercala en el desarrollo narrativo fragmentado su estimulante música, que varía de piezas más emotivas a otras más animadas, dada la edad de los protagonistas, simulando los golpes y las carreras de los entrenamientos. En sus melodías se siente la fuerza, el coraje, que desprenden las palabras de Masa: "Aún no estamos acabados".

Pese a la terrible lesión de nariz de Ando durante el rodaje, el director se sintió reflejado en el entusiasmo de sus dos jóvenes actores y sus personajes, y lo concluyó inundado de una felicidad revitalizadora.
Este sentimiento inunda el film a pesar de su tremenda amargura, su espíritu derrotista (el que se vivía en los años '90 en Japón) y su afilado humor negro. En cierto modo nunca el artista había desnudado su alma con tal honestidad, y por ello sería ampliamente galardonado...
Chris Jiménez
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11 de enero de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los accidentes y las enfermedades marcan a todas las personas, pero especialmente a los artistas. La creación es un proceso tan complejo, bello y misterioso que uno nunca sabe cómo encuentra su fluir. ¿Habrían sido lo mismo los cuadros de Monet sin sus cataratas, las sinfonías de Beethoven sin su sordera, los poemas de Baudelaire sin su sífilis? La respuesta más probable es que no.

Por eso es sumamente interesante ver cómo un accidente influye en los procesos creativos. Y a finales del siglo XX tuvimos dos muestras especialmente interesantes: una en literatura, Stephen King, al que su atropello hizo terminar (Atropelladamente diríamos algunos en un atroz juego de palabras) la saga de La Torre Oscura, con un resultado quizá demasiado precipitado, debido a las ansias de terminar. Y el otro es, precisamente, el film que hoy nos ocupa.

Cuando me preguntan por mi película favorita de Kitano menciono esta, que sorprendentemente es también la más desconocida. Puede que no sea la mejor, pero francamente, en mi humilde opinión es la más redonda. Es refinada. Es esperanzadora. Es detallista. Inspirada en sus propias experiencias, habla de los comienzos, de la reinvención, de las influencias, de la madurez, del miedo. Tantas cosas en un espacio de tiempo tan corto y en tan solo una pantalla.

Todo ello está contenido en los dos jóvenes protagonistas. Dice Kitano que el film tiene influencias autobiográficas. Puede que el cineasta se vea reflejado en alguno de ellos. Puede que en los dos. Puede que las historias que marcan a algunos de los secundarios más emblemáticos de esta cinta, como el joven enamorado de la camarera.

Cada una de las historias está teñida de una extrema melancolía, pero no falta de esperanza. En base a su propia vida, el director sabe captar el sentimiento de toda una generación, en un país donde la tasa de suicidios suma y sigue y los jovenes no saben o no pueden seguir todos los caminos que se abren ante ellos. Pero afortunadamente siempre hay esperanza.

Es la mejor película que he visto sobre la esperanza. Y eso es lo más grande que hay.
Of The Assumption
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30 de diciembre de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Takeshi Kitano, que ya empezaba a despuntar a principios de los 90s como uno de los directores japoneses más importantes del panorama cinematográfico nipón, nos dio, con Kids Return, un anticipo de las inquietudes artísticas que más tarde, trataría de manera más hábil en filmes como "El Verano de Kikujiro" o "Brother". Temas como la maduración o la amistad, son abordados con la sensibilidad a las que ya nos tiene acostumbrados el cineasta tokiota. Éste tipo de enfoque ya había sido explorado por el autor en sus obras anteriores, aunque con la excepción de "Sonatine", nunca de manera tan acertada. Dicha cinta, 3 años anterior a ésta, ya trataba temas similares, aunque con una fachada completamente diferente.

Con ésta película, Kitano ya se establecía con un estilo propio que le llevó a la cúspide del cine asiático de los 90s.
Kitanocine
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