Las cuatro hermanitas

Lección del profesor alemán a la entrañable Jo:

Señorita, usted tiene talento, sino no se lo diría.
Barra las calles antes de desperdiciar su talento. Dígase a si misma: -jamás escribiré una sola línea sin antes haberla sentido en su corazón. Dígase también: -ahora que soy joven escribiré la cosas sencillas y hermosas que están a mi alcance. Luego, más tarde cuando haya vivido más, al envejecer, podrá describir infortunios con la altura y la nobleza que Shakespeare les dio.
- Las cuatro hermanitas (1933)

Oscar al mejor guión adaptado. Lección de interpretación de la aquí joven pero ya grande Katherine Hepburn.
Una de las películas con las que crecimos una generación de teleespectadores.

La primera y mejor versión de todas las rodadas hasta la fecha.

Cuenta la historia de cuatro hermanas pequeñas que tienen que sobrevivir a la miseria y a las duras condiciones de vida durante la Guerra de Secesión Americana.

El paso de la adolescencia a la madurez es una etapa delicada que da mucho juego y en esta historia sobre todo, teniendo en cuenta que son cuatro personajes aunque la trama se centra especialmente en el de la hermana mayor que es la más decidida y madura. Gran trabajo de Katharine Hepburn que por aquel entonces estaba empezando.

George Cukor dirige con mano maestra el trabajo de unas actrices que consiguen conmovernos con sus distintos destinos y la manera de cada una en afrontar la transición hacia la etapa adulta. Max Steiner redondea la faena con otra de sus excelentes composiciones.

El argumento imperecedero hace que esta película funcione siempre, de ahí las numerosas versiones que se han hecho. Muy bonita.

La vi por primera vez el 14 de enero de 2012, glorificaba a mi gran querida Hepburn, donde he visto una madureza interpretativa brutal. Resaltaba también, el haber ganado el Oscar a la mejor adaptación y también a ese final, donde ya los personajes maduros, se echa un vistazo hacía atrás de forma muy breve pero que hace añorar esos tiempos pasados que fueron felices, pero que el hay que pensar en el presente y futuro.

Comentar, que fue todo un éxito en taquilla, siendo unas de las que más taquilla hizo, siendo reciente la gran Depresión americana. Se comenta también, que los años 32 y 33 el cine estaba inundaba de contextos violento y sexual, y esta película fue elogiada por los conservadores donde se practica el amor fraternal, la moralidad y la comunidad. Yo, aunque sea poco conservador, sí que me gusta por la figura de Jo, mi personaje favorito que encima lo interpreta una de mis actrices favoritas, que está subiendo como la espuma y era en este momento todo un reclamo en la gran pantalla.

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A mediados del siglo XIX las mujeres jóvenes solo tenían dos posibilidades, o buscar un marido, a ser posible rico, o dedicar su vida al cuidado de sus padres y al resto de la familia.

George Cukor nos proyecta esta imagen en una casa con cuatro hijas adolescentes de edades similares y ningún hijo varón, la alegría de la juventud y el amor entre todas ellas y sus padres es una auténtica oda familiar, carente de potentes argumentos de fondo Cukor nos muestra cuatro preciosas flores de un mismo jardín en el que el calor del hogar es el abono que las hace crecer y ser felices.

Una película para seguir creyendo que el bien y el amor existieron, existen y seguirán existiendo, unos minutos de positividad que no saben a poco pues transmiten los mejores sentimientos posibles.

Excelentes las interpretaciones de las cuatro hermanas destacando de todas ellas una jovencísima Katharine Hepburn con una soltura ante la cámara más que envidiable.

Y también ha empeorado, pero desde ese 1933 hasta la actualidad ha habido de todo y en todas las épocas. Así que podemos admitir de una vez que no todas las películas en blanco y negro son obras maestras, por favor.

«Las cuatro hermanitas» (qué guasones, de nuevo, los traductores españoles) no es ni buena. Diría que todas las adaptaciones de «Mujercitas» posteriores son mucho mejores, incluida la más reciente. Es más: esta versión de Geoge Cukor es insufrible por su cursilería, ñoñería, exceso de blandura y sobreactuación. Todos los actores están sobreactuados de mala manera, incluso Katharine Hepburn. Me diréis que es la época, que son estilos, pero yo os digo que con más razón hay que saber ver los fallos de determinado cine. Además, que no es excusa, que hay buenas películas en los años treinta.

Volviendo a «Little Women», hay que decir en su descargo que a mí la historia en sí no me parece nada excepcional. Sin embargo, bien llevada resulta algo tierno, acogedor y nostálgico, y nada de eso se consigue en la película. Han reducido la trama a lo más empalagoso del mundo y han pasado por el drama y los conflictos sin darle la importancia debida o directamente omitiéndolos.

Acartonada y envejecida.