Amor en su punto
2013 

4.6
1,421
Romance. Comedia
Oliver (Richard Coyle) es un conocido periodista gastronómico de Dublín en plena crisis sentimental. A pesar de que su columna sobre el buen comer y la búsqueda del alma gemela es un éxito en Irlanda, su vida amorosa es un desastre: todas sus relaciones acaban en fracaso. Cuando su última pareja lo abandona, conoce a Bibiana (Leonor Watling), una comisaria de arte española por la que Oliver se siente atraído desde el primer momento, a ... [+]
2 de marzo de 2020
2 de marzo de 2020
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comedia romántico-culinaria localizada en Dublín, sobre la relación sentimental entre un periodista gastronómico y una española que nada tienen en común.
Más insulsa que otra cosa, sólo cabe destacar su reivindicación del vegetarianismo, pues cae prácticamente en todos los estereotipos del género e incluso la mezcla cultural planteada arroja momentos de vergüenza ajena. Aunque se deja ver, supone un paso atrás por parte de sus creadores respecto a su ópera prima, “Seres queridos”.
“Eso es el amor: nos damos cuenta de que estaba allí cuando ya no queda.”
Más insulsa que otra cosa, sólo cabe destacar su reivindicación del vegetarianismo, pues cae prácticamente en todos los estereotipos del género e incluso la mezcla cultural planteada arroja momentos de vergüenza ajena. Aunque se deja ver, supone un paso atrás por parte de sus creadores respecto a su ópera prima, “Seres queridos”.
“Eso es el amor: nos damos cuenta de que estaba allí cuando ya no queda.”
30 de agosto de 2015
30 de agosto de 2015
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y hablando de comida, este potaje hispano-irlandés o irlando-español, qué mal suena, es una insípida comedia romántica, que ni siquiera el talento y la gracia natural de Leonor Watling puede sacar a flote. Advierto que este género, el de la comedia romántica, está más o menos en crisis porque su esquema es demasiado conservador para los tiempos que corren. De hecho, ahora que lo pienso, el adjetivo de "romántica" no viene porque haya romance sino porque pertenece al romanticismo, en un sentido lato. Por ejemplo, en su concepto del amor o en la idea de la media naranja, que por lo que se ve aquí, es una expresión española.
Es cierto que siempre se ha adulterado el concepto o ha habido variantes de dudoso gusto pero en los últimos años lo normal es deconstruir el género básicamente sustituyendo lo romántico por lo ordinario, lo cotidiano, el sexo fácil y sobre todo, por una concepción de las relaciones de pareja que le da la vuelta a los esquemas tradicionales, viaje en el que casi siempre ellas quedan como unas arrastradas, aquí sólo como chiflada, y ellos como unos sinvergüenzas. El resultado no sólo es feo por estética, no ejemplar en sus personajes y progre culturalmente, sino nada creíble, artificioso y me atrevería a decir que antinatural.
Es cierto que siempre se ha adulterado el concepto o ha habido variantes de dudoso gusto pero en los últimos años lo normal es deconstruir el género básicamente sustituyendo lo romántico por lo ordinario, lo cotidiano, el sexo fácil y sobre todo, por una concepción de las relaciones de pareja que le da la vuelta a los esquemas tradicionales, viaje en el que casi siempre ellas quedan como unas arrastradas, aquí sólo como chiflada, y ellos como unos sinvergüenzas. El resultado no sólo es feo por estética, no ejemplar en sus personajes y progre culturalmente, sino nada creíble, artificioso y me atrevería a decir que antinatural.
29 de abril de 2020
29 de abril de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El envoltorio que rodea la cinta no se termina de entender.
La película sobrevive, de tópico en tópico, sin ofrecer nada realmente interesante, nada que te haga engancharte realmente, o conectar con los dos protagonistas.
Las interpretaciones salvan (un poco) este paupérrimo conjunto de escenas inconexas y aburridos tópicos.
La película sobrevive, de tópico en tópico, sin ofrecer nada realmente interesante, nada que te haga engancharte realmente, o conectar con los dos protagonistas.
Las interpretaciones salvan (un poco) este paupérrimo conjunto de escenas inconexas y aburridos tópicos.
26 de enero de 2022
26 de enero de 2022
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En cierto modo, “Amor en su punto” se aprovecha del tirón de esos talent-shows de cocina que se han puesto de moda desde hace algunos años que han elevado la necesidad vital de alimentarnos casi a la categoría de arte. Hace veinte años, donde en TV te enseñaban a hacer la comida tradicional de la abuela, una película (o, en general, un programa) que hablara de comida en los términos mitad místicos, mitad científicos que se emplean ahora mismo, sería considerada un insulto snob. Pero las cosas cambian, los gustos también y las modas van y vienen. Y ahora que parece que todo el mundo sabe de reducciones, sifones y costrificaciones, es normal buscar la forma de integrarlos en las tramas.
Así que tenemos una peculiar comedia de fusión romántico-gastronómica en la que los habituales tópicos amorosos, emplatados con contextos culinarios y aliñados con conversaciones y escenas que orbitan en torno a conceptos alimentarios, alcanzan un plus de interés como para resultar apetitosos y despertar ciertas ganas de catarlos. Luego saben a lo mismo de siempre, quizá con alguna especie de moda (cilantro, algas o lo que sea), pero bueno, no están del todo mal y matan el gusanillo.
En lo cinematográfico, la película discurre con poca brillantez pero sí cierta competencia. Ni muy bien, ni muy mal, pero avanza. Con esa agradable naturalidad que rehuye carcajadas y vergüenzas ajenas, pero con una irregularidad que alterna momentos que captan la atención con otros de puro relleno. El contraste en los miembros del casting es cuestionable, pero yo creo que acierta al colocar a actores españoles (Watling y García Millán) para matizar con su humor contenido el habitual desparrame gestual en el que se fundamenta la comedia irlandesa. Y como Dublín no es una ubicación que veamos (en España) en muchas películas, “Amor en su punto” también tiene ese punto de interés al acercarnos al modo de vida irlandés.
Así que tenemos una peculiar comedia de fusión romántico-gastronómica en la que los habituales tópicos amorosos, emplatados con contextos culinarios y aliñados con conversaciones y escenas que orbitan en torno a conceptos alimentarios, alcanzan un plus de interés como para resultar apetitosos y despertar ciertas ganas de catarlos. Luego saben a lo mismo de siempre, quizá con alguna especie de moda (cilantro, algas o lo que sea), pero bueno, no están del todo mal y matan el gusanillo.
En lo cinematográfico, la película discurre con poca brillantez pero sí cierta competencia. Ni muy bien, ni muy mal, pero avanza. Con esa agradable naturalidad que rehuye carcajadas y vergüenzas ajenas, pero con una irregularidad que alterna momentos que captan la atención con otros de puro relleno. El contraste en los miembros del casting es cuestionable, pero yo creo que acierta al colocar a actores españoles (Watling y García Millán) para matizar con su humor contenido el habitual desparrame gestual en el que se fundamenta la comedia irlandesa. Y como Dublín no es una ubicación que veamos (en España) en muchas películas, “Amor en su punto” también tiene ese punto de interés al acercarnos al modo de vida irlandés.
5 de septiembre de 2014
5 de septiembre de 2014
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Voy a empezar sentirme como un inadaptado social.
Y es que echo en falta esas comedias clásicas, con amores memorables y diálogos que no insultan a la inteligencia.
Y me sucede sobre todo cuando veo pelis como esta: tan "políticamente correctas", con "grandes ideales", pero de índole vegetariana, con mujeres que hablan de sexo como si fueran hombres, con ese rollo de "nos atraemos, luego nos acostamos", con mujeres que plantean el irse a vivir juntos como si fuera el no da más de su entrega, pero que después se extrañan y se toman a la tremenda que el gachó de turno haya sucumbido una sola vez a los encantos de otras faldas,..
Y es que echo en falta esas comedias clásicas, con amores memorables y diálogos que no insultan a la inteligencia.
Y me sucede sobre todo cuando veo pelis como esta: tan "políticamente correctas", con "grandes ideales", pero de índole vegetariana, con mujeres que hablan de sexo como si fueran hombres, con ese rollo de "nos atraemos, luego nos acostamos", con mujeres que plantean el irse a vivir juntos como si fuera el no da más de su entrega, pero que después se extrañan y se toman a la tremenda que el gachó de turno haya sucumbido una sola vez a los encantos de otras faldas,..
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