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El camino

Drama Un día, a Tom Avery (Martín Sheen), un reputado oftalmólogo viudo, le comunican que su hijo Daniel, con el que nunca ha tenido buenas relaciones, ha muerto en los Pirineos durante un temporal. Tom, desolado, viaja a Francia y, cuando averigua que su hijo estaba haciendo el Camino de Santiago, decide terminar la ruta en su honor. (FILMAFFINITY)
Críticas 45
Críticas ordenadas por utilidad
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6
27 de noviembre de 2010
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha llamado la atención la poca agua que se consume en la peli (quizás el único botellín sea el del Parador de San Marcos!) je, je, pero ha sido muy descansado recorrer 800 kms. sentada en una silla; lo agradezco de veras. Y Martin SHEEN, de raíces gallegas, es un peregrino fortuito que no pierde jamás la compostura. La película se ve bien, aunque hay la escena de una fiesta gitana en Burgos! que cuesta un poco de tragar, pero la hazaña de llegar a los pies del apóstol Santiago y arrodillarse ante él sí queda bien reflejada, creas más o creas menos, en un guión 'on the road' pero que contiene también escenas graciosas como la del loco ¿Ramón? No es para echar las campanas al vuelo, digo el botafumeiro, pero sí para oírlas repicar y respirar su incienso.
6
23 de marzo de 2011
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre hay algo que chirría cuando vemos una película con la banderita de Estados Unidos como país de producción y en donde la mayor parte de la acción discurre dentro de nuestras fronteras. Digo esto primero porque el problema básico de 'The Way' es la superficialidad de su conjunto y la extraña sensación de haber visto una -fraudulenta- guía turística sobre el Camino de Santiago y no un drama al uso como se nos vendió en el tráiler. Aún así, atémonos las botas y pongámonos la mochila para acompañar a este oftalmólogo de California, un tanto cascarrabias, que acaba de perder a su hijo debido a un accidente en los Pirineos nada más empezar éste a hacer el Camino de Santiago.

Para un servidor como yo que ha hecho el peregrinaje hasta Santiago de Compostela en dos ocasiones, la película ha supuesto algún que otro insulto hacia la verdadera esencia del Camino. Tristemente, Emilio Estévez o no ha sabido documentarse a fondo (supuestamente dije que parecía más una guía turística que un drama) o se le ha sudado directamente no hacer hincapié en los verdaderos detalles que dan vida a esta mítica y sagrada ruta de peregrinaje que acaba donde se encuentran depositados los restos del apóstol, no en Finisterre. Hay tantas cosas, algunas "microscópicas", que mean fuera del tiesto, que me veo en la obligación de comentarlas para que todo el mundo se dé cuenta del pitorreo de algunas escenas y situaciones.

La broma empieza al principio... ¡las credenciales están sacadas de una imprenta china o qué! Tan sólo se deja ver una auténtica, el resto tan falsas como el bigote de Groucho Marx. Luego tenemos la desfachatez de ver cómo un albergue (regentado por Ángela Molina) abre a un peregrino en medio de la noche, por no hablar de la peripecia de Martin Sheen de dormir al raso en medio del bosque en pleno invierno. La veracidad se va restando a pasos agigantados cuando vemos al protagonista de 60 años largos, sin preparación alguna, sin mostrar ni una pizca de agotamiento. Como quien no quiere la cosa, oye... incluso sus piernas se atreven a llevar mejor cadencia que las de sus compañeros de fatiga (adultos entre 30 y 40 años). La guasa sigue al ver que ¡van andando en vaqueros! Aunque creo lo más desastroso de todo, y por la razón primera de que el Camino pierda su esencia en la película, es ver cómo se meten tales homenajes para el cuerpo. Un día un buen estofado al lado de la chimenea en un albergue muy cuco, otro día una suculenta cata de vinos en el descanso de una etapa o directamente la pernoctación en un auténtico hotelazo sin escatimación en lujos. Todo esto es cuando a Martin Sheen no le da por dormir al raso a riesgo de caer muerto por una pulmonía. Demasiadas inventadas en el mismo lote, aunque seguramente el gran público que no ha tenido la suerte de aventurarse en el Camino no sé de cuenta, para eso está este pequeño párrafo desmintiendo mitos falsos que pueda crear el filme.

(continúa sin spoilers)
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spoiler:
El argumento, y con ello el guión, están totalmente capados desde el inicio, nada nos pilla de sorpresa. El tráiler, aunque es muy bueno, nos casca toda la película. Con los cartuchos quemados, y sin esperar que ninguno arda, el guión tampoco satisface. Creo firmemente que con esta preciosa historia se podría haber hecho muchísimo más. Un aspecto claro que creo que está desperdiciado ha sido la fotografía, y es que con tantos bellos parajes con los que cuenta el Camino de Santiago Francés, la fotografía es algo mediocre. Los planos cumplen pero no dan la sensación de esplendor. Por su parte, la banda sonora, capricho de Emilio Estévez con canciones que no pegan ni con cola, también causa indiferencia.

Los personajes no están estereotipados pero caen mal... así, como lo digo. Al menos no he sentido ningún apego por el escritor en horas bajas ni por el holandés pesado (en ambos sentidos). Otra cosa que me ha molestado ha sido la sospechosa coincidencia con el idioma. Acepto que el americano, el irlandés, la canadiense y el holandés compartan el inglés, pero ver -por "exigencias" del guión- a un árabe o a una cuadrilla de vascos que sepan hablar inglés... Lo que más tirria me dio fue el episodio a los pies de la Catedral de Burgos, de cómo en un par de metros de "frenética" persecución, las calles de Burgos se asemejan a las de un pueblecillo (un intento más por desprestigiar a España). Esto me lleva a la escena de los gitanos... que me abstendré de comentar por vergüenza ajena. La conclusión que voy sacando de todo ha sido de ver una España estancada en el tiempo y que por culpa de estos americanos jamás se quitará los tópicos de encima (si hasta sale un vasco cogiendo un mantel rojo a modo de capote, no me jodáis).

Como dejé caer al principio, en dos ocasiones me he sentido peregrino de verdad: una vez a través de mis botas y otra a través de las ruedas de mi bici. En mi opinión ambas formas son muy dignas, lo digo porque en un momento de la película se insinúa que realizar el Camino en bicicleta es falso y deshonroso. Tal despropósito no me ha hecho dudar para darla algo más que un aprobado, porque hoy seré bueno. Aunque la lectura de la crítica no deje muy bien a muchos aspectos de la cinta, ésta me ha evocado en todo momento recuerdos de mi peregrinaje: el cartel en Roscesvalles que indica los kilómetros a Santiago (790), el casco histórico de Pamplona, La Cruz de Ferro, el Monte do Gozo o los miles de senderos recorridos; de las llanuras de Castilla a la frondosidad gallega pasando por los miles enclaves turísticos de parada obligatoria para el caminante. Una película que sabe terminar emocionando a pesar de su excesiva duración y en la que vemos toda una redención protagonizada fabulosamente por el mítico Martin Sheen. Una experiencia gratificante con espíritu aventurero (aunque a veces falso) que se deja ver bien, aunque el chute de inventadas que se marca Estévez es de órdago.
4
18 de noviembre de 2010
15 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Casualidades de la vida, o no, este mismo verano un servidor tuvo ocasión de en compañía de un par de amigos estrenarse en esto que se ha dado por llamar el Camino de Santiago. Concretamente, mis pies y mis piernas fueron por la variante conocida como el Camino Primitivo, en el cual se recorren los aproximadamente 330 kilómetros, con alguna que otra (jodida) montañita entremedias, que hay desde Oviedo hasta Santiago de Compostela, travesía que solventamos en 11 días. Y si algo aprendimos de dicha caminata fue que los kilómetros asturianos y gallegos los tienen más cuadrados que cualquier otro kilómetro del mundo que yo haya tenido el placer... y poco más que decir, ni me cambio la vida ni me hizo perder peso.

Precisamente convalidar mis experiencias eran uno de los motivos principales que me atraían de 'The Way', nuevo trabajo como director y guionista de Emilio Estevez, ex ídolo juvenil reconvertido a realizador que con 'Bobby' había mostrado hechuras de un cineasta con posibilidades. También la presencia en pantalla de un veterano como Martin Sheen, de padre gallego y siempre recordado por esas 'masterpiece' interminable que es 'Apocalipsis Now', suponía de entrada un indudable aliciente para probar suerte con esta road movie que, finalmente, y por mucho que pretenda estar en constante movimiento, no nos conduce hacia ninguna parte que merezca especial interés, quedando reducida finalmente a poco más que una tv-movie prescindible y olvidable por más que su visionado no sea tampoco especialmente molesto salvo detalles puntuales.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.

Me he permitido la licencia de incluir un extracto de este poema no ya sólo por rellenar la crítica, seamos sinceros, que también, sino fundamentalmente porque en la brevedad que a mí siempre me suele ser esquiva Machado sabe explicar perfectamente lo que podemos esperar de esta producción española conocida como 'The Way', traducción al castellano del original 'The Way'. Dejando de lado su representación más o menos verídica en torno al Camino de Santiago real, algo que habida cuenta de la infinidad de lecturas posibles viene a ser una empresa verdaderamente inútil y aburrida, esta 'The Way' carece de la solidez dramática que se requiere para conducir a buen puerto un relato con expectativas sentimentales pero al que, entre otras cosas, su cuerpo de telefilme le impide cumplir con una ambición moderada y humilde, pero igualmente lejana a sus posibilidades. Una muestra más de una de esas cintas cuyo un visionado culmina con la más absoluta de las indiferencias merced a la combinación de un guión artificioso, que carece de una estructura definida y un motor dramático convincente, y de una narración más bien plana que se pierde por intentar abarcar una universalidad mal aplicada.

Irregular en su narrativa, inconsistente en sus objetivos y vulgar en su puesta en escena, a la que sólo viene a salvar el paisaje de fondo, 'The Way' no obstante evita caer en buena medida en el riesgo de las redes del panfleto turístico de lo que vendría a ser la imagen romántica e interesada del objeto de deseo, en este caso el Camino, pero sin perder por ello su deuda con quién al fin de cuentas paga parte de la factura. Su condición de road movie, de película en movimiento, resulta un escoyo para mantener todas sus partes unidas a pesar del efectivo trabajo de sus cabezas de cartel, quiénes logran mantener vivo el relato hasta los créditos finales por más que algunos pasajes y apuntes chirríen sobremanera en una narración poco inspirada que no es capaz de hacer valer su propuesta como una película "de verdad". Dicho de otra manera, por mucho que el camino se haga al andar, y evidentemente en la película se anda de sobra, para que los pasos tengan un valor hace falta que la pisada deje huella, y en este 'The Way' el recuerdo es tan efímero que sólo la experiencia propia puede mantener en el recuerdo un film por el que poco camino merece la pena andar.
6
24 de mayo de 2013
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bromas aparte, es una película bienintencionada. El drama de ir al extranjero a recoger los restos de su hijo, con el que no le unía una relación precisamente fuerte, es el punto de partido de un viaje de un padre sesentón a través del camino de Santiago y más importante, un camino de redención para él y el recuerdo de su vástago.
Los paisajes de nuestra querida España son el bello escenario del encuentro de este usamericano de pro con otros tres personajes interesantes, cada uno con sus tragos personales por pasar, y que juntos ven un poco mejor los temores que les atenazan.
Martin Sheen es un actor de primera, lo ha demostrado sobradamente a lo largo de una extensa carrera con muchas luces y también con participaciones en tonterías alimenticias. En este caso respalda a su hijo en una película bonita, un poco "de promoción" para extranjeros de lo que es y significa el camino de Santiago, pero que de no ser por un par de detalles nada verosímiles -básicamente centrados en el dominio del inglés por parte de los nativos, especialmente del burgalés- se deja ver con una mirada encantada por la belleza de lo que se muestra.
Estévez trata con total respeto el significado y la mística de lo que tiene entre manos, sin adornos pirotécnicos ni cursilería dramática excesiva, a la que podría haberse abandonado al tratar un tema tan doloroso como es la pérdida de un hijo en la flor de la vida.
Recomendable. Nota: 6,15.
6
10 de mayo de 2011
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Con la iglesia hemos topado, amigo Sancho" puso en labios del ingenioso hidalgo, don Miguel de Cervantes en aquel mamotreto que dió por llamar "El Quijote" del que todo el mundo presume haber leído cuando lo cierto es que el libro solo les vale para hacer juego con los muebles de la sala.
Y yo cada vez que me topo con películas de exaltaciones folclóricas, religiosas o políticas he de confesar que me tiemblo como el azogue porque ya son demasiadas las que han echado los restos alabando lo que les interesa y desoyendo realidades "asín" de grandes. Dicha sea esta tontería, que puede ser que no lo sea, vamos a la película que es lo que interesa.
Con "The Way" (¡qué guay! y disculpen el chiste fácil, ya entenderán lo de "guay, qué chupi chupi" que es) me pasó algo parecido. La cogí con pinzas por el tema que trataba y encima, para más "inri" era medio gallega y medio americana. O sea, como el café que venden en la ciudad, un 70/30. De 50/50 nada de nada. Y la mayor parte de las veces, descafeinado de garrafón.
Evidentemente, la película trata sobre el Camino de Santiago y los avatares de cuatro personajes de lo más variopinto, cada uno con una ¿pesada? carga en sus hombros y suspirando porque Santiago les libre de ese saco de cemento de más que llevan encima.
La trama podía ser más complicada pero se queda en superficie para que durante dos horas pensemos que cuando lleguemos a nonagenarios le podamos hacer la competencia a Martín Fiz y Abel Antón juntos, y le dejemos atrás por los montes del Norte de nuestra piel de toro. Ese sería uno de los múltiples fallos si agudizamos vista y oído que nos vamos a ir encontrando.
La película en sí se libra porque, aún rozando la sensiblería, no se llega a convertir en lacrimógena, para desesperación de más de un meapilas y no hay milagritos, ni tan siquiera con el tabaquismo por muy devoto al Santo que uno sea.
La premisa argumental que marca todo el desarrollo es de lo más simple: un oftalmólogo de prestigio practicamente ateo y centrado en su trabajo, recibe la noticia de que su díscolo hijo ha estirado la pata en los pirineos franceses antes de iniciar el camino. Y en lugar de repatriar el cuerpo se decide a repatear la senda hasta Compostela con sus cenizas en la mochila.
En los primeros 5 minutos de estas dos horas de proyección hay dos frases que van a marcar todo el desarrollo, creando casi un "tour de force" que obliga a que los resultados y acontecimientos desemboquen en situaciones previsibles, aunque tratadas con manos blancas. Demasiado blancas.

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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Pues bien, a partir de ahí, de los cinco primeros minutos, el resto de anécdotas, tales como que los hispanos somos borregos, estamos chiflados o somos huraños, peseteros y desconfiados (y viejos, versus Ángela Molina), una camino de postal verde donde nunca llueve ni hace mal tiempo, abuelos incansables que ven visiones agradables, gitanos burgaleses de cartón piedra chusco haciendo fogatas en el centro de Burgos, Y NI UNA SOLA AMPOLLA, CALLO, ESGUINCE, TORCEDURA O MALDAD QUE SE OS OCURRA.
Y las frases que marcan el desarrollo, podrían ser, siempre al principio, las siguientes:
En la partida de golf, al inicio de la proyección, Martin Sheen como buen oculista comenta:"Los ojos son el espejo del alma" (muy español eso para que lo suelte un yanqui), a lo que le responden "¿Cómo va a saberlo si el no tiene?".
Y la segunda, para que veamos lo pasota que es con cosas trascendentales, un cura le comenta "¿Le gustaría rezar conmigo?. Martin responde con un escueto"¿para qué?
No quita para que sea un film amable, pero si es para su distribución fuera de nuestras fronteras, USA por ejemplo, no me extraña que nos traten como nos tratan. Como tontalabas.
Se deja ver. No es nda del otro jueves pero se deja ver. Y supongo que el que haya hecho el Camino le traerá buenos recuerdos. Yo conozco algunos de esoso sitios y me traía recuerdos, insisto, amables.
Ahora, a calzarse unas botas, un saco de dormir y a ganarse el Jubileo. ¡Ah, para algunos San Fermín arranca un uno de Enero y finaliza, borrachos de vino tinto, un treinta y uno de Diciembre.
Mal que nos pene, así nos ven fuera.
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