Argo
7.2
79,367
Thriller. Intriga. Drama
Irán, año 1979. Cuando la embajada de los Estados Unidos en Teherán es ocupada por seguidores del Ayatolá Jomeini para pedir la extradición del Sha de Persia, la CIA y el gobierno canadiense organizaron una operación para rescatar a seis diplomáticos estadounidenses que se habían refugiado en la casa del embajador de Canadá. Con este fin se recurrió a un experto en rescatar rehenes y se preparó el escenario para el rodaje de una ... [+]
1 de diciembre de 2012
1 de diciembre de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Festival de San Sebastián 2012 recibió a Ben Affleck y su nueva película Argo, una película basada en hechos reales donde la realidad vuelve a superar la ficción. Esa ficción que le añade pluses especiales para crearte empatía por un bando u otro ante un problema bélico. O la ficción que solo trata que pases un buen rato con una historia surrealista, depende del punto de vista.
Lo que sorprende al analizar las criticas de esta película es la diversidad de opiniones extremas. O es muy buena o es muy mala. Pero esto no es solo un problema de Argo, suele pasar con todas la películas de contenido bélico donde los Estados Unidos de América este implicado. Tratare de explicarlo:
1- Puedes ver la película sin ninguna pretensión más que pasar la tarde comiendo palomitas con un thriller surrealista de corte bélico y que te mantiene en tensión hasta el final. Entonces, es buena.
2- Puedes ver la película con óptica política y darte cuenta que se trata de otra americanada donde ellos son los eternamente buenos y los demás son los malos. Y que justamente se estrene cuando Estados Unidos planea una ofensiva con su amiguito Israel a Irán por precaución armamentística nuclear. Entonces, es mala.
Dejando de un lado la política y entrando en aspectos técnicos, la dirección de Ben Affleck es impecable, tratar un tema como este es complicado y lo hace con gran maestría. Hace meternos de lleno en la situación de los personajes , transmitirnos su presión, su miedo a ser capturados.
La fotografía, el maquillaje, el vestuario, la banda sonora, el atrezzo... es lo más trabajado. El paisaje de la película es una réplica exacta de Teherán. Si no has vivido nunca en Teherán después de ver esta película creerás que sí. Quedaros a ver las fotos reales de los créditos porque no tienen desperdicio. ((Aspectos negativos a destacar: ¿Por qué todos los Iraníes se parecen a el Ché Guevara o Fidel Castro? ¿Por qué? Por qué? (modo Mourinho))
La historia de ciencia de ficción que se inventan para rescatar a los diplomáticos es una versión de Star Wars por lo que nos crea una cercanía y simpatía a la historia muy buen rollera. Por momentos nos hace pensar la posibilidad de un cameo de George Lucas que ya sería la rehostia y consagraría a Ben Affleck como el director del año y del siglo. (XDD)
Argo, en general, es una película buena que crea tensión, con un ritmo taquicárdico y una dirección impecable, pero , por muy interesante que parezca, no llega a consolidar a Ben Affleck como el próximo Clint Eastwood. Lamentablemente con esta película se queda a medio camino.
Lo que sorprende al analizar las criticas de esta película es la diversidad de opiniones extremas. O es muy buena o es muy mala. Pero esto no es solo un problema de Argo, suele pasar con todas la películas de contenido bélico donde los Estados Unidos de América este implicado. Tratare de explicarlo:
1- Puedes ver la película sin ninguna pretensión más que pasar la tarde comiendo palomitas con un thriller surrealista de corte bélico y que te mantiene en tensión hasta el final. Entonces, es buena.
2- Puedes ver la película con óptica política y darte cuenta que se trata de otra americanada donde ellos son los eternamente buenos y los demás son los malos. Y que justamente se estrene cuando Estados Unidos planea una ofensiva con su amiguito Israel a Irán por precaución armamentística nuclear. Entonces, es mala.
Dejando de un lado la política y entrando en aspectos técnicos, la dirección de Ben Affleck es impecable, tratar un tema como este es complicado y lo hace con gran maestría. Hace meternos de lleno en la situación de los personajes , transmitirnos su presión, su miedo a ser capturados.
La fotografía, el maquillaje, el vestuario, la banda sonora, el atrezzo... es lo más trabajado. El paisaje de la película es una réplica exacta de Teherán. Si no has vivido nunca en Teherán después de ver esta película creerás que sí. Quedaros a ver las fotos reales de los créditos porque no tienen desperdicio. ((Aspectos negativos a destacar: ¿Por qué todos los Iraníes se parecen a el Ché Guevara o Fidel Castro? ¿Por qué? Por qué? (modo Mourinho))
La historia de ciencia de ficción que se inventan para rescatar a los diplomáticos es una versión de Star Wars por lo que nos crea una cercanía y simpatía a la historia muy buen rollera. Por momentos nos hace pensar la posibilidad de un cameo de George Lucas que ya sería la rehostia y consagraría a Ben Affleck como el director del año y del siglo. (XDD)
Argo, en general, es una película buena que crea tensión, con un ritmo taquicárdico y una dirección impecable, pero , por muy interesante que parezca, no llega a consolidar a Ben Affleck como el próximo Clint Eastwood. Lamentablemente con esta película se queda a medio camino.
2 de febrero de 2013
2 de febrero de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
A modo de thriller clásico, Ben Affleck recrea en su tercer largo el rescate de seis diplomáticos cuando la embajada estadounidense en Teherán es asaltada por partidarios del ayatolá Jomeini, hechos enmarcados en plena crisis del petróleo de 1979.
El asalto a la embajada, filmado con un envidiable pulso narrativo capaz de centrar toda nuestra atención y elevar las espectativas, servirá de punto de partida para contar la misión organizada por el especialista en rescates Tony Méndez (Affleck), que ocupará la práctica totalidad del metraje.
A lo largo de la película, encontramos a una serie de secundarios como Alan Arkin y John Goodman que le darán el empaque necesario a un producto que es puro divertimento, pues no plantea ningún debate político ni cuestiona aspectos que se le presuponen a una cinta inserta en un momento de tanta importancia histórica y que atañe a los intereses geopolíticos de EE.UU. en Oriente Medio. Podría haber dado mucho más de sí, cuestionando el papel de EE.UU. en la revolución iraní e incluso profundizando más en la misma mostrando hechos tales como la represión por parte de Jomeini contra toda oposición política, o como el conflicto desembocó en la Guerra entre Irán e Irak, éste último con el apoyo armamentístico de EE.UU.
Sin embargo, Affleck se limita a tomar los hechos históricos como mero escenario de su película, el conflicto iraní como contexto para contar el rescate de seis de sus compatriotas. En este sentido, se aleja de la visión ofrecida por Spielberg en "Lincoln", una visión propagandística y nada revisionista, pero que se mete de lleno en el meollo político-histórico. Tampoco sigue la estela de "La Noche más Oscura" pues, como decimos, los esfuerzos de Affleck no se concentran en juzgar a su país ni a su gobierno. Ni siquiera se acerca a "Django Desencadenado", pese a que lo tarantinesco se sobreponga a la propia película, sirve para pisotear al racismo mediante la burla y el escarnio.
No obstante, a Affleck no se le puede negar (aunque como actor sea bastante limitado) su capacidad para construir una intriga que engancha de principio a fin, una narración que no pierde fuelle y con repuntes de tensión más que notables. Por ello no es mala película, como thriller funciona como un reloj, pero en su vertiente política la postura es acomodaticia, superflua e inofensiva. Y por eso se llevará un montón de oscars.
El asalto a la embajada, filmado con un envidiable pulso narrativo capaz de centrar toda nuestra atención y elevar las espectativas, servirá de punto de partida para contar la misión organizada por el especialista en rescates Tony Méndez (Affleck), que ocupará la práctica totalidad del metraje.
A lo largo de la película, encontramos a una serie de secundarios como Alan Arkin y John Goodman que le darán el empaque necesario a un producto que es puro divertimento, pues no plantea ningún debate político ni cuestiona aspectos que se le presuponen a una cinta inserta en un momento de tanta importancia histórica y que atañe a los intereses geopolíticos de EE.UU. en Oriente Medio. Podría haber dado mucho más de sí, cuestionando el papel de EE.UU. en la revolución iraní e incluso profundizando más en la misma mostrando hechos tales como la represión por parte de Jomeini contra toda oposición política, o como el conflicto desembocó en la Guerra entre Irán e Irak, éste último con el apoyo armamentístico de EE.UU.
Sin embargo, Affleck se limita a tomar los hechos históricos como mero escenario de su película, el conflicto iraní como contexto para contar el rescate de seis de sus compatriotas. En este sentido, se aleja de la visión ofrecida por Spielberg en "Lincoln", una visión propagandística y nada revisionista, pero que se mete de lleno en el meollo político-histórico. Tampoco sigue la estela de "La Noche más Oscura" pues, como decimos, los esfuerzos de Affleck no se concentran en juzgar a su país ni a su gobierno. Ni siquiera se acerca a "Django Desencadenado", pese a que lo tarantinesco se sobreponga a la propia película, sirve para pisotear al racismo mediante la burla y el escarnio.
No obstante, a Affleck no se le puede negar (aunque como actor sea bastante limitado) su capacidad para construir una intriga que engancha de principio a fin, una narración que no pierde fuelle y con repuntes de tensión más que notables. Por ello no es mala película, como thriller funciona como un reloj, pero en su vertiente política la postura es acomodaticia, superflua e inofensiva. Y por eso se llevará un montón de oscars.
8 de febrero de 2013
8 de febrero de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La nueva película de Ben Affleck prometía ser un bombazo, la cinta que catapultara la carrera de aquél como director. Y parece que por el momento la cosa va bien. Affleck hace un muy buen trabajo. Nos mete en la trama, nos hace sufrir y nos da un final trepidante, de esos tan "made in Hollywood" que les gusta en su patria. Al igual que en la película, Argo es la excusa perfecta para realizar otra acción: en la cinta, salvar a un grupo de diplomáticos; en la realidad, alcanzar su propio "a la tercera va la vencida" y quedar por todo lo alto. Y, repito, parece que por el momento la cosa va bien. La primera impresión fue muy buena, pero a medida que avanza el tiempo su gran éxito me parece cada vez más desorbitado, y eso, con el SAG a mejor reparto, quedó más palpable todavía. No quiero llevar a error, Argo cuenta con un buen reparto, respaldado sobre todo por el gran dúo Goodman-Arkin, que impulsan ligeramente la cinta con su presencia. No es así en el caso de Affleck, que se ve prefirió cuidar más la dirección y abandonó un poco su actuación, aunque siendo sinceros, tampoco es que haya demostrado ser un gran actor hasta el momento. Pero el hecho de que se enfrentara este reparto al de Los miserables o al de Lincoln, repartos más ricos, más llenos de matices, mucho más heterogéneos y, claro está, mejores a nivel interpretativo, demuestra esa sobreexplotación que de Argo se está haciendo. Y digo bien sobreexplotación y no sobrevaloración, ya que todo lo dicho no impide afirmar que sea una gran película, simplemente que no la considero la mejor del año. Es sin duda la gran "americanada" (en el término menos peyorativo de la palabra) del año, pero hecha con calidad, donde Ben Affleck demuestra que en esto de la dirección tiene un gran camino por delante. El Oscar este año no podrá ser, pero seguro que más adelante se le brindará la oportunidad de ganarlo y veremos cómo sube al escenario a recoger su estatuilla dorada. Mientras tanto, esperemos que sus próximos trabajos estén, al menos, a la altura de esta Argo.
18 de febrero de 2013
18 de febrero de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la década de los 70, pero extrapolable a cualquier momento en la joven historia de los Estados Unidos, el orgullo americano y el ansia de poder llevó a un país como Irán a reivindicarse frente al opresor que, curiosamente, era el autoproclamado "país de la libertad". Por eso, y por la creciente demanda de atención de la dictadura del Ayatolá Jomeini, que demandaban la extradición del Sha de Persia, irrumpen en la embajada estadounidense con la intención de ocuparla y, ya de paso, secuestrar o asesinar a quien se encuentran por el camino. Como todos sabemos, en la radicalidad de ciertas expresiones masivas, la reflexión brilla por su ausencia, por eso que la acción popular iraní no cuente con apoyos en el ámbito internacional. Pero el retrato que pretende reflejar Affleck es algo más que bochornoso. No porque los ofenda con imágenes de barbarie, sino porque no da la oportunidad de que juzguemos, sólo nos da un poco de humo y su vejado discurso sobre civismo.
El caso es que la película cuenta que tras esa ocupación seis estadounidenses se refugiaron en una casa de la que no podían salir por la amenaza que corrían sus vidas y debían ser rescatados. Para ello, tal y como pasó en 1979, se traza un plan en el que un supuesto grupo de grabación de cine se hace pasar por canadienses que pretender producir una película en Irán. Con esa excusa, llevarán la documentación falsa que permitirá a los refugiados poder huir como guionistas, actores y cámaras canadienses.
Desde la toma de decisiones se pone de manifiesto el desconocimiento del país y de las circunstancias y Ben Affleck encarna el papel de aquel salvador que urde mañoso la disparatada idea. El más listo de la clase, lleno de coraje y paciencia. Pero humano, y eso nos lo dice su miedo a perder definitivamente a su familia, que para más descripción tópica, consta de una bella mujer y un hijo encantador. Se arrepiente de su pasado y nos mezcla el empalagoso drama con la brillante historia del rescate. El guión es adaptado por basarse en un acontecimiento ya pasado, y no es malo, pero adolece esa parte final en la que todo va sobre ruedas hasta que se empiezan a abalanzar (intriga de libro) todos los problemas sobre el mismo personaje y en el mismo momento. Es cierto que sabe dirigir esos momentos apresurados y la tensión resulta eficaz, pero nada especial, ni a nivel estético ni interpretativo.
La escenografía no es llamativa pero acorde a unos atractivos finales años 70 que ya sonaban disco. La diplomacia queda relegada al segundo plano cuando la gallardía americana asoma su pechera. Y es que los héroes han de fardar. Para eso se utilizan dos trucos, inhabilitar a los poderes de mando en una decisión de último minuto para que todo penda del hilo de un acto providencial, y que el personaje más débil se convierta, gracias al discurso convincente del verdadero héroe humilde, en la piedra angular del éxito de la misión. Todo sucede de tal modo en Argo que el detalle más interesante se olvida con prontitud y la farsa va más allá de la pantalla.
Además, hay dos críticas más que Affleck intenta explorar. El guiño al trabajo hollywoodiense en el que primaba la fama y no la calidad, y el rechazo a aquellos que queman la bandera del país que los oprime. Por eso en el final, norma tácita de las pretenciosas americanadas, vemos volver al guerrero, salvador de la humanidad y herido de guerra, sano al hogar en el que debe recobrar el amor perdido. Se asoma a la puerta, ondea la seguridad en un mástil con barras y estrellas, la reconciliación injustificada se cumple y papá contará un cuento a su hijo en una casa donde siempre reinó la paz.
Almíbar para una historia bastante divertida. La emoción está asegurada y el entretenimiento no se duda. Esta película podría haber sido una historia increíble y se queda en un buen relato. Abandonando los estereotipos y los análisis posteriores, Argo se disfruta sin lugar a dudas, pero no buscaré recordar algún momento que perdure mucho tiempo en mi memoria, sólo el desarrollo de tan absurdo plan es el intrigante suceso de esta película.
Ben Affleck suspenso, pese a los premios, pero Argo en su conjunto es una buena cinta. Ahora miren la foto de cabecera y vean su afán por los galardones. Parece insinuar: "¿Qué creían, que era el nene bobalicón de Armageddon, Pearl Harbour y Pánico nuclear?" Sí, y no hay más, querido Ben.
El caso es que la película cuenta que tras esa ocupación seis estadounidenses se refugiaron en una casa de la que no podían salir por la amenaza que corrían sus vidas y debían ser rescatados. Para ello, tal y como pasó en 1979, se traza un plan en el que un supuesto grupo de grabación de cine se hace pasar por canadienses que pretender producir una película en Irán. Con esa excusa, llevarán la documentación falsa que permitirá a los refugiados poder huir como guionistas, actores y cámaras canadienses.
Desde la toma de decisiones se pone de manifiesto el desconocimiento del país y de las circunstancias y Ben Affleck encarna el papel de aquel salvador que urde mañoso la disparatada idea. El más listo de la clase, lleno de coraje y paciencia. Pero humano, y eso nos lo dice su miedo a perder definitivamente a su familia, que para más descripción tópica, consta de una bella mujer y un hijo encantador. Se arrepiente de su pasado y nos mezcla el empalagoso drama con la brillante historia del rescate. El guión es adaptado por basarse en un acontecimiento ya pasado, y no es malo, pero adolece esa parte final en la que todo va sobre ruedas hasta que se empiezan a abalanzar (intriga de libro) todos los problemas sobre el mismo personaje y en el mismo momento. Es cierto que sabe dirigir esos momentos apresurados y la tensión resulta eficaz, pero nada especial, ni a nivel estético ni interpretativo.
La escenografía no es llamativa pero acorde a unos atractivos finales años 70 que ya sonaban disco. La diplomacia queda relegada al segundo plano cuando la gallardía americana asoma su pechera. Y es que los héroes han de fardar. Para eso se utilizan dos trucos, inhabilitar a los poderes de mando en una decisión de último minuto para que todo penda del hilo de un acto providencial, y que el personaje más débil se convierta, gracias al discurso convincente del verdadero héroe humilde, en la piedra angular del éxito de la misión. Todo sucede de tal modo en Argo que el detalle más interesante se olvida con prontitud y la farsa va más allá de la pantalla.
Además, hay dos críticas más que Affleck intenta explorar. El guiño al trabajo hollywoodiense en el que primaba la fama y no la calidad, y el rechazo a aquellos que queman la bandera del país que los oprime. Por eso en el final, norma tácita de las pretenciosas americanadas, vemos volver al guerrero, salvador de la humanidad y herido de guerra, sano al hogar en el que debe recobrar el amor perdido. Se asoma a la puerta, ondea la seguridad en un mástil con barras y estrellas, la reconciliación injustificada se cumple y papá contará un cuento a su hijo en una casa donde siempre reinó la paz.
Almíbar para una historia bastante divertida. La emoción está asegurada y el entretenimiento no se duda. Esta película podría haber sido una historia increíble y se queda en un buen relato. Abandonando los estereotipos y los análisis posteriores, Argo se disfruta sin lugar a dudas, pero no buscaré recordar algún momento que perdure mucho tiempo en mi memoria, sólo el desarrollo de tan absurdo plan es el intrigante suceso de esta película.
Ben Affleck suspenso, pese a los premios, pero Argo en su conjunto es una buena cinta. Ahora miren la foto de cabecera y vean su afán por los galardones. Parece insinuar: "¿Qué creían, que era el nene bobalicón de Armageddon, Pearl Harbour y Pánico nuclear?" Sí, y no hay más, querido Ben.
21 de febrero de 2013
21 de febrero de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Argo es una película de contrastes (tiene que serlo). Por un lado tenemos a Irán en plena revolución islámica, el Shar exiliado en Egipto y Ruhollah Jomeini a punto de regresar. Por el otro lado tenemos a Estados Unidos feliz y contento, bebiendo de recientes éxitos hollywoodienses.
Por un lado tenemos la tensión masticable de la primera hora y media de película. Por otro lado tenemos la seriedad de la CIA combinada con chistes "Argofuckyourself".
Por un lado tenemos a los más malos que hay. Terroristas islámicos capaces de todo por recuperar lo que quieren. Por el otro tenemos a los buenos más buenos que hay. Canadienses pusilánimes que arriesgan un país entero por 6 estadounidenses.
Hasta aquí bien, porque esta clasificación te ayuda a diferenciarlo todo estupendamente y ponerte del lado de los buenos. El problema viene cuando cada 5 minutos parece que estás viendo un capítulo de Prison Break, en el que dices "esto no puede salir bien" y se salvan por el pelo del chocho de una gamba. Llega a cansar.
No podemos negar que esta película es de las más académicas que se presenta a los Oscar, y probablemente será la que se lleve el premio a "Mejor película", pero también es la que más engaña. La patriótica historia (ese final con la bandera estadounidense de fondo) y el contexto histórico de una misión encubierta desclasificada hacen de esta película una perita en dulce para los académicos.
Si a eso le sumamos la seriedad en la dirección, la perfecta puesta en escena y caracterización de los personajes, los pesos pesados de la interpretación como John Goodman o Bryan Cranston (o la cara de agente secreto de Alan Arkin) o la banda sonora del tan de moda Alexandre Desplat (que cumple) te sale un Oscar casi medido.
Veremos este domingo quién se lo lleva, pero me temo (aun habiéndome gustado Argo), que una vez más tirará más la autofellatio que la calidad cinematográfica.
Por un lado tenemos la tensión masticable de la primera hora y media de película. Por otro lado tenemos la seriedad de la CIA combinada con chistes "Argofuckyourself".
Por un lado tenemos a los más malos que hay. Terroristas islámicos capaces de todo por recuperar lo que quieren. Por el otro tenemos a los buenos más buenos que hay. Canadienses pusilánimes que arriesgan un país entero por 6 estadounidenses.
Hasta aquí bien, porque esta clasificación te ayuda a diferenciarlo todo estupendamente y ponerte del lado de los buenos. El problema viene cuando cada 5 minutos parece que estás viendo un capítulo de Prison Break, en el que dices "esto no puede salir bien" y se salvan por el pelo del chocho de una gamba. Llega a cansar.
No podemos negar que esta película es de las más académicas que se presenta a los Oscar, y probablemente será la que se lleve el premio a "Mejor película", pero también es la que más engaña. La patriótica historia (ese final con la bandera estadounidense de fondo) y el contexto histórico de una misión encubierta desclasificada hacen de esta película una perita en dulce para los académicos.
Si a eso le sumamos la seriedad en la dirección, la perfecta puesta en escena y caracterización de los personajes, los pesos pesados de la interpretación como John Goodman o Bryan Cranston (o la cara de agente secreto de Alan Arkin) o la banda sonora del tan de moda Alexandre Desplat (que cumple) te sale un Oscar casi medido.
Veremos este domingo quién se lo lleva, pero me temo (aun habiéndome gustado Argo), que una vez más tirará más la autofellatio que la calidad cinematográfica.
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