Plácido
1961 

8.1
21,431
Comedia
En una pequeña ciudad provinciana, a unas burguesas ociosas se les ocurre la idea de organizar una campaña navideña cuyo lema es: "Siente a un pobre a su mesa". Se trata de que los más necesitados compartan la cena de Nochebuena con familias acomodadas y disfruten del calor y el afecto que no tienen. Plácido ha sido contratado para participar con su motocarro en la cabalgata, pero surge un problema que le impide centrarse en su trabajo: ... [+]
18 de febrero de 2014
18 de febrero de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Plácido de Luis García Berlanga, es una comedia basada en la sátira de las diferentes clases sociales. Dirigida con un ritmo dinámico y desenfrenado, se ve en un santiamén, y no solo por su duración, sino por ser fantástica y magistral en el más puro humor ácido del director, realizándola de manera inteligente y arrolladora, tiene un resultado sublime y excepcional.
La fotografía en blanco y negro, está llena de detalles simpáticos, siendo por tanto espléndida y sugestiva, tiene imágenes maravillosas y cuidadas tanto en exteriores como en interiores. Y la música, es cómica y jocosa, usada al principio y al final del film, dando su toque burlón e idóneo con sonidos melódicos y encantadores que atraen y acompañan notablemente el film.
Las actuaciones, son simpáticas, hilarantes y divertidas. Con José Luis López Vázquez auténtico y carismático en su línea habitual, Cassen con su característico y tragicómico papel, y unos enormes y acertados acompañamientos de Elvira Quintillá, Amelia de la Torre, Julia Caba Alba, Amparo Soler Leal, Manuel Alexandre, Mari Carmen Yepes, Agustín González y Luis Ciges. Para los cuales, emplea unos vestuarios y caracterizaciones que mezclan lo elegante y estiloso por un lado, con lo humilde y carente por otro, marcando claramente las diferentes clases sociales en cada uno de los personajes.
El guion, escrito por el mismo director junto con Rafael Azcona, José Luis Colina y José Luis Font, es divertido y disparatado desde que empieza, por estar argumentado de manera punzante y afilada al más puro estilo Berlanga, por la dura crítica a la que somete a todos los miembros de la sociedad, sea cual sea su condición económica. Y emplea para ello, unos diálogos dinámicos, críticos e irónicos, que dan gran toque de humor y gracia. Usando la cámara con movimientos rápidos, avanti, retroceso y planos generales muy acertados.
En conclusión, la considero una obra imperecedera e insustituible en el más puro cine español, del singular, irónico e inigualable Luis García Berlanga, el cual, realiza una película divertida, inmensa y cautivadora de principio a fin. Y recomendable por su dirección, guion, interpretaciones, fotografía, música y diálogos que convierten a Plácido, en un film necesario y universal, en el género de la comedia más ácida y típica de la filmografía española.
La fotografía en blanco y negro, está llena de detalles simpáticos, siendo por tanto espléndida y sugestiva, tiene imágenes maravillosas y cuidadas tanto en exteriores como en interiores. Y la música, es cómica y jocosa, usada al principio y al final del film, dando su toque burlón e idóneo con sonidos melódicos y encantadores que atraen y acompañan notablemente el film.
Las actuaciones, son simpáticas, hilarantes y divertidas. Con José Luis López Vázquez auténtico y carismático en su línea habitual, Cassen con su característico y tragicómico papel, y unos enormes y acertados acompañamientos de Elvira Quintillá, Amelia de la Torre, Julia Caba Alba, Amparo Soler Leal, Manuel Alexandre, Mari Carmen Yepes, Agustín González y Luis Ciges. Para los cuales, emplea unos vestuarios y caracterizaciones que mezclan lo elegante y estiloso por un lado, con lo humilde y carente por otro, marcando claramente las diferentes clases sociales en cada uno de los personajes.
El guion, escrito por el mismo director junto con Rafael Azcona, José Luis Colina y José Luis Font, es divertido y disparatado desde que empieza, por estar argumentado de manera punzante y afilada al más puro estilo Berlanga, por la dura crítica a la que somete a todos los miembros de la sociedad, sea cual sea su condición económica. Y emplea para ello, unos diálogos dinámicos, críticos e irónicos, que dan gran toque de humor y gracia. Usando la cámara con movimientos rápidos, avanti, retroceso y planos generales muy acertados.
En conclusión, la considero una obra imperecedera e insustituible en el más puro cine español, del singular, irónico e inigualable Luis García Berlanga, el cual, realiza una película divertida, inmensa y cautivadora de principio a fin. Y recomendable por su dirección, guion, interpretaciones, fotografía, música y diálogos que convierten a Plácido, en un film necesario y universal, en el género de la comedia más ácida y típica de la filmografía española.
10 de febrero de 2012
10 de febrero de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un pequeño pueblo de España, en los años 60, se ha instaurado una curiosa tradición en Nochebuena: cada familia debe sentar a su mesa a un mendigo (o un anciano de un asilo). La idea, impulsada por la empresa ‘Ollas Cocinex’, incluye el sorteo de presuntos actores famosos, quienes también asisten a estas cenas. Todos los vecinos se afanan en participar en este festejo, con la idea de transmitir al pueblo la idea de que cada familia es muy caritativa.
En mitad de este panorama emerge la figura de Plácido, un humilde padre de familia que se gana la vida con un motocarro, como transportista, y que teme no poder pagar el primer plazo de su vehículo… exponiéndose a quedarse sin el medio para subsistir.
En mitad de este panorama emerge la figura de Plácido, un humilde padre de familia que se gana la vida con un motocarro, como transportista, y que teme no poder pagar el primer plazo de su vehículo… exponiéndose a quedarse sin el medio para subsistir.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Descomunal sátira, obra maestra absoluta del cine español. Es tan cómica en sus diálogos como trágica en su fondo: nos encontramos ante una radiografía socio-cultural de la España de la época… aunque muchas de las situaciones que entonces retrataron Berlanga (director) y Azcona (guionista) siguen estando muy vigentes en la actualidad, lo que resulta deprimente.
En esta comedia, absolutamente coral, participan la mayor parte de los mejores actores del cine español de la época… y todos ellos resultan brillantes; el guión es sublime, pues alcanza la matricula de honor desde el minuto uno hasta el final del metraje; y la dirección es brillantísima, con un ritmo adecuado en todo momento y un seguimiento de cámara a los actores que consigue desnudar todas las miserias, taras y vicios de la época.
Opino que nos encontramos ante una obra cumbre del cine español, por tres motivos:
1.- La película consigue hacer reír, llorar y reflexionar al espectador… como pocas veces sucede en el mundo del cine.
2.- El film trasciende el mero hecho cinematográfico y se convierte en una sucesión de bofetones a una sociedad, la nuestra, que sólo puede cambiar cuando se exhiben con toda crudeza sus trazas grotescas, zafias y vulgares.
3.- Por si todo esto fuera poco, la maestría de los autores de esta película se demuestra cuando fueron capaces de proyectarla… escapando de las tijeras de la censura franquista.
Por todo esto, sólo cabe recomendar el visionado de este film y admirar a sus autores. ¡Chapeau!
El film estuvo nominado en los Oscar del año 1961, en la categoría de Mejor Película de Nabla No Inglesa.
En esta comedia, absolutamente coral, participan la mayor parte de los mejores actores del cine español de la época… y todos ellos resultan brillantes; el guión es sublime, pues alcanza la matricula de honor desde el minuto uno hasta el final del metraje; y la dirección es brillantísima, con un ritmo adecuado en todo momento y un seguimiento de cámara a los actores que consigue desnudar todas las miserias, taras y vicios de la época.
Opino que nos encontramos ante una obra cumbre del cine español, por tres motivos:
1.- La película consigue hacer reír, llorar y reflexionar al espectador… como pocas veces sucede en el mundo del cine.
2.- El film trasciende el mero hecho cinematográfico y se convierte en una sucesión de bofetones a una sociedad, la nuestra, que sólo puede cambiar cuando se exhiben con toda crudeza sus trazas grotescas, zafias y vulgares.
3.- Por si todo esto fuera poco, la maestría de los autores de esta película se demuestra cuando fueron capaces de proyectarla… escapando de las tijeras de la censura franquista.
Por todo esto, sólo cabe recomendar el visionado de este film y admirar a sus autores. ¡Chapeau!
El film estuvo nominado en los Oscar del año 1961, en la categoría de Mejor Película de Nabla No Inglesa.
26 de julio de 2012
26 de julio de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1961, Luís García Berlanga realizó una de sus obras más aclamadas por el mundo de la crítica cinematográfica, Plácido. En plena dictadura franquista el cineasta español espetó una sutil, a la vez que punzante, crítica a la sociedad de la época mediante esta comedia aparentemente inofensiva pero cargada de grandes e incómodas verdades.
Con una fotografía en blanco y negro muy cuidada y estilizada donde predominan los tonos grisáceos —ilustrativo de aquel tiempo histórico—, Berlanga rueda la mayoría de las escenas exteriores desde una cierta distancia, permitiendo al espectador tener una perspectiva del espacio y del paisaje de posguerra definitorio de la época en la que viven los personajes.
En las escenas interiores consigue amoldar el lenguaje cinematográfico a una estructura de marcada tendencia teatral —varios personajes interactuando durante un periodo de tiempo considerable en un mismo espacio—, orquestando, a base de largos planos secuencia, una serie de pequeñas obras teatrales argumentalmente unidas entre sí por la particular historia del personaje de Plácido.
La sobrecargada decoración de los acaudalados hogares va en consonancia con la sobrepoblación del plano que, lejos de provocar un empeoramiento del mismo, lo enriquece con el dinamismo que aportan esos personajes exageradamente caricaturizados, causantes de una sucesión de situaciones surrealistas donde las inconvenientes verdades escondidas detrás de las falsas apariencias se ponen de relieve.
El uso que Berlanga hace de la profundidad de campo para retratar esas tesituras, posibilita el hecho de percibir varias acciones al mismo tiempo, acentuando, así, esa miscelánea entre pobres y ricos —leitmotiv de la película— que hace aflorar a la superficie, cual mezcolanza de aceite y agua, unos axiomas de la época que hoy en día se nos antojan atemporales.
Desde postulados neorrealistas saboteados por una esclarecedora exageración de la ficción, Plácido retrata a una sociedad hipócrita gobernada por los intereses individuales y diseñada a modo de gran pantomima liberadora de caprichosas conciencias.
Con una fotografía en blanco y negro muy cuidada y estilizada donde predominan los tonos grisáceos —ilustrativo de aquel tiempo histórico—, Berlanga rueda la mayoría de las escenas exteriores desde una cierta distancia, permitiendo al espectador tener una perspectiva del espacio y del paisaje de posguerra definitorio de la época en la que viven los personajes.
En las escenas interiores consigue amoldar el lenguaje cinematográfico a una estructura de marcada tendencia teatral —varios personajes interactuando durante un periodo de tiempo considerable en un mismo espacio—, orquestando, a base de largos planos secuencia, una serie de pequeñas obras teatrales argumentalmente unidas entre sí por la particular historia del personaje de Plácido.
La sobrecargada decoración de los acaudalados hogares va en consonancia con la sobrepoblación del plano que, lejos de provocar un empeoramiento del mismo, lo enriquece con el dinamismo que aportan esos personajes exageradamente caricaturizados, causantes de una sucesión de situaciones surrealistas donde las inconvenientes verdades escondidas detrás de las falsas apariencias se ponen de relieve.
El uso que Berlanga hace de la profundidad de campo para retratar esas tesituras, posibilita el hecho de percibir varias acciones al mismo tiempo, acentuando, así, esa miscelánea entre pobres y ricos —leitmotiv de la película— que hace aflorar a la superficie, cual mezcolanza de aceite y agua, unos axiomas de la época que hoy en día se nos antojan atemporales.
Desde postulados neorrealistas saboteados por una esclarecedora exageración de la ficción, Plácido retrata a una sociedad hipócrita gobernada por los intereses individuales y diseñada a modo de gran pantomima liberadora de caprichosas conciencias.
9 de diciembre de 2014
9 de diciembre de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya le voy cogiendo un poco el truco a Berlanga. La trama no va sobre el personaje, va sobre la situación. El personaje principal (El Verdugo, la Escopeta Nacional, Plácido) es un mero conductor que se encuentra en medio de la acción y pone de manifiesto las situaciones que quiere criticar.
En este caso, la hipocresía de la gente con dinero. Invitar a pobres a comer como acto de caridad, pero se preocupan siempre por ellos mismos, por los rumores, por el qué dirán y al final, lo que menos les importa es el pobre.
Quizás, esperaba otras situaciones más graciosas o un poco más extremas, o a Cassen un poco más involucrado en las tramas, sentí que a diferencia de sus otras pelis, el prota tenía poco protagonismo. Aparte, creo que es un reparto con demasiada gente que al final, pocos acaban brillando.
Aún así, una muy buena película que pone de manifiesto el egoísmo en la época que más bondad se ha de dar.
En este caso, la hipocresía de la gente con dinero. Invitar a pobres a comer como acto de caridad, pero se preocupan siempre por ellos mismos, por los rumores, por el qué dirán y al final, lo que menos les importa es el pobre.
Quizás, esperaba otras situaciones más graciosas o un poco más extremas, o a Cassen un poco más involucrado en las tramas, sentí que a diferencia de sus otras pelis, el prota tenía poco protagonismo. Aparte, creo que es un reparto con demasiada gente que al final, pocos acaban brillando.
Aún así, una muy buena película que pone de manifiesto el egoísmo en la época que más bondad se ha de dar.
24 de diciembre de 2015
24 de diciembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La perfección no existe pero esta película limita con ella. Actores apropiados para el tema sin destacar a nadie porque cada uno está pleno en su papel.
Los que vivimos aquellos años y en tipos de circunstancias similares nos identificamos mucho con esta obra maestra digna de un gran director.
Los que vivimos aquellos años y en tipos de circunstancias similares nos identificamos mucho con esta obra maestra digna de un gran director.
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