Barbie
5.8
39,718
Comedia. Fantástico
Barbie (Margot Robbie) lleva una vida ideal en Barbieland, allí todo es perfecto, con chupi fiestas llenas de música y color, y todos los días son el mejor día. Claro que Barbie se hace algunas preguntas, cuestiones bastante incómodas que no encajan con el mundo idílico en el que ella y las demás Barbies viven. Cuando Barbie se dé cuenta de que es capaz de apoyar los talones en el suelo, y tener los pies planos, decidirá calzarse unos ... [+]
20 de agosto de 2023
20 de agosto de 2023
19 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es innegable que la película ha funcionado en taquilla, no es difícil, Barbie es uno de los fenómenos de la cultura pop con mayor peso. Así mismo hay que admitir que la película es infumable, repleta de chistes malos, clichés y propaganda feminista. Tiene momentos en los que sientes que estás viendo una película absurda con la que estás perdiendo el tiempo. En resumen, la película es básica y ni siquiera logra ser entretenida. Que las salas de cine se llenen siempre es buena noticia, pero yo al menos no hubiese ido al cine de saber que me iba a encontrar con esto.
10 de agosto de 2023
10 de agosto de 2023
18 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Viendo el marketing que han hecho de la película cualquiera podría pensar que esta trata acerca de una muñeca desplazada al mundo real donde vivirá algún tipo de loca aventura.
Nada más lejos de la realidad, la película realmente va de como barbie acaba con el malvado patriarcado (literalmente), convirtiéndose en una más de las ultimas películas de hollywood que se preocupan más por la ideología y la propaganda que por crear un producto de calidad y entretenido.
Más allá de ser un panfleto del feminismo más reaccionario, Barbie no destaca en nada: La película es aburrida, el guion es simplon y predecible, el humor es digno de un niño de 5 años...
Lo único que se puede salvar son la magnifica actuación del Sr. Goslyng y los decorados de barbieland.
En definitiva: A evitar a toda costa, el tiempo ya pondrá en su lugar está película cuando pase todo el hype y el marketing actual.
Nada más lejos de la realidad, la película realmente va de como barbie acaba con el malvado patriarcado (literalmente), convirtiéndose en una más de las ultimas películas de hollywood que se preocupan más por la ideología y la propaganda que por crear un producto de calidad y entretenido.
Más allá de ser un panfleto del feminismo más reaccionario, Barbie no destaca en nada: La película es aburrida, el guion es simplon y predecible, el humor es digno de un niño de 5 años...
Lo único que se puede salvar son la magnifica actuación del Sr. Goslyng y los decorados de barbieland.
En definitiva: A evitar a toda costa, el tiempo ya pondrá en su lugar está película cuando pase todo el hype y el marketing actual.
6 de septiembre de 2023
6 de septiembre de 2023
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Barbieworld es el escenario donde conviven dos individuos-grupo diferentes.
Barbie. Es (son) presumida, risueña: despreocupada en su jovial indolencia. Pasa sus días en una especie de oblómovschina feliz, en tacones que no duelen, enfocada en hacer su siguiente coreografía y no pudiendo evitar estar siempre divina de la muerte.
Ken. Es (son) simplón y pueril, siempre con una sonrisa inexpresiva a cuestas, e infantil en su lucha por lo único a lo que, en ese mundo, puede aspirar: la atención de Barbie.
Todas las Barbies y todos los Ken están unidos, pese a sus diferencias fisonómicas, en una colectividad de género que anula sus individualidades. De la costilla de la Eva primigenia de Barbieworld, que es Margot Robbie, derivan las demás.
En Barbieworld, Diana de Gales, Rosalía, Teresita de Lisieux, Lady Gaga, Margaret Thatcher, Christine Lagarde y Paz Padilla estarían, como mujeres —Barbies—, mucho más cercanas entre ellas, en armónica sororidad, que del príncipe Harry, Francisco de Asís, C. Tangana, Ronald Reagan, Jerome Powell y Dani Rovira, que bastante parecido tienen siendo hombres —Kens—.
Es una coña, claro, Barbie y Ken son estereotipos de género que sólo coinciden en algo: resultan imbéciles.
...
El mundo al que Barbie y Ken arriban, en su viaje iniciático post-juguetero, es uno de masculinidad dominante.
El hombre controla todo. Satirea sin disimulos: hasta los representantes del "proteger y servir" te salivan en el escote. La mujer agacha la cerviz y sólo puede maldecir las falsas expectativas de triunfo que Barbie insufló en varias generaciones de mujeres que han acabado viviendo en un 1984 patriarcal.
Ken adquiere las enseñanzas. Se empodera, que en su caso quiere decir que aprende a ser un "señoro", y regresa a Ítaca para convertir (la simpática tiranía de) Barbieworld en (la simpática tiranía de) Kenworld.
Barbie, ahíta de encajar los micromachismos del nuevo orden de cosas, se convierte en un híbrido entre Barbie Fea y Barbie Depresión —es decir, pasa de ser empoderada, pero superflua, a ser una incapaz devoradora de tranxiliums pero con potencial para tomar conciencia de género—.
Barbie. Es (son) presumida, risueña: despreocupada en su jovial indolencia. Pasa sus días en una especie de oblómovschina feliz, en tacones que no duelen, enfocada en hacer su siguiente coreografía y no pudiendo evitar estar siempre divina de la muerte.
Ken. Es (son) simplón y pueril, siempre con una sonrisa inexpresiva a cuestas, e infantil en su lucha por lo único a lo que, en ese mundo, puede aspirar: la atención de Barbie.
Todas las Barbies y todos los Ken están unidos, pese a sus diferencias fisonómicas, en una colectividad de género que anula sus individualidades. De la costilla de la Eva primigenia de Barbieworld, que es Margot Robbie, derivan las demás.
En Barbieworld, Diana de Gales, Rosalía, Teresita de Lisieux, Lady Gaga, Margaret Thatcher, Christine Lagarde y Paz Padilla estarían, como mujeres —Barbies—, mucho más cercanas entre ellas, en armónica sororidad, que del príncipe Harry, Francisco de Asís, C. Tangana, Ronald Reagan, Jerome Powell y Dani Rovira, que bastante parecido tienen siendo hombres —Kens—.
Es una coña, claro, Barbie y Ken son estereotipos de género que sólo coinciden en algo: resultan imbéciles.
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El mundo al que Barbie y Ken arriban, en su viaje iniciático post-juguetero, es uno de masculinidad dominante.
El hombre controla todo. Satirea sin disimulos: hasta los representantes del "proteger y servir" te salivan en el escote. La mujer agacha la cerviz y sólo puede maldecir las falsas expectativas de triunfo que Barbie insufló en varias generaciones de mujeres que han acabado viviendo en un 1984 patriarcal.
Ken adquiere las enseñanzas. Se empodera, que en su caso quiere decir que aprende a ser un "señoro", y regresa a Ítaca para convertir (la simpática tiranía de) Barbieworld en (la simpática tiranía de) Kenworld.
Barbie, ahíta de encajar los micromachismos del nuevo orden de cosas, se convierte en un híbrido entre Barbie Fea y Barbie Depresión —es decir, pasa de ser empoderada, pero superflua, a ser una incapaz devoradora de tranxiliums pero con potencial para tomar conciencia de género—.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Con ayuda de dos mujeres del mundo real: una adulta ex-usuaria de Barbies y víctima de la normatividad impuesta a la mujer-modelo y su hija, en la cual parecemos intuir un genuino desinterés por que el mundo de las muñecas la defina en nada, pone cada "-arcado" en su lugar y parece tomar conciencia de su feminidad de la forma más sincera —y graciosa— posible: yendo al ginecólogo.
...
Al final, y teniendo en cuenta que 'Barbie' no es una película que aspire a ser una ocurrente y nostálgica fantasía infantil sino que encierra cierta tesis, por fosforita y poco venenosa que sea, parece que Gerwig propone el mundo en dos posibilidades.
1. Un patriarcado donde, además de pagar por la ropa y resistir la libido desatada de los hombres, las mujeres no pueden abstraerse de su celulitis, ni llegar a ser una Roberta Metsola, una Angela Merkel o una Úrsula Von der Leyen.
2. Un matriarcado dominado por un "tribunal supremo" de Spice Girls, donde no se piensa en la muerte ni en los pies planos, y los Kens están destinados a "vivir y morir una vida de rubia fragilidad", aceptando que jamás se les preguntó a las Barbies si les querían o necesitaban.
—Mientras tanto, Mattel ve el mundo en términos de ganancia y pérdida, y se ha servido taimadamente de la temática que más rédito podía darle, pues el beneficio por acciones de la empresa ha aumentado por encima del triple del valor esperado en junio de 2023—.
Mientras rehúso elegir entre los dos mundos de Greta, principalmente porque son obvias caricaturas en tono de guasa más o menos irreverente que sólo la enfermedad de la ideología llevaría a tomarse demasiado en serio, espero la secuela, que, intuyo y espero, tendrá lugar en Queerworld.
Gracias.
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Al final, y teniendo en cuenta que 'Barbie' no es una película que aspire a ser una ocurrente y nostálgica fantasía infantil sino que encierra cierta tesis, por fosforita y poco venenosa que sea, parece que Gerwig propone el mundo en dos posibilidades.
1. Un patriarcado donde, además de pagar por la ropa y resistir la libido desatada de los hombres, las mujeres no pueden abstraerse de su celulitis, ni llegar a ser una Roberta Metsola, una Angela Merkel o una Úrsula Von der Leyen.
2. Un matriarcado dominado por un "tribunal supremo" de Spice Girls, donde no se piensa en la muerte ni en los pies planos, y los Kens están destinados a "vivir y morir una vida de rubia fragilidad", aceptando que jamás se les preguntó a las Barbies si les querían o necesitaban.
—Mientras tanto, Mattel ve el mundo en términos de ganancia y pérdida, y se ha servido taimadamente de la temática que más rédito podía darle, pues el beneficio por acciones de la empresa ha aumentado por encima del triple del valor esperado en junio de 2023—.
Mientras rehúso elegir entre los dos mundos de Greta, principalmente porque son obvias caricaturas en tono de guasa más o menos irreverente que sólo la enfermedad de la ideología llevaría a tomarse demasiado en serio, espero la secuela, que, intuyo y espero, tendrá lugar en Queerworld.
Gracias.
2 de enero de 2024
2 de enero de 2024
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las películas realmente malas del año. Y me refiero a mala en todos los sentidos, pues tanto el cómo está hecha como el qué cuenta me resultan aburridos, sonrojantes, tramposos y mentirosos hasta decir basta.
Argumentalmente tiene un guion demasiado estúpido como para ser tenido en cuenta, porque en el mundo paranormal que debe pasar por la cabeza de Greta Gerwig, todos los hombres son representados como auténticos memos carentes de cerebro e inteligencia que a la mínima oportunidad aprovechan para saltar sobre la yugular de las mujeres para arrebatarles toda su autonomía, libertad y autoestima, mientras que las mujeres son representadas como las únicas capacitadas para gobernar el mundo, debiendo levantarse en rebelión cuando el hombre intenta ocupar su posición. En otras palabras, que el hombre es la amenaza constante de la que la mujer debe defenderse a todas horas. O dicho de otro modo, que el macho es el gran cabronazo y la peligrosa especie de la cual hay que protegerse, cosa que no habla demasiado bien del sexo masculino. Pero es que al mismo tiempo se pinta a la mujer como ese ser oprimido por una nihilista y banal necesidad de sentirse físicamente perfecta para pasar por el aro de las cánones de belleza que dicta la sociedad. Por eso Barbie debe huir del chupipandi mundo de juguete hacia un mundo real en busca de soluciones para los pequeños "agujeros" que han aparecido sobre su banal percepción de la perfección, como si a día de hoy las mujeres del mundo occidental que ha parido a Mattel no tuvieran la suficiente mollera para decidir por ellas mismas al margen de los modelos imaginarios de belleza que dicte la sociedad. Esto tampoco habla muy bien que digamos del sexo femenino.
Así que me pregunto a quién trata bien esta película que supuestamente está pensada para todas las edades. ¿Los hombres son unos becerros sin sesera? ¿Las mujeres unas esclavas del dictado social? Me meten un rollo patatero que me habla del heteropatriarcado, del feminismo en su versión más abyecta, de la destrucción del mismo modelo consumista que ha vendido millones de estas muñecas por todo el mundo y que se ha forrado también con esta bazofia intelectual de peli, me lo mezclan con el rollo ecologista y encima me lo envuelven con un papel de regalo que dice "Mujer, piensa un plan bien retorcido para joderle la vida al hombre". ¡¡VENGA YA!! O sea que nos toman por tontos del bote, nos dicen lo que tenemos que pensar y encima se nos mean encima con la guinda de "Y encima tenemos que limpiarles la mierda de sus casas". Greta Gerwig se debe haber creído que los hombres son tan tontos como para pensar que algunos cargos de cierta responsabilidad los ocupan los hombres por el simple hecho de ser hombres y que las mujeres son tan tontas como para pensar que deben apartarse del dictado social para llegar a esos mismos puestos de responsabilidad, como bien se sugiere en la historia. Como si a día de hoy las mujeres del mundo occidental de Mattel no tuviesen autonomía y los hombres no conocieran el concepto "oposiciones".
Esta película de denuncia que usted plantea, Sra. Gerwig, hay que tener los ovarios suficientes para rodarla en tierras iraníes o qataríes, por ejemplo, y no en el terreno hollywoodiense de donde se ha excretado semejante panfleto adoctrinador.
Argumentalmente tiene un guion demasiado estúpido como para ser tenido en cuenta, porque en el mundo paranormal que debe pasar por la cabeza de Greta Gerwig, todos los hombres son representados como auténticos memos carentes de cerebro e inteligencia que a la mínima oportunidad aprovechan para saltar sobre la yugular de las mujeres para arrebatarles toda su autonomía, libertad y autoestima, mientras que las mujeres son representadas como las únicas capacitadas para gobernar el mundo, debiendo levantarse en rebelión cuando el hombre intenta ocupar su posición. En otras palabras, que el hombre es la amenaza constante de la que la mujer debe defenderse a todas horas. O dicho de otro modo, que el macho es el gran cabronazo y la peligrosa especie de la cual hay que protegerse, cosa que no habla demasiado bien del sexo masculino. Pero es que al mismo tiempo se pinta a la mujer como ese ser oprimido por una nihilista y banal necesidad de sentirse físicamente perfecta para pasar por el aro de las cánones de belleza que dicta la sociedad. Por eso Barbie debe huir del chupipandi mundo de juguete hacia un mundo real en busca de soluciones para los pequeños "agujeros" que han aparecido sobre su banal percepción de la perfección, como si a día de hoy las mujeres del mundo occidental que ha parido a Mattel no tuvieran la suficiente mollera para decidir por ellas mismas al margen de los modelos imaginarios de belleza que dicte la sociedad. Esto tampoco habla muy bien que digamos del sexo femenino.
Así que me pregunto a quién trata bien esta película que supuestamente está pensada para todas las edades. ¿Los hombres son unos becerros sin sesera? ¿Las mujeres unas esclavas del dictado social? Me meten un rollo patatero que me habla del heteropatriarcado, del feminismo en su versión más abyecta, de la destrucción del mismo modelo consumista que ha vendido millones de estas muñecas por todo el mundo y que se ha forrado también con esta bazofia intelectual de peli, me lo mezclan con el rollo ecologista y encima me lo envuelven con un papel de regalo que dice "Mujer, piensa un plan bien retorcido para joderle la vida al hombre". ¡¡VENGA YA!! O sea que nos toman por tontos del bote, nos dicen lo que tenemos que pensar y encima se nos mean encima con la guinda de "Y encima tenemos que limpiarles la mierda de sus casas". Greta Gerwig se debe haber creído que los hombres son tan tontos como para pensar que algunos cargos de cierta responsabilidad los ocupan los hombres por el simple hecho de ser hombres y que las mujeres son tan tontas como para pensar que deben apartarse del dictado social para llegar a esos mismos puestos de responsabilidad, como bien se sugiere en la historia. Como si a día de hoy las mujeres del mundo occidental de Mattel no tuviesen autonomía y los hombres no conocieran el concepto "oposiciones".
Esta película de denuncia que usted plantea, Sra. Gerwig, hay que tener los ovarios suficientes para rodarla en tierras iraníes o qataríes, por ejemplo, y no en el terreno hollywoodiense de donde se ha excretado semejante panfleto adoctrinador.
20 de julio de 2023
20 de julio de 2023
40 de 68 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vivimos en la era de la cultura del entretenimiento, la era del blockbuster Marvel. En esta era las películas no piensan, pensar incomoda y condiciona al público de manera ideológica. Porque también vivimos en la era de las ideologías y la diversificación de pensamiento es tan grande que las productoras no quieren sacar a nadie del tiesto del posible espectador, produciendo productos sencillos y cómodos para cualquiera, casi en cualquier parte del mundo.
En lo contemporáneo los Artistas - cada vez con menos voz en la industria - son más necesarios que nunca. La disección de las realidades son el único pasaporte para crear pensamiento crítico, más aún cuando se trata de productos con la relevancia cultural que ha tenido una película como “Barbie” en la que mi sala estaba llena este mismo jueves de estreno a primera hora de la tarde en una ciudad pequeña. Por eso, Greta adquiere un compromiso y ante este guión se pregunta: ¿Quién es Barbie?¿Qué ha provocado Barbie en mí?¿Qué ha provocado el juguete más icónico del pasado siglo en la cultura planetaria?
Durante los primeros minutos de película, en un inicio corto pero brillante con referencia clara, Gerwig nos deja claro hacia donde se dirige; Barbie es un concepto marketiniano y embaucador, el inicio de una era diseñada para crear pasiones y proyectar vidas donde no existen las verdades incómodas como la ausencia de belleza, la vejez o el sacrificio y el esfuerzo. Barbie es por tanto en si misma los sueños rotos de una generación y a la vez, la hermana que eres incapaz de odiar.
Con estos dos sentimientos se crea el ecosistema, por un lado una admiración palpable por el mundo visual de Barbie y la iconografía de su universo, así como por sus buenas intenciones. Por otro, la sensación de estafa de un ideal que nunca se cumplió, lo que se manifiesta en una acidez cómica y sarcástica permanente que se convierte en el aire que respira todo.
Todo quiere mantenerte cómodo y disfrutón, la diversión es el fin de una película así y “Barbie” sabe el tipo de película que tiene que ser y sobretodo, el público al que se dirige: fans de la muñeca que se han deconstruído a si mismas en los últimos años al mismo ritmo que lo ha hecho ella. Por eso Greta, que es una activista declarada, se manifiesta cuando ya está dentro, cuando la sala ha comprado el ideal que se te ofrece y ha decidido confiar y no pararse a compatibilizar sobre sus simpatías, porque el paisaje es tan obnubilante, que eres incapaz de no dejarte llevar por sus ingeniosas e icónicas frases. Esto es un grito de reivindicación envuelto en algodón de azúcar. Una muestra de como la inteligencia - más allá de las ideologías de cada uno - puede convertir algo tan normalizado y popular en el imaginario colectivo en algo con una lectura nueva, en la que la propia marca además participa de manera activa. Una demostración desde otro lado del prisma del grandísimo poder que aún mantiene el cine.
Greta Gerwig sale muy airosa de lo que podría haber sido una catastrofe creando el que pueda ser el primer blockbuster inteligente en años y dándole a los fans de Barbie una tirita para sanar las posibles heridas que estos reciben con lo que ya es su gran premio: uno de los estrenos más icónicos de la década. Ryan Gosling está muy divertido y la decisión inusual de elegir a America Ferrara (una actriz totalmente televisiva) como la secundaria principal le da un toque de carisma cómica que genera un ambiente muy amable... ¿Veremos a Barbie en las categorías principales de los premios?
En lo contemporáneo los Artistas - cada vez con menos voz en la industria - son más necesarios que nunca. La disección de las realidades son el único pasaporte para crear pensamiento crítico, más aún cuando se trata de productos con la relevancia cultural que ha tenido una película como “Barbie” en la que mi sala estaba llena este mismo jueves de estreno a primera hora de la tarde en una ciudad pequeña. Por eso, Greta adquiere un compromiso y ante este guión se pregunta: ¿Quién es Barbie?¿Qué ha provocado Barbie en mí?¿Qué ha provocado el juguete más icónico del pasado siglo en la cultura planetaria?
Durante los primeros minutos de película, en un inicio corto pero brillante con referencia clara, Gerwig nos deja claro hacia donde se dirige; Barbie es un concepto marketiniano y embaucador, el inicio de una era diseñada para crear pasiones y proyectar vidas donde no existen las verdades incómodas como la ausencia de belleza, la vejez o el sacrificio y el esfuerzo. Barbie es por tanto en si misma los sueños rotos de una generación y a la vez, la hermana que eres incapaz de odiar.
Con estos dos sentimientos se crea el ecosistema, por un lado una admiración palpable por el mundo visual de Barbie y la iconografía de su universo, así como por sus buenas intenciones. Por otro, la sensación de estafa de un ideal que nunca se cumplió, lo que se manifiesta en una acidez cómica y sarcástica permanente que se convierte en el aire que respira todo.
Todo quiere mantenerte cómodo y disfrutón, la diversión es el fin de una película así y “Barbie” sabe el tipo de película que tiene que ser y sobretodo, el público al que se dirige: fans de la muñeca que se han deconstruído a si mismas en los últimos años al mismo ritmo que lo ha hecho ella. Por eso Greta, que es una activista declarada, se manifiesta cuando ya está dentro, cuando la sala ha comprado el ideal que se te ofrece y ha decidido confiar y no pararse a compatibilizar sobre sus simpatías, porque el paisaje es tan obnubilante, que eres incapaz de no dejarte llevar por sus ingeniosas e icónicas frases. Esto es un grito de reivindicación envuelto en algodón de azúcar. Una muestra de como la inteligencia - más allá de las ideologías de cada uno - puede convertir algo tan normalizado y popular en el imaginario colectivo en algo con una lectura nueva, en la que la propia marca además participa de manera activa. Una demostración desde otro lado del prisma del grandísimo poder que aún mantiene el cine.
Greta Gerwig sale muy airosa de lo que podría haber sido una catastrofe creando el que pueda ser el primer blockbuster inteligente en años y dándole a los fans de Barbie una tirita para sanar las posibles heridas que estos reciben con lo que ya es su gran premio: uno de los estrenos más icónicos de la década. Ryan Gosling está muy divertido y la decisión inusual de elegir a America Ferrara (una actriz totalmente televisiva) como la secundaria principal le da un toque de carisma cómica que genera un ambiente muy amable... ¿Veremos a Barbie en las categorías principales de los premios?
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