En la cuerda floja
2015 

6.3
16,867
Drama
Basada en las memorias escritas por Philippe Petit (Joseph Gordon-Levitt), un funambulista francés que, en 1974, guiado por su mentor Papa Rudy (Ben Kingsley), se propuso un reto nunca antes realizado: recorrer sobre un cable el espacio que separaba las Torres Gemelas de Nueva York. (FILMAFFINITY)
25 de enero de 2016
25 de enero de 2016
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Película dirigida ni más ni menos que por Robert Zemeckis, el director de “Regreso al futuro”, “Forrest Gump” que ganó el Óscar al mejor director o la última como “Flight” con Denzel Washington que también ganó premios y nominaciones, en esta ocasión le tenemos dirigiendo una película basada en hechos reales sobre la vida de Philippe Petit, interpretado por un genial Joseph Gordon-Levitt, que narra sus comienzos como funambulista, su sueño alocado de recorrer el espacio que separaba las Torres Gemelas de Nueva York con un cable, hasta su ejecución que asombró al mundo entero; una película que tiene unos últimos treinta minutos sencillamente de infarto, un final que la puedo titular como dijo Joe en Entertainment Weekly en una crítica: “Es la simulación más majestuosa de un acontecimiento real desde el hundimiento del Titanic”, pero también tiene contras y es el hecho de que dure 2 horas de duración y nos metan treinta minutos del principio sobre sus inicios como funambulista y como se ganaba la vida, me parece un buen acierto ver como era su vida pero creo que como todos los que queríamos ver la película era para ver las imágenes de cómo recorría el espacio de las Torres Gemelas con la cuerda, algo que viene en la recta final y por lo tanto hemos estado mordiéndonos las uñas toda la película hasta ver ese magistral acontecimiento tan bien hecho que hasta hemos quitado la mirada de la pantalla.
Lo que hizo el gran Philippe Petit son acontecimientos que te gustaría haberlas vivido y visto, pero han tardado mucho en hacer la película, aunque creo que han esperado el momento justo ahora que se pueden hacer unos efectos especiales y visuales como si fueran reales y apagar un poco la llama después de las caídas de las Torres Gemelas en 2001; la película está narrada muy bien, muy correcta, empezando por la vida de Philippe, viendo como era su vida, su personalidad y el porqué le ha llevado a hacer esa locura, también hay un gran acierto y es en el doblaje de los actores con ese acento francés debido a su origen, aunque como he dicho antes, la gente a la hora de ver la película quiere ver como recorrió las Torres Gemelas y para mí meter una hora y pico de historia es estirar el chicle demasiado, no digo que vayan directo al grano porque la película duraría media hora, pero por ejemplo esos primeros treinta minutos de como se ganaba la vida y el romance con una chica se lo pudieran haber ahorrado con solo 10 minutos, solo con ese recorte de duración la película hubiera sido más emocionante, porque aunque lo demás también lo estiran por lo menos vemos todo el plan que hace Philippe y sus amigos para lograrlo, además también tiene su punto de comedia que nos soltarán algunas sonrisas; para ir terminando, destacar como no, el final de la película, yo creo que no he tenido tantas angustias, pánico y he apartado la vista de la pantalla tantas veces como en este tramo final de la película, tienes el corazón en un puño al ver a un tío recorriendo ese espacio de las Torres Gemelas a una altura de 240 metros de altura sin música de fondo y solo viendo sus pies dando paso a paso hacia adelante y ver debajo tuya toda esa distancia, es como si tú estuvieras haciéndolo, pero cuando crees que se acaba sigue y sigue donde cada salto que hace o cada malabarismo te provoca que mires a otro lado, es un final que todo el mundo debería de ver aunque no mire mucho a la pantalla porque es impresionante como lo han hecho de bien con los efectos visuales. Con respecto a las actuaciones destacar la de Joseph Gordon-Levitt que hace muy bien el papel y se mete en él, así como el resto del reparto como por ejemplo su mentor Papa Rudy que lo interpreta Ben Kingsley, Charlotte Le Bon o el grupo de amigos de Philippe.
-En definitiva, estamos ante una película que si bien hay minutos de relleno o estiran el chicle hasta lo que nos interesa ver, nos ofrecen una entretenida película sobre la vida de Philippe Petit y un tramo final que recordaremos siempre porque tenemos el corazón en un puño durante media hora, a la vez que tenemos que mirar para otro lado varias veces y eso nunca me lo ha hecho pasar una película, son una de estas escenas que nunca se nos sacarán de nuestra cabeza, porque lo que hizo Philippe en 1974 fue un gran suceso para la humanidad.
Lo que hizo el gran Philippe Petit son acontecimientos que te gustaría haberlas vivido y visto, pero han tardado mucho en hacer la película, aunque creo que han esperado el momento justo ahora que se pueden hacer unos efectos especiales y visuales como si fueran reales y apagar un poco la llama después de las caídas de las Torres Gemelas en 2001; la película está narrada muy bien, muy correcta, empezando por la vida de Philippe, viendo como era su vida, su personalidad y el porqué le ha llevado a hacer esa locura, también hay un gran acierto y es en el doblaje de los actores con ese acento francés debido a su origen, aunque como he dicho antes, la gente a la hora de ver la película quiere ver como recorrió las Torres Gemelas y para mí meter una hora y pico de historia es estirar el chicle demasiado, no digo que vayan directo al grano porque la película duraría media hora, pero por ejemplo esos primeros treinta minutos de como se ganaba la vida y el romance con una chica se lo pudieran haber ahorrado con solo 10 minutos, solo con ese recorte de duración la película hubiera sido más emocionante, porque aunque lo demás también lo estiran por lo menos vemos todo el plan que hace Philippe y sus amigos para lograrlo, además también tiene su punto de comedia que nos soltarán algunas sonrisas; para ir terminando, destacar como no, el final de la película, yo creo que no he tenido tantas angustias, pánico y he apartado la vista de la pantalla tantas veces como en este tramo final de la película, tienes el corazón en un puño al ver a un tío recorriendo ese espacio de las Torres Gemelas a una altura de 240 metros de altura sin música de fondo y solo viendo sus pies dando paso a paso hacia adelante y ver debajo tuya toda esa distancia, es como si tú estuvieras haciéndolo, pero cuando crees que se acaba sigue y sigue donde cada salto que hace o cada malabarismo te provoca que mires a otro lado, es un final que todo el mundo debería de ver aunque no mire mucho a la pantalla porque es impresionante como lo han hecho de bien con los efectos visuales. Con respecto a las actuaciones destacar la de Joseph Gordon-Levitt que hace muy bien el papel y se mete en él, así como el resto del reparto como por ejemplo su mentor Papa Rudy que lo interpreta Ben Kingsley, Charlotte Le Bon o el grupo de amigos de Philippe.
-En definitiva, estamos ante una película que si bien hay minutos de relleno o estiran el chicle hasta lo que nos interesa ver, nos ofrecen una entretenida película sobre la vida de Philippe Petit y un tramo final que recordaremos siempre porque tenemos el corazón en un puño durante media hora, a la vez que tenemos que mirar para otro lado varias veces y eso nunca me lo ha hecho pasar una película, son una de estas escenas que nunca se nos sacarán de nuestra cabeza, porque lo que hizo Philippe en 1974 fue un gran suceso para la humanidad.
25 de enero de 2016
25 de enero de 2016
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La última película de Robert Zemeckis a día de esta crítica va sobre un equilibrista francés que, de puro orgullo delirante, se empeña en cruzar andando sobre una cuerda el abismo que se abre entre las dos torres del World Trade Center de Nueva York. Interesante punto de partida para los que les gusten los números circenses pero no para los que piensen en qué es lo que te pueden contar durante casi dos horas de metraje, si lo único interesante serán los 15 o 20 minutos del momento estrella. Pues se equivocan, como yo me equivoqué en mis prejuicios.
Zemeckis ya ha demostrado ser en múltiples ocasiones un narrador nato, con el estilo clásico de un Spielberg, y buen conocedor de los guiones que funcionan en pantalla. “Forrest Gump” (1994) es un buen ejemplo de su cine más íntimo, el de gente con personalidades extraordinarias en situaciones fuera de lo común, como volveríamos a ver en “Náufrago” (2000). En “El desafío” repite fórmulas ya usadas en otras películas, mezclando tanto las emociones de estas dos últimas como el sentido de la aventura de sus primeros trabajos.
Lo primero que vemos es a Philippe Petit (Joseph Gordon-Levitt) subido en la antorcha de la Estatua de la Libertad, dispuesto a contarnos la historia de su vida y de cómo llegó a realizar un sueño de locos. Las Torres Gemelas lo llamaban, erigidas desafiantes hacia los cielos, simbolizando el reto que escondían en su armazón de acero y cristal para un hombre que aspiraba a ser leyenda. La narración de sus primeros pasos sobre la cuerda floja hasta la gran hazaña a más de mil trescientos pies de altura es todo un relato iniciático de preparación para el que aspira a ser más, a conseguir lo imposible. Zemeckis no aburre sino todo lo contrario y, por mucho que al espectador se la lleve al pairo los preparativos o la vida de un funambulista, consigue meternos en la historia como si andar por cables suspendidos formara parte de nuestros hobbies.
Gordon-Levitt hace un buen trabajo encarnando a Petit como un tipo raro, decidido y orgulloso (no muy distinto al Petit de hoy día, un tipo bastante egocéntrico). Entre sus compañeros de reparto tenemos a Charlotte Le Bon dando vida a uno de sus mayores apoyos morales y, brillando con luz propia, un estupendo Ben Kingsley como su mentor, quizás el papel mejor interpretado de todos y también el más escaso de escenas.
Zemeckis consigue mantener la atención y el interés en todo momento para dar su golpe de gracia en los minutos finales, de una belleza visual excepcional y con doble sentido emotivo: las Torres Gemelas como fantasmas de lo que fueron y el hombre que lo dio todo por ellas en una simbiosis absoluta. Fenomenal.
Zemeckis ya ha demostrado ser en múltiples ocasiones un narrador nato, con el estilo clásico de un Spielberg, y buen conocedor de los guiones que funcionan en pantalla. “Forrest Gump” (1994) es un buen ejemplo de su cine más íntimo, el de gente con personalidades extraordinarias en situaciones fuera de lo común, como volveríamos a ver en “Náufrago” (2000). En “El desafío” repite fórmulas ya usadas en otras películas, mezclando tanto las emociones de estas dos últimas como el sentido de la aventura de sus primeros trabajos.
Lo primero que vemos es a Philippe Petit (Joseph Gordon-Levitt) subido en la antorcha de la Estatua de la Libertad, dispuesto a contarnos la historia de su vida y de cómo llegó a realizar un sueño de locos. Las Torres Gemelas lo llamaban, erigidas desafiantes hacia los cielos, simbolizando el reto que escondían en su armazón de acero y cristal para un hombre que aspiraba a ser leyenda. La narración de sus primeros pasos sobre la cuerda floja hasta la gran hazaña a más de mil trescientos pies de altura es todo un relato iniciático de preparación para el que aspira a ser más, a conseguir lo imposible. Zemeckis no aburre sino todo lo contrario y, por mucho que al espectador se la lleve al pairo los preparativos o la vida de un funambulista, consigue meternos en la historia como si andar por cables suspendidos formara parte de nuestros hobbies.
Gordon-Levitt hace un buen trabajo encarnando a Petit como un tipo raro, decidido y orgulloso (no muy distinto al Petit de hoy día, un tipo bastante egocéntrico). Entre sus compañeros de reparto tenemos a Charlotte Le Bon dando vida a uno de sus mayores apoyos morales y, brillando con luz propia, un estupendo Ben Kingsley como su mentor, quizás el papel mejor interpretado de todos y también el más escaso de escenas.
Zemeckis consigue mantener la atención y el interés en todo momento para dar su golpe de gracia en los minutos finales, de una belleza visual excepcional y con doble sentido emotivo: las Torres Gemelas como fantasmas de lo que fueron y el hombre que lo dio todo por ellas en una simbiosis absoluta. Fenomenal.
6 de febrero de 2016
6 de febrero de 2016
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El desafío (The Walk) de Robert Zemeckis es un drama basado en hechos reales cuando en los años 70 y con las torres gemelas recién construidas, un funanbulista francés se propone el reto de pasar a través de un cable el espacio que separaba las torres gemelas. Dirigida con un ritmo dinámico y con un estilo algo nostálgico pero aventurero y directo, es una obra atractiva que ofrece una historia sustanciosa y agradable de ver que aunque no deslumbre en ningún momento, si cumple con su cometido de amenizar el rato con una trama real que mezcla el recuerdo de las desaparecidas torres gemelas con una apasionante hazaña como excusa, manteniendo con ello al público absorto para concluir un buen film que no defrauda a nadie tras su visionado.
La fotografía en blanco y negro al principio es evocadora de cada época y lugar, logrando en esta ocasión el director tallar una labor sensacional que está repleta de detalles espectaculares que sorprenden al público. La música del habitual del director Alan Silvestri, es rítmica y emotiva en una estimulante tarea que añade intriga y nostalgia para agradar al público con sus melodías, inquietando en las escenas oportunas con sus penetrantes sonidos que mantienen el suspense. Los planos y movimientos de cámara consuman una magnífica labor técnica mediante el uso de los nadir, cenitales, detalles, grúas, seguimiento, circulares, rotación, subjetivos, avanti, retroceso, aéreos, panorámicos, cámara en mano y steadycam que sacan lo mejor de las escenas arriesgadas del protagonista. Cabe destacar también, los efectos visuales competentes y bien trabajados que añaden atractivo al film.
Las actuaciones son carismáticas y remarcables. Como protagonistas Joseph Gordon-Levitt está genuino y auténtico en un papel cautivador y con personalidad y Ben Kingsley está señalado y notable en su labor, siendo también buenos los acompañamientos de Charlotte Le Bon, James Badge Dale, Cesar Domboy y Clement Sibony entre otros. La dirección artística emplea para estos unos vestuarios y caracterizaciones sugestivos de cada personaje según su condición que son comunes, informales o de circo en una soberbia labor que junto con los decorados y exteriores te transportan.
El guion, escrito por el director junto con Christopher Browne y basado en el libro de Philippe Petit, está basado en hechos reales y va creando poco a poco una atmósfera de superación y entrega en la arriesgada aventura que se propone el protagonista de andar sobre un cable que va de una torre gemela a otra, logrando con ello un film sustancioso que gusta ver aunque no sea deslumbrante en ningún momento, finalizando con ello un hermoso y apasionante film que si cumple bien con la intención y cometido del director. Esto se lleva a cabo una narrativa mirando a la cámara con acento francés y otra con voz en off que cumple con una tarea expresiva y efusiva que gusta escuchar y que trasmite emoción y entrega en todo momento. Cabe señalar también, el montaje seguido y acompasado pero con flash-back que van situando al espectador en cada momento de la vida del protagonista.
En definitiva, la considero una obra notable y con detalles emocionantes que hacen pasar un buen rato al público con su historia real en unas torres gemelas desaparecidas para añadir nostalgia y emotividad al film, logrando con ello tallar una bella historia que si merece la pena ser visionada por el público en general. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, montaje, efectos, planos, movimientos de cámara, vestuarios, caracterizaciones y narrativa que hacen de El desafío (The Walk), un film con ciertos momentos hermosos y con una historia en su interior que se recuerda por su grandeza.
La fotografía en blanco y negro al principio es evocadora de cada época y lugar, logrando en esta ocasión el director tallar una labor sensacional que está repleta de detalles espectaculares que sorprenden al público. La música del habitual del director Alan Silvestri, es rítmica y emotiva en una estimulante tarea que añade intriga y nostalgia para agradar al público con sus melodías, inquietando en las escenas oportunas con sus penetrantes sonidos que mantienen el suspense. Los planos y movimientos de cámara consuman una magnífica labor técnica mediante el uso de los nadir, cenitales, detalles, grúas, seguimiento, circulares, rotación, subjetivos, avanti, retroceso, aéreos, panorámicos, cámara en mano y steadycam que sacan lo mejor de las escenas arriesgadas del protagonista. Cabe destacar también, los efectos visuales competentes y bien trabajados que añaden atractivo al film.
Las actuaciones son carismáticas y remarcables. Como protagonistas Joseph Gordon-Levitt está genuino y auténtico en un papel cautivador y con personalidad y Ben Kingsley está señalado y notable en su labor, siendo también buenos los acompañamientos de Charlotte Le Bon, James Badge Dale, Cesar Domboy y Clement Sibony entre otros. La dirección artística emplea para estos unos vestuarios y caracterizaciones sugestivos de cada personaje según su condición que son comunes, informales o de circo en una soberbia labor que junto con los decorados y exteriores te transportan.
El guion, escrito por el director junto con Christopher Browne y basado en el libro de Philippe Petit, está basado en hechos reales y va creando poco a poco una atmósfera de superación y entrega en la arriesgada aventura que se propone el protagonista de andar sobre un cable que va de una torre gemela a otra, logrando con ello un film sustancioso que gusta ver aunque no sea deslumbrante en ningún momento, finalizando con ello un hermoso y apasionante film que si cumple bien con la intención y cometido del director. Esto se lleva a cabo una narrativa mirando a la cámara con acento francés y otra con voz en off que cumple con una tarea expresiva y efusiva que gusta escuchar y que trasmite emoción y entrega en todo momento. Cabe señalar también, el montaje seguido y acompasado pero con flash-back que van situando al espectador en cada momento de la vida del protagonista.
En definitiva, la considero una obra notable y con detalles emocionantes que hacen pasar un buen rato al público con su historia real en unas torres gemelas desaparecidas para añadir nostalgia y emotividad al film, logrando con ello tallar una bella historia que si merece la pena ser visionada por el público en general. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, montaje, efectos, planos, movimientos de cámara, vestuarios, caracterizaciones y narrativa que hacen de El desafío (The Walk), un film con ciertos momentos hermosos y con una historia en su interior que se recuerda por su grandeza.
11 de febrero de 2016
11 de febrero de 2016
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Con mucha curiosidad he contemplado esta película que me ha simpatizado y entretenido al mismo tiempo, obra del a veces genial y otras veces flojo Robert Zemeckis.
En términos generales sin duda que es una de las propuestas más fieles al estilo de su director pues es optimista, entretenida y emocionante, y de nuevo apoyándose en un relato (verdadero) relativamente pequeño se da la forma de transformarlo en algo épico y hasta conmovedor.
Si bien a algunas personas podrá caer mal la grandilocuencia con la que se lleva a cabo todo el recorrido del protagonista por realizar una proeza por todo lo alto, literalmente, sin embargo lo que siempre me llama la atención de este director es que, en determinadas de sus obras, la forma en que se plantea contar las respectivas historias siempre terminan convenciendome y de muy buena manera. Es por así decirlo, su marca registrada y que aún funciona muy bien.
Sin duda es un viaje que para mí si valió la pena (no solo porque le tengo pánico a las alturas) porque uno al final queda con una agradable sensación de paz y regocijo al igual que su protagonista por el solo hecho de saber que los sueños por más locos y descerebrados que parezcan se pueden hacer realidad con mucho trabajo, constancia y mucha valentía que debemos ponerle siempre a la vida misma.
Excelente otra vez un carismático Joseph Gordon-Levitt en el rol principal y de soporte geniales Ben Kingsley Charlotte Le Bon y James Badge Dale.
En términos generales sin duda que es una de las propuestas más fieles al estilo de su director pues es optimista, entretenida y emocionante, y de nuevo apoyándose en un relato (verdadero) relativamente pequeño se da la forma de transformarlo en algo épico y hasta conmovedor.
Si bien a algunas personas podrá caer mal la grandilocuencia con la que se lleva a cabo todo el recorrido del protagonista por realizar una proeza por todo lo alto, literalmente, sin embargo lo que siempre me llama la atención de este director es que, en determinadas de sus obras, la forma en que se plantea contar las respectivas historias siempre terminan convenciendome y de muy buena manera. Es por así decirlo, su marca registrada y que aún funciona muy bien.
Sin duda es un viaje que para mí si valió la pena (no solo porque le tengo pánico a las alturas) porque uno al final queda con una agradable sensación de paz y regocijo al igual que su protagonista por el solo hecho de saber que los sueños por más locos y descerebrados que parezcan se pueden hacer realidad con mucho trabajo, constancia y mucha valentía que debemos ponerle siempre a la vida misma.
Excelente otra vez un carismático Joseph Gordon-Levitt en el rol principal y de soporte geniales Ben Kingsley Charlotte Le Bon y James Badge Dale.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Toda la escena que dura la hazaña de cruzar las dos torres gemelas a travez de esa cuerda es formidablemente mostrada, quita el aliento a cualquiera.
13 de febrero de 2016
13 de febrero de 2016
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Las distribuidoras españolas son la pera. ¡Se llama "El paseo"! Desafío es una palabra clave que lo mismo sirve para "The last stand", "Annapolis", "The edge", "Frost vs. Nixon", "Total recall", "Highlander II: The Quickening " y seguramente cien más que se me olvidan en las que no aparece la palabra "challenge" por ningún lado.
Prefiero que dejen los títulos originales en inglés antes de que hagan estos destrozos.
En fin, contra eso no hay nada que hacer, así que entremos en materia.
Si te dicen que esta película va de un tío que cruzó un cable entre las torres gemelas, tal vez pueda parecer que la cosa tiene poca enjundia para un largometraje.
Pero si dirige Robert Zemeckis ya podemos estar avisados de que, como mínimo, mala no va a ser. El reputado director consigue hacer un relato muy entretenido de lo que podría haber sido una película bastante tediosa.
Para empezar, transmite perfectamente las emociones del protagonista. Su sueño de locura termina siendo incluso comprensible, pues como él mismo dice, no quiere morir, sino vivir.
Además, esta historia real tuvo una preparación bastante complicada. Antes de ver la película, pensaba que este francés tuvo permiso, subvención y cobertura mediática para lo que hizo. Pero me ha sorprendido descubrir que todo fue ilegal y que tuvo que ingeniárselas bastante para conseguirlo.
Así que, los preparativos son interesantes, aunque no tanto como el paseo en sí. Es en la escena cumbre donde apreciamos la gran capacidad que tiene Zemeckis para ofrecer espectáculo. No es apta para espectadores con vértigo, pues la cámara y el montaje nos hacen a nosotros mismos pasearnos por este fino cable de acero. También es bastante emocionante, sobre todo cuando de antemano parece que no podría dar mucho de sí.
El director de "Forrest Gump" es también un grandísimo experto en manejar los efectos especiales sin que se noten. No es solamente el hecho de que no se note que hay ordenador, sino que todo es tan realista que hasta se nos olvida que tiene que haber infografía. No nos olvidemos de que las torres gemelas ya ni siquiera existen.
De hecho, los míticos rascacielos forman parte de la historia tanto como su protagonista. Esta claro que, además de la proeza que nos narra, el film sin duda es un poema de amor a este símbolo americano. Estoy seguro de que más de un espectador de allí echaría alguna que otra lagrimita al ver en su esplendor el World Trade Center como si hoy en día siguiera estando allí.
En su contra, también hay cosas malas.
Aunque los actores están bien, hablan con acento francés. Obviamente no sé cómo será la versión original, pero eso de estar escuchando todo el rato a Gordon-Levitt y Kingsley en plan "franchute" termina agotando mis oídos.
Tampoco me gusta que el protagonista esté continuamente dirigiéndose a la cámara, como si esto fuera un documental. Se carga el ritmo narrativo completamente.
Quitando eso, es una entretenida película de un gran director que ha hecho cosas mejores, pero que de todas formas es bastante superior a lo que me esperaba de ella.
Prefiero que dejen los títulos originales en inglés antes de que hagan estos destrozos.
En fin, contra eso no hay nada que hacer, así que entremos en materia.
Si te dicen que esta película va de un tío que cruzó un cable entre las torres gemelas, tal vez pueda parecer que la cosa tiene poca enjundia para un largometraje.
Pero si dirige Robert Zemeckis ya podemos estar avisados de que, como mínimo, mala no va a ser. El reputado director consigue hacer un relato muy entretenido de lo que podría haber sido una película bastante tediosa.
Para empezar, transmite perfectamente las emociones del protagonista. Su sueño de locura termina siendo incluso comprensible, pues como él mismo dice, no quiere morir, sino vivir.
Además, esta historia real tuvo una preparación bastante complicada. Antes de ver la película, pensaba que este francés tuvo permiso, subvención y cobertura mediática para lo que hizo. Pero me ha sorprendido descubrir que todo fue ilegal y que tuvo que ingeniárselas bastante para conseguirlo.
Así que, los preparativos son interesantes, aunque no tanto como el paseo en sí. Es en la escena cumbre donde apreciamos la gran capacidad que tiene Zemeckis para ofrecer espectáculo. No es apta para espectadores con vértigo, pues la cámara y el montaje nos hacen a nosotros mismos pasearnos por este fino cable de acero. También es bastante emocionante, sobre todo cuando de antemano parece que no podría dar mucho de sí.
El director de "Forrest Gump" es también un grandísimo experto en manejar los efectos especiales sin que se noten. No es solamente el hecho de que no se note que hay ordenador, sino que todo es tan realista que hasta se nos olvida que tiene que haber infografía. No nos olvidemos de que las torres gemelas ya ni siquiera existen.
De hecho, los míticos rascacielos forman parte de la historia tanto como su protagonista. Esta claro que, además de la proeza que nos narra, el film sin duda es un poema de amor a este símbolo americano. Estoy seguro de que más de un espectador de allí echaría alguna que otra lagrimita al ver en su esplendor el World Trade Center como si hoy en día siguiera estando allí.
En su contra, también hay cosas malas.
Aunque los actores están bien, hablan con acento francés. Obviamente no sé cómo será la versión original, pero eso de estar escuchando todo el rato a Gordon-Levitt y Kingsley en plan "franchute" termina agotando mis oídos.
Tampoco me gusta que el protagonista esté continuamente dirigiéndose a la cámara, como si esto fuera un documental. Se carga el ritmo narrativo completamente.
Quitando eso, es una entretenida película de un gran director que ha hecho cosas mejores, pero que de todas formas es bastante superior a lo que me esperaba de ella.
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