The Disaster Artist: Obra maestra
6.8
22,114
Comedia
Narra la historia real de la producción de la película 'The Room', que ha sido considerada como “una de las peores películas de la historia". Dirigida en 2003 por Tommy Wiseau, 'The Room' se ha estado proyectando en salas -completamente llenas- por toda Norteamérica desde hace más de una década. 'The Disaster Artist' es una comedia sobre dos inadaptados en busca de un sueño. Cuando el mundo los rechaza, deciden hacer su propia película, ... [+]
29 de diciembre de 2017
29 de diciembre de 2017
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Disaster Artist: My Life Inside The Room, The Greatest Bad Movie Ever Made.
Ocurrió en 2003, y parece increíble, que a principios del nuevo milenio, cuando el cine independiente había alcanzado ya un status bastante acomodado, pudiera surgir un film tan nefasto como The Room, de Tommy Wiseau, una obra legendaria, que casi alcanzados los quince años de su estreno, se ha convertido, por méritos propios, en una referencia de culto para cinéfilos.
La cinta estaba escrita, producida, dirigida y protagonizada por el propio Wiseau, un tipo al que el termino peculiar se le queda corto, poseedor de un carácter tan excéntrico, tanto en personalidad, expresada en esa estrafalaria forma de vestir, como en su particular visión para enfocar cualquier manifestación artística, desprovisto de toda clase de talento, y por tanto, incapaz para afrontar las diferentes facetas de mínima calidad que toda producción cinematográfica requiere.
The Room, pretendido drama romántico (¿autobiográfico?) de autor, es tan mala, que en su descenso a los infiernos toca un punto de máxima grandeza, lo cual la hace ingresar en un Olimpo cinematográfico de involuntaria comedia, destinado únicamente a ese tipo de películas bendecidas por la calamidad, y por tanto ideales para compartir en una velada complice con familiares o amigos.
Es así, como imbuido por el espíritu del propio Wiseau, James Franco, uno de los más destacados enfants terribles del cine norteamericano, recoge el guante tras la cámara para orquestar su propia disaster movie, protegido por el legado y la motivación de una idea ganadora, que recurre al metacine como deseado motor de un trabajo, que puede permitirse el lujo de excederse en su planteamiento, tal es el origen del material al que pretende dar forma.
Franco adapta la novela de Greg Sestero, el otro protagonista de The Room, pieza clave para exponer los detalles de controvertido rodaje, así como su compleja relación con Wiseau, que transitaba desde la plena admiración y la amistad, al inevitable choque de personalidades, reservando el papel de Greg a su hermano Dave, mientras él adquiere, de forma camaleónica, los modos narcisistas y la risa imborrable de un Tommy Wiseau, del que no hay que olvidar, se desconoce origen, edad y fortuna, como si de un vampiro o un alienígena de tratara, presto a abducir a todo aquel que se cruce en su peculiar universo.
Una reparto lleno de caras conocidas, algunas simples cameos, entre las que destaca la presencia de Seth Rogen, colega de aventuras cinematográficas de Franco, al que una una estrecha relación como miembros de honor de la Factoría del realizador Judd Apatow, toda una referencia de la comedia norteamericana en este nuevo milenio, que como no podía ser de otra forma, tiene reservada una pequeña pero destacada aparición en el film.
Finalmente, la recomendación es acudir a The Disaster Artist con los deberes hechos, para poder disfrutar plenamente de la experiencia The Room, y todos los factores que rodearon su creación, desde el génesis, pasando por el rodaje y posterior estreno. El carácter indivisible de ambas obras, provoca que Franco se deje llevar por lo hilarante en muchos momentos, avivando cierta desconexión formal, pero suyo es el triunfo de la imitación, la cual se puede contemplar en los últimos minutos de un trabajo concebido desde el máximo entusiasmo, y al que verdaderamente, y tras adoptar la más despreocupada de las actitudes, da gusto aproximarse.
<Lee esta crítica, y muchas más, en Fusion-Freak.com>
Ocurrió en 2003, y parece increíble, que a principios del nuevo milenio, cuando el cine independiente había alcanzado ya un status bastante acomodado, pudiera surgir un film tan nefasto como The Room, de Tommy Wiseau, una obra legendaria, que casi alcanzados los quince años de su estreno, se ha convertido, por méritos propios, en una referencia de culto para cinéfilos.
La cinta estaba escrita, producida, dirigida y protagonizada por el propio Wiseau, un tipo al que el termino peculiar se le queda corto, poseedor de un carácter tan excéntrico, tanto en personalidad, expresada en esa estrafalaria forma de vestir, como en su particular visión para enfocar cualquier manifestación artística, desprovisto de toda clase de talento, y por tanto, incapaz para afrontar las diferentes facetas de mínima calidad que toda producción cinematográfica requiere.
The Room, pretendido drama romántico (¿autobiográfico?) de autor, es tan mala, que en su descenso a los infiernos toca un punto de máxima grandeza, lo cual la hace ingresar en un Olimpo cinematográfico de involuntaria comedia, destinado únicamente a ese tipo de películas bendecidas por la calamidad, y por tanto ideales para compartir en una velada complice con familiares o amigos.
Es así, como imbuido por el espíritu del propio Wiseau, James Franco, uno de los más destacados enfants terribles del cine norteamericano, recoge el guante tras la cámara para orquestar su propia disaster movie, protegido por el legado y la motivación de una idea ganadora, que recurre al metacine como deseado motor de un trabajo, que puede permitirse el lujo de excederse en su planteamiento, tal es el origen del material al que pretende dar forma.
Franco adapta la novela de Greg Sestero, el otro protagonista de The Room, pieza clave para exponer los detalles de controvertido rodaje, así como su compleja relación con Wiseau, que transitaba desde la plena admiración y la amistad, al inevitable choque de personalidades, reservando el papel de Greg a su hermano Dave, mientras él adquiere, de forma camaleónica, los modos narcisistas y la risa imborrable de un Tommy Wiseau, del que no hay que olvidar, se desconoce origen, edad y fortuna, como si de un vampiro o un alienígena de tratara, presto a abducir a todo aquel que se cruce en su peculiar universo.
Una reparto lleno de caras conocidas, algunas simples cameos, entre las que destaca la presencia de Seth Rogen, colega de aventuras cinematográficas de Franco, al que una una estrecha relación como miembros de honor de la Factoría del realizador Judd Apatow, toda una referencia de la comedia norteamericana en este nuevo milenio, que como no podía ser de otra forma, tiene reservada una pequeña pero destacada aparición en el film.
Finalmente, la recomendación es acudir a The Disaster Artist con los deberes hechos, para poder disfrutar plenamente de la experiencia The Room, y todos los factores que rodearon su creación, desde el génesis, pasando por el rodaje y posterior estreno. El carácter indivisible de ambas obras, provoca que Franco se deje llevar por lo hilarante en muchos momentos, avivando cierta desconexión formal, pero suyo es el triunfo de la imitación, la cual se puede contemplar en los últimos minutos de un trabajo concebido desde el máximo entusiasmo, y al que verdaderamente, y tras adoptar la más despreocupada de las actitudes, da gusto aproximarse.
<Lee esta crítica, y muchas más, en Fusion-Freak.com>
2 de enero de 2018
2 de enero de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de ver The Disaster Artist tengo claro mi poco interés en The Room, la película rodada en 2003 por Tommy Wiseau sobre la que está basado el film y que según se cuenta, por la hilaridad que provoca, se ha convertido en una película de culto en las sesiones golfas de un montón de cines. Adivino que a tales sesiones hay que acudir con algunas copas para que la risa se desate con más facilidad. Aunque también pueda ser cierto, como señalan algunos críticos, que con su desastrosa filmación dramática consiguió crear una obra de arte, muy distinta, por supuesto, a la que deseaba.
En cualquier caso The Disaster Artist es una buena película, bien realizada, con excelente guión, y magnificamente interpretada por James Franco, asimismo director, que seguramente la eligió para su lucimiento profesional, objetivo que logra con creces.
La película se divide en dos partes: la que narra la relación de Greg y Tommy en San Francisco, el surgimiento de su amistad y su decisión de viajar a Los Ángeles y triunfar en el mundo del cine, y la que se refiere a la gestación, filmación y estreno público de la película The Room, con su fracaso en taquilla.
A mi me ha gustado más la primera parte, con las magníficas secuencias de la actuación de Tommy en la clase de teatro y la de Greg y Tommy en el restaurante, ensayando un texto teatral a viva voz. No puedo negar que ahí hay humor.
En la segunda parte, el histrionismo abrumador del personaje Tommy (no de Franco, que lo borda) ha llegado a hacérseme cansino.
Ahora bien, etiquetar The Disaster Artist como "la mejor comedia del año" como algún crítico ha escrito, no me parece exacto , sino que lleva a engaño y confusión. Quizá un tipo de confusión parecido al que lleva al público de The Room a reir a carcajadas con una película que pretendía ser un drama absoluto, suicidio final incluido.
Sin embargo, más allá de The Room, siguiendo The Disaster Artist, lo que te va interesando más a cada escena es la figura de Tommy Wiseau, no precisamente por su talento como director o actor, cuya incapacidad queda en evidencia. Te atrae el personaje. Saber algo de su vida: dónde y qué año nació, a qué dedica el tiempo libre y sobretodo, saber de dónde sacó la inmensa fortuna que le permitió disponer de los seis millones que le costó rodar la película, sin cuya existencia nunca se hubiese realizado.
En cualquier caso The Disaster Artist es una buena película, bien realizada, con excelente guión, y magnificamente interpretada por James Franco, asimismo director, que seguramente la eligió para su lucimiento profesional, objetivo que logra con creces.
La película se divide en dos partes: la que narra la relación de Greg y Tommy en San Francisco, el surgimiento de su amistad y su decisión de viajar a Los Ángeles y triunfar en el mundo del cine, y la que se refiere a la gestación, filmación y estreno público de la película The Room, con su fracaso en taquilla.
A mi me ha gustado más la primera parte, con las magníficas secuencias de la actuación de Tommy en la clase de teatro y la de Greg y Tommy en el restaurante, ensayando un texto teatral a viva voz. No puedo negar que ahí hay humor.
En la segunda parte, el histrionismo abrumador del personaje Tommy (no de Franco, que lo borda) ha llegado a hacérseme cansino.
Ahora bien, etiquetar The Disaster Artist como "la mejor comedia del año" como algún crítico ha escrito, no me parece exacto , sino que lleva a engaño y confusión. Quizá un tipo de confusión parecido al que lleva al público de The Room a reir a carcajadas con una película que pretendía ser un drama absoluto, suicidio final incluido.
Sin embargo, más allá de The Room, siguiendo The Disaster Artist, lo que te va interesando más a cada escena es la figura de Tommy Wiseau, no precisamente por su talento como director o actor, cuya incapacidad queda en evidencia. Te atrae el personaje. Saber algo de su vida: dónde y qué año nació, a qué dedica el tiempo libre y sobretodo, saber de dónde sacó la inmensa fortuna que le permitió disponer de los seis millones que le costó rodar la película, sin cuya existencia nunca se hubiese realizado.
7 de enero de 2018
7 de enero de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tommy Wiseau (James Franco), es un hombre hecho a sí mismo. Nadie sabe dónde ha nacido, ni tan siquiera de dónde saca los más de 5 millones de dólares que se ha gastado en The Room. Sin embargo, su película es ya una obra de culto entre el público, pese a las aberrantes críticas recibidas. The Room hoy llena salas de cine con su proyección y Tommy Wiseau es considerado un director con firma propia. Los hermanos James Franco y Dave Franco, que interpreta al mejor amigo de Wiseau y además es el actor principal de The Room, Greg Sestero, deciden mudarse a Los Ángeles para vivir el sueño Hollywoodiense. Sin embargo, las cosas no son como esperan y deciden aventurarse a dirigir su propia película.
Hilarante el filme dirigido por el mismísimo James Franco, que además recibe nominación en Globos de Oro a mejor película de comedia y también a mejor actor de comedia. THE DISASTER ARTIST es un make-off de lo que sucedió en The Room, o al menos cómo lo narran los que participaron en aquella película de culto. Antes, sin embargo, se nos muestra la relación entre ambos protagonistas, destacando la personalidad errática de Tommy Wiseau; un narcisismo que a posteriori quedaría retratado en The Room. Es un filme que te hipnotiza, te arranca carcajadas y hace que te preguntes si realmente sucedió. Una de las más interesantes del año, sin duda, y merecedora de premios, como la Concha de Plata del Festival de Cine de San Sebastián.
James Franco se encarga de interpretar con brillantez, como veremos antes de los créditos, a un Tommy Wiseau tan abstracto como humano. La recreación del rodaje de The Room fue tan hilarante como se nos muestra, y que al final el propio Wiseau remarcara que The Room fuera una película de comedia negra solo fue debido a lo mala que fue en su intento por ser dramática. Quizás eso nunca se aclare, tampoco es importante. The Room es una película excesiva en sus interpretaciones, mal hecha en todos los sentidos, pero es tan mala que es necesaria verla. THE DISASTER ARTIST nos anima a que la veamos para comprobar si realmente es tan mala como dicen, lo que ayudará a The Room, y a Tommy Wiseau, a hacer historia en el cine de culto.
En definitiva, THE DISASTER ARTIST es una de las mejores películas de comedia que podéis ver. James Franco se mimetiza con Tommy Wiseau y el espectador se partirá de risa con su intensidad, la cantidad de escenas en las que la hilaridad reina y un ego que sobresale la pantalla. No me extrañaría que acabara siendo nominada a los Oscar tras el impacto que está teniendo. Ni se os ocurra perdérosla, una de las mejores del año.
Hilarante el filme dirigido por el mismísimo James Franco, que además recibe nominación en Globos de Oro a mejor película de comedia y también a mejor actor de comedia. THE DISASTER ARTIST es un make-off de lo que sucedió en The Room, o al menos cómo lo narran los que participaron en aquella película de culto. Antes, sin embargo, se nos muestra la relación entre ambos protagonistas, destacando la personalidad errática de Tommy Wiseau; un narcisismo que a posteriori quedaría retratado en The Room. Es un filme que te hipnotiza, te arranca carcajadas y hace que te preguntes si realmente sucedió. Una de las más interesantes del año, sin duda, y merecedora de premios, como la Concha de Plata del Festival de Cine de San Sebastián.
James Franco se encarga de interpretar con brillantez, como veremos antes de los créditos, a un Tommy Wiseau tan abstracto como humano. La recreación del rodaje de The Room fue tan hilarante como se nos muestra, y que al final el propio Wiseau remarcara que The Room fuera una película de comedia negra solo fue debido a lo mala que fue en su intento por ser dramática. Quizás eso nunca se aclare, tampoco es importante. The Room es una película excesiva en sus interpretaciones, mal hecha en todos los sentidos, pero es tan mala que es necesaria verla. THE DISASTER ARTIST nos anima a que la veamos para comprobar si realmente es tan mala como dicen, lo que ayudará a The Room, y a Tommy Wiseau, a hacer historia en el cine de culto.
En definitiva, THE DISASTER ARTIST es una de las mejores películas de comedia que podéis ver. James Franco se mimetiza con Tommy Wiseau y el espectador se partirá de risa con su intensidad, la cantidad de escenas en las que la hilaridad reina y un ego que sobresale la pantalla. No me extrañaría que acabara siendo nominada a los Oscar tras el impacto que está teniendo. Ni se os ocurra perdérosla, una de las mejores del año.
12 de enero de 2018
12 de enero de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay muchas películas que nos pueden gustar más o menos y hay películas que son directamente malas. E incluso así, nos lo pasamos bien con ellas. Una vez alguien me dijo que hay películas tan malas que dan la vuelta al círculo y se convierten en "buenas" y eso ocurre con esa comedia no pretendida que es The Room, un auténtico clásico del cine malo, un dramón que se transfigura en involuntaria creadora de risas bajo el ego de un personaje que se merece una saga para el solo, el actor, productor, guionista, director y de todo de The Room: Tommy Wiseau. Una saga no será, pero una película dedicada a él sí se ha llevado; se la ha dado James Franco. Y sí, es una ironía que hablando de una de las peores cintas cinematográficas de la historia, su falso making of que es The disaster artist haya conseguido numerosos premios.
Basándose en el libro coescrito por uno de los actores de The Room (Greg Sestero), Franco y compañía nos embarcan en la historia de cómo una de las peores películas de la historia llegó a hacerse realidad gracias a un tipo como el excéntrico Tommy Wiseau.
The disaster artist es una comedia, pero ofrece poco más, con algunos momentos en los que se hace una defensa de los sueños y la amistad. Porque sí, Wiseau será malo, mediocre o todo lo que queramos, pero ha conseguido triunfar, aunque sea a costa de hacer una mala película. Poca gente logra eso, tiene su mérito. Brillante. Y ahí tenemos la pelea en medio de la escena de sexo "ombliguil" o el discurso final con el que Wiseau acepta quién es y cambia las tornas. Puede que todo te salga mal en la vida, pero siempre queda esperanza. Wiseau la devuelve con su éxito.
Brilla James Franco con su interpretación, donde consigue incluso imitar ese "acento" o lo que sea de Wiseau, y con una dirección correcta, aunque algunas caracterizaciones como las de su hermano, Dave, no estén tanto a la altura (esa barba...). Atentos, eso sí, a todos los cameos y apariciones de actores o personajes conocidos: Melanie Griffith, Jude Apatow, Kristen Bell, Sharon Stone, Alison Brie... Todo su reparto está al servicio de un Franco que quizás lograría algún premio más si no fuese por la polémica en la que se ha visto involucrado en cuanto a acoso sexual recientemente.
The disaster artist es una película sobre Hollywood y sobre el cine, los sueños y la interpretación, temas que le encantan a la propia industria. En algunos puntos nos lleva a recordar una de las películas más logradas de Tim Burton: Ed Wood, donde se hablaba del peor director de la historia según muchos. La película nos hace cómplices de este delirio, aunque siempre que partamos de que conozcamos un poco la real. Eso sí, aquí nos quedan dudas (aparte del acento de Tommy, de dónde es, de dónde sacó el dinero o su edad): ¿no sería todo parte de un plan? ¿No sabría que nunca llegaría a destacar, ni en un millón de años (ni después de eso), intentando hacer las cosas bien y se entregó a hacerlas mal para destacar de ese modo?
En definitiva, cuando alguien ve The Room lo hace para reírse y, en el caso de The disaster artist, es un buen complemento para el espectador que quiera perderse en las paranoias de un personajazo como es Tommy Wiseau y ese gran héroe americano (y casi vampiro) que es Johnny.
Basándose en el libro coescrito por uno de los actores de The Room (Greg Sestero), Franco y compañía nos embarcan en la historia de cómo una de las peores películas de la historia llegó a hacerse realidad gracias a un tipo como el excéntrico Tommy Wiseau.
The disaster artist es una comedia, pero ofrece poco más, con algunos momentos en los que se hace una defensa de los sueños y la amistad. Porque sí, Wiseau será malo, mediocre o todo lo que queramos, pero ha conseguido triunfar, aunque sea a costa de hacer una mala película. Poca gente logra eso, tiene su mérito. Brillante. Y ahí tenemos la pelea en medio de la escena de sexo "ombliguil" o el discurso final con el que Wiseau acepta quién es y cambia las tornas. Puede que todo te salga mal en la vida, pero siempre queda esperanza. Wiseau la devuelve con su éxito.
Brilla James Franco con su interpretación, donde consigue incluso imitar ese "acento" o lo que sea de Wiseau, y con una dirección correcta, aunque algunas caracterizaciones como las de su hermano, Dave, no estén tanto a la altura (esa barba...). Atentos, eso sí, a todos los cameos y apariciones de actores o personajes conocidos: Melanie Griffith, Jude Apatow, Kristen Bell, Sharon Stone, Alison Brie... Todo su reparto está al servicio de un Franco que quizás lograría algún premio más si no fuese por la polémica en la que se ha visto involucrado en cuanto a acoso sexual recientemente.
The disaster artist es una película sobre Hollywood y sobre el cine, los sueños y la interpretación, temas que le encantan a la propia industria. En algunos puntos nos lleva a recordar una de las películas más logradas de Tim Burton: Ed Wood, donde se hablaba del peor director de la historia según muchos. La película nos hace cómplices de este delirio, aunque siempre que partamos de que conozcamos un poco la real. Eso sí, aquí nos quedan dudas (aparte del acento de Tommy, de dónde es, de dónde sacó el dinero o su edad): ¿no sería todo parte de un plan? ¿No sabría que nunca llegaría a destacar, ni en un millón de años (ni después de eso), intentando hacer las cosas bien y se entregó a hacerlas mal para destacar de ese modo?
En definitiva, cuando alguien ve The Room lo hace para reírse y, en el caso de The disaster artist, es un buen complemento para el espectador que quiera perderse en las paranoias de un personajazo como es Tommy Wiseau y ese gran héroe americano (y casi vampiro) que es Johnny.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Publicado originalmente en https://goo.gl/W7Hwj4
16 de enero de 2018
16 de enero de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es una comedia, ni un drama, solo la fascinación por la constancia y ese halo que rodea a todo el mundo del cine. Siempre es bueno que se entienda, que se entre en la trastienda, que se vean causas y motivos, además de las consecuencias. Ver para entender lo que sucedió, y en este caso intentamos entrar en ese mundo de forma directa, con la plasmación, sutil, delicada, ejemplificante y aguda de James Franco. Se reduce la historia para entenderla, de tal forma que los poliédricos personajes enseñan aristas y reducen la acción, para empatizar con los espectadores. No sabemos por qué actúa así, pero necesitamos ver que lo hace. Unos secundarios de lujo amplían una calidad efervescente de los protagonistas. Una ambientación determinante juega su baza a la hora de calibrar la calidad del producto final.
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