Vaya por delante que para valorar este film es necesario girar el dial cerebral hasta situarlo en modo adolescente, visitando la sala de cine sin afán intelectual y con el único propósito de asistir a un espectáculo sin igual desarrollado por unos auténticos profesionales y mercenarios en la materia.

Aunque este film es sin duda del género de acción, tal y como pueden atestiguar los 15 primeros minutos de violencia y desenfreno armamentístico por cielo, tierra y mar, la película también podría englobarse generosamente en el ámbito de la comedia porque es, ante todo, una caricatura del cine que su reparto con tanto afán desarrolló en los años 80 y 90.

El plantel de actores demuestra una complicidad y una capacidad de comedia que entretiene sin límites, hasta tal punto que durante su visionado la sala rompió a aplaudir espontáneamente en tres ocasiones.

Aunque el film cuenta con un argumento disparatado y por momentos desarrolla diálogos absurdos y sin finalidad alguna, en mi opinión todo ello deliberadamente, en su conjunto cumple a la perfección su misión de entretenimiento, haciendo que el espectador aguarde con ansia la siguiente secuencia de acción y tortazos.

Son memorables las entradas en escena de Arnold Schwarzenegger y de Chuck Norris, especialmente la de este último, la cual no tiene desperdicio y es memorable.

Estas viejas glorias han conseguido que pase unos minutos de diversión al máximo nivel como pocos se pueden vivir en los cines actualmente.

Violencia gratuita y desmedida, chistes fáciles y efectivos, guiños a los films del pasado: ¿qué más se puede pedir?, ¡ pues una tercera entrega !

No nos vamos a engañar: no sólo ofrece lo que promete, sino que nos proporciona ración doble. Acción, mucha acción. Brutalidad, mucha brutalidad. Una película que no se toma en serio a sí misma y que no induce a equivocación sobre lo que vas a ver. Es lo que es, lo da todo.

El argumento es el pretexto para ver desenvolverse a personajes como los representados por Stallone o Van Damme. La batalla final entre ellos dos es de lo más intensa. ¡Esas patadas de Van Damme! ¡Ese Stallone golpeando con la cadena!.

Las apariciones menores de Schwarzenegger y, en especial, de Norris, no sólo no están de más, sino que aportan la guinda perfecta. Inolvidable la aparición de Chuck Norris barriendo todo a su paso: un buen número de energúmenos y hasta un tanque. Y Schwarzenegger preparado con sus metralletas y disparando desde el vehículo (¡curiosa manera de entrar al mismo!).

Es una de las pocas películas en que he visto un público tan entregado, ¡y no era para menos!. Fui acompañado de dos amigos, y pude escuchar sus risas y contemplar sus aplausos; de la misma forma que yo también espontáneamente me veía abocado a hacer lo mismo. Todas estas estrellas de los ochenta y los noventa reunidas bajo un mismo nombre: The expendables 2 o Los mercenarios 2. Superior a la primera parte, más exagerada, más extrema, más brutal.

Se juzgará que son películas tan prescindibles como Rambo 4. Pero quizás sea una de las últimas oportunidades que tengamos de ver a semejante fauna desfilar por la gran pantalla. Se nos hacen viejos, y como reza uno de los personajes, su lugar es ya el museo... o casi, porque todavía pueden dar guerra. Seguramente se convierta en trilogía.

¡BRUTAL!

The Explendables 2 destaca por dos cosas fundamentalmente: dosis de acción desmedida (escenas brutales, cabezas cortadas y un sinfín de extras con más plomo que nombre), pero también momentos cómicos que solo pueden ser fruto de la calidad y la experiencia con la que cuenta el reparto en esta segunda aventura de los mercenarios.

Para mí, los mejores momentos vienen de la mano de Van Damme y Stallone, pero todos protagonizan detalles o escenas fugaces que arrancan una sonrisa en medio de una acción trepidante.

Como nota negativa, un guión muy simple y menos original después de la primera película de los mercenarios, pero aun así, se trata de una película rápida donde la acción y los nombre propios que la desarrollan son más que suficientes para amenizar una hora y media sin arrepentirse.

En esta película sobre un grupo de mercenarios entrando en su senectud que combaten a un traficante de sustancias nucleares hay muchas cosas que dan igual.

No importa que el guión sea malo, no importa la inverosimilitud de las situaciones, ni siquiera importan las caras abotargadas por los años y otros desarreglos. No importa nada porque tú sabes por qué lo que vas, y Sly también lo sabe.

Y ese motivo es algo tan respetable como la nostalgia te empuja a ver a esos compañeros de viaje que fueron Sylvester, Bruce, Dolph, Arnold, JC o, por supuesto, Chuck. Como en una reunión con amigos a los que no ves desde hace tiempo, lo único que deseas es recordar, y disfrutar el reencuentro.

Así, mientras los disparos, los muertos y las frases lapidarias pasan, te das cuenta de que el tiempo pasa para ellos y para ti. Y de que tienes mucho que agradecer, si no por esta película, sí por las que te hicieron disfrutar en esos maravillosos años.

Por eso, igual que viniste a esta reunión y a la anterior, irás a la siguiente a la que te llamen, aunque os vierais hace poco y haya pocas cosas que contar, y aunque esa semana quizás te apetezca conocer gente nueva. Al fin y al cabo, eso es lo que hacen los amigos.

Si algo se puede decir bueno de The Expendables 2, es que es irresponsablemente divertida, concuerdo con los que dicen que funciona mejor como una parodia, como un homenaje aquellas películas b de acción de los 80s y 90s, incluso una emotiva y graciosa auto parodia de los mismos protagonistas que son capaces de reírse de si mismos, los diálogos se roban el show dejándonos momentos hilarantes de gran humor y nostalgia. Rescatable también a distancia como todos disfrutan de sus papeles, es como una alfombra roja en donde quieren vestir sus mejores galas de hombres rudos, por eso si eres de aquellos que crecieron viendo a Stallone, Schwarzenegger, Wilis, Van Damme (le va bien la pinta de villano) pateando traseros sin piedad, Los Mercenarios 2 es para su deleite, incluso en el hilarante y egocentrista cameo de Chuck Norris, Ahora olvídense del trasfondo argumental, ni mucho menos de algún conflicto dramático. este es un filme para no tomarlo en serio, reírse de los tiempos viejos, después de todos si los mismos protagonistas se ríen de ellos mismos, por que nosotros no. Hilarante, violenta y cómica.