Carretera perdida
7.4
33,182
Intriga. Cine negro
Fred Madison (Bill Pullman), un músico de jazz que vive con su esposa Renee (Patricia Arquette), recibe unas misteriosas cintas de vídeo en las que aparece una grabación de él con su mujer dentro de su propia casa. Poco después, durante una fiesta, un misterioso hombre (Robert Blake) le dice que está precisamente en su casa en ese instante. Las sospechas de que algo raro está pasando se tornan terroríficas cuando ve la siguiente cinta de video... (FILMAFFINITY) [+]
1 de noviembre de 2011
1 de noviembre de 2011
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sé que me repito si vuelvo a admitir mi admiración por David Lynch, pero no me importa. Como tampoco me importa repetir que me gustan, por encima de todo, sus trabajos más locos y delirantes. No en vano Mulholland Drive es una de mis películas favoritas. Carretera perdida, la que nos ocupa, también es una de sus películas que más he disfrutado.
Y es que esta bizarrada, sobre un músico de jazz (Bill Pullman) cuyo mundo se viene abajo cuando comienza a recibir extrañas cintas en las que se le ve a él y a su mujer (Patricia Arquette) en su propio hogar, tiene todo lo que me gusta encontrar en el cine del genial director: terror y paranoia, sin ser una cinta de género propiamente dicha.
Carretera perdida no es sólo cine negro. Es cine claustrofóbico, hipnótico, enfermizo, adictivo… No hay suficientes adjetivos para definir un trabajo de estas características. Además, son tantas sus virtudes (su logradísima atmósfera, la escalofriante banda sonora firmada por el siempre estimulante Angelo Badalamenti, la labor de los actores…) que me podría pasar varios párrafos enumerándolas. Eso sí, este tipo de trabajos no son aptos para los que gusten de películas más convencionales (de esas que nos dan todo bien masticadito, no sea que nos dé por pensar) o no comulguen con el creador de Twin Peaks. Para ellos se hicieron las tontas superproducciones de turno y las comedietas sin gracia. Los demás podremos seguir disfrutando del talento de un genio incombustible.
Y es que esta bizarrada, sobre un músico de jazz (Bill Pullman) cuyo mundo se viene abajo cuando comienza a recibir extrañas cintas en las que se le ve a él y a su mujer (Patricia Arquette) en su propio hogar, tiene todo lo que me gusta encontrar en el cine del genial director: terror y paranoia, sin ser una cinta de género propiamente dicha.
Carretera perdida no es sólo cine negro. Es cine claustrofóbico, hipnótico, enfermizo, adictivo… No hay suficientes adjetivos para definir un trabajo de estas características. Además, son tantas sus virtudes (su logradísima atmósfera, la escalofriante banda sonora firmada por el siempre estimulante Angelo Badalamenti, la labor de los actores…) que me podría pasar varios párrafos enumerándolas. Eso sí, este tipo de trabajos no son aptos para los que gusten de películas más convencionales (de esas que nos dan todo bien masticadito, no sea que nos dé por pensar) o no comulguen con el creador de Twin Peaks. Para ellos se hicieron las tontas superproducciones de turno y las comedietas sin gracia. Los demás podremos seguir disfrutando del talento de un genio incombustible.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Me pregunto cuántos se descolgarán de la película (o directamente apagarán y a otra cosa) después de que el personaje de Pullman sea encerrado en prisión y despierte siendo otra persona…
21 de junio de 2012
21 de junio de 2012
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película ha sido zarandeada y reconstruida en casi todas las mentes que se han molestado en prestarle verdadera atención. No es para menos: Lynch reta al espectador y a la lógica con una historia desdoblada y cuya bipolaridad se expresa no solo en términos simbólicos sino también muy concretos, con personajes y elementos que se repiten y que invitan a la fabulación y a la creación de múltiples, casi infinitos significados. Podemos devanarnos los sesos tratando de dilucidar una secuencia clara de acontecimientos que formen los consabidos principio, nudo y desenlace o podemos (si reunimos el arrojo necesario) tomarnos el cóctel como lo que creo que es: una profunda exploración de las posibilidades de la narración cinematográfica, un cuestionamiento de los mecanismos de la narración per se, al estilo de novelas como "Las palmeras salvajes" o "62: Modelo para armar". El resultado es una perturbadora exposición de sofisticadas técnicas cinematográficas al servicio de una historia que es todas las historias donde quepan pornografía, esquizofrenia, terror y deseo; una cinta poseedora de una estética única, un derroche de talento que se dispara en múltiples direcciones; una muestra de que la narración apenas ha andado unos pocos de los caminos que ante ella se abren.
"Se dice que hay varias maneras de mentir, pero la más repugnante de todas es decir la verdad, toda la verdad, ocultando el alma de los hechos. Porque los hechos son siempre vacíos, son recipientes que tomarán la forma de los sentimientos que los llenen."
JC Onetti
"Se dice que hay varias maneras de mentir, pero la más repugnante de todas es decir la verdad, toda la verdad, ocultando el alma de los hechos. Porque los hechos son siempre vacíos, son recipientes que tomarán la forma de los sentimientos que los llenen."
JC Onetti
6 de febrero de 2011
6 de febrero de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera vez que vi a David Lynch lo hice a través de fotos. Me había recién familiarizado con el surrealismo en el cine y era objeto de mi estudio. Siempre me intereso aquel movimiento que estimo de las sobresalientes creaciones en la poesía y que Bretón hizo posible en la pureza de una vida dedicada al detalle estético. No hay que olvidar ahora que se menciona muy a menudo que quien mejor lo concibió en pantalla fue Buñuel, eternamente nombrado en las referencias históricas del cine. Nunca considere justo con Lynch reducir su obra a surrealista, porque aun con todo el corolario que implica endilgarle esa característica este querido director norteamericano no solo persigue el genio en historias oníricas, sino a mi juicio en algo más profundo y menos tendiente a la ciencia o a lo formal, característica a la que yo llamo chispa. Y Lynch la tiene, cuando vez una escena en la que Alice y Pete planean asesinar al productor de películas pornográficas, este baja, este se esconde, esta escucha la muerte, esta baja y en ese plano estético de tan alto nivel, vez en el fondo una proyección donde se le ve a Alice sostener relaciones sexuales, y tú te pillas que la hembra lo disfruta, que para ella es placentero y dan ganas de advertirle a Pete que no encuentras buen juicio en seguirla como si se estuviera ciego, porque a fin de cuentas el muchacho parece ser un buen muchacho, la amistad con Dick así lo demuestra.
Uno ve esto (o cualquiera de las otras escenas de la película) y posiblemente no olvidas a Lynch, te convences de que es un genio en todo lo relacionado con el séptimo arte. Qué lindo fue ver que Lynch no te trata como a un tonto, que tiene el valor de dar ruedas a su capacidad de concebir y una vez empieza lo hace sin ningún prejuicio y eso se llama ser honesto y yo lo agradezco.
Uno ve esto (o cualquiera de las otras escenas de la película) y posiblemente no olvidas a Lynch, te convences de que es un genio en todo lo relacionado con el séptimo arte. Qué lindo fue ver que Lynch no te trata como a un tonto, que tiene el valor de dar ruedas a su capacidad de concebir y una vez empieza lo hace sin ningún prejuicio y eso se llama ser honesto y yo lo agradezco.
14 de mayo de 2011
14 de mayo de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace ya muchos apareció por el que entonces era nuestro piso una cinta misteriosa, una película envuelta de un alo negro incluso antes de verla. En la primera escena entendimos los porqués de la polémica y, sin mirarnos siquiera, nos abandonamos a los mundos de Lynch. Todo acabó donde empezó, de modo que, siguiéndole el juego al creador, volvimos a verla, y acabó y volvimos a verla. Eran las tantas de la madrugada y seguíamos sin entender nada, pero eso no desanimó nuestro entusiasmo por una obra que no vimos, sino que sentimos (una sensación de ‘colocón’ que duró horas sin necesidad de sustancias químicas externas).
Las críticas a películas como ésta son comprensibles: para bien o para mal, a nadie deja indiferente. En mi opinión, el error de quién las infravalora podría radicar en el ángulo de enfoque del primer visionado. Las grandes obras de Lynch, como el ‘2001’ de Kubrick, por poner otro ejemplo, fueron creadas, en primer lugar, para ser disfrutas en su conjunto, sin disecciones argumentales, sin pretensiones simbólicas, dejándose llevar por el orden estético impuesto por el artista, sumergiéndote en el mundo paralelo que se nos ofrece, sin reparos, con inocencia.
Debido a ello se requiere de un estado receptivo especial y no cualquier día es idóneo, es más, no lo son la mayoría, y uno se ve otra cosilla más sencilla, más plana, más ortodoxa. Si, por el contrario, se ha podido DISFRUTAR de la película en cuestión, entones no habrá más inconveniente en diseccionarla, y unas pasarán la prueba, y otras no. ‘Lost Highway’ lo hace con nota. Su análisis no es fácil, pero una vez localizado el germen, la idea sobre la que rota la película, el hilo argumental le sigue sin interrupciones, y sobre él cada pieza del rompecabezas encaja como en un puzzle.
Las críticas a películas como ésta son comprensibles: para bien o para mal, a nadie deja indiferente. En mi opinión, el error de quién las infravalora podría radicar en el ángulo de enfoque del primer visionado. Las grandes obras de Lynch, como el ‘2001’ de Kubrick, por poner otro ejemplo, fueron creadas, en primer lugar, para ser disfrutas en su conjunto, sin disecciones argumentales, sin pretensiones simbólicas, dejándose llevar por el orden estético impuesto por el artista, sumergiéndote en el mundo paralelo que se nos ofrece, sin reparos, con inocencia.
Debido a ello se requiere de un estado receptivo especial y no cualquier día es idóneo, es más, no lo son la mayoría, y uno se ve otra cosilla más sencilla, más plana, más ortodoxa. Si, por el contrario, se ha podido DISFRUTAR de la película en cuestión, entones no habrá más inconveniente en diseccionarla, y unas pasarán la prueba, y otras no. ‘Lost Highway’ lo hace con nota. Su análisis no es fácil, pero una vez localizado el germen, la idea sobre la que rota la película, el hilo argumental le sigue sin interrupciones, y sobre él cada pieza del rompecabezas encaja como en un puzzle.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Fred yace boca arriba en la cama. Su mujer, a un costado, se resigna una vez más a su impotencia. En su cabeza rememora las palmaditas que ella le dio en la espalda tratando de consolarlo (escena clave en la que Lynch nos abre camino al argumento), recuerda también haberla visto en el club con otro hombre esa misma noche, hace apenas unas horas, y la descuartiza, allí mismo, en ese mismo instante.
El resto de la película es mera fantasía, la nueva realidad que Fred se crea en su huída, la esencial, la huída de sí mismo y de sus actos. Su mente se transmuta en la de un joven (él ya es un madurito) sano y fuerte, con un empleo físico (él es músico, una especie de ‘cultureta’), atractivo y semental (se repiten las escenas de ‘folleteo’ cuando, conviene recordar, el origen del drama se halla en su impotencia sexual).
La trama se mueve entonces entre estos dos mundos no completamente independientes, fusionados en parte y de forma magistral por Lynch. La conciencia real del protagonista lucha por salir a la luz, un duelo interno que es simbolizado con las cintas de vídeo que recibe de forma misteriosa en su casa, y que, ésta es mi interpretación, no dará sus frutos, partiendo del hecho que la película acaba en el mismo punto que da comienzo. La agonía de Fred se proyecta así hasta el infinito, hasta su encarcelamiento (podemos suponer) o hasta el mismo fin de sus días enajenados.
El resto de la película es mera fantasía, la nueva realidad que Fred se crea en su huída, la esencial, la huída de sí mismo y de sus actos. Su mente se transmuta en la de un joven (él ya es un madurito) sano y fuerte, con un empleo físico (él es músico, una especie de ‘cultureta’), atractivo y semental (se repiten las escenas de ‘folleteo’ cuando, conviene recordar, el origen del drama se halla en su impotencia sexual).
La trama se mueve entonces entre estos dos mundos no completamente independientes, fusionados en parte y de forma magistral por Lynch. La conciencia real del protagonista lucha por salir a la luz, un duelo interno que es simbolizado con las cintas de vídeo que recibe de forma misteriosa en su casa, y que, ésta es mi interpretación, no dará sus frutos, partiendo del hecho que la película acaba en el mismo punto que da comienzo. La agonía de Fred se proyecta así hasta el infinito, hasta su encarcelamiento (podemos suponer) o hasta el mismo fin de sus días enajenados.
1 de julio de 2011
1 de julio de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acabo de ver "Carretera perdida". Ahora mismo. Ya. La tengo fresca como un manojo de hierba en primavera, o como un pan salido del horno, que quizás está demasiado caliente como para asimilarlo y tragarlo (sí, eso es, esta es la metáfora).
Pues bien, me debatía entre redactar o no una crítica, que no crítica, sino devanarme los sesos con un tenedor y compartirlo con los usuarios de filmaffinity ahora que he tenido un momento para pedir de nuevo mi olvidada contraseña.
Ahora, el spoiler.
Pues bien, me debatía entre redactar o no una crítica, que no crítica, sino devanarme los sesos con un tenedor y compartirlo con los usuarios de filmaffinity ahora que he tenido un momento para pedir de nuevo mi olvidada contraseña.
Ahora, el spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Quiero advertir que me limitaré a rescatar imágenes que me parecen claves para que se entienda la película.
Lo que tengo claro es que ese personaje (que creo que Frank Miller lo copió para su Sin City, el bilioso eunuco) está en la cabeza del protagonista. Lo ve en la fiesta, llama a su casa, dice estar en ella y que FUE INVITADO a entrar. Esa frase me sorprendió. Es un ser inventado por el protagonista, fruto de su propia locura.
Además, cuando está tocando el saxo, al principio de todo, otra imagen: aparece la chica morena con ese Andy, y se va con él por la salida. Y el pobre sigue tocando el saxo, preocupado. Esto será un indicio de que él sospechaba de ella.
La chica rubia (al final en la foto, se ve claramente de que no existe) es la misma morena, pero seguramente, como en el mundo del porno, sea un personaje que interpretó la morena dentro de ese mundillo. De hecho, en las pelis que se ven la chica está rubia.
Queda claro que el protagonista está perturbado, que recuerda las cosas como quiere y desde el principio vemos la carretera. Esto también es crucial. La carretera se ve al final, como círculo cerrado. En el momento en que le damos al PLAY ya está siendo perseguido por la policía por todos esos homicidios de los que se le acusa (Andy, el hombre mayor, la chica...).
Lo que no me queda claro del todo es el personaje de Pete. Parece que vive un calco de la vida del protagonista (más o menos), pero se me escapa.
Lo que tengo claro es que ese personaje (que creo que Frank Miller lo copió para su Sin City, el bilioso eunuco) está en la cabeza del protagonista. Lo ve en la fiesta, llama a su casa, dice estar en ella y que FUE INVITADO a entrar. Esa frase me sorprendió. Es un ser inventado por el protagonista, fruto de su propia locura.
Además, cuando está tocando el saxo, al principio de todo, otra imagen: aparece la chica morena con ese Andy, y se va con él por la salida. Y el pobre sigue tocando el saxo, preocupado. Esto será un indicio de que él sospechaba de ella.
La chica rubia (al final en la foto, se ve claramente de que no existe) es la misma morena, pero seguramente, como en el mundo del porno, sea un personaje que interpretó la morena dentro de ese mundillo. De hecho, en las pelis que se ven la chica está rubia.
Queda claro que el protagonista está perturbado, que recuerda las cosas como quiere y desde el principio vemos la carretera. Esto también es crucial. La carretera se ve al final, como círculo cerrado. En el momento en que le damos al PLAY ya está siendo perseguido por la policía por todos esos homicidios de los que se le acusa (Andy, el hombre mayor, la chica...).
Lo que no me queda claro del todo es el personaje de Pete. Parece que vive un calco de la vida del protagonista (más o menos), pero se me escapa.
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