Harakiri
1962 

8.5
14,949
16 de junio de 2013
16 de junio de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Harakiri (Seppuku) de Masaki Kobayashi, es un drama de gran significado moral, basado en el Japón feudal del siglo XVII. Dirigida de forma competente e impecable, con un ritmo majestuoso que crea una atmósfera enigmática y penetrante, que va a más a medida que avanza la trama, con un final asombroso gracias a un trabajo sublime.
La fotografía en blanco y negro, es evocadora en todo momento al Japón feudal, y no solo por la fotografía, sino por unos vestuarios y caracterizaciones estéticamente trabajados, y unos decorados competentes de interiores que te transportan al lugar en cuestión.
Además, trabaja de forma excelente una narrativa perfecta y sencilla, creando inquietud al espectador. Gracias en parte también a unos sonidos intensos usados solo en determinadas ocasiones, cuando los diálogos de honor y dignidad de los samuráis dan una vuelta de tuerca al complicado ya de por sí entramado.
Por último, mencionar un inteligente uso de primeros planos para enfocar las caras de los protagonistas al estilo espagueti western. Y un guión interesante, bien hilado y estremecedor, con un argumento que va mejorando poco a poco, provocando gran curiosidad al espectador sobre su desenlace, si es tal como el personaje promete, o si guarda alguna idea más.
Un clásico del séptimo arte, totalmente recomendable para todos aquellos que les gusten los ritmos majestuosos, con inteligentes usos de planos y serias interpretaciones. Con un inmenso final que desde luego no dejará a nadie indiferente, y menos aún, a los que les gusten las cintas de samuráis con sus ingredientes habituales.
La fotografía en blanco y negro, es evocadora en todo momento al Japón feudal, y no solo por la fotografía, sino por unos vestuarios y caracterizaciones estéticamente trabajados, y unos decorados competentes de interiores que te transportan al lugar en cuestión.
Además, trabaja de forma excelente una narrativa perfecta y sencilla, creando inquietud al espectador. Gracias en parte también a unos sonidos intensos usados solo en determinadas ocasiones, cuando los diálogos de honor y dignidad de los samuráis dan una vuelta de tuerca al complicado ya de por sí entramado.
Por último, mencionar un inteligente uso de primeros planos para enfocar las caras de los protagonistas al estilo espagueti western. Y un guión interesante, bien hilado y estremecedor, con un argumento que va mejorando poco a poco, provocando gran curiosidad al espectador sobre su desenlace, si es tal como el personaje promete, o si guarda alguna idea más.
Un clásico del séptimo arte, totalmente recomendable para todos aquellos que les gusten los ritmos majestuosos, con inteligentes usos de planos y serias interpretaciones. Con un inmenso final que desde luego no dejará a nadie indiferente, y menos aún, a los que les gusten las cintas de samuráis con sus ingredientes habituales.
21 de febrero de 2014
21 de febrero de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Debo confesar que a las películas de samurais no las he asociado a las obras maestras del cine. En este feliz debut en el cine de Masaki Kobayashi he podido comprender un poco más acerca de esa cuestión tan compleja como es el honor entendido específicamente desde una cultura del extremo oriente. En una sociedad jerárquica y estamental como la nipona del siglo XVI cristiano, la importancia, poder y preeminencia social de las autoridades es lo que salta a primera vista. Por que debe nos debe quedar claro a nosotros los occidentales del siglo XXI, que los ronin o samurai a sueldo sólo eran necesarios para la guerra, y que por meritorias que hayan sido sus acciones, no eran más que subordinados de aquellos señores feudales, que con los poderes de las armas y de la opinión pública creaban sus propias verdades y legitimaban sus acciones, recreaban sus leyendas y fortalecían su poder político.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Nada más diciente al respecto que el proceder del regente, máxima encarnación de los sagrados valores del Japón milenario y modelo representativo de lo que representa ser un hombre honorable. Este personaje es quien tan salomónicamente remata la película ordenando que más allá del harakiri consumado de uno de sus samurais y el potencial de otros dos, éstos fuesen deshonrados con una muerte "oficial", si bien no necesariamente infame, al menos desprovista de cualquier gloria. Pero es el mismo quien se muestra tan inclemente e inflexible a la hora de atender la petición del joven samurai caído en desgracia, provisto sólo de un sable de bambú (vaya oximoron), con sus parientes al borde de la muerte y obligado al suicidio ritual sin haber sido atendida su última petición.
Sí, el protagonista pisotea los ancestros del regente, muere de la manera más honorable posible, peleando contra una horda de samurais, pero la verdad oficial pudo construir oportunamente precedentes más honorables aún para la casa de Iyi. Y los órdenes sociales continuaron inalterables. Inconmovibles. Hasta una nueva guerra civil, iniciada al son de los intereses señoriales. Y sí que habrían ronins dispuestos a alquilar sus servicios.
Sí, el protagonista pisotea los ancestros del regente, muere de la manera más honorable posible, peleando contra una horda de samurais, pero la verdad oficial pudo construir oportunamente precedentes más honorables aún para la casa de Iyi. Y los órdenes sociales continuaron inalterables. Inconmovibles. Hasta una nueva guerra civil, iniciada al son de los intereses señoriales. Y sí que habrían ronins dispuestos a alquilar sus servicios.
13 de mayo de 2015
13 de mayo de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Inmortal película sobre el honor, que lejos de narrar una época concreta en un país peculiar, se convierte en un film eterno sobre la moral humana. Una versión que se mueve entre el cine y el teatro, con logradas interpretaciones, gran uso del encuadre, los zooms y dosis medidas de acción que aumentan a medida que se acerca, in crescendo, el desenlace final.
Un guión totalmente inesperado como eficaz, que huye del tópico del samurai, amasando una historia ciertamente lograda y compleja, digna de una obra lorquiana. Si bien sus inicios plantean un argumento sencillo y mínimo, todo se vuelve denso con el paso de los minutos. Como un bombón que se descubre poco a poco, desenmascaramos a los petimetres sin honor que esconden su miedo tras su fachada.
La puesta en escena y la estética que envuelve todas las tradiciones milenarias de la cultura japonesa es magistral, dotada de un acertado dominio del tempo de las secuencias. La escasa música es también muy hábil logrando las reminiscencias del periodo Edo.
Como en la gran obra del dramaturgo granadino, todos han de saber que la hija de la Bernarda ha muerto virgen. No importa la verdad, sino la apariencia. Si no hay honor, se inventa, pues se puede vivir con la mentira, mas no con el escarnio público. Enorme obra maestra del cine universal.
Un guión totalmente inesperado como eficaz, que huye del tópico del samurai, amasando una historia ciertamente lograda y compleja, digna de una obra lorquiana. Si bien sus inicios plantean un argumento sencillo y mínimo, todo se vuelve denso con el paso de los minutos. Como un bombón que se descubre poco a poco, desenmascaramos a los petimetres sin honor que esconden su miedo tras su fachada.
La puesta en escena y la estética que envuelve todas las tradiciones milenarias de la cultura japonesa es magistral, dotada de un acertado dominio del tempo de las secuencias. La escasa música es también muy hábil logrando las reminiscencias del periodo Edo.
Como en la gran obra del dramaturgo granadino, todos han de saber que la hija de la Bernarda ha muerto virgen. No importa la verdad, sino la apariencia. Si no hay honor, se inventa, pues se puede vivir con la mentira, mas no con el escarnio público. Enorme obra maestra del cine universal.
11 de enero de 2016
11 de enero de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Grandísima película donde el honor y el código samurai sigue llevándose hasta sus últimas consecuencias en una época en la que algunos de ellos ya no son más que una adornada fachada.
Inmensas escenas con grandes encuadres en paisajes sobrecogedores.
Sin duda una de las mejores película a de samuráis.
Inmensas escenas con grandes encuadres en paisajes sobrecogedores.
Sin duda una de las mejores película a de samuráis.
19 de enero de 2016
19 de enero de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más allá del mensaje que la película transmite, Harakiri es un ejercicio obsesivo de búsqueda de la estética, la armonía, la belleza, el equilibrio absoluto de las formas. El resultado es soberbio pues nunca antes he sentido con tanta intensidad la sensación de estar asistiendo a una obra de arte en celuloide.
Por otra parte resulta muy interesante el cuestionamiento que se plantea acerca del honor de los samurais. La simbología en la que lo representa la película como una armadura vacía, inerme, y con peluca que termina pisoteada y rodando por el suelo resume muy bien el sentido de todo ello.
Por otra parte resulta muy interesante el cuestionamiento que se plantea acerca del honor de los samurais. La simbología en la que lo representa la película como una armadura vacía, inerme, y con peluca que termina pisoteada y rodando por el suelo resume muy bien el sentido de todo ello.
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