No es para tirar cohetes, pero tampoco es tan mala como dicen algunos. Entretenida, me gusta la faceta cómica-pasota del exorcista (Crowe). Y la Vespa con pegatina de Ferrari. Tampoco pretende ser W. Friedkin que EPD.
Por cierto, para el que dice que es imposible : de Barcelona a Roma en 4 vespas, nos fuimos 4 amigos en los años 70. Si, amigo, sí se puede. Sólo hay que tener el demonio en el cuerpo.
Sin tantos efectos digitales hubiera sido mejor. Los efectos de sonido, buenos. Segovia parece Asturias o Cantabria, tanto verde y montañas. Pufo yanki.
Que Russell Crowe está gordo como un verraco ? Bueno, creo que para este papel le da mucha más humanidad.
Siempre es un gusto ver a Franco Nero, incombustible.
Total : para pasar un rato sin buscarle más pies al gato.
Otro que va perdio, no se trasladan a Italia, sino a Segovia a comer cochinillo. Muchos datos pero meeeecccc. Arrakis queda muuuuuy lejos.

Película de exorcistas como su nombre lo indica. Y por supuesto de terror como todas ellas. Pero también con un poco (un poquito nada más) de humor.

Por supuesto que no es la legendaria "El exorcista" de 1973 en donde Max von Sydow en sólo 22 minutos (ni uno más) se "roba" una película de más de dos horas como lo es aquella filmada hace ya 50 años. Medio siglo separa un film que se ha convertido en un clásico (quizás por la genial presencia de Max von Sydow) de esta nueva película que va de lo mismo pero con una impronta marcada por el estilo narrativo contemporáneo.

El plantel actoral cuenta con dos actores de fama y renombre: Franco Nero y Russell Crowe, los demás son del montón y en verdad no destacan mucho. Si bien Russell Crowe no le llega ni llegará nunca a la talla de Max von Sydow, tiene sin embargo su magia a partir de su simpatía y presencia, dos cualidades que bien sirven para empatizar fácilmente con el personaje que le toca en suerte representar-

El guión está bien elaborado para entretener y mantener al espectador atento, la dirección justa y precisa sin abusos ni excesos.

Pero... la ambientación, y ciertas cosas de la utilería son pavorosamente inaceptables. Quién diseñó la ambientación ni se ha molestado en documentarse sobre Segovia, Castilla, lugar en donde ocurre la mayor parte de la historia, puesto que a ésta se la presenta con paisajes verdes y frondosos cuando en la realidad la zona es semi desértica. ¡Ay! Ni siquiera buscaron ni una fotito del paisaje Castellano por Internet.

Por otra parte el exorcista, cuando es llamado a Sevilla, se hace la ruta Vaticano-Segovia en una motoneta Vespa... cosa que además de imposible ni siquiera puede ser pensada. Bueh... Dicen que pueden haber "licencias" narrativas pero tanto. Tener en cuenta que esa ruta son 2.000 kilómetros por carretera.

La película dura poquito más que hora y media así que para entretener y admirar a Franco Nero que con 81 años aún tiene su magia y a un Russell Crowe interpretando a un exorcista bromista está bien. No busquen otra cosa más porque no la hay. El resto del plantel actoral es del montón (repito para que quede claro), el guión es para entretener y las ambientación de locaciones ni las miren.

Una película para un cinco raspando, quizás para un cuatro... pero, seamos buenos y dejémos ese cinco.

Películas mucho peores las hay en Netlix (infinitamente peores) que sorprendentemente las "califican" mejor.

En una cartelera plagada de propuestas «comiqueras» o películas propiamente de autor, estamos dejando de lado aquellas películas que íbamos a ver, simplemente, por que estaban protagonizadas por tal actor o actriz. Pues en este caso, aparece ‘El exorcista del Papa’ para devolvernos a ese terreno en el que un intérprete de renombre decide subirse al carro de una propuesta de lo más loca y elevar el conjunto.

Así, Crowe da vida al padre Amorth, el conocido como ‘El exorcista del Papa’ que titula la película. El padre Amorth viaja desde Italia hasta los verdes prados españoles de Castilla (los productores han pisado poco Segovia, ¿eh?) en su vespa para investigar un extraño caso de posesión de un niño.

Es un papel que a Crowe le viene como anillo al dedo puesto que hace prácticamente suyo con sus chascarrillos, coñas y porte físico. Julius Avery sabe perfectamente que esto, sin Crowe, es una de «exorcismos» de lo más mundano, así que le da el protagonismo total y absoluto de la cinta desde la presentación del personaje hasta el desenlace final.

El resto es más o menos lo que podíamos esperar de cualquier otra película de posesiones y exorcismos, con unos efectos especiales conseguidos y la entrega completa de su actor principal, que, como digo, eleva el conjunto.

A mi me ha entretenido. No dejará huella, pero alegra ver a intérpretes de primera fila en películas como esta.

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Utilizando muchos elementos del genero, pero con una actuación sólida de Russell Crowe, lo que le da un plus, transcurre este film basado en un personaje real, de terror, con algunas pinceladas de comedia dando como resultado un producto al menos digno. La trama cuenta la historia del padre Amorth que se dedica, en nombre de la iglesia católica a intervenir en aquellos casos en donde se intuya alguna posesión demoníaca. El tema está en que la mayoría de ellos solo corresponde a personas con algún problema mental, pero el inconveniente surge cuando un niño es poseído por el verdadero demonio y amenaza a algo mas que la propia integridad del sacerdote. Como dije Crowe recupera su memoria actoral y dota a su personaje de una dosis adecuada de misterio, comedia y drama logrando de un producto común, algo que merece verse y pasar un momento entretenido. Como perlita encontramos al gran Franco Nero personificando al Papa.

Es una película de terror sobrenatural que logra mantener al espectador en suspenso y angustia en todo momento. La trama se desarrolla de manera intrigante, con giros inesperados y momentos aterradores que mantienen la tensión hasta el final.

La actuación de Russell Crowe como el Padre Gabriele Amorth es destacable, logrando transmitir la seriedad y determinación necesaria para el papel. Su química con Daniel Zovatto, quien interpreta al Padre Esquibel, también es notable y aporta momentos de alivio cómico en medio de la tensión.

El director Julius Avery logra crear una atmósfera sufocante y misteriosa, utilizando efectos visuales impactantes y una ambientación oscura y lúgubre que contribuyen a la sensación de horror. La música también juega un papel importante en la película, creando una tensión constante y subrayando los momentos clave de la trama.

Sin embargo, la película peca de ser predecible en algunas ocasiones, especialmente en las escenas de exorcismos, que siguen los cánones establecidos por otras películas del género. Aunque se intenta añadir elementos originales y novedosos, en ocasiones cae en clichés que restan impacto a la trama.

Aunque logra captar la atención del espectador y mantenerlo interesado durante toda la película, los momentos predecibles y los clichés en algunas escenas impiden que alcance la excelencia en su género.