Las sagas se alargan y se alargan en el tiempo por la rentabilidad dichosa que siempre buscan los estudios pero por el camino se va perdiendo la frescura y aquello que en algún momento les hizo ser inolvidables para muchas generaciones, que crecieron a ritmo de la música y de los golpes en el ring del bueno de Rocky balboa.
Digo esto porque la primera CREED, a todos nos sorprendió desde una puesta en escena magnífica y una dirección de actores a cargo de RYAN COOGLER notable, como también darle una vuelta de tuerca a el imaginario colectivo de esta franquicia, algo se nos ha tenido que perder por el camino en estos años que separan la una de la otra.
Todo lo que aquí vemos ha sido contado mil veces no solo en las distintas rockys sino también en otras películas deportivas y de superación personal, el guion es previsible hasta la saciedad y los personajes ya no nos importan tanto.
Ni siquiera la banda sonora uno de los puntos fuertes aquí aparece solo en pequeñas pinceladas, y a pesar de ello sea por nostalgia o porque siempre nos engancha, algo tienen estas historias que acaban resultando entretenidas.
En esta ocasión mucho hay que agradecerle a la aparición de aquella némesis musculada que llegó del otro lado del telón de acero IVAN DRAGO, encarnada por el actor sueco DOLPH LUNDGREN, que aquí junto a su hijo en la ficción, otro monstruo de la naturaleza, es de lo más destacable de la función .
Mi conclusión es que la formula está ya mas que agotada, y que ojalá esta sea la definitiva ocasión en que sacan de su retiro al señor Balboa y lo dejen descansar en su retiro voluntario, y en su jubilación del cuadrilátero en paz.

Casi podría decirse que "Creed II, la leyenda de Rocky" completa el círculo iniciado por "Creed, la leyenda de Rocky" (Ryan Coogler, 2015). Y qué bien lo cierra la condenada.
Un Steven Caple Jr. que poco o nada puede hacer ante Coogler firma una secuela en la que brilla menos la dirección mientras que, por contra, aumentan exponencialmente los quilates de una historia más poderosa que la de 2015 y en la que el factor nostalgia sí puede servir a la causa con todas las de la ley. Aunque ya digo, ambas tramas forman parte de un mismo trayecto. Todo ello en un claro caso de las gallinas que entran por las que salen que acaba equilibrando la balanza y dando como resultado un díptico de notable para arriba.

Padece de lo mismo que su primera parte, un descarado plagio del guión de Rocky 3, es un producto clónico. Es una película que intenta engancharnos a los curtidos e impresionar a los más jóvenes, lastima que no llega ni a unos ni a otros. Me repito como en la anterior película, ved la original (Rocky 3).

Supongo que mientras que la saga siga dando dinero se seguirán haciendo películas relacionadas con Rocky. Éstas tres, la de Balboa, el corte del director de la IV, documentales, animación, etc. Todo un emporio.
El planteamiento no tiene fisuras. Pero el tratamiento es algo infantil. Evidentemente es una película para todos los públicos, quiero decir que también es para los niños, pero las relaciones humanas, especialmente con su novia, del campeón son bastante simplonas, facilonas, incluso faltas de sentido.
El ritmo lo marca la venganza que se avecina, pero la historia camina por el lado 'lagrima' y de emociones sencillas, en vez de plantear una historia más complicada, más compleja. con matices. Es unidireccional y básica. Pero supongo que fue un éxito (moderado) en taquilla.

Cuando la película concluyó mi primer pensamiento fue "Esto es un collage de todas las películas anteriores de boxeo donde la estrella es Rocky Balboa". Es como si hubiera tomado un trozo de cada una de ellas y trató de pulirlas para posteriormente hacer un copiar - pegar con tal de evitar que notaran lo mismo de siempre: Un drama de boxeo donde aparece la típica escena de un entrenamiento donde el protagonista saca fuerzas casi sobrehumanas para finalmente estar en el ring y derrotar a su adversario.
No hay nada novedoso, es puro reciclaje forzado para crear una película más a dicha saga de un boxeador muy disciplinado solo que la diferencia radica en que ya no es Rocky quien se lleva el estrellato sino el hijo de Apolo Creed, Adonis.
Ya no es tan potente y es triste darse cuenta de la fuerza perdida que va perdiéndose por grados. Lo único necesario en esta ocasión es no dar más entregas con tal de tener las mejores impresiones sobre la vida del boxeador.