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Mommy

Drama En una Canadá ficticia, se aprueba una ley que permite que los padres incapaces de controlar a sus hijos problemáticos les internen en un centro especial. Sin embargo, Diane "Die" Despres, una madre viuda con carácter, decide educar ella misma a su hijo adolescente Steve, que padece ADHD y que puede llegar a resultar violento. Kyla, la vecina de enfrente de su casa, le ofrece su ayuda a Die. La relación entre los tres se hará cada vez ... [+]
Críticas 136
Críticas ordenadas por utilidad
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8
8 de enero de 2015 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo primero que te llama la atención en cuanto empiezas a ver la película, es la utilización del formato 1:1. Ves la pantalla pequeña y cuadrada y te sientes incómodo, como si te faltaran cosas que ver. Eso le da un toque claustrofóbico y pone una cierta distancia con el espectador, una barrera para que no te resulte tan fácil acceder a la película y tengas que poner de tu parte. Pero pronto te olvidas del formato y decides saltar adentro de ese cuadrado en el que tres personas luchan contra la vida y contra sí mismos. Entonces ya no puedes salir de allí, hasta el final.

“Mommy” es una película dura, con algunas escenas que la mente no digiere bien. Te agrede cuando menos te lo esperas, no lo ves venir. Eso hace que pases las dos horas y pico de película en guardia, sabiendo que en cualquier momento te puede venir el golpe.

Tiene una gran intensidad, tanta que alguna vez se vuelve excesiva, lo que da lugar a la exageración, pero en general la intensidad cumple su cometido de mantener al espectador viviendo el film, notando toda la fuerza del mismo.

El canadiense Xavier Dolan, auténtico enfant terrible del cine actual, nos ofrece una película en la que tres personas golpeadas por la vida demuestran esa cualidad tan maravillosa del ser humano que es la capacidad de luchar por salir de las situaciones más desesperadas, por no rendirse jamás por muchas dificultades que nos vayan surgiendo.

“Mommy” sumerge al espectador en una vorágine de sentimientos. La película nos zarandea como si estuviéramos dentro de una lavadora. De vez en cuando se calma, se detiene, parece que todo lo malo ha terminado, hasta te permites el lujo de sonreir, pero de repente la lavadora se pone de nuevo a funcionar y vuelven los golpes, ante los que no tienes defensa. La película te desnuda, te sientes desprotegido, con la sensibilidad a flor de piel, a merced del director que, pese a todo, siempre nos ofrece un tono optimista y esperanzador.

La interpretación del trío protagonista roza la excelencia. Matrícula de honor para Anne Dorval y sobresaliente para sus dos acompañantes. La primera conquista la pantalla. Es una actriz de arrebatadora presencia, que rebosa emotividad en cada plano. Clement resuelve con maestría un papel bastante complicado, y el joven Pilon interpreta con precisión un personaje al que logra que odies y ames, que te provoca indignación y ternura a partes iguales.

En esa montaña rusa emocional a la que nos sube Dolan, pasamos ratos con un nudo en la garganta y a continuación asistimos a escenas en las que la felicidad se desborda como pocas veces se ha visto en la pantalla de cine. Es como si el director pretendiera que viajemos por el cielo y el infierno, como si él tuviese un trastorno de hiperactividad parecido al de su protagonista.

La película nos muestra la explosión de sentimientos de unas vidas cuando las llevas al límite. Y también el efecto que puede causar la conjunción de varias personas que están llenas de cicatrices vitales. Los resultados pueden ser sorprendentemente maravillosos o devastadores.

Me gustó mucho la música, especialmente no se me va de la cabeza el tema “Experience” de Ludovico Einaudi. Pero toda la música en general está muy bien, con canciones que encajan perfectamente con lo que aparece en pantalla, algunas que parecen casi videoclips, como el “Wanderwall” de Oasis o el “On ne change pas” de Celine Dion, enriqueciendo siempre las imágenes.

A estas alturas ya no se puede negar el talento de Dolan. Con una madurez artística impropia de su edad, nos ha regalado una película de relaciones humanas donde el amor y la esperanza bailan abrazados al miedo y la decepción. Una historia preciosa y cruda. Una película necesaria e inolvidable.

Y el final alternativo, genial.

https://keizzine.wordpress.com/
10 de enero de 2015 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Son muy pocas las películas canadienses que tenemos ocasión de ver en España. Mencionemos, pues, Cuando cae la noche (1995), de Patricia Rozema, que obtuvo el Premio del público en el Festival de Berlín, Profesor Lazhar (2001), de Philippe Falardeau, ampliamente premiada dentro y fuera de Canadá, y Mommy (2014), del jovencísimo Xavier Dolan y que también ha sido galardonada en diferentes festivales.

Lo verdaderamente importante es que esas tres plantean el mismo conflicto de fondo, es decir, las emociones amputadas en una sociedad muy restrictiva afectivamente, lo que contradice la defensa de la libertad y los derechos sociales característica de Canadá. Sin embargo, en esas tres películas la situación es bastante más represiva a nivel personal, con todo lo que eso implica.

Cabe añadir una cuarta, La gran seducción, que se aproxima a una comedia, pero se trata realmente de un remake de otra francesa.

Cuando cae la noche nos plantea una relación entre una trapecista y una profesora estándar en un colegio de moral muy conservadora y de la que se espera un matrimonio estándar con un compañero de la misma escuela y, en definitiva, una vida estándar. Para ser del todo exacto, lo que el filme de Rozema muestra es la fractura social que un amor lésbico significa en una comunidad poco proclive al vuelo libre de los sentimientos y la libertad sexual. Hemos de comentar que este largometraje se rodó en 1995, ocho años antes de que se aprobaran en el 10 de junio de 2003 los matrimonios homosexuales en la provincia de Ontario y fue la primera aprobación en Canadá (la más tardía fue la de la provincia de Nuevo Brunswick, el 23 de junio de 2005).

En alguna ocasión he oído comentar que los niños en Canadá no juegan ya en los parques ni en las calles por temor a un secuestro, y ése el contexto en que se sitúa la acción de Profesor Lazhar, con todas las reminiscencias evangélicas que este nombre evoca, dado que en el filme de Falardeau el drama se desencadena por la actitud ultraproteccionista de los centros docentes canadienses, donde existe tolerancia cero (palabras textuales) al contacto con los alumnos y yo considero la pederastia como uno de los crímenes más atroces de la humanidad, pero la carencia de abrazos, o una simple palmada afectiva, deshumaniza las relaciones. Pongámonos, pues, en el caso de Lazhar, argelino que ha solicitado asilo político en Canadá, porque toda su familia ha sido brutalmente asesinada y él está amenazado de muerte, y se encuentra que en el colegio donde empieza a trabajar el principal problema es que no se puede tocar a los niños para nada. Y hasta tal punto es un trauma, que la película se inicia con una profesora que se suicida por ahorcamiento en un aula dado que ha sido acusada de agarrar a un niño.

En cuanto a Mommy, me parece un gran ejemplo de una trama que se subordina al diseño de los perfiles psicológicos de los personajes, y casi casi que se anula. Dice así la sinopsis oficial de este largometraje: “En una Canadá ficticia, se aprueba una ley que permite que los padres angustiados abandonen a sus hijos enfermos en el hospital. Sin embargo, Diane “Die” Despres, una valerosa viuda, decide educar ella misma a su hijo Steve, que padece ADHD. Kyla, una misteriosa vecina, les ofrece su ayuda. La relación con esta misteriosa mujer se hace cada vez más estrecha y surgen preguntas sobre el misterio de su vida”. Y eso es todo. Cinco líneas de trama argumental, puesto que todas las secuencias que articulan esta película están presididas por la idea de construir los personajes, o, para ser más exactos, plasmar en escenas las disfunciones físicas y psicológicas que los muñones de cariño imponen a cada uno de sus integrantes. Plasticidad de caracteres. Padecimientos encadenados.

Por lo tanto, el verdadero sentido de Mommy es la castración emocional, siendo así que ADHD es el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad. Todo ello en una sociedad que considera que el amor no es suficiente para resolver estas situaciones; una sociedad que estigmatiza a quienes más afecto necesitan, hasta el punto de recluirles en hospitales psiquiátricos.

El problema de Steve se desencadena cuando pierde a su padre y partir de ahí se enfrenta a los monstruos de su propia enfermedad, con numerosos episodios de violencia, indefinición sexual, complejo de Edipo, etc. Por muy manido que pueda parecer, lo que Steve necesita es amor.

Pero también está Kyla, profesora de Secundaria, que ha perdido el uso normal de la palabra por la insatisfacción propia de un matrimonio sin alicientes. Pero Kyla deja de tartamudear cuando empieza a ocuparse de Steve y de su educación. Por muy manido que pueda parecer, lo que Kyla necesita es dar un sentido a su vida.

Y tenemos, por fin, a Diane, que firme Die, que ya sabemos lo que significa en inglés, aunque la lengua de la película es ferozmente francesa, pero por algún lado ha de salir el bilingüismo canadiense. Diane, la madre, es una superviviente, bastante poco convencional y desinhibida, para ser del todo preciso. No se trata de una viuda desconsolada, sino de una persona que se echa la vida a la espalda y tira para adelante como puede. Incluso se atreve a traducir libros infantiles, cuando a duras penas conoce su propia lengua. Una madre a su manera, no especialmente exquisita, pero todo un milagro de calor entre tanta frialdad.

Para concluir, me gustaría comentar que Mommy está rodada en 1:1, lo que significa un formato cuadrado, aunque en ocasión se estrecha y otras se ensancha hasta casi conseguir el cinemascope, lo cual corresponde a los momentos más oscuros y más luminosos, respectivamente, del filme, muy escasos estos últimos. En palabras del propio Dolan, ese modo de grabar corresponde a su deseo de narrar con la mayor sencillez posible, en unas proporciones que son las habituales de las carátulas de los CDs, y en último extremo a las particulares preferencias de André Turpin, el director de fotografía.
9
20 de enero de 2015 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Xavier Dolan, de tan sólo 25 años, nos ha sorprendido con esta película en la que nuevamente aborda la relación madre-hijo.
Está filmada en un formato de 1:1, que resulta al principio extraño por su formato cuadrado.
Se trata esta vez de una madre viuda que tiene a su cargo a un hijo adolescente conflictivo y en muchas ocasiones violento.
El joven padece, desde la muerte de su padre, un trastorno de hiperactividad y atención.
Estamos en un Canadá en el que acaba de ser aprobada una ley que permite a los padres dejar a sus hijos bajo la tutela del Estado, en el caso de no poder hacerse cargo de ellos.
La madre, inestable y soñadora, recurre a la ayuda de una vecina, también sobreviviente del dolor.
A tener en cuenta la buena banda sonora del film.
9
4 de marzo de 2015 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Xavier Dolan se convierte sin duda en un director a seguir tras traernos esta maravillosa película: Mommy. Son pocos los que verán esta cinta, pero estamos ante una verdadera obra maestra, una de esas que al acabar, da la sensación de haber visto algo diferente y que hace tiempo que no ves nada parecido. No duden en recomendarla.

Para quienes sientan un amor incondicional por su madre, pero sobretodo para aquellas personas que por desgracia no tengan una relación madre-hijo como desearían, será una película especial. Mommy tiene poderío, un filme muy fuerte emocionalmente, especialmente para madres, pero que llega a cada espectador hasta el alma. Y esto es gracias a la facilidad para empatizar con sus personajes, los cuáles llegarán a importarte como si estuvieses ahí con ellos, pues cada escena está escrita y filmada de la forma más inteligente posible para ser encantadora (ya sean escenas dramáticas, alegres, divertidas... A veces incluso las escenas dramáticas se vuelven adorables) y disfrutar cual niño pequeño con disney.

Momentos alegres con los que es imposible no sacarte una sonrisa, momentos de risa en los que más de uno soltará una carcajada, y momentos fuertes y dramáticos cuya tensión se traspasa al espectador forzando a acabar la escena con la imperiosa necesidad de un gran resoplo. Todo esto acompañado de una banda sonora que le viene como anillo al dedo, y un 10 en dirección sobretodo con esas aperturas y cierres de plano para cambiar de lo íntimo y claustrofóbico a lo libre y esperanzador, hacen una película que da mucho más de lo esperado.

Su fortaleza es la combinación de AMOR entre los personajes, el mundo de LOCURA en el que vive Steve y la cruda REALIDAD.
7
24 de agosto de 2015 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vi “Mommy” (Canadá, 2014), dirigida y escrita por Xavier Dolan (quien lleva ya seis años con producciones ininterrumpidas) que cuenta la historia de un adolescente agresivo, problemático, que enfadaría a cualquier, con su madre, alocada y distraída, y una vecina que promete, infructuosamente, ser la salvadora. El filme es todo un reto, puesto que es enojosa para el espectador, puesto que el director, conscientemente, le narra actitudes del muchacho que enfadarían a cualquiera, pero, a pesar de ello, aparece una luz pequeña que abre la pantalla (la pantalla se abre y se cierra según el macrocosmos de la narración) y con ella la esperanza, para todo terminar mal, como era de esperarse, en una Canadá ficticia, donde se recluyen los (jóvenes) problema en centros psiquiátricos. Así las cosas, el lector entenderá que deba aplaudir a los actores que no la tenían nada fácil: en especial al odioso muchacho (interpretado por Antoine-Olivier Pilon, quien ya había actuado con este director) quien, siendo sinceros, logró lo que se buscaba. Tal vez, lo más criticable de la cinta es que es larga, no sólo en sus minutos sino incluso en las sensaciones perturbadoras que genera. Concluyendo, es un filme con mensajes contundentes (a pesar de los diálogos superficiales), en especial para aquellos cercanos a temas de responsabilidad penal juvenil y reeducación. Igualmente, se puede encontrar en la cinta el grito de angustia de los que gritando a una dirección (el odio) solo buscan lo que se les perdió en otra (el amor). Claramente, estamos ante un filme contundente, que merece ser reflexionado, pero que no está hecho para cualquier público en tanto que más de uno se pararía de la sala con el puño cerrado rogando no tener frente a sí a ese chico. La recomiendo. 24-08-2015.
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spoiler:
"Igualmente, se puede encontrar en la cinta el grito de angustia de los que gritando a una dirección (el odio) solo buscan lo que se les perdió en otra (el amor). Claramente, estamos ante un filme contundente, que merece ser reflexionado, pero que no está hecho para cualquier público en tanto que más de uno se pararía de la sala con el puño cerrado rogando no tener frente a sí a ese chico".
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