2046
7.0
25,673
Romance. Drama. Ciencia ficción
Un escritor que creía escribir sobre el futuro, en realidad estaba escribiendo sobre el pasado. En su novela, un misterioso tren salía de cuando en cuando con dirección al año 2046. Todos los que subían a él lo hacían con el mismo propósito: recobrar los recuerdos perdidos. Se decía que en 2046 nada cambiaba. Nadie sabía a ciencia cierta si eso era verdad, porque ninguno de los que viajaron regresó jamás. Con una excepción. Él estuvo ... [+]
18 de abril de 2012
18 de abril de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Wong Kar-Wai descubre la mirada más universal.Los ojos comunes que se paralizan en los callejones más sórdidos de las calles más sucias de una ciudad, en el humo del cigarro desvaneciéndose igual de rápido que se desvanece el tiempo y en el fuego de la cocina de un puesto de comida rápida, atrapa las imágenes que cotidianamente nos invitan o más bien incitan a la nostalgia.
No veras lunas fulgurosas en calles melancólicas, ni amaneceres en lo alto de una colina pero cada imagen será un poema.
No hablara explícitamente del anhelo, ni del desamor, ni sabrás del todo porque los personajes sufren, pero precisamente porque calla, más conmueve.
Wong kar-wai consigue la ardua tarea del arte, transmutar los que sentimos y lo que vivimos en símbolos ya sea en imágenes, en canciones, en miradas…
Una pena que todas las chinas sean iguales y no distingas del todo Lulu, Lu Zhen o Ying Yang.
No veras lunas fulgurosas en calles melancólicas, ni amaneceres en lo alto de una colina pero cada imagen será un poema.
No hablara explícitamente del anhelo, ni del desamor, ni sabrás del todo porque los personajes sufren, pero precisamente porque calla, más conmueve.
Wong kar-wai consigue la ardua tarea del arte, transmutar los que sentimos y lo que vivimos en símbolos ya sea en imágenes, en canciones, en miradas…
Una pena que todas las chinas sean iguales y no distingas del todo Lulu, Lu Zhen o Ying Yang.
23 de noviembre de 2012
23 de noviembre de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Continuación de lo que Wong Kar-Wai parecía haber cerrado contundentemente con su sublime “Deseando Amar” (In the Mood for Love, 2000), recuperando al periodista y amante ocasional Chow Mo-wan (Tony Leung) en su peregrinaje por los hospedajes de Singapur y Hong Kong en una época agitada por los disturbios sociales a mediados de los años sesenta. Y en un periodo comprendido entre 1966 y 1969, entablará relaciones varias que irán consolidando su madurez de conquistador. En su labor profesional incluso escribirá una historia de Ciencia-Ficción sobre el reto imposible de llegar a los brazos de la amada. O las amadas, según como se vea.
Sorprende por su capacidad narrativa (en primera persona) y recuperación de algunos personajes femeninos (intensa presencia aquí de Li Gong reconvertida en la fría dama del juego conocida con el apodo “Araña Negra”). Y aunque, tratándose de una secuela, ésta película vibra por su independencia en el rigor de retomar una historia (con una ficción remarcada por la imaginación del protagonista imaginando un 2046 como una estación futurista donde nadie regresa o puede salir) y en un presenta (los años sesenta ambientados en los estrechos locales de hospedaje, respetando los escenarios de “Deseando Amar”.
Recomendable su revisión. Su contenido reflexivo la convierte en una película difícil de comprender. Pero vale la pena tanto esfuerzo para acabar comprendiendo que la Historias de Amor en el Cine pueden bifurcarse según las pautas que plantee su autor o creador. Y Wong Kar-Wai no nos lo pone fácil sugiriéndonos el estímulo emocional de sus protagonistas como elemento clave del film.
Sorprende por su capacidad narrativa (en primera persona) y recuperación de algunos personajes femeninos (intensa presencia aquí de Li Gong reconvertida en la fría dama del juego conocida con el apodo “Araña Negra”). Y aunque, tratándose de una secuela, ésta película vibra por su independencia en el rigor de retomar una historia (con una ficción remarcada por la imaginación del protagonista imaginando un 2046 como una estación futurista donde nadie regresa o puede salir) y en un presenta (los años sesenta ambientados en los estrechos locales de hospedaje, respetando los escenarios de “Deseando Amar”.
Recomendable su revisión. Su contenido reflexivo la convierte en una película difícil de comprender. Pero vale la pena tanto esfuerzo para acabar comprendiendo que la Historias de Amor en el Cine pueden bifurcarse según las pautas que plantee su autor o creador. Y Wong Kar-Wai no nos lo pone fácil sugiriéndonos el estímulo emocional de sus protagonistas como elemento clave del film.
6 de noviembre de 2013
6 de noviembre de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente película de Won Kar-Wai, en la que destacaría el lirismo romántico, muy bien llevado, distanciado, nunca sensiblero, conseguido sobre todo por las excelentes interpretaciones de los actores: todo es muy oriental, hay mucha sugerencia, muchos sobreentendidos que evitan discursos vociferantes y ridículos a los que estamos muy acostumbrados en el cine occidental.
La ambientación (interiores de la habitación y el hotel del protagonista), esas ciudes distintas que nunca vemos, tenebrosas, oscuras y lluviosas, y que nos da igual que sean Hong Kong y Singapur, y las canciones y melodías envolventes que se repiten y que transmiten esa sensación de melancolía irremediable.
Una apuesta muy diferente al cine que estamos acostumbrados a ver, una visión desesperanzada y nostálgica del amor que siempre parece estar en otro lado y habitar en la persona equivocada. Una gran película.
La ambientación (interiores de la habitación y el hotel del protagonista), esas ciudes distintas que nunca vemos, tenebrosas, oscuras y lluviosas, y que nos da igual que sean Hong Kong y Singapur, y las canciones y melodías envolventes que se repiten y que transmiten esa sensación de melancolía irremediable.
Una apuesta muy diferente al cine que estamos acostumbrados a ver, una visión desesperanzada y nostálgica del amor que siempre parece estar en otro lado y habitar en la persona equivocada. Una gran película.
9 de agosto de 2022
9 de agosto de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
2046 es la culminación de la trilogía del amor del autor hongkonés Wong Kar-Wai. Una trilogía que rezuma nostalgia y melancolía por todos sus poros, pues en ella nuestro autor vuelca todo el imaginario de su infancia en Hong Kong. Y sí, por si el lector se lo cuestiona, resulta necesario para su disfrute conocer las películas predecesoras, en especial su precuela, In The Mood for Love, posiblemente la película más aclamada de este cineasta. Tanto es así que en esta historia convergen todos los personajes del particular universo de recuerdos presentado en esta trilogía de películas (inclusive la referencia a 2046, el número de la habitación de hotel en la que tenían lugar los encuentros de la pareja de In The Mood…)
En la puesta en escena vuelve a resaltar por lo estilizado de la propuesta, que huye del naturalismo. De nuevo en esta ocasión Wai cuenta en la dirección de fotografía con la colaboración de Christopher Doyle y Pun-Leung Kwan, siendo este uno de los puntos fuertes de la cinta al lograr imágenes de tal estilo, elegancia y exquisitez que difícilmente se borrarán de las retinas del espectador. Son recurrentes en la paleta de colores el esmeralda y el rojo, junto a los virados al sol, colaborando a sumergirnos en una estética, por momentos cercana a lo onírico. En lo formal también se pueden apreciar similitudes con su precuela. Así en 2046, al igual que en aquella, la curiosa disposición de la cámara y el encuadre escondido en algunas escenas introducen al espectador, como voyeur, en la escena (a veces en un plano subjetivo que nos hace cómplices de la mirada del señor Chow); también la composición de los primeros planos de los personajes encuadrados por los objetos o el mobiliario, más comunes en su precuela, siguen haciendo acto de presencia. El esmero puesto en el aspecto de cada plano confieren un carácter teatral e incluso artificioso a la película, más pronunciado si cabe que In the Mood…
La historia se centra especialmente en las vivencias de uno de los miembros de la pareja protagonista de In the Mood for Love, el señor Chow, de nuevo interpretado por el galardonado Tony Leung, por lo que esta película podría funcionar como secuela de su predecesora si no fuera porque los sucesos narrados contradicen la cronología de los hechos de su precuela, lo que ayuda a recalcar el carácter irreal y fantasmagórico de los acontecimientos, vinculados a las memorias y sentimientos; a la nebulosa de los recuerdos y añoranzas en su esencial inexactitud. Haciendo el ejercicio de comparar ambas se manifiestan curiosos contrastes entre ambas, como si la una fuera la contraparte. Así, por poner tan solo un ejemplo, si en In The Mood for Love, se nos muestra un amor platónico que es reprimido, apenas sin contacto físico, en 2046 se nos muestra lo cotrario, encuentros sexuales constantes entre parejas sin amor; si In the Mood… Los protagonistas se muestran discretos y contenidos, en 2046 son pasionales, desmedidos, lujuriosos…
La película comienza con una historia "cyberpunk". Por un momento lo “real” y la ficción se entremezclan en un juego de ficción dentro de la ficción configurando dos ámbitos narrativos dentro de la película. En uno rememoramos junto a Chow sus vivencias, dando saltos constantes de tiempo, manifestando, antes que una representación cronológicamente exacta de hechos, el carácter subjetivo de escenas que representan las memorias de nuestro protagonista. En paralelo se nos presenta un mundo futurista de estética cyberpunk, que no es sino un relato escrito por el propio señor Chow. En él un pasajero solitario viaja en un tren; el tren hacia 2046, donde se dice que nada cambia. Es el tren de los recuerdos perdidos, en el cual se suben aquellos que desean recuperar lo que una vez tuvieron y perdieron. Así los sucesos de la anterior película cobran el carácter de recuerdos perdidos; de unas vivencias idealizadas por la memoria, de un amor del pasado que el señor Chow tratará en vano de sentir de nuevo. Se pone de manifiesto una de las temáticas recurrentes de este autor, la temporalidad de la que somos testigos impasibles y de la cual solo podemos apropiarnos mediante el recuerdo y la imaginación.
En definitiva, 2046 nos sumerge en una atmósfera poética marca de este cineasta hongkonés. Estamos ante el cierre con broche de oro de esta magistral trilogía; si bien su principal “hándicap” es su falta de autonomía con respecto a sus predecesoras, las cuales funcionan como historias independientes. 2046 es una síntesis del estilo de este autor que debe recibirse como una experiencia estética y emocional. Esta obra brilla con luz propia por el cuidado y la dedicación que se reflejan en un trabajo tan artísticamente equilibrado, por su genial uso de la fotografía y por el manejo de recursos cinematográficos en cada plano, por la profundidad de sus temas, por la complejidad de sus personajes y por las buenas interpretaciones. La edición y el montaje son también arriesgados, el autor opta por una narrativa fragmentaria y no lineal que otorga al conjunto la apariencia de un "puzzle" en el cual solo es posible comprender el todo cuando ya están dispuestas todas sus partes. Por mi parte, y ya para concluir, considero que la así llamada Trilogía del amor de Wong Kar-Wai es un medio ideal para introducirse a la filmografía de este aclamado autor y dejarse encandilar, como en mí caso, por su fascinante y evocador universo. 2046 en particular funciona como síntesis de las obsesiones del autor: la soledad, la imposibilidad del amor, el peso del pasado sobre nuestro presente, la memoria, la añoranza y los recuerdos etc.
En la puesta en escena vuelve a resaltar por lo estilizado de la propuesta, que huye del naturalismo. De nuevo en esta ocasión Wai cuenta en la dirección de fotografía con la colaboración de Christopher Doyle y Pun-Leung Kwan, siendo este uno de los puntos fuertes de la cinta al lograr imágenes de tal estilo, elegancia y exquisitez que difícilmente se borrarán de las retinas del espectador. Son recurrentes en la paleta de colores el esmeralda y el rojo, junto a los virados al sol, colaborando a sumergirnos en una estética, por momentos cercana a lo onírico. En lo formal también se pueden apreciar similitudes con su precuela. Así en 2046, al igual que en aquella, la curiosa disposición de la cámara y el encuadre escondido en algunas escenas introducen al espectador, como voyeur, en la escena (a veces en un plano subjetivo que nos hace cómplices de la mirada del señor Chow); también la composición de los primeros planos de los personajes encuadrados por los objetos o el mobiliario, más comunes en su precuela, siguen haciendo acto de presencia. El esmero puesto en el aspecto de cada plano confieren un carácter teatral e incluso artificioso a la película, más pronunciado si cabe que In the Mood…
La historia se centra especialmente en las vivencias de uno de los miembros de la pareja protagonista de In the Mood for Love, el señor Chow, de nuevo interpretado por el galardonado Tony Leung, por lo que esta película podría funcionar como secuela de su predecesora si no fuera porque los sucesos narrados contradicen la cronología de los hechos de su precuela, lo que ayuda a recalcar el carácter irreal y fantasmagórico de los acontecimientos, vinculados a las memorias y sentimientos; a la nebulosa de los recuerdos y añoranzas en su esencial inexactitud. Haciendo el ejercicio de comparar ambas se manifiestan curiosos contrastes entre ambas, como si la una fuera la contraparte. Así, por poner tan solo un ejemplo, si en In The Mood for Love, se nos muestra un amor platónico que es reprimido, apenas sin contacto físico, en 2046 se nos muestra lo cotrario, encuentros sexuales constantes entre parejas sin amor; si In the Mood… Los protagonistas se muestran discretos y contenidos, en 2046 son pasionales, desmedidos, lujuriosos…
La película comienza con una historia "cyberpunk". Por un momento lo “real” y la ficción se entremezclan en un juego de ficción dentro de la ficción configurando dos ámbitos narrativos dentro de la película. En uno rememoramos junto a Chow sus vivencias, dando saltos constantes de tiempo, manifestando, antes que una representación cronológicamente exacta de hechos, el carácter subjetivo de escenas que representan las memorias de nuestro protagonista. En paralelo se nos presenta un mundo futurista de estética cyberpunk, que no es sino un relato escrito por el propio señor Chow. En él un pasajero solitario viaja en un tren; el tren hacia 2046, donde se dice que nada cambia. Es el tren de los recuerdos perdidos, en el cual se suben aquellos que desean recuperar lo que una vez tuvieron y perdieron. Así los sucesos de la anterior película cobran el carácter de recuerdos perdidos; de unas vivencias idealizadas por la memoria, de un amor del pasado que el señor Chow tratará en vano de sentir de nuevo. Se pone de manifiesto una de las temáticas recurrentes de este autor, la temporalidad de la que somos testigos impasibles y de la cual solo podemos apropiarnos mediante el recuerdo y la imaginación.
En definitiva, 2046 nos sumerge en una atmósfera poética marca de este cineasta hongkonés. Estamos ante el cierre con broche de oro de esta magistral trilogía; si bien su principal “hándicap” es su falta de autonomía con respecto a sus predecesoras, las cuales funcionan como historias independientes. 2046 es una síntesis del estilo de este autor que debe recibirse como una experiencia estética y emocional. Esta obra brilla con luz propia por el cuidado y la dedicación que se reflejan en un trabajo tan artísticamente equilibrado, por su genial uso de la fotografía y por el manejo de recursos cinematográficos en cada plano, por la profundidad de sus temas, por la complejidad de sus personajes y por las buenas interpretaciones. La edición y el montaje son también arriesgados, el autor opta por una narrativa fragmentaria y no lineal que otorga al conjunto la apariencia de un "puzzle" en el cual solo es posible comprender el todo cuando ya están dispuestas todas sus partes. Por mi parte, y ya para concluir, considero que la así llamada Trilogía del amor de Wong Kar-Wai es un medio ideal para introducirse a la filmografía de este aclamado autor y dejarse encandilar, como en mí caso, por su fascinante y evocador universo. 2046 en particular funciona como síntesis de las obsesiones del autor: la soledad, la imposibilidad del amor, el peso del pasado sobre nuestro presente, la memoria, la añoranza y los recuerdos etc.
14 de mayo de 2006
14 de mayo de 2006
11 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Deslumbrante, muy hermosa y poética, un magnetismo impecable que te hace introducirte en la historia y te hace ver la belleza mística y espiritual del arte. La belleza de cada fotograma al uso introduciéndote poco a poco en ese ambiente poético y de belleza celestial... como navegar por los conductos del alma del autor de un cuadro de gran calidad, observando el arte, cada detalle, cada plano, cada movimiento... solo para los que saben contemplar el arte e introducirse en ese entorno poético, espiritual, metafísico... y para los que saben leer entre imágenes. Entiendo que haya personas que le cuesta introducirse en esas películas del arte personal pues esta acostumbrada a la simpleza del cine Hollywoodiense cual no tiene contenido poético ni donde introducirse más allá de las imágenes. El arte es dejarse llevar por lo poético y trasfondo de la película y saber leer entre imágenes, saber interpretarlas... por lo que el cine tipo Hollywood raramente lo consigue porque no hay por donde introducirse.
Entre la mejor ciencia ficción y el mejor cine negro. Se la podría considerar la Obra Maestra de Wong Kar-Wai, junto con su predecesora In the Mood for Love.
Entre la mejor ciencia ficción y el mejor cine negro. Se la podría considerar la Obra Maestra de Wong Kar-Wai, junto con su predecesora In the Mood for Love.
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