Una cinta bastante típica, que sin embargo cumple a la perfección su cometido de entretener y de hacernos soltar adrenalina pura.
Pocas cosas se pueden decir a nivel técnico, si acaso destacar los efectos especiales y la artificiosidad de la dirección, las interpretaciones son bastante limitaditas y en algún momento se le llega a coger manía a esa panda de millonarios malcriados.
Muy entretenida, aunque se echa en falta un golpe de efecto final...
Mi nota: 6,25.

Remake de una película que cuenta como unos pasajeros de un barco de superlujo intentan salir de él cuando una ola gigante deja al barco boca abajo.

La película se hizo con la intención de entretener y por tanto los factores interpretaciones, complejidad de los personajes, verosimilitud, etc son secundarios. Es cierto que no conocemos minucionamente la vida de los personajes, pero si conocemos lo suficiente como para entender las acciones que realizan durante la película. El guión no da mucho juego para grandes actuaciones y por tanto es comprensible que los actores, especialmente Kurt Russell o Richard Dreyfuss, no luzcan. Lo que no es comprensible es que Emmy Rossum, con lo buena actriz que es, parezca estar interpretando a un florero en vez de a una chica asustada. Dicho esto, comentar que el gran fallo de la película son las fantasmadas que se ven. A veces en este tipo de películas no viene mal alguna situación algo extraordinaria de algún protagonista. El problema es que en esta película se suceden una y otra vez demostraciones de superpoderes en gente que en principio no los tiene.

Lo mejor es sin duda, un ritmo que te hace sentirte asfixiado junto unos extraordinarios efectos especiales y una muy buena fotografía.

La peli posee mucho ímpetu, y factores asombrosos, y te ameniza. El rato se va volando. La primera versión era más profunda y exótica, pero esta incluye más desazón y más resultados impresionantes; yo me quedo con ambas, una colma a la otra, contempladla si aspiráis a borrar todo de vuestra memoria durante una hora y pico.

Petersen ya ha demostrado sobradamente que es un cineasta capaz de realizar una película de gran presupuesto ofreciendo un producto lleno de fuegos artificiales y efectos especiales pero que se dejan ver, pues el director sabe imprimir un mínimo de calidad y de profundidad a la historia.

Es evidente que esta nueva versión del clásico catastrofista de Ronald Neame no le supera en ningún aspecto, salvo evidentemente, los técnicos. Pese a ello, no se pueden negar las nobles intenciones del realizador alemán al ofrecernos una película que recoje todos los ingredientes del cine de catástrofes imprimiendo un film de calidad que hace más que recomendable su visión para aquellos que sientan algo de curiosidad.

Algo muy positivo del film, es que al igual que el film en que se inspira, va directo al grano sin contemplaciones mostrándonos tensión y espectáculo de primera calidad a los pocos minutos del inicio de la cinta. La película transcurre de forma muy rápida y dinámica, ofreciendo al espectador de un impresionante y ruidoso espectáculo de lo más volátil.

Pese a ello, y de que al film no se le pueda reprochar nada en absoluto en cuanto a escenas de acción y de su capacidad para mantener una gran tensión, hay que decir en su contra de que aunque los personajes no están mal, no están ni mucho menos tan trabajados como los de la primera versión, encontrándonos en algunos casos con ciertas actuaciones que puede que se nos antojen de repelentes.

En resumidas cuentas, estamos ante un más que digno film de puro entretenimiento que además sabe recoger, en parte, algo de la eséncia del clásico de Neame, algo que ya es de por sí muy atrayente y positivo, pero que flaquea en cuanto al desarrollo de su historia y de algunos personajes, que no todos. Recomendable para todos aquellos que deseen evadirse a base de grandes efectos especiales y de escenas de acción acompañados de un nivel considerable de tensión.

Wolfgang Petersen pierde definitivamente el rumbo en este pobre remake, cuyo entretenimiento y espectaculares escenas de acción y tensión se ahogan por culpa de salidas de tensión mediocres, falta absoluta de un mínimo dramatismo y pobres personajes con los que no terminas ni de simpatizar. El único reivindicable puede que sea Kurt Russell.

Decepcionante.