Ariane
1957 

7.2
6,091
28 de noviembre de 2014
28 de noviembre de 2014
0 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No puedo evitar ver la película desde un plano moral. Reconozco que podría ser un clásico. Tiene todos los ingredientes del mejor cine de Wilder: la mirada cínica pero amable, una actriz esplendorosa, un universo con sus propias reglas, las reiteraciones cómicas, la Pepsi, América versus Europa, etc. Pero no puedo dejar de repudiar las connotaciones morales de la trama. ¿Un amor entre una adolescente pobre y un playboy muy entrado en años? ¿Con final feliz? ¿En tono de comedia amable?
En general, el personaje que Audrey Hepburn interpreta una y otra vez, amén de su enorme glamour, su saber estar, representa matices de la condición femenina, de su sometimiento social, que me parecen repudiables. Es My fair lady, el mito de Pigmalion, esa mujer pobre, sacada del arroyo, con un gran potencial como mujer de compañía, glamourosa, decorativa, soñadora, que acaba casándose con el millonario. No le conocemos un talento especial, una capacidad de trabajo solvente, una vocación concreta, sólo una firme convicción de ser la partenaire mantenida de un hombre con posibles. Sabrina, Ariane, no son modelos que me gustan. No me gustaría la compañía de mujeres lánguidas, recostadas en "chaise longe", con autocomplacencia en su propia belleza, meláncolicas de su talento superfluo.
¿Hubiera estado mejor Gary Grant en el papel de galán maduro –maduro por no decir vetusto-? Probablemente, sí. Gary Grant ha interpretado ese papel muchas veces. Es su rol. En cambio el de Cooper es el del hombre de una pieza, fiel, cabal, honesto. El conjunto de matices que se añaden a sus personajes, las tonalidades que inevitablemente se adhieren a los personajes que interpreta, no me permiten enfocar con claridad a Cooper como depredador de jovencitas. Lubistch creó para Cooper un personaje similar en “La octava mujer de barba azul”, un millonario americano, resuelto y donjuanesco, pero tenía treinta años menos.
La música tiene un papel destacado en esta película: el recurso cómico del cuarteto de cíngaros contratado por el otoñal galán –sus entradas y salidas, la secuencia de la borrachera-; el largo pasaje de la opera en la que se interpreta Tristán e Isolda; el constante, excesivo, recurso al "leit motive" musical, el vals Fascinación, que suena en la banda sonora, que Ariane ensaya, interpreta, que los personajes tararean, etcétera; las secuencias en el conservatorio, etc. El nombre de pila Ariane, de connotaciones mitológicas, o la alusión a los amores wagnerianos de Tristan e Isolda, no parece establecer grandes paralelismo con la casquivana historia de amor entre Ariane y Frank Flanagan.
Sé que es una crítica muy moralista, pero me parece imposible ver la película y el sobrevalorado personaje de Audrey de otra forma.
En general, el personaje que Audrey Hepburn interpreta una y otra vez, amén de su enorme glamour, su saber estar, representa matices de la condición femenina, de su sometimiento social, que me parecen repudiables. Es My fair lady, el mito de Pigmalion, esa mujer pobre, sacada del arroyo, con un gran potencial como mujer de compañía, glamourosa, decorativa, soñadora, que acaba casándose con el millonario. No le conocemos un talento especial, una capacidad de trabajo solvente, una vocación concreta, sólo una firme convicción de ser la partenaire mantenida de un hombre con posibles. Sabrina, Ariane, no son modelos que me gustan. No me gustaría la compañía de mujeres lánguidas, recostadas en "chaise longe", con autocomplacencia en su propia belleza, meláncolicas de su talento superfluo.
¿Hubiera estado mejor Gary Grant en el papel de galán maduro –maduro por no decir vetusto-? Probablemente, sí. Gary Grant ha interpretado ese papel muchas veces. Es su rol. En cambio el de Cooper es el del hombre de una pieza, fiel, cabal, honesto. El conjunto de matices que se añaden a sus personajes, las tonalidades que inevitablemente se adhieren a los personajes que interpreta, no me permiten enfocar con claridad a Cooper como depredador de jovencitas. Lubistch creó para Cooper un personaje similar en “La octava mujer de barba azul”, un millonario americano, resuelto y donjuanesco, pero tenía treinta años menos.
La música tiene un papel destacado en esta película: el recurso cómico del cuarteto de cíngaros contratado por el otoñal galán –sus entradas y salidas, la secuencia de la borrachera-; el largo pasaje de la opera en la que se interpreta Tristán e Isolda; el constante, excesivo, recurso al "leit motive" musical, el vals Fascinación, que suena en la banda sonora, que Ariane ensaya, interpreta, que los personajes tararean, etcétera; las secuencias en el conservatorio, etc. El nombre de pila Ariane, de connotaciones mitológicas, o la alusión a los amores wagnerianos de Tristan e Isolda, no parece establecer grandes paralelismo con la casquivana historia de amor entre Ariane y Frank Flanagan.
Sé que es una crítica muy moralista, pero me parece imposible ver la película y el sobrevalorado personaje de Audrey de otra forma.
9 de mayo de 2008
9 de mayo de 2008
13 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un intento de hacer una comedia romántica, mi admirado Billy no logra ni lo primero ni lo segundo, a no ser, claro está, que nunca hayas visto una película -en ese caso igual sonries-, y que por romántico entiendas un calentón.
Buena para ver la tarde del domingo después de una paella y en sustitución de la película donde se masca la tragedia por culpa un alud de nieve.
Algo lenta, bastante machista.
Buena para ver la tarde del domingo después de una paella y en sustitución de la película donde se masca la tragedia por culpa un alud de nieve.
Algo lenta, bastante machista.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Si al final ella se hubiera quedado en el andén podría haber tenido un final feliz.
3 de octubre de 2013
3 de octubre de 2013
2 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me propuse ver esta película por dos motivos de gran peso: estaba bien valorada Filmaffinity y la actriz principal era Audrey Hepburn.
De la parte de Billy Wilder no voy a hablar porque no conozco suficientemente su filmografía como para comparar esta película con sus otras obras, pero he de decir que para la fama que tiene este hombre podría haber tenido más ojo para escoger al galán chuleta de su película. ¿Quién en su sano juicio escoge a un talludito como Gary Cooper para tener un romance con una jovencita? Es que ninguna chica de antes ni de ahora se arrima a un viejo que puede ser su padre por amor, en tal caso por dinero podría ser, pero ni aún así, porque lo que aquí se nos muestra es a una adolescente enamorada de un señor que encima es un pichabrava!! Imposible creerse semejante cosa. Roza la pedofilia. A pesar de que Audrey ya tenía 28 años todos estaremos de acuerdo en que no los aparentaba.
Por otra parte decir que la pobre señorita Hepburn tiene el cielo ganado por tantos papeles que ha aceptado de chica tonta y finolis. Está un pelín encasillada en ese prototipo aunque hacer, lo hace muy bien.
La película es machista en general pero me parece que el rollo sexual que se traen los protagonistas de encuentros esporádicos en una habitación de hotel es bastante moderno para la época. Sobre todo para España. Aquí en los 50 se rezaba el rosario y las muchachitas iban vírgenes al matrimonio.
El padre es el único que tiene luces. Ya sé que la mayoría de las pelis de cine clásico son sobreactuadas e ingenuas pero a veces ya se pasan.
La orquesta, en fin, una vez vale, pero toooooda la puñetera película tocando y siempre la misma melodía!! Para matar a alguien vamos...
ViolonCelo parriba y violonCelo pabajo...pronunciarlo así hace daño, pero la culpa es mía por no ser fiel a las versiones originales.
El final es lo que la salva. Aunque se ve venir.
De la parte de Billy Wilder no voy a hablar porque no conozco suficientemente su filmografía como para comparar esta película con sus otras obras, pero he de decir que para la fama que tiene este hombre podría haber tenido más ojo para escoger al galán chuleta de su película. ¿Quién en su sano juicio escoge a un talludito como Gary Cooper para tener un romance con una jovencita? Es que ninguna chica de antes ni de ahora se arrima a un viejo que puede ser su padre por amor, en tal caso por dinero podría ser, pero ni aún así, porque lo que aquí se nos muestra es a una adolescente enamorada de un señor que encima es un pichabrava!! Imposible creerse semejante cosa. Roza la pedofilia. A pesar de que Audrey ya tenía 28 años todos estaremos de acuerdo en que no los aparentaba.
Por otra parte decir que la pobre señorita Hepburn tiene el cielo ganado por tantos papeles que ha aceptado de chica tonta y finolis. Está un pelín encasillada en ese prototipo aunque hacer, lo hace muy bien.
La película es machista en general pero me parece que el rollo sexual que se traen los protagonistas de encuentros esporádicos en una habitación de hotel es bastante moderno para la época. Sobre todo para España. Aquí en los 50 se rezaba el rosario y las muchachitas iban vírgenes al matrimonio.
El padre es el único que tiene luces. Ya sé que la mayoría de las pelis de cine clásico son sobreactuadas e ingenuas pero a veces ya se pasan.
La orquesta, en fin, una vez vale, pero toooooda la puñetera película tocando y siempre la misma melodía!! Para matar a alguien vamos...
ViolonCelo parriba y violonCelo pabajo...pronunciarlo así hace daño, pero la culpa es mía por no ser fiel a las versiones originales.
El final es lo que la salva. Aunque se ve venir.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Frank Flannagan se tira a todo lo que se menea pero cuando se trata de enamorarse quiere que su señora esposa esté sin estrenar así que cuando conoce el pasado real de Ariane empieza a interesarle el tema. Vamos, pa darle collejas hasta la muerte.
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