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Más allá de los sueños

Fantástico. Drama Tras la muerte de sus dos hijos, el doctor Chris Nielson (Robin Williams) y su esposa Annie (Annabella Sciorra) continúan su vida a duras penas. Entonces Chris también muere en un accidente de coche y, cuando llega al cielo, conoce a Albert, que le muestra lo maravillosa que es la vida en el 'Más Allá'. Mientras tanto, la soledad sume a Annie en una locura que la aleja cada vez más de la vida. (FILMAFFINITY)
Críticas 73
Críticas ordenadas por utilidad
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5
21 de octubre de 2010
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta cinta tiene un comienzo prometedor, un drama de cojones, que parece dar el paso incial a una reflexión sobre el valor de la vida y la perdida de los seres querdidos. Pero es todo un amague, pronto de desinfla hasta transformarse en una cinta del monto, casi de aventuras sin pie ni cabeza. Un recorrido por los cielos y los infiernos con una visiòn pagana.
Es de destacar la actuaciòn de Robin Williams y los efectos especiales.
El guiòn deja bastante que desear. Ademàs tiene una idea en la que estoy totalmente en desacuerdo(1). El desenlace es totalmente predecible.
Lazaro que nombro en el título me refiero al personaje de la parábola que esta en el Evangelio.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
1) En la vida lo ùnico que importa es como mueres, si viviste haciendo el bien no importa. Si te suicidaste no importa si estabas realmente depresivo y esa enfermedad tan dura te llevo a eso.
NO importa. Si te suicidaste vas al infierno y listo.
6
3 de octubre de 2016 2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
180/19(26/09/16) Pretenciosa cinta del neozelandés Vincent Ward, un edulcorado relato revestido de tanto azúcar que debería estar vetado a diabéticos, posee un buen arranque, parece estamos ante una propuesta fresca sobre el amor en todas sus vertientes, sobre los sacrificios más allá de imaginable, pero en cuanto entra en el corazón del argumento desbarra por tratar mantener la narración en un estado permanente almibaramiento, por querer que el espectador este todo el metraje con el lagrimal funcionando, no sabe dar momentos de remanso, de reflexión, todo es estirar romanticismo impostado pues no resulta natural, si no impostado, forzado, metido con calzador. Todo lo dicho intenta ser opacado por su apabullante puesta en escena, no en vano Ward estudio bellas artes, la dirección artística y los efectos visuales ganaron el Oscar, una fascinante recreación del Cielo y del Infierno, lástima que sus cimientos en formato guión resulten tan sensibleros. El film s basa en la novela del escritor de Sci-fi publicada en 1978 el mismo título (What Dreams May Come) de Richard Matheson (“Soy Leyenda”).

Durante unas vacaciones en Suiza, el pediatra Chris Nielsen (Robin Williams) conoce a la pintora Annie Collins (Annabella Sciorra), tiene unflechazo de amor, se casan y tienen dos hijos, Ian (Josh Paddock) y Marie (Jessica Brooks Grant). Su vida idílica termina cuando los niños mueren en un accidente de coche. La vida se vuelve difícil: Annie sufre una crisis nerviosa y la pareja se contempla el divorcio. En la historia tendrán importancia personajes como Albert, una especie de ángel ( Cuba Gooding, Jr. ), su amigo y mentor de Chris en la residencia médica,…

A partir del guión de Ron Bass (“Rain Man”), explora conceptos universales como la fuerza infinita del amor, como el dolor infinito de una pérdida, sobre la muerte, sobre la frustración vital, sobre el vacío existencial, sobre el sacrificio por amor, sobre la fuerza del subconsciente, y sobre todo analiza la búsqueda incesante de la felicidad, analiza de modo místico la mente sobre como esta se forma sus propios paraísos e infiernos, idea original. Esto el realizador lo aborda confrontando en su núcleo central los sueños y la realidad, un estéticamente bello juego de espejos evocando mundos idealizados, mágicos, cuasi-alucinatorio, y esto narrado con tono lírico sensorial obsesivo, con claras influencias freudianas en lo que supone la interpretación de los sueños y el subconsciente latente, proyectando un más allá de la vida compuesto en donde es la propia memoria la que “pinta” y “dibuja” nuestras ilusiones y nuestros miedos a través de nuestros recuerdos. Es una cinta de amor metafísico que en pos de ahondar en el romanticismo puro se pasa de frenada, una hermosa combinación de fantasía, misticismo, y poesía, donde lo que desgraciadamente predomina es la sensación final de haber asistido a un manual de autoayuda (frase repetida “Nunca darse por vencido”), con constantes mantras, derivando en impresión para adultos de estar hecha con ideas tan simplistas que parece sea apara encandilar a niños y no a gente con mentalidad mayor, sobresaliendo un mensaje bastante rancio por lo trivialmente que está tratado, el del triunfo del amor sobre la muerte.

El director de las antípodas destaca por su tremenda habilidad en la edificación de espacios oníricos, paisajes pictóricos engarzados deliciosamente en la acción, visualmente arrolla, con una visión contrapuesta y complementada de dos mundos, el Edén y el Averno, fantasía filtrada por nuestra mente y recuerdos donde la imaginación más epicúrea se apodera de los fotogramas recreando un mundo de cuasi-cuento de hadas onírico en lo que bien podría ser una ensoñación exhibida con intensidad visual. Llama la atención como el director muestra el paraíso y el Inframundo desde una óptica entre pagana y multiteológica, no imponiendo dogmas de fe, apenas se habla una vez de Dios, con lo que se da a entender es algo tangencial, sin importancia en el más allá, más gobernado por nuestro subconsciente que por un ser superior omnisciente, navegando el entramado de este universo entre las creencias judeo-cristianas, sazonadas por creencias budistas sobre la reencarnación, ello en pos de universalizar el concepto del supraallá.

La cinta posee un sugestivo arranque, una bonita presentación de personajes de cuento, una espectacular llegada del protagonista al Paraíso, pero todo colapsa cuando la mujer muere (no doy detalles), entonces el ritmo decae, se atropella así mismo con conceptos absurdos de psicológica de parvulario, creando una coherencia narrativa confusa, todo hiperidealizado, donde no hay cabida para tridimensionalidad, para los matices, personajes regularmente esbozados, a los que no conoceremos, nos intentan empujar a quererlos mediante unos flash-backs pastelosos hasta lo insoportable, todos llorando, emocionándose y acabando con abrazos maniqueos, relato que no hace más que intentar manipularte sin elementos válidos para engancharte. Incluso cabría achacarle cierto mensaje ultrapeligroso sobre que morirse es la leche (“si pierdes a un ser querido, suicídate y volverás con él”), si tu familia sufre una hecatombe no te preocupes, están en el Edén, no sabiéndose al final si el film es un canto a la vida o a la muerte. Ello aderezado con diálogos y frases cargantes y sosas, y lo que es peor con ínfulas de transmitir una filosofía de vida (o muerte) bastante atrofiada, quizás si no se hubieran tomado tan en serio hubiera ganado, pero Ward tira por la vertiente de lo megadramático, donde todo es más y más, sin lugar a pararse a delinear a los protagonistas, cayendo en lo ñoño, en lo cursi, en alejar al espectador (adulto), el sobresubrayado de lo trágico se hace notorio en unas cámaras lentas que provocan empalago.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Una historia de tan triste que es que deshumaniza a los personajes, llegando su averiado mensaje una homilía espiritual de psicología de todo a cien. Cabe sumar su vertiente aventura que queda impostada. Y todo culminado con un final a la altura del discurrir “glorioso” del guión, o sea, facilón, simplista y nada valiente, cayendo en lo previsible y rancio.

Los actores es suma y sigue de los errores, un mal casting que empieza en un desubicado Robin Williams como Chris Nielsen, no te crees su comportamiento romanticoide, lo veo forzado, con un despliegue de muecas y carantoñas plañideras nulas. Annabella Sciorra como Annie, una linda mujer, pero aquí su química con Williams es la de Angelina Jolie y Chiquito, nada verosímil, no respiras naturalidad, más bien lo contrario, una pareja propia de ser símbolo de la anticompenetración. Cuba Gooding Jr. hace lo que puede con un rol meloso y sin hondura alguna. Max Von Sydow aporta su extraordinario carisma y porte regio, con solo mover una pestaña opaca al resto, un Titán, puede ser que el director lo escogiera por su conexión vida-muerte por la vía de Ingmar Bergman y su rol en “El séptimo sello” (1957).

La lustrosa puesta en escena es lo que hace imprescindible este film, con un fenomenal diseño de producción de Eugenio Zanetti (“El último gran héroe” o “La guarida”), rodándose en lugares tan bellos como en la Bahía de San Francisco, Parque Nacional Glacier, la Niágara Falls, la Reserva India Blackfeet (Montana) o el Salto Ángel, el tramo del Infierno se filma en el casco de un derruido Essex portaaviones de la clase USS Oriskany (CV-34) , mientras estaba atracado en Mare Island en Vallejo (California), recreando ahí los grandes techos abovedados al revés, se suman hermosas referencias pictóricas, con evocadoras y preciosas influencias de cuadros como "El nacimiento de Venus" de Botticelli, "El jardín de las delicias" de El Bosco, "Dos hombres contemplando la luna" de Caspar David Friedrich, bebiendo del impresionismo de Van Goch o Monet, brotando una turbadora mezcla entre el surrealismo y lo tétrico, con sus sibaritas campos de flores, o esas devastadoras imágenes de campos sembrados de quejicosos penitentes enterrados hasta el cuello, una orgia visual atronadora maximizada por la fotografía del lisboeta Eduardo Serra (“El protegido” o “Diamante de sangre”), rodando mediante la película Fuji Velvia, de las pocas películas filmado de esta manera, película conocida entre fotógrafos de paisaje por atomizar los colores vivos, componiendo abrumadores cuadros visuales de una belleza neurálgica, ello apoyado en unas efectos visuales (digitales) colosales. Y para adornar lo todo la romántica música de Michael Kamen (“Brazil” o “Los inmortales”), acompañando con suavidad la trama.

Spoiler:

Momentos recordables: Cuando Chris llega a “su” Paraíso, Magno lienzo inspirado en un cuadro de su esposa Annie, este coge una flor del campo y esta se le deshace entre los dedos en colores que se le derriten; La recreación de un Infierno perturbador, con restos de naufragios en llamas, con gente de rostros pálidos sollozando, con ese campo de cabezas de penitentes enterradas en barro; La antesala de donde reside Annie, el techo de una catedral invertida, grandiosa.

En conjunto, sumado lo bueno y malo da pena que su cuasi de Síndrome de Stendhal propuesta visual no esté apoyada en un guión inteligente, aún así, recomendable por su lado de sugestividad estética. Fuerza y honor!!!
6
24 de abril de 2017 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película llena de ternura - hay momentos de terror - que refleja con mucho toque de fantasía lo que puede llegar a significar el amor.
La imagen y escenas tienen una belleza muy insólita y verdaderamente también muy espectacular.
Para aventurer@s de lo romántico puede ser de una gran magnificencia. Las sonrisas y las lágrimas que reproduce llegan a emocionar muy especialmente.
6
2 de junio de 2021 Sé el primero en valorar esta crítica
No es la mejor pelí de Robin Williams. No es una pelí para todo el mundo. Recuerdo verla de niño en un VHS grabada después de Titanic xd y recuerdo que me traumatizo un poco jejejeje...

La he vuelto a ver ya después de muchos años, con una mentalidad ya de adulto y.... No es tan traumática como recordaba. Como he dicho no es la mejor de Robin Williams, pero el conjunto general me dejo un buen sabor de boca. Al final entiendes que es lo que el director quería contar. A ratos realista, y a ratos fantasiosa, con unos buenos FX, (aunque algunos cromas ya cantan algo), que diferencian muy bien el cielo del infierno. Cada lugar tiene su propia estética. Cada situación esta muy bien realizada y ambientada. Los flashbacks son muy importantes para entender la historia y son la parte "Realista" de este relato. Destacar también los cuadros de pintura, que me parecen maravillosos.

Los actores están sublimes. Robin Williams nunca defrauda. Este hombre no hacia película mala. Max von Sydow y Cubba Gooding estan muy bien, en su pequeña participación. BSO del gran Michael Kamen, muy bonita y tenebrosa, depende de la situación. Poco más que decir. Muy recomendada y si te gusta Robin Williams, razón de más.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Solo decir que los giros de guión, cuando se encuentra con sus hijos con otra apariencia, están muy bien. Y son muy bonitos.
La conversación con su mujer en el infierno, esta muy bien.
8
17 de febrero de 2022 Sé el primero en valorar esta crítica
La película de Vincent Ward (solo dirigió seis en su carrera como director) que os presento hoy es profundamente religiosa, es más, en un 90% de su contenido se transmite una visión bastante cercana a lo que en Teología se llama Escatología, o sea, la doctrina sobre qué es lo que sucede al final de la vida. Lástima que el director haya incluido finalmente elementos ajenos a la religión cristiana y más cercanos al budismo o al hinduismo, concretamente, transformando el concepto de resurrección por el de la reencarnación. A ello alude la frase de la portada "El final es sólo el principio". En la zona spoiler podéis profundizar sobre este cambio de paradigma.

Hecha esta salvedad, la película es una auténtica gozada visual y espiritualmente hablando. No en vano ganó el Oscar a los Mejores efectos visuales y fue nominada al Mejor diseño de producción. Es cierto que es un filme muy simbólico y con continuos flashbacks que hacen que su comprensión sea algo más difícil de lo normal, pero merece la pena verla y disfrutarla.

El argumento no puede ser más dramático. Tras la muerte de sus dos hijos, el doctor Chris Nielsen y su esposa Annie (Annabella Sciorra) intentan con dificultades continuar con sus vidas. Poco tiempo después Chris también muere en un accidente de coche. Cuando llega al Cielo conocerá a Albert (Cuba Gooding Jr.) y Leona (Rosalind Chao) , los cicerones que le irán desvelando que aquello es más maravilloso de lo que nunca nadie se podría esperar. Sin embargo, en la tierra, la soledad sume a Annie en una locura que le alejará de las ganas de vivir, llevándola al suicidio y privándola de la compañía de sus seres queridos en el Cielo. Cuando su esposo Chris se entera de este suceso iniciará un apasionante viaje hacia el infierno para rescatar el alma de su querida esposa. Para ello contará con la inestimable ayuda de "El rastreador" (Max von Sydow, impecable como siempre...).

Como veis, es un drama religioso con pinceladas cómicas (nunca faltan en las películas de Williams) y su toque de romanticismo. No se puede pedir más por el mismo precio. La película aborda temas como el amor de dos almas gemelas, la depresión, el tránsito a la otra vida, la resurrección, el sentido de la vida, la familia, la amistad, la fe… Un cocktail espiritual y moral que no debe ser desaprovechado por quienes disfrutéis con una película que hace disfrutar y reflexionar a partes iguales.

Veamos ahora algunas claves artísticas y culturales del film:

Con la división escatológica de Dante de fondo, el film recrea sobre todo varias obras pictóricas de El Bosco, en concreto se pueden apreciar reminiscencias de: El infierno, El paraíso terrenal, La caída de los condenados, La Ascensión al Empíreo y El jardín de las delicias.

El Cielo y el Infierno aparecen como creaciones espaciales de la persona que muere, que le otorga las características que a el/ella le gustaría que tuvieran. Chris ha construido un Cielo en función de los cuadros de Annie. La gran escalera y la ciudad dorada los toma de los juguetes de la habitación de su hija Marie. En ella se pueden apreciar varios personajes de "Peter Pan" (Wendy, Michael, John) y a Mary Poppins entre la gente que vuela. Los portaaviones hundidos de la entrada del infierno están tomados de los recuerdos de su hijo Ian cuando modelaba aviones. El infierno de Annie se muestra como un suelo gris lleno de rostros (extraído de una conversación entre Chris y ella) y finalmente, la casa de Annie en el infierno es una réplica de su casa cuando todos estaban vivos, pero invertida. El Infierno, en esta ocasión, no es un lugar de tormento físico, sino de locura. Así se lo hace ver el rastreador a Chris en la parte final del film: "¿Esperabas peligro físico? ¿Qué podría hacer, matarte...? ¿Eh? No, en el Infierno hay peligro real. De perder la cabeza".

No dejéis de verla, os gustará y os sorprenderá gratamente… En la zona spoiler dejo unas claves para quienes ya la hayáis visto y queráis profundizar algo más en ella

Jaime Salado de la Riva
Crítica para Reflexiones cristianas: https://creoendios.blogspot.com/

Especial simbología adquieren los colores en un film donde lo visual tiene tanto protagonismo. los siguientes colores parecen dominar las siguientes situaciones:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
-Rojo: La entrada del Infierno, llena de antorchas. Simboliza el sufrimiento.
-Azul: Apunta a la tristeza. El árbol de Annie tiene hojas de este color, Annie en su desesperación arroja disolvente y simultáneamente caen todas las hojas del árbol del Cielo de Chris.
-Verde: Color de la esperanza. Domina en la escena del psiquiátrico, en el que Chris visita a Annie para intentar salvar su matrimonio.
-Amarillo: Color dorado de la felicidad. Predomina en la gran escalera llena de personas felices y en la ciudad con gente volando, iluminada por un eterno atardecer .
-Negro: La desesperación total, color de todas las escenas del Purgatorio y el Infierno.
-Blanco: Viaje a lo desconocido, visualizado en los ataúdes de los niños y en el túnel con una luz blanca al final que atraviesa Chris.

En la búsqueda del alma de Annie, Chris se enfrenta a los cuatro elementos clásicos de la filosofía griega (agua, tierra, fuego y aire) para encontrarla:
-Agua: para llegar al infierno, Chris debe cruzar un mar tormentoso en una balsa con Albert y el rastreador.
-Tierra: Chris llega a las puertas del Infierno andado, caminando entre restos de portaaviones que se hunden. El más importante se llama Cerbero. En la mitología griega se corresponde con el perro guardián de tres cabezas que protege la entrada del Hades (tierra de los muertos) para impedir que entren los vivos o salgan los muertos.
-Fuego: Albert pretende entrar en un lugar lleno de soldados fantasmas que portan antorchas, aunque es detenido por Chris en el último momento quien le indica que allí no está Annie.
-Aire: Después de caminar por un suelo lleno de caras, Chris da un paso en falso y cae al vacío a un gran abismo, localizando finalmente la casa de Annie.

Respecto al apartado espiritual, cuatro son las ideas que me gustaría destacar:

La primera es la noción de Dios que se transmite en el film. Está algo ausente, como ajeno a la historia de Chris y Annie. No interviene, no aparece, no ayuda. No obstante, para salvaguardar su papel, hay un momento en el que Chris pregunta por él a su cicerone Albert:

Chris Nielsen: ¿Dónde está Dios en todo esto?
Albert: Oh, Él está allá arriba. En algún lugar... gritando que Él nos ama. Preguntándose porqué no lo escuchamos, ¿sabes?

Segunda. Solo el amor nos salvará. Esta certeza del amor de Dios es aplicada al amor humano. La declaración de amor de Chris que finalmente salva a Annie (él creía que era su despedida antes de enloquecer) es estremecedora: "Gracias por cada gesto amable. Gracias por nuestros hijos. Por la primera vez los vi. Gracias por ser alguien con quien siempre estuve orgulloso de estar. Por tu interior, por tu dulzura. Por cómo siempre eras por dentro, por cómo siempre quise tocarte. Dios, eras mi vida. Me disculpo por cada vez que te fallé. Especialmente por esta...".

Tercera. Hay una frase en la película que se repite hasta por tres veces (Como las negaciones de San Pedro) y que es el eje transversal de la misma: “A veces, cuando se gana, se pierde; y cuando se pierde, se gana”. No quiero extenderme en demasía, pero una de las claves de esta frase, de la película y de la vida real queda clarificada con estas palabras. Seguro que todos tenéis experiencia en vuestras vidas (yo también) de cosas que aparentemente eran buenas y el tiempo han demostrado que eran malas y viceversa. Hace falta tiempo, mejor dicho, hace falta que pase el tiempo, para conocer el final de las historias y para poder hacer un balance correcto de nuestras experiencias y de nuestras existencias.

Finalmente y como apunté al principio, el film se aparta del concepto cristiano de resurrección para adentrarse en el oriental de la reencarnación. Con este diálogo termina la película y mi comentario:

Chris Nielsen: "Hagámoslo. Una vida humana es solo un latido aquí. Y estaremos todos juntos. Para siempre".
Annie Nielsen: "¿Cómo te encontraré?"
C.N.: "Te encontré en el infierno. Te encontraré en Jersey".
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