Kill Bill. Volumen 2
2004 

7.7
142,379
15 de agosto de 2010
15 de agosto de 2010
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de ver casi toda la filmografía de Tarantino solo me quedaba la saga “Kill Bill” para terminarla.
Era la última, por el simple hecho de que nunca me han entusiasmado las pelis de espadas, catanas, patadas y todas sus variedades. Pero como Tarantino me gusta tanto y solo me quedaba esta, me la bajé, sin muchas aspiraciones y con miedo de que me defraudara pero me la bajé.
El resultado: La primera parte de Kill Bill me gustó bastante, quizás se me hizo un poco larga la escena de las catanas pero en general me gustó.
Así pues con ganas de ver como seguía la saga me bajé Kill Bill Volumen 2, me miré los primeros 30 minutos y la cerré. Estaba delante de una obra de arte pensé, vamos a hacerlo bien. La tenía que ver con todo su esplendor. Me bajé la película en inglés, con buena calidad, los subtítulos pertinentes y volví a ponerla.
La vi desde el principio, otra vez y me enamoró, toda ella, cada una de las escenas, ninguno de los más de 135 minutos de película tiene desperdicio, ni los 6 minutos y 3 canciones de los créditos.
Creo que es de las películas donde Tarantino ha sabido aprovechar más lo que realmente sabe hacer bien. Grandísima música (esto siempre lo borda) poniendo una gran variedad de estilos de los años setenta que combinan a la perfección, brillantes diálogos y situaciones desternillantes y surrealistas.
También destaca este film por una muy buena fotografía, buenas escenas de acción y como siempre, no podían faltar, sus guiños a otras grandes películas.
“Como Superman nació Superman, Beatrix Kiddo nació asesina y por muy grande que se le ponga el culo seguirá siéndolo para siempre”.
Era la última, por el simple hecho de que nunca me han entusiasmado las pelis de espadas, catanas, patadas y todas sus variedades. Pero como Tarantino me gusta tanto y solo me quedaba esta, me la bajé, sin muchas aspiraciones y con miedo de que me defraudara pero me la bajé.
El resultado: La primera parte de Kill Bill me gustó bastante, quizás se me hizo un poco larga la escena de las catanas pero en general me gustó.
Así pues con ganas de ver como seguía la saga me bajé Kill Bill Volumen 2, me miré los primeros 30 minutos y la cerré. Estaba delante de una obra de arte pensé, vamos a hacerlo bien. La tenía que ver con todo su esplendor. Me bajé la película en inglés, con buena calidad, los subtítulos pertinentes y volví a ponerla.
La vi desde el principio, otra vez y me enamoró, toda ella, cada una de las escenas, ninguno de los más de 135 minutos de película tiene desperdicio, ni los 6 minutos y 3 canciones de los créditos.
Creo que es de las películas donde Tarantino ha sabido aprovechar más lo que realmente sabe hacer bien. Grandísima música (esto siempre lo borda) poniendo una gran variedad de estilos de los años setenta que combinan a la perfección, brillantes diálogos y situaciones desternillantes y surrealistas.
También destaca este film por una muy buena fotografía, buenas escenas de acción y como siempre, no podían faltar, sus guiños a otras grandes películas.
“Como Superman nació Superman, Beatrix Kiddo nació asesina y por muy grande que se le ponga el culo seguirá siéndolo para siempre”.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Destacar la escena final, cuando Beatrix Kidda se encuentra a su hija y a Bill y hacen como que se disparan. Esta escena es preciosa, quizás a alguien le pueda parecer cursi o surrealista pero a mí me sacó esa sonrisilla estúpida que no se puede fingir, solo te sale cuando te inhibes de la realidad y te adentras a fondo en una escena realmente emotiva.
16 de septiembre de 2010
16 de septiembre de 2010
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizás lo único malo a destacar de esta película es que te esperas ver muchas más escenas de acción de las que tiene, pero tampoco tiene mucho que envidiar a la primera, son diferentes, y por lo tanto, sería injusto compararlas y poner en un altar a una y verde a otra.
Gran papel el de Daryl Hannah, y por supuestísimo el de Uma Thurman, que también está espléndida.
Eso si, es más pesada que la primera (lo sé, digo de no compararlas y las comparo...)
Gran papel el de Daryl Hannah, y por supuestísimo el de Uma Thurman, que también está espléndida.
Eso si, es más pesada que la primera (lo sé, digo de no compararlas y las comparo...)
15 de enero de 2012
15 de enero de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nuevamente la cinta vuelve a estructurarse en torno a cinco capítulos: la masacre en Two Pines; la solitaria tumba de Paula Schultz; el cruel tutelaje de Pai Mei; Elle y yo; cara a cara. Sin embargo, en este segundo volumen, Tarantino se torna mucho más moderado. La violencia irracional, desmedida y explícita de la primera entrega (básicamente, de su capítulo quinto), desaparece ahora. El final es cercano, y a Bill todavía no le conocemos. Es su momento, y de hecho tendrá dos capítulos que le rendirán pleitesía (primero y último). Luego, habrá uno destinado al aprendizaje en las artes marciales de la Novia, más uno para cada nombre de la lista (Elle y Budd).
En líneas generales, la cinta vuelve a ser de sobresaliente. Si en la primera había una focalización desequilibrada en torno al personaje de O-Ren (con un último capítulo un tanto largo en su metraje), aquí la hay con Bill. Pero, en cualquier caso, me quedo con el episodio de Budd, ese pobre y desgraciado con final tan infeliz al que da vida el siempre bravo Michael Madsen.
A lo que vamos, genial historia que cabe enjuiciarla en compañía de su primer volumen. Atendiendo al conjunto, encontramos un prólogo magistral (capítulo 2 y 6), una galería de personajes variada, pero que sólo gana en riqueza cuando le interesa al maestro (capítulo 3 para O-Ren, parte del 6 y 7 para Budd, y destellos para muchos), un contexto atractivo como el de las artes marciales (grandes capítulos el 4 y el 8), la venganza, pura y dura, como leit motiv (capítulo 1, 5 y 9) y la lucha de titanes, del todo sentimental, al final (capítulo 10). En fin, atractiva, compleja y maestra combinación entre tres de las pasiones declaradas del cineasta de Knoxville: artes marciales, violencia y Uma Thurman.
En líneas generales, la cinta vuelve a ser de sobresaliente. Si en la primera había una focalización desequilibrada en torno al personaje de O-Ren (con un último capítulo un tanto largo en su metraje), aquí la hay con Bill. Pero, en cualquier caso, me quedo con el episodio de Budd, ese pobre y desgraciado con final tan infeliz al que da vida el siempre bravo Michael Madsen.
A lo que vamos, genial historia que cabe enjuiciarla en compañía de su primer volumen. Atendiendo al conjunto, encontramos un prólogo magistral (capítulo 2 y 6), una galería de personajes variada, pero que sólo gana en riqueza cuando le interesa al maestro (capítulo 3 para O-Ren, parte del 6 y 7 para Budd, y destellos para muchos), un contexto atractivo como el de las artes marciales (grandes capítulos el 4 y el 8), la venganza, pura y dura, como leit motiv (capítulo 1, 5 y 9) y la lucha de titanes, del todo sentimental, al final (capítulo 10). En fin, atractiva, compleja y maestra combinación entre tres de las pasiones declaradas del cineasta de Knoxville: artes marciales, violencia y Uma Thurman.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La pedantería se descubrió de nuevo ante Tarantino. Todos aquéllos que lo habían degollado por su Volumen Primero, caían rendidos a sus pies ahora, hipnotizados por una palabra que no podían quitarse de la mente: diaaálogos, diaaálogos, diaaálogos. Estaban perplejos, ellos que ya habían perdido la fe después de todo, babeando con vocablos tales como profundidad, riqueza, complejidad o diaaálogos. "Este sí es nuestro Tarantino", exclamaban enloquecidos, con los ojos desencajados, mientras prendían fuego a la caja que contenía el dvd del primer volumen y, ya de paso, al póster de regalo que incluía. Quizás sea un tanto necio, pero a mí el personaje de Black Mamba me parecía lo suficientemente profundo en el primer volumen. Al menos, si eres capaz de desatar tu estrechez de miras y lo analizas dentro de la profundidad que cabe exigirle a una historia ¡atención señores! de acción.
La esencia de la primera película sigue intacta. Artes marciales y venganza. No obstante, ya no hay tanta violencia irracional (salvo el capítulo de Elle), y sí más peso a los diálogos. El primero sí es una pieza maestra, y el tercero vuelve a rendir total homenaje a las artes marciales por la vía del aprendizaje. Al contrario de lo que muchos piensan, el último capítulo, pese a todo, no me cautiva. Tarantino se preocupa en demasía de "aclarárselo" todo al espectador a través del suero "de la verdad", fórmula, como ya ven, del todo ingeniosa y profunda. Esto es, el genial cineasta falla en lo que el nunca falla: chispa en los diálogos. ¡Me importaban tres bledos y un pepino los motivos que tuviese Bill para hacer lo que hizo! De hecho, el propio personaje afirma ser un "natural born killer". Pero es que señores, ¡eso ya lo sabíamos! ¡Ay con los diálogos! ¡Vaya que profundidad le han dado a Bill los malditos diálogos del último capítulo! En fin, no critico los diálogos de Tarantino. Ni mucho menos. Lo que critico es la pedantería de muchos que se enfurecen cuando aparecen katanas, pero saltan de alegría cuando se enteran de que Bill era un niño caprichoso de 70 tacos que tuvo un arrebato de celos cuando la Mamba lo dejó, y por eso fue a por ella. Qué fuerte, tía. Ah, se siente, había un diálogo de por medio.
La esencia de la primera película sigue intacta. Artes marciales y venganza. No obstante, ya no hay tanta violencia irracional (salvo el capítulo de Elle), y sí más peso a los diálogos. El primero sí es una pieza maestra, y el tercero vuelve a rendir total homenaje a las artes marciales por la vía del aprendizaje. Al contrario de lo que muchos piensan, el último capítulo, pese a todo, no me cautiva. Tarantino se preocupa en demasía de "aclarárselo" todo al espectador a través del suero "de la verdad", fórmula, como ya ven, del todo ingeniosa y profunda. Esto es, el genial cineasta falla en lo que el nunca falla: chispa en los diálogos. ¡Me importaban tres bledos y un pepino los motivos que tuviese Bill para hacer lo que hizo! De hecho, el propio personaje afirma ser un "natural born killer". Pero es que señores, ¡eso ya lo sabíamos! ¡Ay con los diálogos! ¡Vaya que profundidad le han dado a Bill los malditos diálogos del último capítulo! En fin, no critico los diálogos de Tarantino. Ni mucho menos. Lo que critico es la pedantería de muchos que se enfurecen cuando aparecen katanas, pero saltan de alegría cuando se enteran de que Bill era un niño caprichoso de 70 tacos que tuvo un arrebato de celos cuando la Mamba lo dejó, y por eso fue a por ella. Qué fuerte, tía. Ah, se siente, había un diálogo de por medio.
8 de abril de 2012
8 de abril de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un año después del estreno de la primera parte, Tarantino cierra magistralmente ese sangriento relato de obsesiva venganza que es Kill Bill. Y lo hace dándonos una lección de buen cine, demostrando su capacidad como cineasta de primer nivel, porque el director estadounidense se atreve a cambiar totalmente de estilo. Nos muestra así que se pueden hacer no sólo dos películas distintas, sino cine totalmente diferente manteniendo el mismo hilo argumental. Dos obras que, además, se complementan, se enriquecen mutuamente.
Si Kill Bill vol. 1 se centraba en el aspecto más violento de la trama, primando las batallas que Tarantino rodaba como auténticas coreografías, la segunda parte indaga en las causas que motivan la sed de venganza de Beatrix, su formación como letal luchadora, o la personalidad de quien en último término el blanco de su odio inquebrantable. Y este punto de vista, apenas presente en su precuela, permite que Tarantino desarrolle en Kill Bill vol. 2 todo su talento como director, desplegando la gama de recursos cinematográficos que lo han hecho grande, desde los vivos diálogos de frívolos personajes que aparecen perfectamente caricaturizados, hasta el puzzle espacio temporal en que suele convertir sus películas.
Bajo mi punto de vista, especialmente destacable es el capítulo que narra el ensayo del enlace matrimonial de Beatrix en Dos Pasos, donde se nos presenta a Bill, interpretado soberbiamente por Carradine. Entre sus magníficos planos en blanco y negro, se atisban algunos que son un puro homenaje a John Ford, rememorando a John Wayne en la puerta del rancho de "Centauros del desierto".
En definitiva, Kill Bill vol.2 es una película mucho más rica en matices, que, aunque no sea su intención, puede incluso llevarnos a reflexiones profundas como la fuerza del sentimiento maternal o el vacío existencial al que nos enfrentamos cuando vemos nuestros objetivos vitales cumplidos. Kill Bill vol 1., como decíamos era cine más simple, casi primario.
Pero ambas, en sus diferentes concepciones, presentan una cuidada estética, una belleza gamberra y un ritmo envolvente, aspectos que, junto a una soberbia interpretación de Uma Thurman en pleno apogeo, hilvanan estas dos películas tan distintas para presentarnos un conjunto notable: KILL BILL.
Si Kill Bill vol. 1 se centraba en el aspecto más violento de la trama, primando las batallas que Tarantino rodaba como auténticas coreografías, la segunda parte indaga en las causas que motivan la sed de venganza de Beatrix, su formación como letal luchadora, o la personalidad de quien en último término el blanco de su odio inquebrantable. Y este punto de vista, apenas presente en su precuela, permite que Tarantino desarrolle en Kill Bill vol. 2 todo su talento como director, desplegando la gama de recursos cinematográficos que lo han hecho grande, desde los vivos diálogos de frívolos personajes que aparecen perfectamente caricaturizados, hasta el puzzle espacio temporal en que suele convertir sus películas.
Bajo mi punto de vista, especialmente destacable es el capítulo que narra el ensayo del enlace matrimonial de Beatrix en Dos Pasos, donde se nos presenta a Bill, interpretado soberbiamente por Carradine. Entre sus magníficos planos en blanco y negro, se atisban algunos que son un puro homenaje a John Ford, rememorando a John Wayne en la puerta del rancho de "Centauros del desierto".
En definitiva, Kill Bill vol.2 es una película mucho más rica en matices, que, aunque no sea su intención, puede incluso llevarnos a reflexiones profundas como la fuerza del sentimiento maternal o el vacío existencial al que nos enfrentamos cuando vemos nuestros objetivos vitales cumplidos. Kill Bill vol 1., como decíamos era cine más simple, casi primario.
Pero ambas, en sus diferentes concepciones, presentan una cuidada estética, una belleza gamberra y un ritmo envolvente, aspectos que, junto a una soberbia interpretación de Uma Thurman en pleno apogeo, hilvanan estas dos películas tan distintas para presentarnos un conjunto notable: KILL BILL.
13 de abril de 2012
13 de abril de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
He visto varias películas del Sr. Quentin y lo más profundo que se me ocurre es que está como un cencerro; hay una locura dentro de su cabeza que yo particularmente no entiendo. La demanda del espectador es muy clara: entretenimiento, fundirse en la trama, en los actores, en la historia... y sobre todo, el espectador exige originalidad.
Esta película lo tiene casi todo, hasta que llega la locura del Sr. tarantino y te das cuenta de que estás frente de un televisor; lo cual tampoco és malo, eso a gusto de la persona; en mi caso me encanta viajar dentro de las pantallas olvidándome del sofá, o del perro ladrando.
Por último, puntualizar una pequeña reflexión: las grandes cosas, las grandes películas, los grandes inventos, las grandes pinturas, las grandes novelas, etc.. nacen de personas especiales, diferentes, y evidentemente con un punto de locura.
Éste es el caso de Kill Bill, un reflejo de la locura del maestro Tarantino.
Esta película lo tiene casi todo, hasta que llega la locura del Sr. tarantino y te das cuenta de que estás frente de un televisor; lo cual tampoco és malo, eso a gusto de la persona; en mi caso me encanta viajar dentro de las pantallas olvidándome del sofá, o del perro ladrando.
Por último, puntualizar una pequeña reflexión: las grandes cosas, las grandes películas, los grandes inventos, las grandes pinturas, las grandes novelas, etc.. nacen de personas especiales, diferentes, y evidentemente con un punto de locura.
Éste es el caso de Kill Bill, un reflejo de la locura del maestro Tarantino.
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