Las ovejas no pierden el tren
2014 

5.3
8,135
Comedia. Romance. Drama
Luisa (Inma Cuesta) y Alberto (Raúl Arévalo) se han visto obligados a irse a vivir al campo, pero la idílica vida rural enseguida empieza a mostrar su cara menos amable. A pesar de que la pareja no atraviesa por sus mejores momentos, Luisa está obsesionada con tener un segundo hijo, aunque el precio sea el sexo más apático imaginable. Quien ni se plantea pisar el campo es Juan (Alberto San Juan), el hermano de Alberto, periodista en ... [+]
24 de noviembre de 2022
24 de noviembre de 2022
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Si la vida es así, tal y como la de estos personajes, mejor mátenme ya, por favor. Bien, tú puedes hacer una historia sobre la vida patética de un personaje, me parece correcto, pero ¿podría ese personaje caer bien, podría ese personaje no ser tan conformista y estúpido? En una película española de baja calidad, imposible.
Unos personajes basados en estúpidos de la vida real, materialistas y superficiales, insatisfechos con sus patéticas vidas; más que risa da pena, y además deprime al espectador, por eso no es de extrañar que no te haya arrancado ni una carcajada. Luego la manera de resolver la trama no es convincente y, al igual que los personajes, es patética. Busca la emoción con esa manera de resolverla, pero lo que ocurre es nada, ya que no has logrado que el espectador simpatice convenientemente con tus personajes al inicio de la película.
A medio camino de ser una comedia patética y un drama patético, pero en realidad se queda como inclasificable, pues ni hace reír ni hace llorar, en todo caso, aburrir.
Unos personajes basados en estúpidos de la vida real, materialistas y superficiales, insatisfechos con sus patéticas vidas; más que risa da pena, y además deprime al espectador, por eso no es de extrañar que no te haya arrancado ni una carcajada. Luego la manera de resolver la trama no es convincente y, al igual que los personajes, es patética. Busca la emoción con esa manera de resolverla, pero lo que ocurre es nada, ya que no has logrado que el espectador simpatice convenientemente con tus personajes al inicio de la película.
A medio camino de ser una comedia patética y un drama patético, pero en realidad se queda como inclasificable, pues ni hace reír ni hace llorar, en todo caso, aburrir.
10 de febrero de 2015
10 de febrero de 2015
4 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Exactamente "qué" es esto? ¿La parodia de las parodias de las pelis románticas? ¿La cursilada sin bases sólidas número 3000 en ser lanzada al cine? ¿Un intento del dire Armero de mostrar, infructuosamente, que se puede hacer una buena película con poco presupuesto?
Honestamente no le encuentro ni pies ni cabeza, no sé si es del género dramática, romántica o de experimentación con el público, tal vez sea esto último, porque todo el rato estuve perdido en el tiempo, lo mejor que pude hacer fue comer mi bocadillo de manera lenta y observar cómo se reducía de tamaño con cada mordida que le daba; sí, en definitiva fue más entretenido que esta propuesta del dire Armero, quien nos tiró este experimento interesante en un principio, pero flojo, muy flojo, al final. ¿Qué clase de director puede esperar que la idea de que "una pareja con problemas, y que ambos tienen hermanos con problemas propios, mientras tratan de solucionar dichos problemas" puede resultar entretenida, interesante tan siquiera?
Una película sentimentaloide que no sólo no logra su cometido, sino que para no lograrlo, usó todas las de la ley. Una trama simple y vacía que sucumbió ante la poca expectación de los receptores, con personajes misteriosos (nunca se abren al público, oiga), y un concepto de "amor" tan extraño, tan abstracto, que nunca llegué a entender. Un director tan cínico en su delirio de salir con éxito de un desafío como lo es esta película, que sólo se hundió en su pretensión de hacer un buen trabajo. Como bien dije antes, creo que es del género experimentación con el público, pues mi reacción fue acordarme de mi tarea de Matemáticas pendiente (¡Rayos!). Si quieren, la recomiendo para, si estás muy triste, veas que hay gente que se presta para este tipo de cosas. Frase trillada, pero es la verdad.
Honestamente no le encuentro ni pies ni cabeza, no sé si es del género dramática, romántica o de experimentación con el público, tal vez sea esto último, porque todo el rato estuve perdido en el tiempo, lo mejor que pude hacer fue comer mi bocadillo de manera lenta y observar cómo se reducía de tamaño con cada mordida que le daba; sí, en definitiva fue más entretenido que esta propuesta del dire Armero, quien nos tiró este experimento interesante en un principio, pero flojo, muy flojo, al final. ¿Qué clase de director puede esperar que la idea de que "una pareja con problemas, y que ambos tienen hermanos con problemas propios, mientras tratan de solucionar dichos problemas" puede resultar entretenida, interesante tan siquiera?
Una película sentimentaloide que no sólo no logra su cometido, sino que para no lograrlo, usó todas las de la ley. Una trama simple y vacía que sucumbió ante la poca expectación de los receptores, con personajes misteriosos (nunca se abren al público, oiga), y un concepto de "amor" tan extraño, tan abstracto, que nunca llegué a entender. Un director tan cínico en su delirio de salir con éxito de un desafío como lo es esta película, que sólo se hundió en su pretensión de hacer un buen trabajo. Como bien dije antes, creo que es del género experimentación con el público, pues mi reacción fue acordarme de mi tarea de Matemáticas pendiente (¡Rayos!). Si quieren, la recomiendo para, si estás muy triste, veas que hay gente que se presta para este tipo de cosas. Frase trillada, pero es la verdad.
2 de febrero de 2015
2 de febrero de 2015
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Que difícil es hacer el amor en un simca 1000, en un simca 1000..." cantaron, en su momento, Los Inhumanos y, puestos a sinceridad, ¡qué difícil es, a veces, defender al cine español! porque, como Scarlett O´Hara jurará y perjurará, "A Dios pongo por testigo que jamás volveré a pasar hambre..." pues, gracias a las palomitas, la velada ha sido más llevadera/menos insoportable porque "A mí, lo que me gusta, es plantar tomates..." y, a mí, ver una película sin lamento y que valga el precio de la entrada; porque "...,¡voy a perder todos los trenes que me de la gana!" sólo que, estas ovejas, no han visto el tren ni de lejos ¡ni está previsto que lo vean!; porque "..., creo que he tocado fondo y, eso es bueno ¿no?", no cuando juegas con la ilusión de un espectador cuyo espíritu es demolido impunemente y arrasado sin contemplación.
Un matrimonio estancado, en parada intermitente ni hacia delante ni hacia atrás, cuya incógnita direccional intentan solucionar con la recurrida salvación de un nuevo retoño, hermano de él en crisis de identidad por pérdida de matrimonio fracasado, la hermana de ella en crisis emocional por pérdida de la ensoñación que, con tan vehemente ardor, persigue y no atrapa y, un padre con alzheimer que pregunta, repite y vuelve a preguntar "¿Había mucho tráfico?" y mira si había poco tránsito y era sosa la carretera que ¡éste resulta ser el más apetecible y gracioso de todo el tinglado!
Proceso de maduración y reflexión de un grupo familiar desestructurado, la pareja y sus desavenencias que pretende exponer y vender el sano respirar del campo y la tipificada felicidad rural, el divorciado que acepta su soledad y deja de perseguir veinteañeras, la eterna novia soltera que por fin aprende a estar consigo misma y quererse un poco, la madre sexagenaria en plena aventura carnal adolescente, el vecino granjero que ilumina una mente muerta y en horas bajas y, una suegra que se conforma con tener tiempo para poder ir una tarde al cine, todo ello con más gracia escrito y contado que visto en gran pantalla ya que, a la previsible anticipación facilona de lo que el guión va a narrar, se unen unos personajes poco interesantes que apenas dan para estimular un mínimo y evitar el bostezo seguro, calidez de acomodamiento en su visión y recordatorio tenue consagrado gracias a una ofrecida lástima y miramiento moderado de nuestra parte que nos recuerda, sin excusa ni escondite, lo endeble de lo recibido, como se desperdicia la soltura de Raúl Arévalo, la vivacidad de Inma Cuesta, la experiencia de Alberto San Juan y, un grupo talentoso que se queda cojo ante la debilidad del argumento que manejan pues, Álvaro Fernández Armero presenta una historia sencilla, dulce y bonita que no ameniza lo suficiente para evitar ese desaborido sufrimiento de letanía que no entretiene sino aburre en la sombra nunca dicha.
Arrollada por un tren que ni salió de la estación, este relato bonachón, sin apenas picardía, pasa por encima sin causar interés ni perspectiva, ni fortuna ni desgracia y, con el osado atrevimiento de distorsionar a Los Panchos, confirmo en plegaria compasiva "..., reloj marca las horas, porque voy a enloquecer..., tu tic-tac me recuerda me irremediable dolor..., reloj no detengas tu camino, porque mi vida se apaga..., no detengas el tiempo en tus manos y no hagas de esta noche perpertua..." ya que, mi frustrado tiempo ya no aguanta y mi recuerdo recrimina la debilidad, poco retributiva, de una parte del cine español pues, el encanto de la sencillez y la modestia no significan nimiedad que, escasamente, transmiten emoción alguna ni afinidad ni nada, es un don y facultad aquí no encontrada/nunca satisfecha.
Visionar una película con tu cabeza lamentado la fragilidad y flaqueza de un relato apenas currado es desesperación de culo inquieto que no aguanta en la butaca, carga muy lamentable que no arregla la bella fotografía de pueblo soñado.
"..., es que, hacer feliz a la gente ¡cuesta muy poco!", acaba de manifestar Javier Cárdenas por la radio...,¡ja!, oído ahora mismo ¡parece broma irónica de mal gusto!, pues contenta no estoy precisamente; definitivamente lo siento, esta vez ¡no acepto pulpo como animal de compañía!
lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
Un matrimonio estancado, en parada intermitente ni hacia delante ni hacia atrás, cuya incógnita direccional intentan solucionar con la recurrida salvación de un nuevo retoño, hermano de él en crisis de identidad por pérdida de matrimonio fracasado, la hermana de ella en crisis emocional por pérdida de la ensoñación que, con tan vehemente ardor, persigue y no atrapa y, un padre con alzheimer que pregunta, repite y vuelve a preguntar "¿Había mucho tráfico?" y mira si había poco tránsito y era sosa la carretera que ¡éste resulta ser el más apetecible y gracioso de todo el tinglado!
Proceso de maduración y reflexión de un grupo familiar desestructurado, la pareja y sus desavenencias que pretende exponer y vender el sano respirar del campo y la tipificada felicidad rural, el divorciado que acepta su soledad y deja de perseguir veinteañeras, la eterna novia soltera que por fin aprende a estar consigo misma y quererse un poco, la madre sexagenaria en plena aventura carnal adolescente, el vecino granjero que ilumina una mente muerta y en horas bajas y, una suegra que se conforma con tener tiempo para poder ir una tarde al cine, todo ello con más gracia escrito y contado que visto en gran pantalla ya que, a la previsible anticipación facilona de lo que el guión va a narrar, se unen unos personajes poco interesantes que apenas dan para estimular un mínimo y evitar el bostezo seguro, calidez de acomodamiento en su visión y recordatorio tenue consagrado gracias a una ofrecida lástima y miramiento moderado de nuestra parte que nos recuerda, sin excusa ni escondite, lo endeble de lo recibido, como se desperdicia la soltura de Raúl Arévalo, la vivacidad de Inma Cuesta, la experiencia de Alberto San Juan y, un grupo talentoso que se queda cojo ante la debilidad del argumento que manejan pues, Álvaro Fernández Armero presenta una historia sencilla, dulce y bonita que no ameniza lo suficiente para evitar ese desaborido sufrimiento de letanía que no entretiene sino aburre en la sombra nunca dicha.
Arrollada por un tren que ni salió de la estación, este relato bonachón, sin apenas picardía, pasa por encima sin causar interés ni perspectiva, ni fortuna ni desgracia y, con el osado atrevimiento de distorsionar a Los Panchos, confirmo en plegaria compasiva "..., reloj marca las horas, porque voy a enloquecer..., tu tic-tac me recuerda me irremediable dolor..., reloj no detengas tu camino, porque mi vida se apaga..., no detengas el tiempo en tus manos y no hagas de esta noche perpertua..." ya que, mi frustrado tiempo ya no aguanta y mi recuerdo recrimina la debilidad, poco retributiva, de una parte del cine español pues, el encanto de la sencillez y la modestia no significan nimiedad que, escasamente, transmiten emoción alguna ni afinidad ni nada, es un don y facultad aquí no encontrada/nunca satisfecha.
Visionar una película con tu cabeza lamentado la fragilidad y flaqueza de un relato apenas currado es desesperación de culo inquieto que no aguanta en la butaca, carga muy lamentable que no arregla la bella fotografía de pueblo soñado.
"..., es que, hacer feliz a la gente ¡cuesta muy poco!", acaba de manifestar Javier Cárdenas por la radio...,¡ja!, oído ahora mismo ¡parece broma irónica de mal gusto!, pues contenta no estoy precisamente; definitivamente lo siento, esta vez ¡no acepto pulpo como animal de compañía!
lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
9 de marzo de 2015
9 de marzo de 2015
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué quieren que les diga....Pues eso, ni fu ni fa...al menos es lo que pensé al terminar de ver esta especie de comedia (que no lo es, puesto que no me hizo reir) y melodrama (que tampoco, ya que por mucha realidad que cuente no me sentí conmovido en ningún momento). La historia de un matrimonio que se marcha a vivir a un ambiente rural mientras el marido 'Raúl Arévalo' busca inspiración como escritor frustrado y la mujer 'Inma Cuesta' anhela ser de nuevo mamá compatibilizándolo con su trabajo, no me satisface en absoluto. La apatía de los cónyuges lastra mi aburrimiento a lo largo de todo el film de Álvaro Fernández Armero, que no logran ni salvar los esfuerzos interpretativos de Alberto San Juan (hermano de Arévalo en la ficción) que busca conciliar su divorcio y sus hijas con un amorío de una chica 20 años menor que él, ni la actuación de una competente Candela Peña (hermana de Cuesta) que suspira por una relación de compromiso obsesionándose en las redes sociales y fracasando estrepitosamente en encontrar el hombre ideal. Durante el film me sentí como una de las ovejas a las que alude el título, entre bostezos e indiferencia. Supongo que el mensaje que manda la película es que no hay que dejarse llevar cual ovino guiado por una sociedad que nos marque unos objetivos concretos, tales como encontrar pareja, casarse, la maternidad, un buen trabajo, la afrenta de la soltería, etc...y que en este film torpemente nos muestra como solución (y esto es lo único que merece la pena en la película) el encauzamiento de la vida a través de la reflexión, las decisiones personales, la comunicación familiar, el deseo de autoreafirmación y la detereminación para encontra la felicidad, aunque haya que pastorear ovejas y cultivar hortalizas (en el caso del personaje de Raúl Arévalo), apartar los deseos sexuales de juventud y centrarse en sus hijas (en el de Alberto San Juan), abandonar móviles y ordenadores para encontrar pareja (Candela Peña) y emprender tu propio negocio aún pasando apuros sin perder el deseo de tener más hijos en el caso de 'Inma Cuesta'. Una película que tiene mensaje pero que como ya he comentado..Ni fu ni fa, debido a su falta de gracia, poco entusiasmo en el guión y actuaciones correctas pero poco agraciadas dada la desanimada linealidad del planteamiento. Vamos, como una oveja mirando a un tren, que lo deja pasar sin prestarle mucha atención.
Más info en: cristobalcine.jimdo.com (zona cine español).
Más info en: cristobalcine.jimdo.com (zona cine español).
30 de enero de 2015
30 de enero de 2015
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Inma Cuesta y Raúl Arévalo me parecen de lo mejor que ha dado el cine español recientemente y aunque fui a ver la película sin haber visto ningún avance promocional o tráiler, sabía que algo correcto me encontraría, evidentemente no estamos ante una comedia descacharrante ni impresionante pero me parece más modesta y humilde y sobretodo más inteligente, divertida y entretenida que comedias sobrevaloradas como Ocho apellidos vascos por poner un ejemplo. Los actores están todos geniales a excepción de una pasada de vueltas y sobreactuada aunque memorable Candela Peña. Quizás su personaje lo requería, que aunque no logre encontrar esa estupenda actuación si deja un personaje a recordar. Luego tenemos la historia de Alberto San Juan, que me parece la mejor y a la vez la más dramática de todas. Armero nunca mejor dicho se arma de valor y consigue compaginar el drama con la comedia aunque por el tono de humor se deje cosas en el tintero y no consiga sacar más de un par de gags realmente desternillantes, por lo demás es una comedia sosa. Pero es cuando llegamos al drama, como narra muy bien la cinta gracias a un guión poco original pero efectivo por la solvencia de los actores quienes Cuesta y Arévalo destilan una química impresionante.
Una historia interesante sin precedentes, la búsqueda de un sueño independiente por parte de cada uno, algunos con muchas expectativas que se acaban chocando como es evidente pero me gusta como es narrada de forma realista a la vez que inverosímil en algunos fragmentos. Más chispa y menos convencionalismos en el último acto habrían hecho de esta cinta una comedia hilarante pero se queda en el intento pero su grado de comodidad y funcionalidad cómica encaja para pasar un rato agradable y entretenido en familia especialmente. Interesante.
Una historia interesante sin precedentes, la búsqueda de un sueño independiente por parte de cada uno, algunos con muchas expectativas que se acaban chocando como es evidente pero me gusta como es narrada de forma realista a la vez que inverosímil en algunos fragmentos. Más chispa y menos convencionalismos en el último acto habrían hecho de esta cinta una comedia hilarante pero se queda en el intento pero su grado de comodidad y funcionalidad cómica encaja para pasar un rato agradable y entretenido en familia especialmente. Interesante.
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