La jauría humana
8.0
13,829
Drama
Un hombre (Robert Redford) que se ha escapado de la cárcel vuelve a su pueblo, pero sus vecinos, gentes absolutamente degradadas, emprenden contra él una auténtica cacería como si se tratara de una diversión más. Sólo el sheriff (Marlon Brando), un hombre integro y cabal, tratará de evitar su linchamiento. (FILMAFFINITY)
20 de octubre de 2023
20 de octubre de 2023
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta cinta, es, ante todo, un descorazonador fresco, en que se retrata a la sociedad de una pequeña localidad provinciana, en la Norteamérica profunda, durante otra aburrida y calurosa, noche de sábado. Donde, lo más florido de ella, se entretiene, en fiestas cargadas de alcohol y mezquindades. En, esta ocasión, encontraran, en la caza de un prófugo -un joven hijo de la ciudad de retorno al hogar-, un nuevo método de diversión, algo más salvaje, que llevarán a cabo como una jauría humana. Y un solo hombre, un sheriff honrado que sólo atiende a su conciencia, se interpondrá en su camino...
Una película, repleta de actuaciones memorables, de diálogos, intensos, hirientes y vibrantes, más una ambientación donde se masca la angustia...
Una película, repleta de actuaciones memorables, de diálogos, intensos, hirientes y vibrantes, más una ambientación donde se masca la angustia...
18 de febrero de 2012
18 de febrero de 2012
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Casualidades de la vida, me ha tocado ver dos pelis prácticamente seguidas de Marlon Brando. Aquí se lleva, lo siento por los demás, el protagonismo absoluto, pese al plantel de estrellas que le rodean y que, además, estorban.
Y no por ellos, sino por sus personajes. Más que nunca, «La jauría humana» pedía sencillez; esa sencillez de contar sólo lo necesario, sólo lo verdaderamente importante y desprenderse de lo superfluo. Todo el triángulo amoroso entre Jane Fonda, Robert Redford y James Fox bien podía haberse eliminado y, en su lugar, contarnos algo más de la vida del sheriff Calder y las vicisitudes del prófugo Bob para haber llevado ese camino delictivo, a pesar de su falta de maldad; esta dicotomía hubiera sido interesante. Me pregunto si también era necesario retratar con tanto detalle las juergas nocturnas y las amoralidades varias del pueblo convertido en perrera; mejor haberse centrado en los orígenes y detonantes de ese odio hacia el eslabón más débil que va fermentando en una noche de sábado, porque, a decir verdad, no sé si queda del todo justificado, por muy borrachos y frustrados que estén.
Eso sí (y creo que como siempre) Marlon Brando está maravilloso, haciendo esta vez de hombre justo, diría que hombre perfecto; algo meditabundo, pero con un sentido de la justicia, de la honestidad y del bien a prueba de balas, de golpes, de sangre, de salvajismo y de dinero. Sólo con moverse ya capta tu atención; la pantalla le quiere, y él responde a ese cariño enamorando cada plano con su sola presencia, imponente presencia, con sombrero inclinado, pistolas al cinto y expresión firme. Hasta cubierto de sangre y deforme (asombrosa escena, sin duda la mejor... ¡Vaya cuatro en una habitación!), gusta de ver.
Por las interpretaciones y en especial la de Brando, y por la recta final, donde sale del atascamiento en el que está inmersa la mayor parte del tiempo, le he subido un puntito. Incluso el mensaje de denuncia se termina olvidando por los vericuetos que toma la trama. Conclusión: interesante, pero no trascendente.
Y no por ellos, sino por sus personajes. Más que nunca, «La jauría humana» pedía sencillez; esa sencillez de contar sólo lo necesario, sólo lo verdaderamente importante y desprenderse de lo superfluo. Todo el triángulo amoroso entre Jane Fonda, Robert Redford y James Fox bien podía haberse eliminado y, en su lugar, contarnos algo más de la vida del sheriff Calder y las vicisitudes del prófugo Bob para haber llevado ese camino delictivo, a pesar de su falta de maldad; esta dicotomía hubiera sido interesante. Me pregunto si también era necesario retratar con tanto detalle las juergas nocturnas y las amoralidades varias del pueblo convertido en perrera; mejor haberse centrado en los orígenes y detonantes de ese odio hacia el eslabón más débil que va fermentando en una noche de sábado, porque, a decir verdad, no sé si queda del todo justificado, por muy borrachos y frustrados que estén.
Eso sí (y creo que como siempre) Marlon Brando está maravilloso, haciendo esta vez de hombre justo, diría que hombre perfecto; algo meditabundo, pero con un sentido de la justicia, de la honestidad y del bien a prueba de balas, de golpes, de sangre, de salvajismo y de dinero. Sólo con moverse ya capta tu atención; la pantalla le quiere, y él responde a ese cariño enamorando cada plano con su sola presencia, imponente presencia, con sombrero inclinado, pistolas al cinto y expresión firme. Hasta cubierto de sangre y deforme (asombrosa escena, sin duda la mejor... ¡Vaya cuatro en una habitación!), gusta de ver.
Por las interpretaciones y en especial la de Brando, y por la recta final, donde sale del atascamiento en el que está inmersa la mayor parte del tiempo, le he subido un puntito. Incluso el mensaje de denuncia se termina olvidando por los vericuetos que toma la trama. Conclusión: interesante, pero no trascendente.
16 de abril de 2013
16 de abril de 2013
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película que muestra lo peor de la sociedad, la base de la hipocresía humana. Lo hace de un modo que puede llegar a sonar excesivo, incluso en cierto modo esas actitudes de los ciudadanos me recordaron un poco a "El ángel exterminador" (Luis Buñuel, 1962), la diferencia clara está en que Buñuel siempre opta por el surrealismo y todos los excesos en ese tipo de cine tienen más sentido que un drama realista como el de Penn.
Hellman ya había adaptado relatos sobre los prejuicios sociales ("La mentira infame", William Wyler, 1961) y aquí hace un trabajo más que apreciable mostrando a Redford como la piñata del fiestón de la noche del sábado. La película juega a llevar el ritmo in crescendo pero peca por ser demasiado lenta en el comienzo; la introducción de personajes es interminable, incluso algunas historias secundarias tienen menos peso que una pluma, por ejemplo: los cuernos de Duvall. Si tuviera que comparar el ritmo del film dibujaría la gráfica de un logaritmo.
Pese a su falta de emoción al principio, Penn logra compensarnos con una atmósfera asfixiante muy lograda pese a que el film no se sitúa en interiores; la tensión va subiendo y llega al punto de enloquecernos al ver la impotencia de Brando. Fascinantes los 25 minutos finales.
Aunque este parezca un film de hombres, yo destaco la labor femenina defendida por Fonda y Dickinson, me parecen las mejores del reparto. Brando no está nada mal en es rol de sheriff que recuerda bastante a Gary Cooper en "A la hora señalada" (Fred Zinnemann, 1952). También se destaca a Redford que aparece bastante poco para ser el eje de la cuestión, y que además silba lo que no silbó Bogart en "Tener y no tener" (Howard Hawks, 1944). Atención a un desconocido Duvall haciendo el papel de tonto.
Lo mejor: la escena de la golpiza en la comisaría. Y el final, difícil olvidar a la Fonda caminando por la calle.
Lo peor: un muy lento arranque con una introducción de personajes demasiado extensa.
Hellman ya había adaptado relatos sobre los prejuicios sociales ("La mentira infame", William Wyler, 1961) y aquí hace un trabajo más que apreciable mostrando a Redford como la piñata del fiestón de la noche del sábado. La película juega a llevar el ritmo in crescendo pero peca por ser demasiado lenta en el comienzo; la introducción de personajes es interminable, incluso algunas historias secundarias tienen menos peso que una pluma, por ejemplo: los cuernos de Duvall. Si tuviera que comparar el ritmo del film dibujaría la gráfica de un logaritmo.
Pese a su falta de emoción al principio, Penn logra compensarnos con una atmósfera asfixiante muy lograda pese a que el film no se sitúa en interiores; la tensión va subiendo y llega al punto de enloquecernos al ver la impotencia de Brando. Fascinantes los 25 minutos finales.
Aunque este parezca un film de hombres, yo destaco la labor femenina defendida por Fonda y Dickinson, me parecen las mejores del reparto. Brando no está nada mal en es rol de sheriff que recuerda bastante a Gary Cooper en "A la hora señalada" (Fred Zinnemann, 1952). También se destaca a Redford que aparece bastante poco para ser el eje de la cuestión, y que además silba lo que no silbó Bogart en "Tener y no tener" (Howard Hawks, 1944). Atención a un desconocido Duvall haciendo el papel de tonto.
Lo mejor: la escena de la golpiza en la comisaría. Y el final, difícil olvidar a la Fonda caminando por la calle.
Lo peor: un muy lento arranque con una introducción de personajes demasiado extensa.
31 de mayo de 2009
31 de mayo de 2009
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente retrato de un pueblo yanqui con todas sus debilidades y fortalezas. Alcohólicos, chismosos, infieles, violentos, racistas, etc. Se plantean también algunos conflictos padre vs. hijo, marido vs. mujer.
Las mujeres son bastante infieles en esta cinta en general.
Aparentemente el sábado por la noche no duerme nadie. Parece que hay una "Fiebre de sábado por la noche".
Excelente trabajo de Marlon Brando que carga con el peso de la película, representa al hombre justo, algo así como un Elliot Ness.
Él es sometido a diversas presiones tanto de Val Rogers, la madre del prófugo, entre otras.
Algunos diálogos son muy interesantes. Como los que llevan a cabo el sheriff y el casi dueño del pueblo, en el que este último trata de imponer su poder y dinero para lograr sus cometidos.
Redford aporta nombre, su papel es breve en comparación al largo del film. El resto de los actores cumplen correctamente.
En el sector negativo: el film es algo exagerado, y algunas situaciones son poco creíbles.
El final es un algo predecible, aunque aporta unas gotas de sorpresa.
Película ampliamente recomendable para cualquier amante del buen cine.
Las mujeres son bastante infieles en esta cinta en general.
Aparentemente el sábado por la noche no duerme nadie. Parece que hay una "Fiebre de sábado por la noche".
Excelente trabajo de Marlon Brando que carga con el peso de la película, representa al hombre justo, algo así como un Elliot Ness.
Él es sometido a diversas presiones tanto de Val Rogers, la madre del prófugo, entre otras.
Algunos diálogos son muy interesantes. Como los que llevan a cabo el sheriff y el casi dueño del pueblo, en el que este último trata de imponer su poder y dinero para lograr sus cometidos.
Redford aporta nombre, su papel es breve en comparación al largo del film. El resto de los actores cumplen correctamente.
En el sector negativo: el film es algo exagerado, y algunas situaciones son poco creíbles.
El final es un algo predecible, aunque aporta unas gotas de sorpresa.
Película ampliamente recomendable para cualquier amante del buen cine.
19 de diciembre de 2019
19 de diciembre de 2019
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por una vez el título español parece traducir incluso mejor que el original el sentido acusador de este impactante drama al que dota de un magnífico guion la dramaturga antifascista Lillian Hellman. Una historia situada en las entrañas del Texas rural que describe con claridad diáfana cómo van saliendo a flote las mentalidades fascistas de la mediocridad ciudadana conformista que impera en el lugar, ante el hecho puntual de la evasión de la cárcel de un joven vecino de la localidad, más audaz que malvado. Marlon Brando es el sheriff del lugar, el representante del estado, al que Hellman opta por preservar de la mezquindad generalizada, si bien le dota de una impotencia notable. E. G. Marshall es el ricacho y cacique local, al que la guionista concede el poder y la riqueza pero niega la felicidad y el afecto filial. Robert Redford encarna al joven impulsado a la delincuencia por su situación social, cabeza de turco de la imbecilidad de las turbas embrutecidas. Robert Duvall realiza un jugoso papel de hombre sin personalidad, chivato, cobarde y cornudo, que resulta representativo de la comunidad que le ha producido (pregúntense a qué partido votaría este personaje si viviera en nuestra época y nuestro país). Miriam Hopkins es la madre de Redford, odiada por este e incapaz de concebir que el sheriff entienda otro lenguaje que el del soborno, pues eso es lo que la ciudad parece enseñar. A destacar los chispeantes diálogos puestos en boca de Brando cuando reprocha a sus embrutecidos conciudadanos con indirectas. Una película de guion, sin duda, de forma que el mayor mérito de la dirección es sintonizar con él y dejarlo fluir, aunque lo enriquezca poco.
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