De repente en el verano
1959 

7.6
8,119
Drama. Intriga
En la Nueva Orleans de 1937, una rica viuda, la señora Venable, ofrece al doctor Cukrowicz los fondos para crear un hospital a condición de que practique una lobotomía a su sobrina Catherine. La señora Venable se encuentra perturbada por la reciente muerte en Europa de su hijo Sebastian, con quien solía viajar todos los veranos, salvo el último, en el que Sebastian prefirió llevar como acompañante a su prima Catherine. (FILMAFFINITY)
8 de septiembre de 2015
8 de septiembre de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al igual que una de las obras maestras de Hitchcock, nos encontramos que el verdadero protagonistas de esta película, Sebastian, apenas sale una silueta, un traje blanco y una mano que se adentra en una marabunta humana.
Mankiewicz crea una de sus mejores obras con este film lleno de nombres propios que quitan el hipo a cualquier intelectual. No sólo grandes nombres de las letras como Tenesse Williams o Gore Vidal, y el propio Mankiewicz, se dan cita aquí, sino que artísticamente tiene un vestuario, ambientación y una fotografía excelentes. Sin contar el trío protagonista de ensueño y unos secundarios de lujo.
"De repente, el último verano" se tiene que saborear lentamente, sus primeras escenas (al margen del prólogo) son largas, discursivas y algo teatrales, de una densidad que puede descolocar, pero a medida que avanza llegamos a un tercer tramo impecable, de un valor cinematográfico inmenso. Una secuencia narrativamente absorbente. Una elaborada composición de flash-back onírico, con una interpretación soberbia de Elizabeth Taylor. Llena de metáforas y dobles intenciones la escena es casi terrorífica.
Mankiewicz vuelve a repetir una de sus señas de identidad al dar a los personajes secundarios algunas de las mejores frases de la película. En especial me encanta el aparente elogio de Mercedes McCambridge sobre la sofisticación del lenguaje que destilaban su hijo y sus amigos intelectuales a la que su pobre entendimiento no llegaba.
Mankiewicz crea una de sus mejores obras con este film lleno de nombres propios que quitan el hipo a cualquier intelectual. No sólo grandes nombres de las letras como Tenesse Williams o Gore Vidal, y el propio Mankiewicz, se dan cita aquí, sino que artísticamente tiene un vestuario, ambientación y una fotografía excelentes. Sin contar el trío protagonista de ensueño y unos secundarios de lujo.
"De repente, el último verano" se tiene que saborear lentamente, sus primeras escenas (al margen del prólogo) son largas, discursivas y algo teatrales, de una densidad que puede descolocar, pero a medida que avanza llegamos a un tercer tramo impecable, de un valor cinematográfico inmenso. Una secuencia narrativamente absorbente. Una elaborada composición de flash-back onírico, con una interpretación soberbia de Elizabeth Taylor. Llena de metáforas y dobles intenciones la escena es casi terrorífica.
Mankiewicz vuelve a repetir una de sus señas de identidad al dar a los personajes secundarios algunas de las mejores frases de la película. En especial me encanta el aparente elogio de Mercedes McCambridge sobre la sofisticación del lenguaje que destilaban su hijo y sus amigos intelectuales a la que su pobre entendimiento no llegaba.
24 de noviembre de 2021
24 de noviembre de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante uno de esos magníficos melodramas de los años cincuenta, a veces angustiosos y enfermizos, obsesivos otras, cargados de diálogos flagelantes las más. Pero esta vez además hallamos una interesante intriga en todo su nudo narrativo; y donde se dan rodeos para describir de modo encriptado algo visto con naturalidad hoy en día pero tan tabú no hace tanto tiempo como la homosexualidad.
En esta ocasión a través de la maestría de Mankiewicz nos adentramos en unas absorbentes relaciones madre hijo, en un matrimonio pergeñado para cubrir las apariencias, y en la puesta a prueba de la integridad de un Doctor en psiquiatría. Un melodrama con todos los ingredientes pero que a la vez se sale de sus cánones habituales, adelantado a su tiempo, con toques psicodélicos, y profundamente polémico; al menos en su tiempo.
Advierto que puede costar verla pues en ocasiones es algo lenta, pero creo que es una obra fundamental en la carrera del director Joseph L. Mankiewicz, y que interesará a quienes aprecien las películas que sacan los pies del tiesto; y evidentemente es una de las esenciales para cinéfilos.
En esta ocasión a través de la maestría de Mankiewicz nos adentramos en unas absorbentes relaciones madre hijo, en un matrimonio pergeñado para cubrir las apariencias, y en la puesta a prueba de la integridad de un Doctor en psiquiatría. Un melodrama con todos los ingredientes pero que a la vez se sale de sus cánones habituales, adelantado a su tiempo, con toques psicodélicos, y profundamente polémico; al menos en su tiempo.
Advierto que puede costar verla pues en ocasiones es algo lenta, pero creo que es una obra fundamental en la carrera del director Joseph L. Mankiewicz, y que interesará a quienes aprecien las películas que sacan los pies del tiesto; y evidentemente es una de las esenciales para cinéfilos.
18 de junio de 2022
18 de junio de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El último verano pasó y no se dieron cuenta. Ahora todo es negro, carente de sentido, puro dolor. Quedan dos damas desorientadas, que ya lo estaban antes por amar a quién no debían, por amar a un fantasma, a un ser que nunca les perteneció. Ahora les queda el recuerdo de lo que nunca fue.
Poética, tenebrosa y desoladora, es una película surrealista en la que pasamos de una selva en mitad de la urbe a los horrores más brutales en un país lejano. Este es un film de fondo insondable, que camina senderos antes inexplorados y que lo hace con miedo, sabedor de que puede pisar tierra prohibida. Y morir.
Montgomery Cliff parece estar puesto por el ayuntamiento, más su trabajo es semejante al de un acomodador del cine. Él nos lleva de una protagonista a la otra para, así, llegar al meollo del asunto. Un hombre, podríamos decir, inhibido entre dos divas, las más brutales y a la vez distintas de entre todas. Con permiso de la Davis, la Garbo y la Gardner.
Elizabeth Taylor curra como una burra, conocedora de quién es su contrincante, y nos embelesa con semejante vestido negro, semejante cabellera y semejante rostro para el pecado. Mirarla es como mirar la historia, el mundo, la vida. Es algo conocido y a la vez inalcanzable.
Más inalcanzable es Katharine Hepburn. La vencedora del duelo, aún teniendo menor peso. Su saber estar, su porte, su presencia... Impresionante. No dejarías de mirarla ni aunque un elefante encolerizado apareciese en pantalla. Esa madre monstruosa y esa actriz tremebunda.
El fantasma. Posiblemente, el personaje ausente más presente del cine. Envuelve la historia y la hace insoportable. Alguien, intuimos, amante de la vida pero hastiado de sus obligaciones, de sus menudencias, de la letra pequeña. Alguien que no estaba hecho para la vida. O la vida para él.
Mankiewicz, palabras mayores. El director que realizó la mejor película del cine clásico (Eva al desnudo) en unión al dramaturgo americano por antonomasia, uno torturado, hijo del bello y asfixiante sur y que convirtió su dolor en arte. A Tennessee Williams también se le quedaba pequeña la vida. Juntos parieron lo que se llama un drama clásico de proporciones bíblicas.
París, Barcelona y Roma, dice la Taylor, son las ciudades por las que le llevó el fantasma. Las tres ciudades más bellas del mundo, pertenecientes a la vieja Europa. La admirada y la exótica Europa. ¿Quién no querría pasar su último verano en la costa mediterránea? ¿Quién no lo querría aunque eso supusiese…*
Poética, tenebrosa y desoladora, es una película surrealista en la que pasamos de una selva en mitad de la urbe a los horrores más brutales en un país lejano. Este es un film de fondo insondable, que camina senderos antes inexplorados y que lo hace con miedo, sabedor de que puede pisar tierra prohibida. Y morir.
Montgomery Cliff parece estar puesto por el ayuntamiento, más su trabajo es semejante al de un acomodador del cine. Él nos lleva de una protagonista a la otra para, así, llegar al meollo del asunto. Un hombre, podríamos decir, inhibido entre dos divas, las más brutales y a la vez distintas de entre todas. Con permiso de la Davis, la Garbo y la Gardner.
Elizabeth Taylor curra como una burra, conocedora de quién es su contrincante, y nos embelesa con semejante vestido negro, semejante cabellera y semejante rostro para el pecado. Mirarla es como mirar la historia, el mundo, la vida. Es algo conocido y a la vez inalcanzable.
Más inalcanzable es Katharine Hepburn. La vencedora del duelo, aún teniendo menor peso. Su saber estar, su porte, su presencia... Impresionante. No dejarías de mirarla ni aunque un elefante encolerizado apareciese en pantalla. Esa madre monstruosa y esa actriz tremebunda.
El fantasma. Posiblemente, el personaje ausente más presente del cine. Envuelve la historia y la hace insoportable. Alguien, intuimos, amante de la vida pero hastiado de sus obligaciones, de sus menudencias, de la letra pequeña. Alguien que no estaba hecho para la vida. O la vida para él.
Mankiewicz, palabras mayores. El director que realizó la mejor película del cine clásico (Eva al desnudo) en unión al dramaturgo americano por antonomasia, uno torturado, hijo del bello y asfixiante sur y que convirtió su dolor en arte. A Tennessee Williams también se le quedaba pequeña la vida. Juntos parieron lo que se llama un drama clásico de proporciones bíblicas.
París, Barcelona y Roma, dice la Taylor, son las ciudades por las que le llevó el fantasma. Las tres ciudades más bellas del mundo, pertenecientes a la vieja Europa. La admirada y la exótica Europa. ¿Quién no querría pasar su último verano en la costa mediterránea? ¿Quién no lo querría aunque eso supusiese…*
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
*morir devorado por sus miserables habitantes? ¿Cuál es la alternativa? ¿Seguir viviendo enjaulado? ¿Engañándose a sí mismo? ¿Dominado por esa madre? ¿Hastiado por este mundo ridículo y banal?
No, mejor la muerte.
No, mejor la muerte.
7 de febrero de 2023
7 de febrero de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
He visto... De Repente, El Último Verano...
https://www.filmaffinity.com/es/film153583.html
Un 7. Siete que se me queda corto en algunos aspectos, pero que me parece generoso en otros.
El caso es que esperaba, por el título, una película romántica. Y, para nada. Me he encontrado con una especie de Thriller psicológico, generado en base a un tabú, por el que una señora rica está dispuesta a forzar que le hagan una lobotomía a su sobrina.
La película es de 1959, pero el relato está ambientado en 1936. Así que, había suficientes diferencias para tratar el tema. Pero resulta que el tabú hoy en día está bastante superado respecto a ambos años citados. De este modo, la reacción, con ojos de hoy, resulta excesivamente exagerada, al punto de que el clima de misterio, que es lo que sustenta el relato, resulta absurdo.
No obstante, las interpretaciones son muy buenas. Aunque tienen toques de teatralidad, ello no desvirtúa lo que transmiten. Además, hasta van en consonancia con el guion, que es de Tennessee Williams y Gore Vidal.
Liz Taylor está genial. No sólo interpreta muy bien, sino que está en plenitud. Para mi, es la actriz con la cara más bonita del mundo mundial, y desde corta edad ya estaba enamorado de ella. Y está acompañada por una Katharine Hepburn, que borda su papel.
Con todo, el guion añade algunas cosas que hoy resultan ridículas, pero situándola en época, creo que se le puede perdonar.
Yo no había visto esta película, y aunque yo le dé sólo un siete, no me sorprendería que en su día fuese un éxito. No sólo por las interpretaciones, sino también por el tema tratado.
No era el tipo de película que buscaba, pero ha estado muy bien verla, y volver a disfrutar de semejante par de actrices, acompañadas de un muy correcto Montgomery Clift.
https://www.filmaffinity.com/es/film153583.html
Un 7. Siete que se me queda corto en algunos aspectos, pero que me parece generoso en otros.
El caso es que esperaba, por el título, una película romántica. Y, para nada. Me he encontrado con una especie de Thriller psicológico, generado en base a un tabú, por el que una señora rica está dispuesta a forzar que le hagan una lobotomía a su sobrina.
La película es de 1959, pero el relato está ambientado en 1936. Así que, había suficientes diferencias para tratar el tema. Pero resulta que el tabú hoy en día está bastante superado respecto a ambos años citados. De este modo, la reacción, con ojos de hoy, resulta excesivamente exagerada, al punto de que el clima de misterio, que es lo que sustenta el relato, resulta absurdo.
No obstante, las interpretaciones son muy buenas. Aunque tienen toques de teatralidad, ello no desvirtúa lo que transmiten. Además, hasta van en consonancia con el guion, que es de Tennessee Williams y Gore Vidal.
Liz Taylor está genial. No sólo interpreta muy bien, sino que está en plenitud. Para mi, es la actriz con la cara más bonita del mundo mundial, y desde corta edad ya estaba enamorado de ella. Y está acompañada por una Katharine Hepburn, que borda su papel.
Con todo, el guion añade algunas cosas que hoy resultan ridículas, pero situándola en época, creo que se le puede perdonar.
Yo no había visto esta película, y aunque yo le dé sólo un siete, no me sorprendería que en su día fuese un éxito. No sólo por las interpretaciones, sino también por el tema tratado.
No era el tipo de película que buscaba, pero ha estado muy bien verla, y volver a disfrutar de semejante par de actrices, acompañadas de un muy correcto Montgomery Clift.
25 de julio de 2023
25 de julio de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo no sé mucho sobre lo bizantino. La diosa de la máquina. La dama. Escombros. Serena desesperación. Vampiros. El poeta. Familias atroces. Lobotomía (Locomía). El reclamo. El cebo. La carnaza. De la mañana a la noche a la playa.
Madres brujas (La gata sobre el tejado de zinc caliente). Viridiana-Alguien voló sobre el nido del cuco. La leyenda épica, las hazañas del yo de Lacan, o la verdad tal cual (el fondo de un pozo sin fondo), Panero. Pasolini. Quién puede matar a un niño. A pleno sol. El señor de las moscas. Sacrificios humanos. El perfume. Qué mirada ira arroja escupe protestante norteamericana sobre el pavoroso pesadillesco sur católico mediterráneo, úlcera sangrante supurante, eccema, lepra. Ulrich Seidel. Paraíso: Amor. Monty y Elisabeth bailan el son sabrosón, él se retuerce padece, ella se pavonea gélida. Loca como en un tranvía llamado deseo.
La primera media hora es asombrosa, sobredosis de inteligencia y belleza, enrarecida naturaleza, de ideas y palabras, magma, de imágenes y metáforas, después se envuelve la obra en el seguro ropaje del melodrama histérico gore bruto conspicuo promiscuo y ahí pierde algún punto, de hecho, se mantiene la tensión, el tira y afloja, todo el rato entre la fuerza huracanada del texto poético y el artificio narrativo que le da forma y sustento, cama y alimento, cobijo, guarida, posible al por mayor o mejor postor popular premiada venta, lubricante, analgésico, la cual es mucho más tópica maniquea envarada (en el peor sentido, se le ven las bielas y los goznes chirrían, crujen las tuercas, los tornillos agonizan crepitan) y obvia psicoanalítica chunga impostada que el simple inspirado decir recitar rimado rimbombante relamido.
Se puede ver o abordar desde muchos puntos de vista o ámbitos, por ejemplo:
- El mundo es atroz, como la escena que recordaba Robert Shaw en Tiburón cuando los marineros hundidos eran devorados por los hermanos/hijos del que da el título a esa película, una puta voraz carnicería, un baño de sangre terrible.
- Dios es un ominoso vacío, esa crueldad infinita que le suplanta o toma su nombre, de crímenes el primer maestro.
- La homosexualidad es una culpa que al final se acaba pagando, cuesta, la naturaleza soliviantada se venga, ajusta las cuentas.
- La homosexualidad como un sacrificio crístico, de los nombres de cristo, su cuerpo ofrendado, pan y vino, canibalizado, ritualizado, litúrgico, bendito, santificado, pagano, redimido, purificado, llamado caballo.
- No era un hombre (hambriento de rubios, cielo, harto de morenos, infierno), era una vocación, obra abierta en marcha, en construcción, lienzo en blanco, tabula rasa, nada.
- La familia como el horror, lugar socavón de máxima depravación/putrefacción, el amor como algo pringoso abyecto, veneno meloso, viscoso, turbio, alcantarillado, sumidero.
- Dos tipos de mujeres, la santa (la mujer soltera y deseable, yerma, fuera de la norma, sexual, libre, sincera) y la puta (la madre, el monstruo, la bestia, la reprimida, insatisfecha, orquídea, flor de invernadero, la gran manipuladora, la castradora, la peligrosa).
- Odio de clase, de raza, de mundo, de vida, envidia; lo animal contra la cultura, las letras, la civilización decadente, lánguida, exangüe extrañeza; la naturaleza pajarera, matadero, versus la sutil delicadeza corrupta; lo eterno y lo pasajero, la religión y el hombre, lo viejo y lo nuevo, el ciclo que se renueva y repite; el cazador cazado, le da alcance, dama carnívora comida, los perros se meriendan al jefe, holocausto caníbal, dos seres humanos quedan para tragarse vivos, una historia de amor; pasión y modales, educación y hambre, buen gusto y barbarie.
- Las pasiones humanas, el dinero que emponzoña/destroza todo, el afán de conocimiento como el destilado de lo mejor/peor, el deseo, la carne, estamos malditos, callejón sin salida, sexomuerte.
- Edipo/Medea/Antígona.
- Dos tipos de locura, tres (la innombrable de los pobres, nadie que les ladre, también), la que ve la verdad y no la puede soportar, pero la añora quiere, en shock entra, negación, y la que la sabe/teme y la quiere tapar, no le gusta, le desmonta, trampantojo, la huida.
- Los médicos pueden ser el mal absoluto o el bien redondo globo, matar o sanar, no son, por lo tanto, nada, cero infinito, un rumor siniestro.
- Viva Freud y toda la mandanga, sus hijos, bastardos y nietos, la tropa, el séquito, las huestes, la legión invencible.
- Expresionismo lírico con alma de portera o bolero.
Madres brujas (La gata sobre el tejado de zinc caliente). Viridiana-Alguien voló sobre el nido del cuco. La leyenda épica, las hazañas del yo de Lacan, o la verdad tal cual (el fondo de un pozo sin fondo), Panero. Pasolini. Quién puede matar a un niño. A pleno sol. El señor de las moscas. Sacrificios humanos. El perfume. Qué mirada ira arroja escupe protestante norteamericana sobre el pavoroso pesadillesco sur católico mediterráneo, úlcera sangrante supurante, eccema, lepra. Ulrich Seidel. Paraíso: Amor. Monty y Elisabeth bailan el son sabrosón, él se retuerce padece, ella se pavonea gélida. Loca como en un tranvía llamado deseo.
La primera media hora es asombrosa, sobredosis de inteligencia y belleza, enrarecida naturaleza, de ideas y palabras, magma, de imágenes y metáforas, después se envuelve la obra en el seguro ropaje del melodrama histérico gore bruto conspicuo promiscuo y ahí pierde algún punto, de hecho, se mantiene la tensión, el tira y afloja, todo el rato entre la fuerza huracanada del texto poético y el artificio narrativo que le da forma y sustento, cama y alimento, cobijo, guarida, posible al por mayor o mejor postor popular premiada venta, lubricante, analgésico, la cual es mucho más tópica maniquea envarada (en el peor sentido, se le ven las bielas y los goznes chirrían, crujen las tuercas, los tornillos agonizan crepitan) y obvia psicoanalítica chunga impostada que el simple inspirado decir recitar rimado rimbombante relamido.
Se puede ver o abordar desde muchos puntos de vista o ámbitos, por ejemplo:
- El mundo es atroz, como la escena que recordaba Robert Shaw en Tiburón cuando los marineros hundidos eran devorados por los hermanos/hijos del que da el título a esa película, una puta voraz carnicería, un baño de sangre terrible.
- Dios es un ominoso vacío, esa crueldad infinita que le suplanta o toma su nombre, de crímenes el primer maestro.
- La homosexualidad es una culpa que al final se acaba pagando, cuesta, la naturaleza soliviantada se venga, ajusta las cuentas.
- La homosexualidad como un sacrificio crístico, de los nombres de cristo, su cuerpo ofrendado, pan y vino, canibalizado, ritualizado, litúrgico, bendito, santificado, pagano, redimido, purificado, llamado caballo.
- No era un hombre (hambriento de rubios, cielo, harto de morenos, infierno), era una vocación, obra abierta en marcha, en construcción, lienzo en blanco, tabula rasa, nada.
- La familia como el horror, lugar socavón de máxima depravación/putrefacción, el amor como algo pringoso abyecto, veneno meloso, viscoso, turbio, alcantarillado, sumidero.
- Dos tipos de mujeres, la santa (la mujer soltera y deseable, yerma, fuera de la norma, sexual, libre, sincera) y la puta (la madre, el monstruo, la bestia, la reprimida, insatisfecha, orquídea, flor de invernadero, la gran manipuladora, la castradora, la peligrosa).
- Odio de clase, de raza, de mundo, de vida, envidia; lo animal contra la cultura, las letras, la civilización decadente, lánguida, exangüe extrañeza; la naturaleza pajarera, matadero, versus la sutil delicadeza corrupta; lo eterno y lo pasajero, la religión y el hombre, lo viejo y lo nuevo, el ciclo que se renueva y repite; el cazador cazado, le da alcance, dama carnívora comida, los perros se meriendan al jefe, holocausto caníbal, dos seres humanos quedan para tragarse vivos, una historia de amor; pasión y modales, educación y hambre, buen gusto y barbarie.
- Las pasiones humanas, el dinero que emponzoña/destroza todo, el afán de conocimiento como el destilado de lo mejor/peor, el deseo, la carne, estamos malditos, callejón sin salida, sexomuerte.
- Edipo/Medea/Antígona.
- Dos tipos de locura, tres (la innombrable de los pobres, nadie que les ladre, también), la que ve la verdad y no la puede soportar, pero la añora quiere, en shock entra, negación, y la que la sabe/teme y la quiere tapar, no le gusta, le desmonta, trampantojo, la huida.
- Los médicos pueden ser el mal absoluto o el bien redondo globo, matar o sanar, no son, por lo tanto, nada, cero infinito, un rumor siniestro.
- Viva Freud y toda la mandanga, sus hijos, bastardos y nietos, la tropa, el séquito, las huestes, la legión invencible.
- Expresionismo lírico con alma de portera o bolero.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Se equivoca Mankiewicz en el cierre al no mantener la apuesta de la pura palabra creadora analítica clínica literaria, al decidir ilustrar lo dicho, craso error, pecado de cobardía, más miedo que templanza, gana tal vez en cierto sentido, en la crudeza bestia y el espanto sin miramientos, pierde en todo lo demás, en la ambigüedad, la imaginación, lo implícito, lo sugerido, retorcido, evocado.
Los actores bien aunque es cierto que nada más verla a ella, la santa en apuros injustamente condenada por un pecado imaginario que no había cometido, la pureza (tanto la particular como la universal) violentada, ultrajada, te asoma asalta la risa escéptica cachonda, ja, esto no es serio, sigamos con la broma, la fiesta, no está loca ni encerrada, ella es el centro de todo, la película solo apenas la rodea cerca o intuye, la sueña, la tienta, la añora, la imagina, luz, da, bomba.
Ampulosa, elevada, pretenciosa, grotesca, sublime, ridícula. Gótico pantanoso, la llamada de la selva, la sangre de un poeta, la gran jodienda.
Los actores bien aunque es cierto que nada más verla a ella, la santa en apuros injustamente condenada por un pecado imaginario que no había cometido, la pureza (tanto la particular como la universal) violentada, ultrajada, te asoma asalta la risa escéptica cachonda, ja, esto no es serio, sigamos con la broma, la fiesta, no está loca ni encerrada, ella es el centro de todo, la película solo apenas la rodea cerca o intuye, la sueña, la tienta, la añora, la imagina, luz, da, bomba.
Ampulosa, elevada, pretenciosa, grotesca, sublime, ridícula. Gótico pantanoso, la llamada de la selva, la sangre de un poeta, la gran jodienda.
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