¿Quién le teme a Virginia Woolf?
Drama
George y Martha son un matrimonio que se profesa un odio salvaje. Ambos tienen personalidades autodestructivas, conocen perfectamente las debilidades del otro y saben cómo exasperarlo. George es un profesor de historia alcohólico. Martha, la hija del director de la universidad donde George da clases, es una mujer frustrada y vulnerable. Un sábado por la noche, después de una fiesta, invitan a su casa a un nuevo profesor y a su esposa. ... [+]
26 de enero de 2015
26 de enero de 2015
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dos personajes que se hacen daño con el único fin de sentirse vivos... Pues ambos se mueven en un relato donde la muerte se huele por todos lados. El intercambio de papeles quijotesco entre verdugo y villano es constante, haciendo levitar al espectador en un ambiente irreal, que oculta una realidad lo suficientemente oscura como para mantenerla oculta entre puñaladas traperas y besos esquizóides.
La actuación de Taylor y Burton es antológica, haciéndonos partícipes de un "juego conyugal" cuya tragicomedia, es un "jeu de miroir" donde se reflejan/desvelan las miserias de otras, (Sandy Dennis y George Segal) y hasta el mismo espectador puede sentirse herido por la realidad y crudeza idiomática que se gasta el dúo diabólico.
Elizabeth Taylor consigue en el tramo final representar "al piano en un mundo donde todo el mundo tiene las manos amputadas" con una estampa para la eternidad insólita tras horas de infatigable batalla marital.
La actuación de Taylor y Burton es antológica, haciéndonos partícipes de un "juego conyugal" cuya tragicomedia, es un "jeu de miroir" donde se reflejan/desvelan las miserias de otras, (Sandy Dennis y George Segal) y hasta el mismo espectador puede sentirse herido por la realidad y crudeza idiomática que se gasta el dúo diabólico.
Elizabeth Taylor consigue en el tramo final representar "al piano en un mundo donde todo el mundo tiene las manos amputadas" con una estampa para la eternidad insólita tras horas de infatigable batalla marital.
6 de mayo de 2025
6 de mayo de 2025
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El realizador Mike Nichols, quien abandonó este mundo hace ya una década, debutó en el mundo del cine entrando de pie teniendo a dos leyendas de la interpretación como fueron Elizabeth Taylor y Richard Burton, quienes también tuvieron una vida amorosa de aquella manera que se trasladó a una película para la TV, como un matrimonio donde están a nada de sacarse los ojos y acompañados por otro matrimonio a quienes dan vida George Segal y Sandy Dennis, los cuales también tienen su propia mierda encubierta.
13 nominaciones a los Oscar se llevó este debut de Nichols y se llevó cinco (Mejor actriz principal para Elizabeth Taylor, Mejor Actriz de reparto para Sandy Dennis, Mejor Fotografía en blanco y negro, Mejor Dirección artística en blanco y negro y Mejor vestuario en blanco y negro) y también obtuvo otras nominaciones y reconocimientos como 7 nominaciones a los Globos de Oro o 2 BAFTA, entre otros. Tengo que decir que con toda la razón del mundo, pues estamos ante un filme tan duro como maravilloso.
El matrimonio de George y Martha queda claro que no es ni mucho menos el matrimonio perfecto en los primeros minutos del comienzo. Solamente con verla a ella ebria y sin tener ganas de acabar la fiesta ante la indiferencia de él ya es toda una declaración de intenciones. La noche no hace sino más que 'mejorar' desde la entrada del otro matrimonio, unos jóvenes Nick y Honey, quienes se ven irremediablemente arrastrados a la espiral de autodestrucción de los inquilinos de la casa.
No me extraña repasando sus reconocimientos que los cuatro actores estuviesen nominados y ellas ganasen su respectivo Oscar. Sin ir más lejos, la Taylor realiza una interpretación descomunal como la atormentada y puñetera esposa con ataques de locura. Entono el mea culpa porque esta es solamente la segunda película que veo de su filmografía tras 'Los Picapiedra', pero creo que viendo más trabajos suyos, seguramente pensaría que este sigue siendo de sus mejores papeles.
Las otras tres patas del banco realizan, a su vez, trabajos interpretativos notables. Cada uno con su carga y sus demonios a sus espaldas, aunque ninguno de ellos está eclipsado ante el resto. La dirección de Nichols es extraordinaria; bien es verdad que venía de la dirección del teatro y no empezó con una mano detrás y otra delante, pero es un debut estratosférico para un director de cine.
En el resto de apartados, creo que ya hablan las nominaciones y premios por mí. Solo tengo que decir que cualquier crédito que les dieran fue merecido, destacando la melancólica banda sonora de Alex North. Y tiene mérito cuando la mayoría del metraje sucede en un mismo lugar, que es la casa de George y Martha.
'¿Quién teme a Virginia Woolf?' No es una cinta que te deje un buen cuerpo por lo que se ve en pantalla, que es como ver a una pareja en constante guerra y otra arrastrado por su efecto gravitatorio. A pesar de todo, sí que es una cinta en la que todos los elementos lucen de notable alto y, por ello, merece todos los halagos, aún con la historia que cuentan.
13 nominaciones a los Oscar se llevó este debut de Nichols y se llevó cinco (Mejor actriz principal para Elizabeth Taylor, Mejor Actriz de reparto para Sandy Dennis, Mejor Fotografía en blanco y negro, Mejor Dirección artística en blanco y negro y Mejor vestuario en blanco y negro) y también obtuvo otras nominaciones y reconocimientos como 7 nominaciones a los Globos de Oro o 2 BAFTA, entre otros. Tengo que decir que con toda la razón del mundo, pues estamos ante un filme tan duro como maravilloso.
El matrimonio de George y Martha queda claro que no es ni mucho menos el matrimonio perfecto en los primeros minutos del comienzo. Solamente con verla a ella ebria y sin tener ganas de acabar la fiesta ante la indiferencia de él ya es toda una declaración de intenciones. La noche no hace sino más que 'mejorar' desde la entrada del otro matrimonio, unos jóvenes Nick y Honey, quienes se ven irremediablemente arrastrados a la espiral de autodestrucción de los inquilinos de la casa.
No me extraña repasando sus reconocimientos que los cuatro actores estuviesen nominados y ellas ganasen su respectivo Oscar. Sin ir más lejos, la Taylor realiza una interpretación descomunal como la atormentada y puñetera esposa con ataques de locura. Entono el mea culpa porque esta es solamente la segunda película que veo de su filmografía tras 'Los Picapiedra', pero creo que viendo más trabajos suyos, seguramente pensaría que este sigue siendo de sus mejores papeles.
Las otras tres patas del banco realizan, a su vez, trabajos interpretativos notables. Cada uno con su carga y sus demonios a sus espaldas, aunque ninguno de ellos está eclipsado ante el resto. La dirección de Nichols es extraordinaria; bien es verdad que venía de la dirección del teatro y no empezó con una mano detrás y otra delante, pero es un debut estratosférico para un director de cine.
En el resto de apartados, creo que ya hablan las nominaciones y premios por mí. Solo tengo que decir que cualquier crédito que les dieran fue merecido, destacando la melancólica banda sonora de Alex North. Y tiene mérito cuando la mayoría del metraje sucede en un mismo lugar, que es la casa de George y Martha.
'¿Quién teme a Virginia Woolf?' No es una cinta que te deje un buen cuerpo por lo que se ve en pantalla, que es como ver a una pareja en constante guerra y otra arrastrado por su efecto gravitatorio. A pesar de todo, sí que es una cinta en la que todos los elementos lucen de notable alto y, por ello, merece todos los halagos, aún con la historia que cuentan.
6 de agosto de 2019
6 de agosto de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una muy buena adaptación al cine de la obra de teatro con una casa que parece real. Una relación toxica donde las haya en la que una pareja que se quiere, pero que compite todo el tiempo, llevan hasta el extremo su rencor y su odio mutuo, jugando a hacerse daño. Todo esto lo hacen mientras beben alcohol y llevan el juego hasta el limite mas autodestructivo que la cordura puede soportar. La bebida en una relación tormentosa ejerce un efecto parecido a echar gasolina a un incendio.
Ademas en su perversa manera de amarse, involucran a otra pareja con el único fin de traspasarles su amargor y su infelicidad.
Richard Burton y Elizabeth Taylor hacen dos grandiosas interpretaciones, ella quizás la mejor de su carrera. Llegaron a trabajar en una docena de películas juntos y estuvieron casados dos veces, la química entre ellos era innegable.
Ademas en su perversa manera de amarse, involucran a otra pareja con el único fin de traspasarles su amargor y su infelicidad.
Richard Burton y Elizabeth Taylor hacen dos grandiosas interpretaciones, ella quizás la mejor de su carrera. Llegaron a trabajar en una docena de películas juntos y estuvieron casados dos veces, la química entre ellos era innegable.
10 de noviembre de 2023
10 de noviembre de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película magistralmente dirigida por Mike Nichols basada en la obra de teatro homónima de Edward Albee.
Narra la tensa y destructiva relación de un matrimonio formado por George (Richard Burton) y Martha (Elizabeth Taylor), que invitan a su casa a una joven pareja, Nick (George Segal) y Honey (Sandy Dennis), y los involucran en sus juegos psicológicos y sus revelaciones íntimas.
La película es considerada como una de las mejores adaptaciones cinematográficas de una obra teatral, y destaca por las excelentes interpretaciones de sus cuatro actores principales, que fueron nominados al Oscar en sus respectivas categorías. Elizabeth Taylor ganó el Oscar a la mejor actriz y Sandy Dennis el de mejor actriz de reparto. La película también recibió el Oscar a la mejor fotografía en blanco y negro (Askell Wexler), la mejor dirección artística y el mejor vestuario.
Película muy elogiada por la crítica por su honestidad, su intensidad y su humor negro, así como por su exploración de temas como el matrimonio, la infidelidad, el engaño, el alcoholismo, la frustración y la identidad.
También causó controversia por su lenguaje y su contenido, que eran considerados muy atrevidos para la época. La película fue calificada como X en el Reino Unido y tuvo que ser modificada para evitar la censura en Estados Unidos.
Obra que no deja indiferente a nadie, y que ofrece un retrato crudo y despiadado de la naturaleza humana y de las relaciones de pareja. Invita a la reflexión y al debate, y demuestra el talento de sus creadores y de sus intérpretes. Es una película que merece ser vista y recordada.
Narra la tensa y destructiva relación de un matrimonio formado por George (Richard Burton) y Martha (Elizabeth Taylor), que invitan a su casa a una joven pareja, Nick (George Segal) y Honey (Sandy Dennis), y los involucran en sus juegos psicológicos y sus revelaciones íntimas.
La película es considerada como una de las mejores adaptaciones cinematográficas de una obra teatral, y destaca por las excelentes interpretaciones de sus cuatro actores principales, que fueron nominados al Oscar en sus respectivas categorías. Elizabeth Taylor ganó el Oscar a la mejor actriz y Sandy Dennis el de mejor actriz de reparto. La película también recibió el Oscar a la mejor fotografía en blanco y negro (Askell Wexler), la mejor dirección artística y el mejor vestuario.
Película muy elogiada por la crítica por su honestidad, su intensidad y su humor negro, así como por su exploración de temas como el matrimonio, la infidelidad, el engaño, el alcoholismo, la frustración y la identidad.
También causó controversia por su lenguaje y su contenido, que eran considerados muy atrevidos para la época. La película fue calificada como X en el Reino Unido y tuvo que ser modificada para evitar la censura en Estados Unidos.
Obra que no deja indiferente a nadie, y que ofrece un retrato crudo y despiadado de la naturaleza humana y de las relaciones de pareja. Invita a la reflexión y al debate, y demuestra el talento de sus creadores y de sus intérpretes. Es una película que merece ser vista y recordada.
22 de enero de 2024
22 de enero de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mike Nichols es uno de los cineastas más importantes de mi vida. Alguien que se presenta al mundo en 1966 con una ópera prima de la dimensión de “¿Quién teme a Virginia Woolf?” no es de este mundo. Si al año siguiente estrenas “El graduado”, es que has cambiado las reglas del juego para siempre y has abierto de una patada la puerta al Nuevo Hollywood de la década de los 70, la mejor de la historia. Todas las miserias del ser humano en general y del matrimonio en particular se desparraman ante nuestros ojos en esta obra maestra, un alegato contra las sustancias nocivas que las instituciones matrimonial y familiar inoculan en el ser humano de una fuerza agresiva jamás vista antes. Y todo ello rodado con unos alardes visuales antológicos que marcaron a toda una generación de cineastas. Una de las grandes cumbres del Séptimo Arte.
Elizabeth Taylor y Richard Burton interpretan, en un ejercicio instrospectivo que daría para muchas páginas de análisis porque entonces estaban casados, a un matrimonio que ha llegado a ese punto al que convergen la mayoría de ellos en el que se odian mutuamente y desprecian de forma superlativa. Lo suyo es un campo de batalla continuo y más cuando el alcohol los desinhibe. Tras una fiesta en casa del padre de ella, Decano de una prestigiosa universidad norteamericana donde ambos cónyuges dan clase, vuelven a casa bastante borrachos, escupiéndose todo el odio acumulado en tantos años de matrimonio y a la espera de que aparezca otro matrimonio joven, él docente recién llegado, al que han invitado a tomar “la última copa”. La representación de todo lo que guardan dentro está por comenzar, sobre todo esa noche alcoholizada y con público.
Pero, por si el argumento no fuera suficiente, la puesta en escena de Mike Nichols aún logra incomodar y violentar más al espectador a través de unos movimientos de cámara inauditos, unos encuadres modernamente rupturistas y algunos planos holandeses que entiendo entre los mejores que haya dado el cine.
Al tratarse de la adaptación de una obra teatral de Edward Albee, además de los alardes de caligrafía visual de un genio como Mike Nichols, son las interpretaciones las estrellas de la función y, sin duda, pocas veces en la historia del cine a la altura que se paladea en este film: el poder autodestructivo de Elizabeth Taylor (Oscar a la Mejor Actriz por esta película) y Richard Burton interpretando al matrimonio protagonista es inabarcable (cuánto de real y cuánto de interpretación habría en todo ello, no puedo dejar de preguntarme mientras que la veo), pero aguantan el tipo la pareja que interpreta al otro matrimonio joven que viene de visita, tanto George Segal como, sobre todo, la gran Sandy Dennis (Oscar a la Mejor Actriz Secundaria por esta cinta), una de las mejores actrices secundarias que haya dado el cine y que siempre logra dejarme anonadado. El momento del film en el que su personaje grita: “¡Eso, sí, violencia, violencia!” hiela la sangre.
129 minutos de denso texto dramático que se escurre entre los dedos mientras nos revolcamos en la pocilga de la esencia humana ante unos personajes que son todos ellos repugnantes, mostrando la parte más sórdida y vomitiva de lo que somos y cómo lo somos.
Merece comentario aparte la dirección de fotografía de Haskell Wexler (Oscar merecidísimo) en un blanco y negro que me resulta uno de los más bellos que he visto en toda mi vida proyectado en una pantalla. Así como la siempre oportuna partitura musical de Alex North con un tema principal interpretado con guitarra absolutamente maravilloso.
Elizabeth Taylor y Richard Burton interpretan, en un ejercicio instrospectivo que daría para muchas páginas de análisis porque entonces estaban casados, a un matrimonio que ha llegado a ese punto al que convergen la mayoría de ellos en el que se odian mutuamente y desprecian de forma superlativa. Lo suyo es un campo de batalla continuo y más cuando el alcohol los desinhibe. Tras una fiesta en casa del padre de ella, Decano de una prestigiosa universidad norteamericana donde ambos cónyuges dan clase, vuelven a casa bastante borrachos, escupiéndose todo el odio acumulado en tantos años de matrimonio y a la espera de que aparezca otro matrimonio joven, él docente recién llegado, al que han invitado a tomar “la última copa”. La representación de todo lo que guardan dentro está por comenzar, sobre todo esa noche alcoholizada y con público.
Pero, por si el argumento no fuera suficiente, la puesta en escena de Mike Nichols aún logra incomodar y violentar más al espectador a través de unos movimientos de cámara inauditos, unos encuadres modernamente rupturistas y algunos planos holandeses que entiendo entre los mejores que haya dado el cine.
Al tratarse de la adaptación de una obra teatral de Edward Albee, además de los alardes de caligrafía visual de un genio como Mike Nichols, son las interpretaciones las estrellas de la función y, sin duda, pocas veces en la historia del cine a la altura que se paladea en este film: el poder autodestructivo de Elizabeth Taylor (Oscar a la Mejor Actriz por esta película) y Richard Burton interpretando al matrimonio protagonista es inabarcable (cuánto de real y cuánto de interpretación habría en todo ello, no puedo dejar de preguntarme mientras que la veo), pero aguantan el tipo la pareja que interpreta al otro matrimonio joven que viene de visita, tanto George Segal como, sobre todo, la gran Sandy Dennis (Oscar a la Mejor Actriz Secundaria por esta cinta), una de las mejores actrices secundarias que haya dado el cine y que siempre logra dejarme anonadado. El momento del film en el que su personaje grita: “¡Eso, sí, violencia, violencia!” hiela la sangre.
129 minutos de denso texto dramático que se escurre entre los dedos mientras nos revolcamos en la pocilga de la esencia humana ante unos personajes que son todos ellos repugnantes, mostrando la parte más sórdida y vomitiva de lo que somos y cómo lo somos.
Merece comentario aparte la dirección de fotografía de Haskell Wexler (Oscar merecidísimo) en un blanco y negro que me resulta uno de los más bellos que he visto en toda mi vida proyectado en una pantalla. Así como la siempre oportuna partitura musical de Alex North con un tema principal interpretado con guitarra absolutamente maravilloso.
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