No
7.1
8,298
Drama
René Saavedra (Gael García Bernal) es un ejecutivo de publicidad que regresa a Chile tras su exilio en México y diseña una brillante y optimista campaña que propugna el "No" al plebiscito chileno de 1988. Su objetivo es poner fin a la dictadura militar y derrocar a Augusto Pinochet, con una estrategia de márketing no basada en el enfrentamiento y la denuncia del régimen sino en la esperanza de un futuro mejor. (FILMAFFINITY)
28 de marzo de 2013
28 de marzo de 2013
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El año 1988 marcó el final del período más negro en la historia de Chile: la dictadura de Augusto Pinochet. "No" narra con precisión la habilidosa jugada publicitaria llevada a cabo por la oposición chilena para ganar el plebiscito convocado por un gobierno en jaque ante las múltiples presiones de la comunidad internacional. Pablo Larraín aborda el film mediante una realización cercana al documental que procura el naturalismo en cada plano y deja entrever un exhaustivo trabajo de documentación. El acierto de "No" reside en afrontar desde una perspectiva poco convencional un conflicto oscuro y atroz, sorprendiendo a un espectador que espera desde el primer instante una feroz diatriba contra el régimen. Canaliza la trama René Saavedra, personaje interpretado por Gael García Bernal, publicista a cargo de la campaña y artífice del triunfo posterior. Saavedra huye ya en el inicio del extremismo y elabora una campaña que omite deliberadamente las brutalidades cometidas por el dictador. Su intención es apelar a un sentimiento enérgico y entusiasta, alejado de la nostalgia, la solemnidad y el horror. Saavedra, pragmático y visionario, no anhela venganza sino esperanza. Su planteamiento, en origen, resulta muy naif, pero a medida que avanza el metraje vamos intuyendo que quizá no existía una alternativa mejor. Las imágenes de archivo ofrecen al espectador la garantía de empatizar con lo que se está contando y la ambiguedad de algunos personajes dota a la película de una innegable honestidad. Son los diálogos, sin embargo, el apartado en el que "No" proyecta mayor verosimilitud. Cuando acaba el relato, uno sale del cine con el antojo de saber más acerca de esa convulsa etapa.
2 de abril de 2013
2 de abril de 2013
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Había dejado pasar tiempo sin ver esta película de Pablo Larraín, basada en un texto teatral inédito de Antonio Skármeta y con el toque de Pedro Peirano, nominada al Oscar 2013 como Mejor Película Extranjera. Una nominación que al margen de las posibilidades que tuvo de ganar es un reconocimiento al crecimiento, diversidad y creatividad que ha experimentado la “industria” nacional.
Gael García Bernal protagoniza esta historia basada en hechos reales y cercanos, con la trastienda que rodeó el triunfo de la opción ‘No’ en el plebiscito de 1988 y como la franja política pasó de ser una mera campaña casi de saludo a la bandera, a erigirse como algo tan potente y poderoso que prácticamente escapó de las manos de sus creativos y de hecho, hoy le pertenece al mundo.
Las dificultades internas y externas, la agitación, los miedos y los sueños se ven intensamente reflejados en la cinta, con atmósfera de época ya que fue grabada con equipos de los años en cuestión y le da un fundido extraordinario de aires de documentalismo que se unen imperceptiblemente con el vasto archivo de imágenes existentes.
Todo lo anterior así como los cameos con personajes que se interpretan a si mismos, incluso haciendo vista gorda de sus cambios, pudiera pensarse que juega en contra pero muy por el contrario, el guiño resulta y los responsables salen airosos con elegancia y maestría tras la apuesta.
Justamente el tono documentalista me recordó ‘Ojos Rojos’, aunque en un contexto muy diferente pero también con apelando a la euforia y convulsión social.
La musicalización, los diálogos intencionalmente redundantes, son muchos los aspectos atinados y emotivos de este film, donde como decía, lo que podría apaecer como defecto en otra película aquí juega a favor.
Desconozco si ganará la estatuilla dorada de Hollywood, pero estas poco menos de dos horas de cinta, pasaron a la historia no solo del cine nacional, si no de la democracia, como el reflejo de un hito único. A veces es bueno que las personas tengan un concepto bajo del cine chileno, así aparece de vez un cuando un película como esta y demuestra el valor de lo nuestro.
Recomendable, sencilla y directa. Otro plus que no se puede olvidar es el de esos ‘saltitos’ temporales, de escenas, de diálogos que pudieran parecer desprolijos pero provocan seguir viendo, que invitan a no descuidarse o distraerse, manteniendo el hilo porque la siguiente secuencia podría ser tanto o más importante en el contexto. Otra de las cosas que hace particularmente atractiva y diferente ‘No’.
Se nos vienen a la mente además de recuerdos que cada uno tiene de esa época, “El Artista”, film que se salió de los cánones habituales y arrasó con premios. Por eso todo se junta para reconocer esta vez a ‘No’ y al cine de esta parte del mundo . Un aplauso y merecido estimulo a nuestros artistas, creativos y a nosotros mismos, todo de una vez.
:)
Conclusión:
Véala. Sin más expectativas que la de vernos a nosotros mismos.
Gael García Bernal protagoniza esta historia basada en hechos reales y cercanos, con la trastienda que rodeó el triunfo de la opción ‘No’ en el plebiscito de 1988 y como la franja política pasó de ser una mera campaña casi de saludo a la bandera, a erigirse como algo tan potente y poderoso que prácticamente escapó de las manos de sus creativos y de hecho, hoy le pertenece al mundo.
Las dificultades internas y externas, la agitación, los miedos y los sueños se ven intensamente reflejados en la cinta, con atmósfera de época ya que fue grabada con equipos de los años en cuestión y le da un fundido extraordinario de aires de documentalismo que se unen imperceptiblemente con el vasto archivo de imágenes existentes.
Todo lo anterior así como los cameos con personajes que se interpretan a si mismos, incluso haciendo vista gorda de sus cambios, pudiera pensarse que juega en contra pero muy por el contrario, el guiño resulta y los responsables salen airosos con elegancia y maestría tras la apuesta.
Justamente el tono documentalista me recordó ‘Ojos Rojos’, aunque en un contexto muy diferente pero también con apelando a la euforia y convulsión social.
La musicalización, los diálogos intencionalmente redundantes, son muchos los aspectos atinados y emotivos de este film, donde como decía, lo que podría apaecer como defecto en otra película aquí juega a favor.
Desconozco si ganará la estatuilla dorada de Hollywood, pero estas poco menos de dos horas de cinta, pasaron a la historia no solo del cine nacional, si no de la democracia, como el reflejo de un hito único. A veces es bueno que las personas tengan un concepto bajo del cine chileno, así aparece de vez un cuando un película como esta y demuestra el valor de lo nuestro.
Recomendable, sencilla y directa. Otro plus que no se puede olvidar es el de esos ‘saltitos’ temporales, de escenas, de diálogos que pudieran parecer desprolijos pero provocan seguir viendo, que invitan a no descuidarse o distraerse, manteniendo el hilo porque la siguiente secuencia podría ser tanto o más importante en el contexto. Otra de las cosas que hace particularmente atractiva y diferente ‘No’.
Se nos vienen a la mente además de recuerdos que cada uno tiene de esa época, “El Artista”, film que se salió de los cánones habituales y arrasó con premios. Por eso todo se junta para reconocer esta vez a ‘No’ y al cine de esta parte del mundo . Un aplauso y merecido estimulo a nuestros artistas, creativos y a nosotros mismos, todo de una vez.
:)
Conclusión:
Véala. Sin más expectativas que la de vernos a nosotros mismos.
2 de mayo de 2013
2 de mayo de 2013
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Lo he dicho antes, me gusta este tipo de cine que tiene la voluntad de entretener y darnos una lección historia, esto es lo que hace en parte la nueva película de Pablo Larraín, quien cuenta con recursos narrativos curiosos, la historia detrás de la campaña del plebiscito chileno de 1988, que decidía sin el dictador Pinochet seguía o no en el poder, Larraín nos hace devolvernos incluso a nivel técnico por que maneja equipo de grabación de esa época para darle más realismo a la propuesta , Larraín utiliza el formato de la cinta magnética 4:3, un método prácticamente extinto y prescindible, eso le da un criterio más real a la propuesta pero deja cierto desconcierto en el plano visual sobre todo, a la hora de manejar la luz, el resultado es como se esperaba algunas secuencias muy sobrexpuestas, esta decisión de grabar el filme así, condiciona también el sonido por lo que no es raro tener que ver el filme con subtítulos para no perder detalle de los diálogos. Ahora el filme es interesante en dos niveles, uno es el uso y desuso de la caja negra llamada televisión como medio de impacto directo para desarrollar una idea o vender un producto, dicho aparato viene siendo desde un tiempo para acá, como un ser más de la familia, a quien se le consulta ¿Qué debemos comer?, ¿Cómo debemos vestir? Y hasta ¿Por quién debemos votar?, la visión en ese sentido es clara, estamos hambrientos de interés por lo que se dice en la TV, y peor aún nos creemos todo, como si la santa palabra de la verdad innegable saliera de ella, incluso nos venden la democracia por ella. Ese estudio publicitario del filme es bastante apreciable. Por otro lado podemos ver en parte la lucha Chilena por sacar del poder a Pinochet, hay extractos de revuelo social, un miedo contenido a responder lo incorrecto, pero la voluntad de todos siempre será mayor peso que cualquier mandato o dictadura, en base a ello, hay un dejo de inspiración para nuestros países creyendo que la unión solidaria hace el verdadero cambio. Eso sí, y conociendo lo suficiente de historia latinoamericana hay que decir que el filme comete el error de querer o dar entender que la victoria se dio por la campaña de televisión, cuando hubieron más luchas de mayor seriedad fuera de esa franja de uso. No, es un ejercicio muy interesante, con mucho riñón de las características del cine latino, cámara en mano, buenas actuaciones, dirección medida y el tratamiento de temas sociales de gran relevancia.
Lo bueno
Para los que no conocían, No nos regala una versión bastante aceptable de la historia del plebiscito y la lucha Chilena.
Buenas actuaciones sin excesos, personajes bien creados.
Cine Latino de calidad, valiente con voz propia.
Buena mezcla entre metraje normal y cine documental.
Lo Malo
Es posible que entre más hayas conocido los hechos o hayas tenido relación con ellos mas te identificaras con el filme, es una propuesta para el pueblo Chileno en si, que no debe pasar por alto en el resto de países, si no sabías nada de la historia de fondo, el filme puede resultar poco interesante.
El riesgo de ser filmada con el equipo de la época, da gran naturalidad pero colateralmente vuelve descuidado el acabado final, algunas escenas están muy descuidadas en ese aspecto.
Lo bueno
Para los que no conocían, No nos regala una versión bastante aceptable de la historia del plebiscito y la lucha Chilena.
Buenas actuaciones sin excesos, personajes bien creados.
Cine Latino de calidad, valiente con voz propia.
Buena mezcla entre metraje normal y cine documental.
Lo Malo
Es posible que entre más hayas conocido los hechos o hayas tenido relación con ellos mas te identificaras con el filme, es una propuesta para el pueblo Chileno en si, que no debe pasar por alto en el resto de países, si no sabías nada de la historia de fondo, el filme puede resultar poco interesante.
El riesgo de ser filmada con el equipo de la época, da gran naturalidad pero colateralmente vuelve descuidado el acabado final, algunas escenas están muy descuidadas en ese aspecto.
28 de mayo de 2013
28 de mayo de 2013
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Un tour de force técnico, en que se mezclan las imágenes de 1988 con las rodadas hoy de tal manera que resultan indistinguibles.
Supongo que los chilenos disfrutarán mucho más que los demás; pero también nosotros podemos percibir el sutil equilibrio entre comedia y drama, entre alegría y tristeza, entre crítica y alabanza.
Una buena película, bien intencionada, bien pensada y bien ejecutada.
Supongo que los chilenos disfrutarán mucho más que los demás; pero también nosotros podemos percibir el sutil equilibrio entre comedia y drama, entre alegría y tristeza, entre crítica y alabanza.
Una buena película, bien intencionada, bien pensada y bien ejecutada.
9 de agosto de 2013
9 de agosto de 2013
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“No” del chileno Larraín es un cine competente. Es un cine pedagógico sobre la historia presente del pueblo chileno y sus ansias por recuperar la democracia. “No” se parece más a un documental histórico que a una película de ficción. Un competente Gael García Bernal da la pauta acertada de toda la película. “No” es el triunfo inesperado del pueblo chileno por recuperar su libertad, también es la demostración de una sociedad dividida y estigmatizada por la rivalidad ideológica planteada a unos niveles de confrontación inhumanos. “No” es un buen ejemplo de cine militante sin caer en lo panfletario, de un cine con una clara postura de responsabilidad ciudadana que no excluye a nadie. Por otro lado, pone en evidencia ante los ojos del mundo la opresión de los militares y sus controles sobre la vida civil y como el mundo de las leyes se encuentra supeditado a las fuerzas de las armas. Películas como “No” son valientes alegatos a favor de la humanidad y la civilización, y sobre todo, un llamado de atención crítico, a cualquier manifestación de arbitrariedad, violencia, discriminación y totalitarismo en la vida política y social contemporánea.
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