Nadie sabe
7.6
7,656
Drama
Cuatro niños, hijos de distinto padre, viven felices con su madre en un pisito de Tokio, aunque nunca han ido al colegio. Un buen día, la madre desaparece dejando algo de dinero y una nota en la que encarga al hijo mayor que se ocupe de sus hermanos. Condenados a una dura vida que nadie conoce, se verán obligados a organizar su pequeño mundo según unas reglas que les permitan sobrevivir. Sin embargo, el contacto con el mundo exterior ... [+]
26 de mayo de 2022
26 de mayo de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Nadie sabe" me resulta de difícil disección. Y eso que la historia es sencilla. Pero trascenderla exige ser cuidadoso, y aun así no se está exento de caer en el craso error. No me queda más que lanzarme a la piscina dejando que la sola intuición me guíe y decida. Por eso lanzo mis fugaces destellos al viento:
- Ser niño hoy, en siglo XXI. Se cae en el error si el análisis se ceba con el infante japonés. El mundo de los niños no es el mismo, ni en el Reino de España ni en Japón, desde algunos decenios.
- A mí también me horrorizó el enclaustramiento japonés. Pero no solo estos niños, también los adultos. Viven metidos en un cubilete, y si encima está enguarrinado, échate las manos a la cabeza.
- Hubo un tiempo en que la familia extensa era la raíz social, se basaba en que todas las líneas familiares colaboraban para apoyarse y cuidarse. Hoy día está destruida.
- El lirismo que se habla de "Nadie sabe" yo lo encuentro en el ritmo sosegado y en la ausencia de juicio. Los rostros de los niños ponen el resto.
- Tiene algo de documental "Nadie Sabe": Hay mucho detalle, se avanza despacio para que se entienda el cómo se salía adelante, nunca hay precipitación.
- Japón es un ejemplo de modernidad. Nosotros vamos detrás, limpiad legañas. Gran parte del feísmo que vemos procede del cemento, de la impersonalidad, de la alienación.
- El chaval mayor tiene cabeza y valores. Es un superviviente. Pero también demuestra que el ser humano no necesita tanta tutela.
- Hay una cuestión que no creo que se reflexione por los usuarios. Si el chico mayor (Yagira) no acude a las autoridades para pedir ayuda estando como estaban, se demuestra que ellos sabían que era peor el remedio que la enfermedad. Y es que el apoyo de las instituciones es para echarse a temblar...
- De lo más potente de la película: A pesar de las adversidades, a ninguno de los chavales les tiembla el pulso. Afrontan las desgracias, los problemas con una tranquilidad envidiable. ¿Cómo es posible? Porque no son tan mentales como los adultos, se quedaban con lo bueno que tenían, disfrutaban de las nuevas oportunidades... ¡Qué gran enseñanza para el degradado adulto de hoy!
- "Nadie sabe" no es para extasiarse, el ritmo es lento y liviano, avanza y parece que no ocurra nada. De hecho no ocurre nada durante días.
- A mí el final me parece correcto, no le pido uno distinto. Pedir un cierre convencional convertiría la película en un melodrama más vulgar.
- En el Reino de España, hoy día, nunca podría pasar esta misma situación. Conozco un amigo, con cuatro hijos, que se fue a vivir a un pueblo y a la semana ya le habían denunciado a los servicios sociales porque no llevaba a los hijos al Colegio (los tenía matriculados en un Colegio online homologado).
- La belleza de los rostros de los niños y niñas de la película no se agota en todo el metraje, se retroalimenta una y otra vez.
- ¿Saben a qué me ha recordado el encierro de los chavales en la primera mitad de la película? Al confinamiento que hemos vivido hace dos años. La situación era parecida: Todos obedeciendo, aplaudiendo a nuestros "benefactores", confiados en que se hacía "por nuestro bien", podías salir a comprar, sin discernir, sin que "nadie sabe" nada.
En conclusión, no sabía que nota ponerle, porque como película tampoco la viví intensamente, la disfrutaba a ratos pero también me aletargaba en otros... me han gustado más las reflexiones que me ha provocado que la película misma (contradicción). Un 7 sin mucha convicción.
- Ser niño hoy, en siglo XXI. Se cae en el error si el análisis se ceba con el infante japonés. El mundo de los niños no es el mismo, ni en el Reino de España ni en Japón, desde algunos decenios.
- A mí también me horrorizó el enclaustramiento japonés. Pero no solo estos niños, también los adultos. Viven metidos en un cubilete, y si encima está enguarrinado, échate las manos a la cabeza.
- Hubo un tiempo en que la familia extensa era la raíz social, se basaba en que todas las líneas familiares colaboraban para apoyarse y cuidarse. Hoy día está destruida.
- El lirismo que se habla de "Nadie sabe" yo lo encuentro en el ritmo sosegado y en la ausencia de juicio. Los rostros de los niños ponen el resto.
- Tiene algo de documental "Nadie Sabe": Hay mucho detalle, se avanza despacio para que se entienda el cómo se salía adelante, nunca hay precipitación.
- Japón es un ejemplo de modernidad. Nosotros vamos detrás, limpiad legañas. Gran parte del feísmo que vemos procede del cemento, de la impersonalidad, de la alienación.
- El chaval mayor tiene cabeza y valores. Es un superviviente. Pero también demuestra que el ser humano no necesita tanta tutela.
- Hay una cuestión que no creo que se reflexione por los usuarios. Si el chico mayor (Yagira) no acude a las autoridades para pedir ayuda estando como estaban, se demuestra que ellos sabían que era peor el remedio que la enfermedad. Y es que el apoyo de las instituciones es para echarse a temblar...
- De lo más potente de la película: A pesar de las adversidades, a ninguno de los chavales les tiembla el pulso. Afrontan las desgracias, los problemas con una tranquilidad envidiable. ¿Cómo es posible? Porque no son tan mentales como los adultos, se quedaban con lo bueno que tenían, disfrutaban de las nuevas oportunidades... ¡Qué gran enseñanza para el degradado adulto de hoy!
- "Nadie sabe" no es para extasiarse, el ritmo es lento y liviano, avanza y parece que no ocurra nada. De hecho no ocurre nada durante días.
- A mí el final me parece correcto, no le pido uno distinto. Pedir un cierre convencional convertiría la película en un melodrama más vulgar.
- En el Reino de España, hoy día, nunca podría pasar esta misma situación. Conozco un amigo, con cuatro hijos, que se fue a vivir a un pueblo y a la semana ya le habían denunciado a los servicios sociales porque no llevaba a los hijos al Colegio (los tenía matriculados en un Colegio online homologado).
- La belleza de los rostros de los niños y niñas de la película no se agota en todo el metraje, se retroalimenta una y otra vez.
- ¿Saben a qué me ha recordado el encierro de los chavales en la primera mitad de la película? Al confinamiento que hemos vivido hace dos años. La situación era parecida: Todos obedeciendo, aplaudiendo a nuestros "benefactores", confiados en que se hacía "por nuestro bien", podías salir a comprar, sin discernir, sin que "nadie sabe" nada.
En conclusión, no sabía que nota ponerle, porque como película tampoco la viví intensamente, la disfrutaba a ratos pero también me aletargaba en otros... me han gustado más las reflexiones que me ha provocado que la película misma (contradicción). Un 7 sin mucha convicción.
23 de noviembre de 2024
23 de noviembre de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película se hace larga, se estira demasiado. El joven protagonista y los niños en general están muy bien en su papel. Nos muestran una historia de drama social que resulta por momentos demasiado inverosímil pero que es capaz de conmover si se soporta el tedio de sus largas escenas.
Lo que menos me ha gustado es darme cuenta de que no se ajusta al caso real en el que se basa, y que los hechos que narra o no son ciertos o están edulcorados, ya que la historia real es aún mas truculenta.
La madre tenía 5 hijos, uno de los cuales murió al poco de nacer, y su cadáver lo guardó la madre en ese mismo apartamento. La niña que muere fue asaltada por los amigos del niño mayor y no por una caída como narra esta película, el niño mayor al parecer les ayudó a enterrar su cadáver. Las edades de los niños tampoco se corresponden. Los niños pequeños eran casi bebés todavía, y la niña mayor solo tenía 7 años.
Cuando una película se basa en hechos reales aprecio que se ajuste lo mas posible a los hechos, al menos en lo esencial del asunto, cosa que aquí no sucede, y siendo para edulcorar el caso aún me gusta menos.
Centrándonos en la película en si, como dije, interesante, buenos niños actores, pero demasiado alargada y pesada de ver. Se podía haber presentado un mayor desarrollo de personajes y una historia aún mas dura y cruda.
Lo que menos me ha gustado es darme cuenta de que no se ajusta al caso real en el que se basa, y que los hechos que narra o no son ciertos o están edulcorados, ya que la historia real es aún mas truculenta.
La madre tenía 5 hijos, uno de los cuales murió al poco de nacer, y su cadáver lo guardó la madre en ese mismo apartamento. La niña que muere fue asaltada por los amigos del niño mayor y no por una caída como narra esta película, el niño mayor al parecer les ayudó a enterrar su cadáver. Las edades de los niños tampoco se corresponden. Los niños pequeños eran casi bebés todavía, y la niña mayor solo tenía 7 años.
Cuando una película se basa en hechos reales aprecio que se ajuste lo mas posible a los hechos, al menos en lo esencial del asunto, cosa que aquí no sucede, y siendo para edulcorar el caso aún me gusta menos.
Centrándonos en la película en si, como dije, interesante, buenos niños actores, pero demasiado alargada y pesada de ver. Se podía haber presentado un mayor desarrollo de personajes y una historia aún mas dura y cruda.
19 de agosto de 2005
19 de agosto de 2005
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La muerte de la esperanza da paso a la caída a un pozo sin fondo. Duro y natural retrato de una infancia marcada por la supervivencia. La soledad de Akira, acompaña al espectador en esta lucha inútil por las calles de Japón. Lejos de querer ser trascendental la película se limita a ser ojo del día a día de cuatro niños que NADIE SABE que no les queda nada más que lo que les ha dejado una señora, a la que un día llamaron madre. Pero la historia no olvida que sus protagonistas son niños, por eso no olvida la ternura, la inocencia o las mínimas sonrisas que permite un panorama tan desolador. El trabajo de los niños (actores) es tan brillante, que a veces el film se acerca al documental. Una mirada a la mirada de los que este mundo roto no tiene en cuenta. La mirada de nadie.
ibg
ibg
30 de diciembre de 2006
30 de diciembre de 2006
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante película nipona que relata la infancia de unos niños que tras ser abandonados por su madre, deben salir hacia delante en la vida. El mayor de los hermanos ejercerá de cabeza de familia, buscando la mejor forma de ganarse la vida y la del resto de sus hermanos, mediante limosnas, y otras peripecias.
Esta historía es basicamente una historia de supervivencia, en la que el espectador sentirá pena por eso niños que debido a una falta de disciplina, o de referentes adultos, tendrá dificultades para desarrollar sus vidas respectivas, y se traducirá en un caos de vida, falta de higiene, etc. Todo esto viene determinado por la nula educación que ha ejercido la madre sobre sus vastagos, y su negativa a que estos acudieran al colegio.
Para concluir, es una película que se alarga demasiado en el tiempo, pero no se hace pesada, por tanto la recomiendo.
Esta historía es basicamente una historia de supervivencia, en la que el espectador sentirá pena por eso niños que debido a una falta de disciplina, o de referentes adultos, tendrá dificultades para desarrollar sus vidas respectivas, y se traducirá en un caos de vida, falta de higiene, etc. Todo esto viene determinado por la nula educación que ha ejercido la madre sobre sus vastagos, y su negativa a que estos acudieran al colegio.
Para concluir, es una película que se alarga demasiado en el tiempo, pero no se hace pesada, por tanto la recomiendo.
31 de agosto de 2014
31 de agosto de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque parezca obvio, no había sido consciente hasta ahora, de la posibilidad de representación de un avión con una cruz. Una cruz y un avión pueden representarse igual, sobre todo en el dibujo básico o de un niño.
En un momento de la película, de esta sorprendente película, Akira encuentra a Saki ante un pequeño altarcito en el suelo de la calle con unos zapatitos de niña llenos de flores, un tarrito con incienso y un papelito con una cruz y unas palabras de recuerdo y despedida, (curiosamente, queriendo negar la existencia de Saki ante sus compañeras de colegio, diciéndole: no eres nadie).
“Me voy a hacer unos zapatos nuevos con el ala de tu sombrero”, canta Camarón en una sevillana. Zapatos del ala, de vuelo. Cuando después de meses en el apartamento sin salir, Akira decide sacar a sus hermanos a la calle, se ponen los zapatos que llevan meses sin usar. Es primavera y están los cerezos en flor. En esta extraordinaria excursión, después de correr de un lado para otro disfrutando de la primavera y la inaugurada libertad, se dedican a extraer semillas de flores de la calle y recoger tierra para plantarlas en la terraza de ese apartamento que se acaba de abrir para ellos al exterior.
Estos niños abandonados en la maleta-apartamento, en el vientre de una madre que no los deja salir y olvida a un mismo tiempo (una especie de anorexia maternal), saben que su supervivencia está en mantenerse unidos, pero no se trata tanto de la supervivencia vital, como de la simbólica (quizás esto solo se pueda contar, de forma tan contundente, desde oriente, que entiende el individuo como parte de un grupo), del árbol, que en la representación básica de un niño es una cruz con flores, un avión lleno de maletas felizmente hincado en la tierra, encarnado.
Abrazo del que toma akira el arquetipo Paterno
Entre los cuatro niños se reparten de forma instintiva los arquetipos para crear una estructura de representación familiar, que los sustente ante la ausencia. La más pequeña y por tanto la más necesitada, huérfana de los apoyos del consciente del que provee la madre, toma el papel de semilla, reuniendo la pareja: Akira y Saki en lo que creo una de las secuencias de boda (simbólica se entiende) más hermosas y sugerentes que recuerdo. Saki viste de Blanco y Akira en una secuencia anterior toma el bate de béisbol de la única figura paterna que aparece en la película (el entrenador) en un hermoso abrazo del que toma el arquetipo (como en la alternativa de un torero). Un poco antes la hermana le pregunta si está resfriado ante su cambio de voz. Cuando entierran la maleta al pie del aeropuerto, bajo el vuelo de los aviones-cruz se cogen la mano llena de tierra, la misma que mancha el vestido blanco al amanecer.
Akira y Saki se cogen la mano llena de tierra
Película repleta de mil detalles entregados al sentido con asombrosa delicadeza.
Feliz tierra-sangre, convocada largamente por la hermana, en forma de esmalte de uñas rojo.
Cuerpo fértil deseando dar cabida, sin miedo a ser abierto, en busca de la primavera.
http://buscandoelhilo.com/2014/05/nadie-sabe/
En un momento de la película, de esta sorprendente película, Akira encuentra a Saki ante un pequeño altarcito en el suelo de la calle con unos zapatitos de niña llenos de flores, un tarrito con incienso y un papelito con una cruz y unas palabras de recuerdo y despedida, (curiosamente, queriendo negar la existencia de Saki ante sus compañeras de colegio, diciéndole: no eres nadie).
“Me voy a hacer unos zapatos nuevos con el ala de tu sombrero”, canta Camarón en una sevillana. Zapatos del ala, de vuelo. Cuando después de meses en el apartamento sin salir, Akira decide sacar a sus hermanos a la calle, se ponen los zapatos que llevan meses sin usar. Es primavera y están los cerezos en flor. En esta extraordinaria excursión, después de correr de un lado para otro disfrutando de la primavera y la inaugurada libertad, se dedican a extraer semillas de flores de la calle y recoger tierra para plantarlas en la terraza de ese apartamento que se acaba de abrir para ellos al exterior.
Estos niños abandonados en la maleta-apartamento, en el vientre de una madre que no los deja salir y olvida a un mismo tiempo (una especie de anorexia maternal), saben que su supervivencia está en mantenerse unidos, pero no se trata tanto de la supervivencia vital, como de la simbólica (quizás esto solo se pueda contar, de forma tan contundente, desde oriente, que entiende el individuo como parte de un grupo), del árbol, que en la representación básica de un niño es una cruz con flores, un avión lleno de maletas felizmente hincado en la tierra, encarnado.
Abrazo del que toma akira el arquetipo Paterno
Entre los cuatro niños se reparten de forma instintiva los arquetipos para crear una estructura de representación familiar, que los sustente ante la ausencia. La más pequeña y por tanto la más necesitada, huérfana de los apoyos del consciente del que provee la madre, toma el papel de semilla, reuniendo la pareja: Akira y Saki en lo que creo una de las secuencias de boda (simbólica se entiende) más hermosas y sugerentes que recuerdo. Saki viste de Blanco y Akira en una secuencia anterior toma el bate de béisbol de la única figura paterna que aparece en la película (el entrenador) en un hermoso abrazo del que toma el arquetipo (como en la alternativa de un torero). Un poco antes la hermana le pregunta si está resfriado ante su cambio de voz. Cuando entierran la maleta al pie del aeropuerto, bajo el vuelo de los aviones-cruz se cogen la mano llena de tierra, la misma que mancha el vestido blanco al amanecer.
Akira y Saki se cogen la mano llena de tierra
Película repleta de mil detalles entregados al sentido con asombrosa delicadeza.
Feliz tierra-sangre, convocada largamente por la hermana, en forma de esmalte de uñas rojo.
Cuerpo fértil deseando dar cabida, sin miedo a ser abierto, en busca de la primavera.
http://buscandoelhilo.com/2014/05/nadie-sabe/
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