La última noche de la humanidad
4.0
7,220
Ciencia ficción. Terror
Un grupo de jóvenes norteamericanos viaja a Moscú coincidiendo con una invasión alienígena de la ciudad. Los termómetros marcan 40 grados durante la ola de calor más intensa de la historia de la capital rusa. Dos jóvenes buscan cobertura bajo un coche de policía abandonado en la Plaza Roja, ahora completamente desierta. No están buscando una sombra para resguardarse del sofocante calor. Tratan de evitar que les localicen unos ... [+]
14 de junio de 2015
14 de junio de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En Moscú empieza a hacer mucho calor y de repente aparecen unos monstruos que lo calcinan y lo destruyen todo lo que se encuentran a su paso. Hay millones de muertos, y como no, los que parecen ser los únicos supervivientes son los intrépidos chicos estadounidenses, que una vez más hacen gala de su inteligencia y de su predisposición innata para la estrategia y el trabajo en equipo, en este filme americano hasta la médula, en contra de un posible pronóstico, extraído del sentido común.
Pero ahí no se queda la cosa, pues nuestros chicos además de ser los supervivientes más curtidos de toda la nación, son unos verdaderos boy-scouts, pues se orientan por Moscú mejor que los propios rusos, ¡válgame Dios! ¡Qué don de ubicuidad, cielo santo! Pero resulta que también hay más supervivientes, ni más ni menos que unos militares rusos, lo que vendría a ser una división del Spetnaz, que al lado de los aventureros destroyers madeinusa parecen unos palurdos mequetrefes, se ha procurado en dejarlos como unos paletos ultrapatriotas vomitando discursos abominables para el sentido medio de la razón, de palabrería sensacionalista. Lo cierto es que queda más que patente que los artífices de esta pieza destacan por su mal gusto así como por la carencia de originalidad y asertividad en su narración, pero ocurre una cosa: esta película es bastante entretenida. A ver, no vayan a caerse de los asientos porque no se trata de una maravilla de obligada visualización ni siquiera en el amplio ámbito de la acción o la ciencia ficción, pero lo cierto es que presenta bastante tirón, el desolado entorno postapocalíptico ante el que se nos expone de sopetón inspira bastante enjundia, el hecho de descubrir cual será la siguiente sorpresa que nos deparará esta locura, pendiente siempre de salir para adelante inventándose nuevas cosas sobre el camino, siempre al límite del descalabro y carente de toda verosimilitud, pero que permitirá encontrar la distracción a nuestras neuronas en este viaje a la fantasía más descabellada. Insisto, nada extraordinario, pero relativamente convincente. Lo siento por los destroyers del cine cutre. :(
Pero ahí no se queda la cosa, pues nuestros chicos además de ser los supervivientes más curtidos de toda la nación, son unos verdaderos boy-scouts, pues se orientan por Moscú mejor que los propios rusos, ¡válgame Dios! ¡Qué don de ubicuidad, cielo santo! Pero resulta que también hay más supervivientes, ni más ni menos que unos militares rusos, lo que vendría a ser una división del Spetnaz, que al lado de los aventureros destroyers madeinusa parecen unos palurdos mequetrefes, se ha procurado en dejarlos como unos paletos ultrapatriotas vomitando discursos abominables para el sentido medio de la razón, de palabrería sensacionalista. Lo cierto es que queda más que patente que los artífices de esta pieza destacan por su mal gusto así como por la carencia de originalidad y asertividad en su narración, pero ocurre una cosa: esta película es bastante entretenida. A ver, no vayan a caerse de los asientos porque no se trata de una maravilla de obligada visualización ni siquiera en el amplio ámbito de la acción o la ciencia ficción, pero lo cierto es que presenta bastante tirón, el desolado entorno postapocalíptico ante el que se nos expone de sopetón inspira bastante enjundia, el hecho de descubrir cual será la siguiente sorpresa que nos deparará esta locura, pendiente siempre de salir para adelante inventándose nuevas cosas sobre el camino, siempre al límite del descalabro y carente de toda verosimilitud, pero que permitirá encontrar la distracción a nuestras neuronas en este viaje a la fantasía más descabellada. Insisto, nada extraordinario, pero relativamente convincente. Lo siento por los destroyers del cine cutre. :(
3 de agosto de 2015
3 de agosto de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como fanàtica del gènero no me ha gustado nada de nada, por tanto no me pienso extender. Comienza como han comentado por ahì, al màs puro estilo Emmerich, pero ahì se queda... Chiquillos corriendo de aquì para allà y nada màs. Encima, quitan del medio a los personajes que pretendìan aportar algo a la trama (si la podìa haber tenido). Los ùnicos supervivientes del grupo de muchachos (que no empatizan nada como grupo), son los màs chillones y los que menos gancho tienen de cara al espectador, ademàs de lo aburridas y pobres sus interpretaciones. Y luego, nada, se acaba la peli. Que decepciòn; esperaba algo tipo Independence Day, que al menos entretiene y sorprende con sus efectos especiales. Pues nada; un bodrio no recomendable.
19 de noviembre de 2016
19 de noviembre de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mala de prinicipio a fin. La trama, el guion, los actores, sus reacciones... incluso su final abierto! como es tan buena pensarian hacer una segunda pelicula aprovechando el enorme tiron de esta. Resumiento: riducula.
25 de febrero de 2021
25 de febrero de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Peliculilla de invasiones alienígenas que, tras un comienzo que se deja ver, y un inicio de acción trepidante, va poco a poco cayendo cuesta abajo hasta terminar por los suelos y dando bastante vergüencita ajena.
Aunque ambientada en Moscú son los protagonistas usamericanos quienes llevan la voz cantante, quedando los secundarios locales como meros comparsas. Los efectos están bien y cumplen hasta llegar al último cuarto, donde súbitamente se convierten en lo peor de la cinta, acorde a todo lo demás.
Los diálogos y situaciones se van volviendo más tópicos y ridículos con el paso de los minutos, así que uno va pidiendo la hora con cada vez mayor insistencia. El mayor alivio es llegar al final y poder poner fin a este bodrio.
Aunque ambientada en Moscú son los protagonistas usamericanos quienes llevan la voz cantante, quedando los secundarios locales como meros comparsas. Los efectos están bien y cumplen hasta llegar al último cuarto, donde súbitamente se convierten en lo peor de la cinta, acorde a todo lo demás.
Los diálogos y situaciones se van volviendo más tópicos y ridículos con el paso de los minutos, así que uno va pidiendo la hora con cada vez mayor insistencia. El mayor alivio es llegar al final y poder poner fin a este bodrio.
23 de agosto de 2023
23 de agosto de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las frases afortunadas del cantamañanas de Jorge Valdano, el aclamado rapsoda del gol (tócate los cojones mariloli), es que el fútbol es un estado de ánimo. Como pasa con muchas sentencias célebres su sentido no está claro, nadie sabe muy bien qué quiso decir (seguramente ni él mismo, simplemente le sonó bien) y, en un claro efecto horóscopo, la gente le da a la frase el sentido que mejor le viene en cada momento y el aforismo se viraliza. Hay veces que también pasa en el cine y una película sin pretensiones, un scifi cutrecillo con un reparto de saldo y efectos especiales de oferta, termina causando una buena impresión o, cuando menos, muy superior a las expectativas si llega en el momento vital adecuado.
Tampoco hay que descartar que más de uno haya entrado a verla confundiendo su título con la cuasi homónima y (merecidamente) aclamada “La noche más oscura” de Kathryn Bigelow, pero el desaparrame visual de “La hora más oscura” es tan grande y la falta de complejos tan edificante que no cuesta acogerla como una entrañable extravagancia. La historia no repara en licencias y trucos baratos y no escatima en conveniencias de guion, pero lo hace de manera bastante respetuosa con el espectador, como pidiendo su indulgencia y buscando su complicidad, en plan «sí, cierto, ese alienígena es de cartón piedra, pero no había presupuesto para más», «aquí me hubiese meter un efecto especial chulo» o «lástima que un atrezzo más convincente resultaba demasiado caro». Pero lo bueno es que no deja que esas menudencias le impidan intentar llevar a la pantalla lo que tenía en la cabeza y, con imaginación, pasión y talento, saca adelante la película con bastante dignidad.
Temeraria y esforzada, se merece como mínimo el beneficio de la duda. ¿Truño o pelotazo? Pues eso, tú mismo: el cine es un estado de ánimo.
Tampoco hay que descartar que más de uno haya entrado a verla confundiendo su título con la cuasi homónima y (merecidamente) aclamada “La noche más oscura” de Kathryn Bigelow, pero el desaparrame visual de “La hora más oscura” es tan grande y la falta de complejos tan edificante que no cuesta acogerla como una entrañable extravagancia. La historia no repara en licencias y trucos baratos y no escatima en conveniencias de guion, pero lo hace de manera bastante respetuosa con el espectador, como pidiendo su indulgencia y buscando su complicidad, en plan «sí, cierto, ese alienígena es de cartón piedra, pero no había presupuesto para más», «aquí me hubiese meter un efecto especial chulo» o «lástima que un atrezzo más convincente resultaba demasiado caro». Pero lo bueno es que no deja que esas menudencias le impidan intentar llevar a la pantalla lo que tenía en la cabeza y, con imaginación, pasión y talento, saca adelante la película con bastante dignidad.
Temeraria y esforzada, se merece como mínimo el beneficio de la duda. ¿Truño o pelotazo? Pues eso, tú mismo: el cine es un estado de ánimo.
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