Habemus Papam
2011 

5.9
4,958
Drama. Comedia
Tras la muerte de un Papa, obispos, arzobispos y cardenales de todo el mundo se reúnen en Cónclave para elegir a su sucesor. Después de varias votaciones infructuosas, que se anuncian con la salida de una humareda negra, se ve, por fin, la "fumata bianca" que indica que "habemus papam". Los fieles que se han congregado en la Plaza de San Pedro esperan con entusiasmo y fervor que el nuevo pontífice, siguiendo la tradición, se asome a una ... [+]
21 de abril de 2013
21 de abril de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo escrito en el título de esta crítica sería la conclusión rápida. Podría adoptar una postura más transigente y decir que Habemus Papam es una película fallida, que no sabe dónde va, que pierde fuelle conforme avanzan los minutos, pero después de repasar algunas de las escenas (que detallo en spoiler), no me queda otra que proclamar a todo el orbe que esta es una de las películas más estúpidas que he visto.
Encima la premisa de la que parte está más vista que la propia Iglesia: ese concepto del papa que termina perdido por las calles "mezclándose con el pueblo" me suena a repetido (otras veces es un rey, princesa o similar)
Encima la premisa de la que parte está más vista que la propia Iglesia: ese concepto del papa que termina perdido por las calles "mezclándose con el pueblo" me suena a repetido (otras veces es un rey, princesa o similar)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Los motivos para pensar así son numerosos, pero así al vuelo:
- El campeonato de voley no tiene precio.
- El bailecito de los cardenales, tampoco.
- La propia actitud de éstos, dando una imagen de gilipollez total (el alemán se lleva la palma)
- La irrupción de cardenales, monjas e incluso guardia suiza en cierto teatro.
- Y, en fin, la situación planteada en sí misma.
Habemus Castañam, se debería titular.
- El campeonato de voley no tiene precio.
- El bailecito de los cardenales, tampoco.
- La propia actitud de éstos, dando una imagen de gilipollez total (el alemán se lleva la palma)
- La irrupción de cardenales, monjas e incluso guardia suiza en cierto teatro.
- Y, en fin, la situación planteada en sí misma.
Habemus Castañam, se debería titular.
8 de febrero de 2019
8 de febrero de 2019
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando mi hija me pregunta si existen las brujas le respondo rápidamente que no, que son de mentira, no encuentro otra manera mejor y más rápida de acabar con sus miedos. Hasta la fecha no me ha preguntado si Bob Esponja y sus colegas existen de verdad, pero si lo hace creo que le diré que no estoy seguro porque viven debajo del mar. Como Bob me cae bien, no me lo cargaré. Yendo a "Habemus Papam", que acabo de tragarme de cabo a rabo, creo que es la película perfecta para que cualquier ateo se eche unas risas, porque tiene mucho de irrespetuosa y descarada. Sin embargo, tanto cura te deja frito sí o sí, demasiado sospechoso de morado junto... La primera media hora es algo entretenida, vale, pero luego se vuelve cansina y acabas harto de tanto cura colega. Puestos a creer en imposibilidades mejor creer en Bob Esponja que en el Dios cristiano, que se lo monta mejor. Ciertamente es mejor salir corriendo de todo lo que sale del Vaticano, más que nada por proteger a los niños.
6 de diciembre de 2011
6 de diciembre de 2011
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Interesante. El planteamiento es digno del mejor Rafael Azcona, el desarrollo no tanto. De todos modos, curiosa comedia sobre la búsqueda del sentido de la vida, sobre las relaciones con los otros... Y, de paso, una visión irónica de la jerarquía católica. La película gira en torno a la Iglesia, pero apenas habla de religión, ni de dios. Moretti centra su ataque en la institución, y ése es uno de los puntos fuertes de la peli. Entre los más flojos yo diría que sus dentelladas resultan demasiado amables. De todos modos, hace gracia esa visión infantiloide que se nos ofrece de muchos personajes.
Michel Piccoli está brillante. Moretti, por su parte, sorprende con su construcción de psicoanalista descolocado, un personaje que es la viva imagen del "pulpo en un garaje".
En fin, no es una obra maestra, pero sí es original en algunos puntos y deja algunas cosas de interés, como casi todo lo de Moretti. Recomendable.
Michel Piccoli está brillante. Moretti, por su parte, sorprende con su construcción de psicoanalista descolocado, un personaje que es la viva imagen del "pulpo en un garaje".
En fin, no es una obra maestra, pero sí es original en algunos puntos y deja algunas cosas de interés, como casi todo lo de Moretti. Recomendable.
30 de enero de 2012
30 de enero de 2012
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Bajo una premisa novedosa, la película muestra los malestares y el drama que acaecen sobre el nuevo Papa escogido tras la muerte de su antecesor. Más que una comedia en estado puro, resulta ser el drama de un hombre al ser convertido en algo que él realmente no deseaba, no estaba ni siquiera entre los “favoritos” a convertirse en la máxima autoridad de la iglesia católica.
Por cierto, los toques de comedia que tiene el filme (diversos a lo largo del metraje) son sutiles pero muy agradables, sobre el final del metraje se observará algo realmente ocurrente e impensado. A fin de cuentas, ese mundillo de aislamiento que crea la Iglesia es explotado de una forma que se vea como algo gracioso. Entretenida película.
Por cierto, los toques de comedia que tiene el filme (diversos a lo largo del metraje) son sutiles pero muy agradables, sobre el final del metraje se observará algo realmente ocurrente e impensado. A fin de cuentas, ese mundillo de aislamiento que crea la Iglesia es explotado de una forma que se vea como algo gracioso. Entretenida película.
8 de mayo de 2025
8 de mayo de 2025
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—¡Estoy bien! ¡Estoy bien! ¡Estoy bien! —Repite el Santo Padre.
Lo cierto es que nadie está bien, mucho menos el recién electo sumo pontífice (centrémonos en la ficción, lo suplico), pues él, al igual que la gente, está roto, completamente destruido; no somos más que retazos frágiles que penden del suspiro de los otros.
"Habemus Papam" está cargada de una profunda tristeza que te pone los bellos de punta al ver en los ojos de la persona más influyente de la Iglesia católica a un pobre anciano perdido en sus recuerdos, en sus miedos más profundos, en sus sueños sin cumplir. Pese a todo, es profundamente vitalista. Humaniza a los cardenales, al propio papa, pues tendemos a situarlos en un pedestal, a separarlos de nuestra realidad, desligarlos del "mundo terrenal", crearles una página en Wikipedia donde chismorrear sobre sus vidas, meterse a leer la presa rosa y ver las sombras de sus pasados, poner las noticias y enterarnos de su muertes... Desde nuestra perspectiva de mero espectador es fácil catalogarlos así, porque de tal modo nos despreocupamos de sus acciones, pese a que suframos sus repercusiones.
La manera en la que Nanni Moretti trata la depresión en la película es fascinante. No juzga, solo la expone a través de huidas, de sonrisas nerviosas, de gritos desesperados, de palabras de auxilio. Quizá no tenga la fotografía de "Conclave" ni la chispa de "The Young Pope", pero ninguna de estas consiguieron emocionarme del modo en el que Moretti lo ha hecho.
Lo cierto es que nadie está bien, mucho menos el recién electo sumo pontífice (centrémonos en la ficción, lo suplico), pues él, al igual que la gente, está roto, completamente destruido; no somos más que retazos frágiles que penden del suspiro de los otros.
"Habemus Papam" está cargada de una profunda tristeza que te pone los bellos de punta al ver en los ojos de la persona más influyente de la Iglesia católica a un pobre anciano perdido en sus recuerdos, en sus miedos más profundos, en sus sueños sin cumplir. Pese a todo, es profundamente vitalista. Humaniza a los cardenales, al propio papa, pues tendemos a situarlos en un pedestal, a separarlos de nuestra realidad, desligarlos del "mundo terrenal", crearles una página en Wikipedia donde chismorrear sobre sus vidas, meterse a leer la presa rosa y ver las sombras de sus pasados, poner las noticias y enterarnos de su muertes... Desde nuestra perspectiva de mero espectador es fácil catalogarlos así, porque de tal modo nos despreocupamos de sus acciones, pese a que suframos sus repercusiones.
La manera en la que Nanni Moretti trata la depresión en la película es fascinante. No juzga, solo la expone a través de huidas, de sonrisas nerviosas, de gritos desesperados, de palabras de auxilio. Quizá no tenga la fotografía de "Conclave" ni la chispa de "The Young Pope", pero ninguna de estas consiguieron emocionarme del modo en el que Moretti lo ha hecho.
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