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Man on WireDocumental

Man on Wire
2008 Reino Unido
Documental, Intervenciones de: Philippe Petit
7.4
11,887
Documental Documental sobre la hazaña del funambulista francés Philippe Petit que, el 7 de agosto de 1974, logró de manera ilegal caminar sobre un alambre tendido entre las torres gemelas del World Trade Center de Nueva York. Culminada la proeza, fue arrestado por la policía, pero la exhibición fue considerada por algunos "el crimen artístico del siglo". (FILMAFFINITY)
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Críticas 57
Críticas ordenadas por utilidad
12 de noviembre de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La hazaña del funámbulo francés Philippe Petit, que cruzó el vacío existente entre las dos Torres Gemelas del World Trade Center de Nueva York andando sobre un cable, en el verano de 1974, da pie a diversas valoraciones, y una de ellas es la visión ofrecida por este interesante documental, que muestra abundantes imágenes de archivo y no menos abundantes testimonios orales, tanto del propio Petit como de sus colaboradores y amigos, aunque este film no explique qué hizo Petit después de aquello, y si, como se intuye, tras la hazaña, se destruyeron algunas de esas relaciones de amistad, y por qué. Al menos, se indaga en la personalidad de Petit, en sus motivaciones, y en su forma de ser.

Lo que sí está claro es el valor del funámbulo y el valor de su acción acrobática como algo más que un temerario acto de acrobacia: se demuestra aquí la grandeza de cierto arte efímero, sin planificar, sin permiso, totalmente libre; se muestra que la peligrosísima acción de Petit era un desafío humano frente a la escala de cierta arquitectura, carente de toda humanidad, como si para dominar esa escala fueran necesarios el riesgo y el peligro más asombrosos. El hombre contra el rascacielos: lo más curioso -o paradójico- de todo esto es que esos enormes rascacielos ya no existen, y, sin embargo, Philippe Petit sigue vivo.
Pedro Triguero_Lizana
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25 de abril de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es la segunda vez que veo este documental. La primera fue hace unos ocho años y me encantó.
Pero no sé porqué, esta segunda visión me ha transportado hacia las nubes . . . creo que no solo me ha vuelto a sorprender, sino que me ha hecho " levitar ".

Quizás no supe reconocer entonces la relación de amistad y adoración mutua entre la troupe de Philippe Petit.
Quizás no supe distinguir entonces la magnitud de semejante hazaña " prohibida ", ya que no podemos mirar el documental sin quitar la palabra " ilegal " de la trama, ya que aunque la hazaña y el logro no tienen parangón en la historia del " Arte " (ya que yo considero a esta aventura un hecho artístico), sabemos todos el celo con que EEUU vigila la seguridad de todas sus "joyas ".
Es este un documental que necesita ser mirado, disfrutado y sonreído con los mismos ojos con que Petit realizó esta hazaña, porque solo desde su mirada puede uno llegar a entender la magnitud del riezgo, tanto de dicha "caminata espacial " propiamente dicha como el llevar adelante toda la problemática logística enorme.

Al acabar el documental me he quedado satisfecho. Tan satisfecho que lo volvería a visionar inmediatamente otra vez . . .
Al acabar de verlo me instalé también en la web de filmaffinity, y allí descubrí que mereció y recibió el Oscar al mejor doc de ese año . . . no era para menos.

Considero este documental como una Joya del cine. De lo mejor que he visto jamás.
Maximo Decimo Meridio
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6 de abril de 2010
5 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bailando sobre un cable invisible a 400 metros de altura.

Esta surrealista estampa no está sacada de una peli de Buñuel, ni de un cuadro abstracto de Dalí o de los sueños de un adolescente.

Bueno, a decir verdad, ésto último sí, los sueños de un joven francés llamado Philippe Petit el cual tuvo un objetivo desde que en una cochambrosa y oscura sala de dentista del hermoso París se topó con un artículo que trataba sobre la futura construcción de dos torres que sostendrían el cielo neoyorquino hasta el fatídico 11-S. En ese momento, la ilusión y sueños del Joven Petit (19 años por aquel entonces) se distanció de la que teníamos todos nosotros a su edad. No soñaba con sexo, dinero, la fama o cualquier otra memez superficial que a todos nos han dado vueltas por la cabeza: él soñaba con danzar por esas torres, en poder mostrarle al mundo la magia del funambulismo en su estado máximo arriesgando su vida y su libertad.

Así comienza esta hermosa historia, que no quiero destripar, dónde se nos muestra que el conseguir o no los sueños depende de nosotros mismos y que con coraje y determinación el mundo entero está a nuestro alcance. No hay otro secreto sino luchar con todas nuestras fuerzas por ello. Todo. Lo posible y lo imposible. La única posibilidad de descubrir los límites de lo posible es aventurarse un poco más allá de ellos, hacia lo imposible.

Resumen: Lucha por lo que quieres y el mundo se abrirá paso ante ti.
Elchicodenaranja
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23 de marzo de 2009
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Philippe Petit conquistó durante 45 minutos la cima del mundo, entre aquellas dos torres, convertidas hoy en mitos gigantes, un loco visionario bailó encima del World Trade Center cruzando ocho veces un alambre colgado a mas de 400 metros de altura, una gesta que tiene tanto de heroicidad como de disparate, una hazaña que acaricia la libertad infinita de sentir tan de cerca la muerte para solo así experimentar la propia vida, el quijotesco empeño del funambulista transgredió lo racional en su lucha contra dos gigantescos molinos que duermen eternamente sabiendo que su cúspide fue un 7 de agosto de 1974 tomada para el recuerdo. James Marsh narra su quimérico documental como una película de atracos perfectos, así lo describía el propio director una vez leído el libro “To reach the clouds” escrito por Petit, un documental cercano al cine de ficción que mantiene el interés sin perder el rotulo de documento circense, una cinta premiadísima que cuenta con un Oscar bajo el brazo gracias a su épica del peligro de unas circunstancias que algunos tildaron de crimen artístico, dramatizando y mezclando los manuales del docudrama, Marsh hace de Man on wire uno de los mejores regalos al género, el rigor de un ejercicio de estilo acompasado de aventura y espectáculo.

Simultaneando entrevistas personales de los protagonistas con fotografías y videos de archivo y alguna que otra dramatización, Man on Wire nos ayuda con cuidada escenificación a creernos el paseo entre fondos azules y nubes terciopeladas del francés, es evidente que el compuesto puede estar algo exagerado y que sus equilibristas se gusten demasiado en poetizar los sucesos, pero no baja la guardia y ameniza con condimento los 90 minutos del metraje, planifica la proeza clandestina administrando una infiltración ilegal que arremete contra el sistema, y entretiene en los detalles de su escalada al cielo, burlando al sistema de seguridad y esperando con paciencia el momento del asalto.

En primera persona del excéntrico alambrista se da testimonio de tan milagroso acontecimiento y al espectador se le hace colaborador de aquella mañana de verano en donde se trazó una línea de metal que convirtió en imprudente genio a uno de los acróbatas más arriesgados, trotamundos e imaginativos de la historia funámbula del siglo XX.

LO MEJOR: Como se percibe la historia prefiriendo el thriller de espionaje al tratamiento convencional. La instantánea de Petit cruzando aquel cable suspendido, un rey en la cima saludando a su público deslumbrado. Es algo más que una anécdota interesante y sirve de In memoriam a unas desaparecidas Torres Gemelas.

LO PEOR: Petit a veces resulta demasiado histriónico y charlatán acrecentando su aura de lunático imprudente.
deivi
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11 de febrero de 2012
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7 de Agosto de 1974. El mundo sumido en la Guerra Fría, Nixon (que renunciaría al día siguiente) por un lado y un longevo Brezhnev por el otro. En Filipinas recién se había rendido el último soldado (japonés) de la segunda guerra mundial. En ese año moría Domingo Perón y la India probaba una bomba atómica para convertirse en el sexto país en hacerlo en el mundo. Triunfaban en cartelera El Padrino II de F. F. Coppola y Chinatown de R. Polansky.

Yo tenía seis años y de todo esto nada recuerdo. Mi único contacto con el mundo exterior era cuando hojeaba el periódico que mi padre llevaba a casa todos los días buscando la sección donde se publicaban tiras cómicas. Pero el 8 de Agosto de 1974 algo me llamo la atención, en primera plana estaba una foto insólita, un tipo caminando sobre un cable en lo alto de dos grandes edificios. Lo recuerdo tan claro como si hubiera sido ayer, la imagen se quedo grabada en la memoria.

Recuero haber pensado: que tipo más loco.

Veo ahora el documental y que maravilla por partida doble. Una por Philippe Petit y su locura por cumplir su sueño, su aventura; y otra por la forma en que James Marsh monta el documenta a manera de thriller de suspenso.

Como afirmo en el titulo de esta critica, sufro vértigo, Sufrí para verla pero salí tan emocionado que días después la vi de nuevo. Altamente recomendable.
Di Vita Salvatore
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