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Algo en común

Comedia. Drama Andrew Largeman (Braff) vuelve a su casa natal, en Nueva Jersey, después de diez años de ausencia para asistir al funeral de su madre. Allí rememora su pasado y conoce a una chica, Samantha (Portman), que quizá pueda cambiar su vida. Largeman, que acaba de dejar los antidepresivos que ha estado tomando durante años, comienza a redescubrirse a sí mismo, lo que incluye enfrentarse a su padre, psicólogo, y ayudar a Samantha a superar sus ... [+]
Críticas 74
Críticas ordenadas por utilidad
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7
27 de abril de 2020 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hay nada mejor que hacer cuando se tiene tiempo que ir aligerando esa lista de cosas que dejamos para hacer cuando tengamos tiempo. Chascarrillos coelhianos aparte, la ópera prima de Zach Braff (al que muy probablemente recordaréis como el protagonista de Scrubs) era uno de esos títulos que tenía apuntados desde hace un tiempo y ahora ya no me quedaban excusas para no verla por fin.

Todo una película de culto de la escena indie norteamericana, la afronté con una serie de expectativas (esa arma de doble filo) que el tan demorado visionado ha colmado con una precisión casi absoluta. Primeramente, eso sí, se debe obviar el pésimo título con el que llegó a nuestro país, que per se la despoja de su intenso "aroma Sundance" y la vende como comedia romántica prefabricada del tres al cuarto (cosas de la mercadotecnia, supongo). Porque nada más lejos de la realidad: los códigos más reconocibles de dicho subgénero no le sirven a Braff como un fin en sí mismo, cual replicante, sino como un recurso fiable y sólido para construir algo más complejo, pero no por ello menos digerible, la comedia dramática.

Aquí se encuentra, en la piel de una brillante Natalie Portman, uno de los primeros y más claros exponentes del arquetipo que poco después el crítico Nathan Rabin, a propósito del personaje de Kirsten Dunst en Elizabethtown, bautizó como 'manic pixie dream girl': una figura femenina idealizada, surgida de la melancolía del hombre sensible y habitualmente atormentado, que empuja al protagonista masculino a despojarse de sus fantasmas y le enseña a disfrutar de verdad de la vida.

Esa es, literalmente, la función que cumple desde su primerísima plano la encantadora y abiertamente extravagante Sam, catalizador en la vida de un Andrew (con bastantes elementos autobiográficos de Braff) al que se le ha juntado la pérdida de su madre con el desencanto de una frustrada carrera cinematográfica, las agridulces sensaciones de su vuelta a casa y la emergencia de las peores sombras de su pasado. El cineasta-narrador-protagonista, cual Muhammad Ali, revolotea entre el pasotismo y la evasión por los acontecimientos que suceden al entierro, pero espera a que "bajemos la guardia" para picarnos, sin anestesia, con el aguijón de las revelaciones más oscuras del personaje.

Braff hace gala de un inteligente y calculado manejo de los tiempos, ofreciendo una narración muy fluida y que deconstruye la habitual presentación de los puntos más álgidos del relato. De hecho, El Beso, momento clave de cualquier comedia romántica, no sólo se hace esperar sino que llega de una manera inesperada, tanto en lo narrativo como en lo estético, justo después del grito a tres bandas que sirve de cartel a la película y a la postre se ha convertido en su plano más icónico.

Una selección musical muy made in Sundance hace el resto, sirviendo de compañera de viaje idónea a la trayectoria vital de los protagonistas. Mención aparte merece la breve aparición de un entonces desconocido Jim Parsons, en un papel sumamente estrafalario que ya anticipa lo que vendría algunos años más tarde con el doctor Sheldon Cooper en Big Bang.
7
12 de marzo de 2022 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una interesante película producida por Danny de Vito, escrita y dirigida por el joven (por aquel entonces) Zach Braff, en la que se veremos los problemas existenciales que surgen (o se empiezan a notar mejor dicho) a un aspirante a actor que sufre una dolorosa pérdida (la muerte de su madre, a quien no ha visto por mucho tiempo) y a partir de ahí el mismo se empieza a cuestionar el verdadero sentido de su vida.

Si bien a simple vista la propuesta en cuestión podría engañar al espectador, dando una sensación de ser algo ya visto, en realidad hay unos puntos de lo mas curiosos por los que este film como mínimo entraría en la categoría de "diferente". Empezando por el punto de vista casi vívido del mismo Braff, quien realiza una especie de "auto-exorcismo" a traves de su personaje, lleno de dudas, temores y sobre todo culpa por un incidente ocurrido durante su niñez. Y es que no es bueno vivir con una culpa dentro o algún tipo de rencor (y peor contra nosotros mismos), porque al final la vida es demasiado corta para desperdiciarlo haciendo eso, necesitamos exteriorizarlo, "sacarlo" si se puede, a como de lugar, porque eso terminara por "comernos el alma" y acabarnos poco a poco. Sin duda que sirve como una terapia posiblemente en forma de largometraje.

Otro punto es la sorprendente forma en que se desarrolla la historia y quienes la van componiendo, como un encuentro entre personas comunes, con problemas y sueños, ideales y anhelos tan sencillos y mundanos con los cuales uno se puede sentir tan identificado. Ahí tenemos a un "fracasado" que lucha contra si mismo, un nihilista nato que no busca nada mas que vivir el dia a dia, una chica optimista y adorable cuyo único propósito es sentirse viva y encontrar el amor y por supuesto ese amigo que lo consiguió todo con casi ningún esfuerzo. Es casi, casi como una versión menos oscura y guardando las respectivas distancias (y mucho) como "Trainspotting" pero sin tanta droga, ni oscuridad, ni exceso, ni autodestrucción. Bueno hay un "poquito" de lo primero, pero vamos que todo en exceso es malo, pero un "porrito" alguna vez no hace daño a nadie.

En el reparto tenemos además de Zach Braff, a una cándida y preciosa Natalie Portman, que desborda una dulzura y empatía inigualables, que conmueven hasta al más "duro de corazón". También se dejan ver un certero Peter Sarsgaard y el desaparecido Ian Holm. Además realiza una corta aparición un irreconocible Jim Parsons (Sheldon en la serie "The Big Bang Theory").

Tal vez lo único que no me termino de convencer de este largometraje creo que es la banda sonora compuesta por varios artistas "indies", muy de moda por aquellos años, pero en lo personal pienso que dicha selección de canciones es demasiado "personal", muy académica.
7
15 de mayo de 2005
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
No esperes una película independiente, más bien es una etiqueta que le han puesto los estudiosos del mercado supongo que para orientarla a un sector del público que no busca mero circo. Lo más indie que tiene es la banda sonora, y no tanto.
Tampoco busques un sentido a cada situación, en muchos casos no aportan nada a la historia, o al estado de ánimo al que pretende hacer referencia -ese estado "ajardinado" y artificialmente plácido en el que está sumido el protagonista-, más bien son "gags" que forman una amalgama.
7
3 de junio de 2006
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Éste es un buen ejemplo de cómo cogiendo una historia más o menos conocida y vista en otros films se puede rebautizarla y darle aires nuevos. Zach Braff se convierte gracias a "Garden State" en un nombre a seguir de cerca. Tiene en sus diálogos, en sus situaciones su mejor baza. Todos sabemos hacia dónde va esa amistad con el personaje de Sam (estupenda Natalie Portman) pero eso no impide que presenciemos escenas de hermosa originalidad. Es cierto que cabría esperar algo más de profundidad en la relación del protagonista con su padre (Ian Holm) que no en vano tienen la tragedia más grande entre manos. Pero lo cierto es que no deja bajar el listón del interés en ningún momento, haciendo de sus excentricidades valores a su favor dentro del realismo, del drama y la alegría por el que camina este buen guión.
10
30 de agosto de 2007
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
He escogido un título tan ambiguo para definir esta genialidad de Zach Braff(¿a qué esperas para hacer otra peli?) apoyándome en una sola razón: en Garden State todo es puramente convencional y cotidiano. Sin embargo la película logra que cualquier situación de un salto hasta ser original, fabuloso, brillante...(indefinible).
De esta forma, lo incómodo es divertido; los problemas pasan desapercibidos, y el amor y la amistad se presentan envueltos en magia.
No quiero terminar sin destacar la interpretación de Natalie Portman, que roza la perfección en uno de los personajes más interesantes que se hayan ideado nunca.
Veánla y ya me lo agradecerán después. ;)
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