The SinnerMiniserie
2017 

Derek Simonds (Creador), Antonio Campos ...
7.0
16,331
Serie de TV. Intriga. Thriller
Miniserie de TV (2017). 8 episodios. Sin motivo aparente, Cora Tannetti (Jessica Biel), una mujer joven que está en un lago con su marido y su hijo, apuñala a un extraño hasta matarlo. En su declaración dice no saber por qué lo ha hecho. Un policía (Bill Pullman) comienza a investigar y se obsesiona con descubrir el motivo oculto de la mujer. Juntos harán un viaje desgarrador hacia las profundidades de su psique para desentrañar los ... [+]
17 de agosto de 2022
17 de agosto de 2022
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Me ha parecido una serie bastante sólida y bien llevada. La trama se centra en el mundo del subconsciente y que habrá algún motivo oculto para descubrir la base de todo.
Y en ese aspecto lo hace bien, tu propia mente va maquinando sus teorías pero la serie reconduce poco a poco a la meta.
Los primeros episodios son algo lentos, a la par que interesantes, con actuaciones y guión correctos
Y como remate, dos episodios finales vertiginosos en los que averiguas como los creadores han "jugado" con tus teorías.
Bastante recomendable.
Y en ese aspecto lo hace bien, tu propia mente va maquinando sus teorías pero la serie reconduce poco a poco a la meta.
Los primeros episodios son algo lentos, a la par que interesantes, con actuaciones y guión correctos
Y como remate, dos episodios finales vertiginosos en los que averiguas como los creadores han "jugado" con tus teorías.
Bastante recomendable.
18 de marzo de 2024
18 de marzo de 2024
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Curiosa aproximación al sentimiento de "culpa" ... No es una serie policiaca al uso.
Aún, no la he terminado de ver, me queda poco, la cuarta temporada.
En cada temporada, los guionistas afinan, o mejor dicho, dan una versión sobre el sentimiento de culpa.
No se trata de una versión distinta de "la culpa" porque el sentimiento siempre va a ser el mismo, mezclando al policía (juez) que quiere arrancar la confesión con el culpable "el pecador", que se resiste o no sabe. Difuminando en ocasiones a ambos personajes. Es brillante el análisis, informado y documentado, se intuye.
No es casual que se titule "sinner".
"In the ritual of confession the penance imposed is in proportion to the seriousness of the sin.
Aún, no la he terminado de ver, me queda poco, la cuarta temporada.
En cada temporada, los guionistas afinan, o mejor dicho, dan una versión sobre el sentimiento de culpa.
No se trata de una versión distinta de "la culpa" porque el sentimiento siempre va a ser el mismo, mezclando al policía (juez) que quiere arrancar la confesión con el culpable "el pecador", que se resiste o no sabe. Difuminando en ocasiones a ambos personajes. Es brillante el análisis, informado y documentado, se intuye.
No es casual que se titule "sinner".
"In the ritual of confession the penance imposed is in proportion to the seriousness of the sin.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
No es spoiler es una reflexión sobre "la culpa" que en otros comentarios no he percibido la novedad. Además, sería imposible con la duración de la serie hacer un spoiler, hay que verla para opinar.
28 de enero de 2025
28 de enero de 2025
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Serie por encima de la meda de lo que actualmente hay en las diferentes plataformas. Dejan la ideología woke de lado y hacen una serie elegante, intrigante, curiosa... se centra en el por qué porque ya sabemos quién y cómo.
Esta rodada y dirigida de manera impecable y las actuaciones de sus protagonistas son muy solventes (algo normal cuando no hay wokes de cuota). Hay personajes muy oscuros que poco a poco se van colocando en su sitio.
Ver una serie así invita a creer que no está todo perdido.
Esta rodada y dirigida de manera impecable y las actuaciones de sus protagonistas son muy solventes (algo normal cuando no hay wokes de cuota). Hay personajes muy oscuros que poco a poco se van colocando en su sitio.
Ver una serie así invita a creer que no está todo perdido.
20 de febrero de 2025
20 de febrero de 2025
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Planos que parecen cuadros y una atmósfera viciada como sólo la América rural puede aportar. Esos barrios habitados por aparentes buenos vecinos que, tras esa fachada, esconden fanáticos, miserables y auténticos monstruos, aunque "The Sinner" no va realmente de gente mala per se. Esa es su gracia. Va de gente corriente cuyas, a veces heridas, a veces circunstancias, les convierten en hacedores de cosas extraordinarias. Algunas malas y algunas buenas.
Derek Simons logra un empaque formidable al unir un caso monumental, en el que todo queda perfectamente atado y cuyo atractivo es inapelable, con el viaje emocional de un policía tan torturado como honesto y comprometido, interpretado por un contenidamente magnífico Bill Pulman. Actor y personaje se fusionan en alguien que no conoces bien, que sabes que tiene problemas y una vida llena de malas decisiones que le ha forjado esa personalidad complicada, casi torturada, pero que, en lo primordial, te inspira confianza.
Un hombre que no puede escapar de sus demonios. Lo sabe su compañero, lo sabe su mujer y hasta él mismo se va dando cuenta con el paso de los episodios. Menuda evolución la de este señor, que a través de la aparición en su camino de la acusada, y de intuir que algo no encaja, se obsesiona con descubrir la verdad, estableciendo una relación con ella de amor platónico como sólo las grandes obras saben crear. En donde no acertaron tanto es en una protagonista unidimensional que demandaba una actriz menos limitada que Jessica Biel.
Tampoco funcionan algunos comportamientos hieráticos de algunos secundarios*(1), así como una estructura dividida en dos, el antes y el ahora, que mejor le hubiese ido mostrando el antes sólo con pinceladas. Tal y como está planteado se siente excesivamente mecánico. Como último punto mejorable, la dirección podría haber sido más magnánima, especialmente en algunos puntos de la resolución*(2). La cosa daba para más, y eso que la serie es más grandilocuente de lo que la mayoría hubiesen hechos, para nuestra suerte.
El reparto secundario funciona, con Christopher Abbott, Jacob Pitts y la siempre minusvalorada Kathryn Erbe dando el callo, la banda sonora es magnífica, muy elocuente, el guion lleva la narración con claridad y la serie posee distintas perlas esparcidas, esas pequeñas cosas, una ironía por aquí, un timo por allá, que distinguen a las buenas series de las notables, porque "The Sinner" no sólo es una imprescindible para los amantes del género, sino es una obra transcendental y profundamente humanista, de personajes creíbles, viajes emocionales abrumadores y misterios tan inescrutables que quieres resolverlos al mismo tiempo que no quieres que terminen nunca.
Derek Simons logra un empaque formidable al unir un caso monumental, en el que todo queda perfectamente atado y cuyo atractivo es inapelable, con el viaje emocional de un policía tan torturado como honesto y comprometido, interpretado por un contenidamente magnífico Bill Pulman. Actor y personaje se fusionan en alguien que no conoces bien, que sabes que tiene problemas y una vida llena de malas decisiones que le ha forjado esa personalidad complicada, casi torturada, pero que, en lo primordial, te inspira confianza.
Un hombre que no puede escapar de sus demonios. Lo sabe su compañero, lo sabe su mujer y hasta él mismo se va dando cuenta con el paso de los episodios. Menuda evolución la de este señor, que a través de la aparición en su camino de la acusada, y de intuir que algo no encaja, se obsesiona con descubrir la verdad, estableciendo una relación con ella de amor platónico como sólo las grandes obras saben crear. En donde no acertaron tanto es en una protagonista unidimensional que demandaba una actriz menos limitada que Jessica Biel.
Tampoco funcionan algunos comportamientos hieráticos de algunos secundarios*(1), así como una estructura dividida en dos, el antes y el ahora, que mejor le hubiese ido mostrando el antes sólo con pinceladas. Tal y como está planteado se siente excesivamente mecánico. Como último punto mejorable, la dirección podría haber sido más magnánima, especialmente en algunos puntos de la resolución*(2). La cosa daba para más, y eso que la serie es más grandilocuente de lo que la mayoría hubiesen hechos, para nuestra suerte.
El reparto secundario funciona, con Christopher Abbott, Jacob Pitts y la siempre minusvalorada Kathryn Erbe dando el callo, la banda sonora es magnífica, muy elocuente, el guion lleva la narración con claridad y la serie posee distintas perlas esparcidas, esas pequeñas cosas, una ironía por aquí, un timo por allá, que distinguen a las buenas series de las notables, porque "The Sinner" no sólo es una imprescindible para los amantes del género, sino es una obra transcendental y profundamente humanista, de personajes creíbles, viajes emocionales abrumadores y misterios tan inescrutables que quieres resolverlos al mismo tiempo que no quieres que terminen nunca.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
*(1) Cuando la hija descubre que el padre le está siendo infiel a su madre con la vecina y le da lo mismo.
*(2) Los clímax del episodio final se resuelven demasiado deprisa.
*(2) Los clímax del episodio final se resuelven demasiado deprisa.
19 de febrero de 2021
19 de febrero de 2021
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El problema de “The Sinner” radica en que el “target” de “Netflix” dista mucho —por no decir que es diametralmente opuesto— del espectador potencial de David Lynch; conque hacer una especie de “Twin Peaks” (ídem, 1990-1991) al gusto de aquél requiere una ardua labor de poda y expurgado, eliminando de raíz cualquier rastro de surrealismo y ambigüedad que pudiera incomodar su aprensiva sensibilidad y romo entendimiento. Basta leer los avisos que preceden cualquiera de sus programas —“violencia, sexo, drogas, etcétera”— para hacerse una idea de la pacatería que preside la plataforma. Vamos, que pone uno a sus sobrinitos un capítulo de “Ladybug” con miedo de acabar asistiendo al “reboot” de “A Serbian Film” (ídem, 2010).
El resultado, evidenciado en “The Sinner” con desalentadora elocuencia, es un larguísimo telefilm de sobremesa donde el sórdido melodrama se impone por goleada al “thriller”, más y más convencional —encima eso— a cada una de las sucesivas torsiones argumentales de las que se ha de echar mano para hacer avanzar una historia cuyo interés decae irremisiblemente poco después de terminado el primer episodio; con el agravante, por tanto, de no dar lo prometido, dejándonos con una cara de tonto que ni la sempiterna sonrisa mostrenca de Bill Pullman, actor de tan exiguas prestaciones interpretativas que extraña lleve casi cuarenta años viviendo de ellas.
Al final, lo más sorprendente de esta “The Sinner” estriba en su visión del catolicismo, explosiva amalgama de fanatismo, fetichismo, represión e incluso incesto. La verdad, habiendo crecido yo mismo en una familia católica, me queda la sensación de que, o bien me he perdido algo, o nuestra práctica cotidiana —en rigor, semanal, y gracias— no era todo lo fervorosa que demanda esa especie de Moloch veterotestamentario en que, al parecer, creen sus responsables que creemos. O quizá se trate todo de un formidable y psicologicista ejercicio de transferencia, consistente en atribuir al católico —tradicionalmente tachado de mundano— las ultramontanas señas de identidad de aquellos puritanos exacerbados que, expulsados de sus países respectivos precisamente a causa del furor admonitorio de sus prédicas, arribaron en el siglo XVII a las costas de Nueva Inglaterra, conformando su alucinada cosmovisión buena parte —si no toda— de los cimientos de la actual cultura norteamericana.
El resultado, evidenciado en “The Sinner” con desalentadora elocuencia, es un larguísimo telefilm de sobremesa donde el sórdido melodrama se impone por goleada al “thriller”, más y más convencional —encima eso— a cada una de las sucesivas torsiones argumentales de las que se ha de echar mano para hacer avanzar una historia cuyo interés decae irremisiblemente poco después de terminado el primer episodio; con el agravante, por tanto, de no dar lo prometido, dejándonos con una cara de tonto que ni la sempiterna sonrisa mostrenca de Bill Pullman, actor de tan exiguas prestaciones interpretativas que extraña lleve casi cuarenta años viviendo de ellas.
Al final, lo más sorprendente de esta “The Sinner” estriba en su visión del catolicismo, explosiva amalgama de fanatismo, fetichismo, represión e incluso incesto. La verdad, habiendo crecido yo mismo en una familia católica, me queda la sensación de que, o bien me he perdido algo, o nuestra práctica cotidiana —en rigor, semanal, y gracias— no era todo lo fervorosa que demanda esa especie de Moloch veterotestamentario en que, al parecer, creen sus responsables que creemos. O quizá se trate todo de un formidable y psicologicista ejercicio de transferencia, consistente en atribuir al católico —tradicionalmente tachado de mundano— las ultramontanas señas de identidad de aquellos puritanos exacerbados que, expulsados de sus países respectivos precisamente a causa del furor admonitorio de sus prédicas, arribaron en el siglo XVII a las costas de Nueva Inglaterra, conformando su alucinada cosmovisión buena parte —si no toda— de los cimientos de la actual cultura norteamericana.
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