El final, sin duda, es lo mejor de la película. Oscuro, demoledor, potente.

La historia tiene agujeros para aburrir:
* Ambientada en los 80 para que no haya teléfonos móviles u otra tecnología que darían al traste con el villano en cuestión de minutos.
* El villano intenta salirse con la suya deteniendo a otro en su lugar. El recurso narrativo para que esto se sostenga es no volver a mostrar nada de ese sospechoso porque si no no se entiende que pruebas puede haber en su contra cuando el villano aún tiene un cadáver en su casa y a un joven secuestrado.
* Joven seuestardo (el anterior) que llegó a la casa del villano teletrasportandose, pues lo estaban vigilando a todas horas y nadie vio nada.
* El final ya es de traca, y no por el desenlace, pues no me parece mal que quieran acabarlo crudamente, sino porque estando el villano fugado y, se supone, a toda la policía buscándolo en un pueblo pequeño, se las ingenia para (a) entrar en la casa de uno de los chicos, (b) sacarlo atado, amordazado y anestesiado de su casa junto a su amigo que pesa más 100 kilos (c) todo ello sin hacer un solo ruido que despierte a los padres y (d) sin que nadie lo detenga mientras circula con su coche de policía por la calle y todos lo están buscando. Ese final ridículo estropea toda la historia porque supone la mayor laguna argumental por cúmulo de despropósitos. Si al menos todo el final hubiera sucedido dentro de la casa del chaval sería más creíble, pero que los saque de casa y los lleve a otro lugar y que no le oigan o le pillen es ridículamente inverosimil.