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En busca de Bobby Fischer

Drama Josh Waitzkin (Max Pomeranc) es un niño normal, pero también un prodigio del ajedrez. Tiene verdadera pasión por el ajedrez y quiere convertirse en un nuevo Bobby Fischer, su ídolo. Su padre (Joe Mantegna), un periodista deportivo, le apoya en todo, decidido a que su hijo se convierta en un futuro maestro. Para ello le asignan un entrenador de lo más frío, Bruce Pandolfini (Ben Kingsley), que le enseña las estrategias de Bobby Fischer. (FILMAFFINITY) [+]
Críticas 42
Críticas ordenadas por utilidad
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8
20 de agosto de 2007
83 de 96 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el mundo del ajedrez se considera al actual ajedrecita norteamericano Joshua Waitzkin, Maestro Internacional de AJEDREZ, como el posible sucesor de Bobby Fischer, pues ya con 11 años logró hacerle tablas en una partida de ajedrez simultáneo nada más y nada menos que a Kasparov. La película nos cuenta la infancia de este niño tomando en todo momento a Bobby Fischer como la referencia y paradigma a seguir, pues al igual que Bobby Fischer, siendo un niño de corta edad empezó a jugar al ajedrez sin que nadie previamente le enseñara y a dar muestras asombrosas de ser un genio de esta disciplina.

Bobby Fischer, hombre peculiar y libre donde los haya, huyó de su agobiante patria "patriotera" en 1972, a raíz de ganar el campeonato mundial, y desde entonces estuvo desaparecido muchos años, nadie sabe dónde, aunque aparecía y desaparecía de nuevo de vez en cuando hasta ser detenido en Japón en 2004 por orden de los EE.UU. que lo reclaman acusado de antipatriotismo, pero tuvo la suerte de que en el 2005 el Congreso de los Diputados de Islandia le brindase la nacionalidad, ciudadanía y el pasaporte, regalo de esa nación tan civilizada, a un genio humano al que había que respetarle su deseo simple de querer disponer de su vida, de ser un hombre cosmopolita antes que someterse al convencionalismo de ser un etnocetrista norteamericano. ¡Ojalá aprendieran la lección los necios del nacionalismo (los necio-nalistas) que surgen como los hongos venenosos en los bosque de humedad y vida, y que no ven más allá que la programación enajenadora a qué son sometidos por tipos frustrados y cortos de miras respecto a su entorno, familia o zona geográfica!

El filme nos agarra el interés y va comparando al jovencito protagonista, en su proceso de crecimiento, con el admirado campeón mundial Bobby Fischer, probablemente el mejor jugador de ajedrez de todos los tiempos, el hombre que no sólo llegó a ser número uno de ajedrez mundial sino que además perdió su corona de manera no jugada, desapareció y tuvo el coraje de enfrentarse a las autoridades de su país, de las que nunca le gustó admitir órdenes.

Una buena película acerca del ajedrez, de un niño ajedrecista y de su peculiar modo de vivir yendo de torneo en torneo, etc. Para ver y disfrutar.

Fej Delvahe
7
30 de enero de 2008
40 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este comentario es en recuerdo del gran jugador fallecido hace pocos días. Por ello, igual que esta interesante película, está principalmente dedicada a todos los que conocen el ajedrez, y han disputado alguna vez una gran partida o una serie de choques a lo largo de un campeonato.

La película sigue los pasos de un niño que es genial en el campo de batalla de 64 casillas, y que es capaz de realizar partidas rápidas con adultos prácticamente desde su infancia. Con esos adultos fascinados y apasionados por esas partidas callejeras y no oficiales. Desde luego ésta “En busca de Bobby Fischer” es una obra que aborda un juego que puede llegar a enganchar de un modo insospechado, y en el cual, como bien sabía Fischer –el excéntrico, ingenioso y mordaz jugador-, se desata una guerra cruenta y destructiva, donde cada movimiento puede llevar al adversario a una derrota casi tan devastadora como si nos disparasen a la cabeza en un campo de batalla real.
Al final el niño protagonista tendrá que enfrentarse a ese otro niño de aspecto despiadado e invencible. Y la incertidumbre de saber si podrá derrotarlo crea un buen suspense en el espectador. Un película muy interesante.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Volviendo a Fischer; ¿qué decir de este genial jugador? Pues quizás que era tan clarividente y astuto cuando se trataba de jugar dentro del tablero, como imprudente, inadecuada y destructiva era su conducta en el mundo real. Los buenos jugadores de ajedrez saben que a veces tenemos que retroceder un paso y devolver una pieza a la casilla de la que no debimos sacarla, para seguir teniendo posibilidades de ganar la partida. Lo contrario; empecinarnos en ganar el juego siguiendo la misma estrategia, es sencillamente suicida. En el mundo real sucede lo mismo, pero Fischer tenía en el mundo real la torpeza e imprudencia de la que nunca pecó dentro del tablero, donde no se le escapaba ningún movimiento. Así se entiende que odiase a su madre por ser comunista, o a los americanos por ser americanos, o a los judíos, pese a que tenía sangre judía en sus venas. ¿Pero realmente los odiaba? ¿O más bien era un excéntrico y un paranoico de mucho cuidado que no se sabía muy bien si decía algo en serio o si se reía de nosotros? ¿Cómo interpretar que al poco de caer las torres gemelas dijese que Estados Unidos se merecía eso y más? ¿No suena un poca a ganas de provocar?
Pero claro, estas actitudes Fischer las pagó con creces, y tras disputar esa partida de ajedrez contra Boris Spaski en la década de los noventa, tuvo que vivir exiliado y amenazado por su propio gobierno. Por suerte, tras un paso por Japón, recibió asilo político en Islandia, donde años antes había terminado con la supremacía en el ajedrez de los soviéticos.

Entre sus partidas más admiradas es significativa una de sus aperturas contra Spaski. Fischer realizó un movimiento con el que sólo había arrancado una vez en toda su vida –pues era muy arriesgado- y con el que desconcertó a todos los que seguían la partida. Era un movimiento que parecía suicida. Una apertura que en otras manos le habría llevado a la derrota segura, y sin embargo, en manos de Fischer se convirtió en una obra de arte con la que encerró y derrotó a su contrincante. Sorprendido y aturdido por el inusual e innovador planteamiento que le convertía en cazador cazado.

Tras su muerte, Kasparov –al que Fischer decía odiar tanto como a Karpov- fue interrogado sobre el rumor que circulaba en relación a una partida disputada entre ellos dos en la red, y sobre el nombre del vencedor. Kasparov dijo que efectivamente había jugado contra Fischer, pero que decir si derrotó a su rival, o si la partida terminó en tablas, era en último caso banal, pues ahora estaba centrado en sus actividades políticas y sus batallas eran otras.


Quizás Fischer siga jugando al ajedrez en el cielo, o simplemente esté tumbado observando una bonita puesta de sol; sólo que ahora lo hará desde una dimensión o perspectiva diferente.
3
10 de marzo de 2008
34 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de esas películas que se me escaparon en su momento y que por fin he podido ver. Y tan bien que oí hablar de ella y...resulta que me ha decepcionado bastante. Para mi sorpresa, porque parece que hay casi unanimidad en que es una gran película.
Tiene cosas positivas, sin duda: ritmo, fotografía (la típica de peli comercial americana, muy aceptable), trabajo de los actores y interés de la historia.

Pero para mí pesa muchísimo más (y negativamente) lo "americanada total" que es casi todo:
trata de emocionarnos obligatoriamente con una música que nos va marcando el ritmo emocional (cuándo hay que sonreír o llorar) y las situaciones son (como casi siempre en las películas americanas comerciales) previsibles y infantilmente extremas.

Previsible porque va siguiendo todos los tópicos ya muy trillados y que tanto gustan en USA: que si o todo o nada sin punto medio (ganar o perder, héroe o villano), que si presión del padre pero madre más comprensiva, que si profesor sin piedad (por supuesto ex jugador muy fracasado) que quiere exprimir al niño al máximo, que si el amigo "liberal" algo canalla que comprende al niño, que si niño repelente contrincante poniendo caritas de malo mientras reta a nuestro héroe...y así toda una retahila de situaciones previsibles que gustan mucho en USA y que no pueden faltar en una película comercial de allí.

Y las situaciones son infantilmente extremas...en muchos momentos : los malos del parque que juegan a ajedrez pero son típicos barriobajeros chulillos vacilándose como niños, la manera de retarse y chulearse de todos con todos (incluso de personajes de los que se espera un poco más de madurez o equilibrio): el padre con la profesora del niño, los jugadores de ajedrez entre ellos, el profesor de ajedrez del niño con la madre, etc, etc).

Y ya con el impagable momento cumbre de la partida definitiva contra ese niño repelente...en que...todo parece estar perdido hasta que el niño (milagro) se rehace y oh, emoción y reacciones exultantes de todos los que un momento antes no daban un euro por él. Y ahí aviso musical para emocionarnos.
En fin, exagerado todo al máximo.

Una lástima: con esos actores y esos medios técnicos sólo hacía falta un guión normal, con diálogos y situaciones mínimamente equilibradas (como en Vitus, por ejemplo, y no me refiero a lo que allí sucede sino a cómo se desarrollan las situaciones entre personajes, cómo hablan, cómo reaccionan).
Y sólo con eso...sí hubiera salido una película muy notable y no simplemente una agradable película para pasar aceptablemente el sopor del domingo tarde.

Saludos.
8
13 de septiembre de 2007
20 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esa es la cuestión de fondo que permanece en todo el film.

Un niño resulta ser un portento jugando al ajedrez, brillando con luz propia en torneos y frente a grandes maestros, pero... ¿qué pasa con su niñez? ¿y qué más le deparará la vida aparte de dedicarse únicamente a ello?

Es un dilema que se plantea en todo niño prodigio, el cual puede llegar a encontrase aislado de la sociedad y con un subdesarrolle emocional precisamente por potenciar su superdotación (generalmente por la propia familia).

Basada en la vida del ajedrecista JOSHUA WAITZKIN, éste mismo se decidió por vivir una vida más completa, siendo karateka, escalador y montañero, buceador e inquieto explorador, además de maestro internacional en ajedrez.
10
3 de abril de 2007
12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director Steven Zaillian es, por primera vez en su carrera, guionista y director de un mismo film. Tras su trabajo en "Juego de Patriotas" nadie esperaba un película con estas características, pero demuestra que puede con todo.

El joven actor Pomeranc es guaido por su padres (Joe Mantegna y Joan Allen) en su prometedora carrera en el "arte del ajedrez" (vean la película para entender esta expresión). Contratan a uno de los grandes en este arte (que coincide con uno de los grandes en el cine, el aclamado Ben Kingsley) para que le acompañe en su aprendizaje, resulta ser un gran conocerdor del desaparecido Bobby Fischer. Gracias a las jugadas de este gran maestro el niño aprender no sólo a jugar con maestría, sino a madurar y a ver la vida con otra perspectiva.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Encantadora escena en la que el padre regaña a su hijo por perder un torneo (saca la dama demasiado pronto) y el niño, bajo la intensa lluvia, confiesa no querer seguir jugando para no decepcionarle.
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