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Tiempo de vivir, tiempo de morir

Drama Film sobre la infancia y la adolescencia, muy influída por la propia niñez del director. Como muchos de sus compatriotas, la familia de Hou se trasladó del continente a Taiwán en 1948 y fue incapaz de volver. La película se centra en el cada vez mayor salto generacional de una familia separada de su herencia cultural. (FILMAFFINITY)
Críticas 2
Críticas ordenadas por utilidad
2 de diciembre de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo más doloroso de esta película no son los tristes y desoladores eventos que tienen lugar en ella sino la manera particular en que sentimos pasar el tiempo, tan calmado, tan suave, tan silencioso pero presente en todo momento, despacio pero inexorable, como una delicada brisa que sigilosamente va empujando a todo el mundo hacia el final de sus días.

Pero antes de la muerte está la vida. Tiempo de morir, pero también tiempo de vivir. Cuando más aterrado me he sentido ante la irremediable certeza de la muy próxima no existencia, siempre he encontrado el mismo sendero a la calma y la esperanza que Hou parece encontrar aquí para los personajes de su historia que continúan el camino, que no son más que él mismo y su propia familia.

Con absoluta precisión retrata y observa la belleza de lo cotidiano, prestando atención a los pequeños detalles en lugar de a los grandes momentos, al tipo de cosas que realmente recordamos de nuestra infancia, no tanto los grandes hitos siempre, sino también los eventos insignificantes, los instantes cotidianos en los que no necesariamente pasan demasiadas cosas y que son los realmente importantes al final de los días.

Es el tipo de película que siempre he querido desesperadamente que sea Boyhood, una obra que hablaba de mi tiempo, de mis días, de mi pasado, de mi contexto de niño privilegiado de occidente, pero que con sus pequeños y brillantes momentos para mí sin embargo carece totalmente de naturalidad y de naturaleza, meticulosamente fabricada, tan centrada en su idea de filmar el tiempo pasando que el tiempo en ella nunca pasa realmente.

Aquí se siente instante a instante esta carga, el pesar de ver acercarse segundo a segundo el momento de la muerte, pero también está el alivio y la calma de los hermosos instantes y la esperanza por la alegría de la propia existencia, la sonrisa de un padre, el cariño de una madre, la lluvia cayendo fuera observada a través de una ventana abierta...

El título es abiertamente expresivo, casi como ningún otro lo ha sido nunca con el tema y el tono de una película: El tiempo de morir inevitablemente llega, pero no importa, el tiempo de vivir es ahora.
AlvaroFaure
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17 de mayo de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Segunda película de la trilogía Coming-of-age the Hou Hsiao-Hsien, después de la entrañable Un verano en casa del abuelo (1984). De forma autobiográfica, el director nos cuenta cómo vivió las dos primeras décadas de su vida. La película es tierna y conmovedora, llena de momentos, que sin ser nada extraordinarios, quedan gravados en la memoria del espectador, de la misma forma que quedan gravados en la del protagonista. Con un tempo lento, movimientos de cámara minimalistas y generalmente rodada en planos largos, quizás algunos se verán frustrados al principio por este distanciamiento y objetividad de la acción, pero HHH se hace suyo este estilo narrativo y lo convierte en un relato muy íntimo lleno de nostalgia. La banda sonora es cautivadora y la actuación de todos sus protagonistas magnífica.
Bosco di Gama
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