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7.4
623
9
31 de agosto de 2019
31 de agosto de 2019
27 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es sorprendente que ésta película no se haya comentado aún en Filmaffinity, ya no sólo por su calidad artística en si, sino por lo relevante que es en el marco de la nuevas olas del cine oriental durante las décadas de los 80 y 90. En Taiwan -así cómo en Hong Kong o en China- surgió durante mencionadas décadas una generación de directores que empezó a cuestionar y denunciar públicamente el sistema social y político de su país. Con la rápida modernización y transformación socioeconómica del país, el gobierno se había centrado en producir películas populistas teñidas de propaganda política. Enormemente populares eran las películas de acción Kung fu y los melodramas románticos de chico bueno, chico malo y chica guapa. Fueron los directores de la nueva ola los que empezaron a hacer cine humanístico, realista, a poner el dedo en la llaga realizando películas honestas sobre la vida de los Taiwaneses, su lucha contra la pobreza, la autoridad familiar, la presión social y sobretodo, el conflicto existencial de una generación perdida entre los valores tradicionales y la rápida modernización. No lo tuvieron fácil para difundir sus películas en su propio país. El gobierno, al que no le gustó ver las dificultades que sufría su gente, censuró y denunció tales películas acusándolas de revolucionarias y anti-nacionalistas. No fue hasta que sus directores fueron reconocidos a nivel internacional en varios festivales de cine de todo el mundo, que ellos y sus películas fueron finalmente aceptados y alabados en su propio país.
Taipei Story fue una de las primeras producciones de la nueva ola Taiwanesa. En ella se tocan ya todos los temas característicos mencionados anteriormente que hoy definen tales películas. Más simple a nivel argumental, con menor número de personajes, con un ritmo un poco más acelerado y menos contemplativa que otras producciones de sus contemporáneos, Edward Yang realiza aquí una película accesible incluso para quién no está acostumbrado a ese tipo de cine. Sin embargo, la película recompensa al ojo adiestrado ya que la cantidad de matices y sutilezas que abundan en cada escena ayudan a valorar todavía más el enorme trabajo artístico y poético de la obra. El argumento se desarrolla no sólo con lo que se nos muestra explícitamente, sino también con lo que se insinúa y cómo se insinúa. Miradas, silencios y gestos complementan enormemente a una preciosa composición y trabajo de cámara. Lo que al principio se nos presenta inocentemente como una relación entre dos prósperos jóvenes, evolucionará rápidamente hacia una lucha de supervivencia personal contra la sociedad que los rodea, la presión económica, el trabajo y la familia. Al final, muchas preguntas quedan sin respuesta y muchos problemas sin resolver pero uno no puede sentir más que empatía por una gente que no es más que esclava de la sociedad en que le ha tocado vivir, y eso exactamente, es lo que la nueva ola Taiwanesa quería mostrar. Estupendo trabajo.
BdG
Taipei Story fue una de las primeras producciones de la nueva ola Taiwanesa. En ella se tocan ya todos los temas característicos mencionados anteriormente que hoy definen tales películas. Más simple a nivel argumental, con menor número de personajes, con un ritmo un poco más acelerado y menos contemplativa que otras producciones de sus contemporáneos, Edward Yang realiza aquí una película accesible incluso para quién no está acostumbrado a ese tipo de cine. Sin embargo, la película recompensa al ojo adiestrado ya que la cantidad de matices y sutilezas que abundan en cada escena ayudan a valorar todavía más el enorme trabajo artístico y poético de la obra. El argumento se desarrolla no sólo con lo que se nos muestra explícitamente, sino también con lo que se insinúa y cómo se insinúa. Miradas, silencios y gestos complementan enormemente a una preciosa composición y trabajo de cámara. Lo que al principio se nos presenta inocentemente como una relación entre dos prósperos jóvenes, evolucionará rápidamente hacia una lucha de supervivencia personal contra la sociedad que los rodea, la presión económica, el trabajo y la familia. Al final, muchas preguntas quedan sin respuesta y muchos problemas sin resolver pero uno no puede sentir más que empatía por una gente que no es más que esclava de la sociedad en que le ha tocado vivir, y eso exactamente, es lo que la nueva ola Taiwanesa quería mostrar. Estupendo trabajo.
BdG

6.9
401
10
9 de mayo de 2020
9 de mayo de 2020
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película es una auténtica maravilla que no recibe la atención que se merece. Una de esas joyas que cuanto más tiempo pasa, más moderna se ve. En ella se nos cuenta las desgracias de Tome, su protagonista, a lo largo de su vida. Desde su infancia en el Japón rural, hasta su madurez en la ciudad. Más detalles no hacen falta.
Sospecho que su falta de éxito en el mundo occidental se debe a que es una película a la que cuesta cogerle el ritmo, pero no por lento, sino por rápido! Para el espectador occidental, probablemente poco acostumbrado a las caras japonesas, cuesta procesar al principio todos los personajes que van apareciendo, a través de los rápidos saltos temporales y además sobre el trasfondo histórico del Japón de la primera mitad del S.XX.. Uno puede sentir que se le escapa mucha información. Pero cuando uno ha conseguido subirse a ese tren, no hay nada que deje indiferente. La fotografía es única, con Tome siempre rodeada de gente u objetos desenfocados, subrayando su claustrofobia y su soledad. Los fotogramas congelados al final de cada capítulo -al estilo “Los 400 golpes”- que regalan unos breves momentos de contemplación antes de volver a la cruda realidad. Las actuaciones, sobre todo Sachiko Hidari, auténticas, cautivadoras. Y luego la historia. Uno podría esperar que la película cayera en sentimentalismo simple, en buenos y malos, en la búsqueda de los sueños, en el amor entre una madre y una hija. Pues no.
Siéntense y disfruten. Es de lo mejorcito que verán del país del sol naciente, y eso no es decir poco!
Sospecho que su falta de éxito en el mundo occidental se debe a que es una película a la que cuesta cogerle el ritmo, pero no por lento, sino por rápido! Para el espectador occidental, probablemente poco acostumbrado a las caras japonesas, cuesta procesar al principio todos los personajes que van apareciendo, a través de los rápidos saltos temporales y además sobre el trasfondo histórico del Japón de la primera mitad del S.XX.. Uno puede sentir que se le escapa mucha información. Pero cuando uno ha conseguido subirse a ese tren, no hay nada que deje indiferente. La fotografía es única, con Tome siempre rodeada de gente u objetos desenfocados, subrayando su claustrofobia y su soledad. Los fotogramas congelados al final de cada capítulo -al estilo “Los 400 golpes”- que regalan unos breves momentos de contemplación antes de volver a la cruda realidad. Las actuaciones, sobre todo Sachiko Hidari, auténticas, cautivadoras. Y luego la historia. Uno podría esperar que la película cayera en sentimentalismo simple, en buenos y malos, en la búsqueda de los sueños, en el amor entre una madre y una hija. Pues no.
Siéntense y disfruten. Es de lo mejorcito que verán del país del sol naciente, y eso no es decir poco!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Porque la mujer insecto? La primera escena de la película nos muestra cómo una especie de escarabajo deambula solo en un mar de arena, de un lado para otro. Con paso dificultoso, le vemos subir una pendiente. En su pobre existencia, su instinto de supervivencia es lo único que le hace seguir moviéndose.
Para los que aún no lo hayan asociado a lo largo de la película, Imamura regala una última escena con Tome sufriendo también para subir una colina, en busca de lo único que lo queda..
Para los que aún no lo hayan asociado a lo largo de la película, Imamura regala una última escena con Tome sufriendo también para subir una colina, en busca de lo único que lo queda..

7.2
427
9
6 de septiembre de 2019
6 de septiembre de 2019
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ciudad doliente (1989) es la primera de las tres películas que componen la trilogía de “Historia de Taiwán”, un retrato social de Taiwán durante el siglo XX. Hou Hsiao-Hsien tiene una manera muy personal de presentar los importantes acontecimientos históricos de la isla, no de manera directa y aclaratoria, sino mas bien cómo trasfondo para comprender la identidad nacional de una sociedad a la que le tocó sufrir mucho después de la segunda guerra mundial. Con la derrota de Japón, los japoneses tuvieron que devolver la isla, después de más de 40 años de invasión, a las autoridades chinas. Naturalmente, éstas últimas encontraron en ella una sociedad fuertemente japonizada e implantaron medidas duras para eliminar cualquier rastro de la influencia nipona. Los taiwaneses que cuestionaron al nuevo gobierno chino y defendían la libertad del pueblo Taiwanés levantaron resistencia provocando fuertes tensiones con el nuevo gobierno. El clima hostil y revolucionario fue empeorando hasta que terminó finalmente el 28 de Febrero de 1947 con la masacre de 30.000 ciudadanos taiwaneses y la implementación de la ley marcial, conocida popularmente como la etapa de “El terror blanco”, que duraría los próximos 38 años.
La película muestra las dificultades que afronta una familia durante los turbulentos años alrededor de 1947 y cómo tiene que adaptarse a las exigencias del nuevo régimen Chino. Muchos detalles pueden pasar por alto para un espectador poco familiarizado con la cultura taiwanesa así cómo la fuerte influencia japonesa inicial en la isla, mostrada con el uso del Japonés entre la gente corriente, la arquitectura e incluso el vestuario de la gente. Desde mi punto de vista, el punto fuerte de la película es su nivel poético y realista. Las voces en off de varios de los protagonistas, así como los planos generales y largos, que muestran con simplicidad y honestidad sus rutinas diarias, ayudan a definir un ambiente histórico cautivador. Es muy acertada la incapacidad del hermano menor, con su mudez, para transmitir la sensación de impotencia que sufrió toda la sociedad delante del régimen autoritario Chino. En Ciudad doliente no hay lugar para actos heroicos ni finales felices, en este aspecto recuerdo un poco al neorrealismo italiano.
Más allá del apartado artístico, merecedor de todos los elogios y responsables de catapultar la reputación de la Nueva Ola Taiwanesa a nivel internacional, cabe destacar la importancia que tuvo la película a nivel nacional al hacer referencia abiertamente por primera vez a los acontecimientos del 28 de Febrero. La ley marcial había prohibido cualquier crítica al régimen durante décadas, pero con su levantamiento en 1987, el temor a hablar abiertamente sobre tales acontecimientos fue decreciendo. Ciudad doliente fue la primera película que mostró los hechos del 28 de Febrero y gracias al respaldo internacional, los directores de la nueva fueron respetados y reconocidos también a nivel nacional.
La película muestra las dificultades que afronta una familia durante los turbulentos años alrededor de 1947 y cómo tiene que adaptarse a las exigencias del nuevo régimen Chino. Muchos detalles pueden pasar por alto para un espectador poco familiarizado con la cultura taiwanesa así cómo la fuerte influencia japonesa inicial en la isla, mostrada con el uso del Japonés entre la gente corriente, la arquitectura e incluso el vestuario de la gente. Desde mi punto de vista, el punto fuerte de la película es su nivel poético y realista. Las voces en off de varios de los protagonistas, así como los planos generales y largos, que muestran con simplicidad y honestidad sus rutinas diarias, ayudan a definir un ambiente histórico cautivador. Es muy acertada la incapacidad del hermano menor, con su mudez, para transmitir la sensación de impotencia que sufrió toda la sociedad delante del régimen autoritario Chino. En Ciudad doliente no hay lugar para actos heroicos ni finales felices, en este aspecto recuerdo un poco al neorrealismo italiano.
Más allá del apartado artístico, merecedor de todos los elogios y responsables de catapultar la reputación de la Nueva Ola Taiwanesa a nivel internacional, cabe destacar la importancia que tuvo la película a nivel nacional al hacer referencia abiertamente por primera vez a los acontecimientos del 28 de Febrero. La ley marcial había prohibido cualquier crítica al régimen durante décadas, pero con su levantamiento en 1987, el temor a hablar abiertamente sobre tales acontecimientos fue decreciendo. Ciudad doliente fue la primera película que mostró los hechos del 28 de Febrero y gracias al respaldo internacional, los directores de la nueva fueron respetados y reconocidos también a nivel nacional.
7
23 de abril de 2019
23 de abril de 2019
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Caracterizada por el espíritu hippie y rebelde que dominaba California a finales de los sesenta, esta película fué además el trabajo más ambicioso de Varda durante su primera estancia en Hollywood. A caballo entre el documental y la ficción, Lions Love tiene una estructura vanguardista donde el argumento, las actuaciones y las técnicas de montaje pueden parecer a veces un poco farragosas pero que como todos los otros trabajos de Varda, està llena de momentos mundanos que su mano sabe filmar con naturalidad y belleza única. Así, entre a veces demasiada palabrería y fastidiosas actuaciones de los protagonistas principales se nos brindan momentos mágicos como unas escenas de las calles de Hollywood filmadas desde dentro de un coche o los interiores de las tiendas de pósters de Sunset Blvd.
En mi opinión personal, Varda abre con esta película interrogantes interesantes respecto al sistema de producción de Hollywood del momento, chapado a la antigua, y que contrasta fuertemente con la nueva oleada de hippies y free love que pueblan las calles de Los Ángeles. No por eso, no deja de mostrarse crítica también con ese nuevo estilo de vida, grabando con frescura amateur la decadencia que sufren los protagonistas del relato.
Si te gusta el estilo Varda, mucho más recomendables y distintivos son sus anteriores trabajos documentales Uncle Yanco y Black Panters; aunque sólo por la singularidad que representa dentro de toda su filmografía, esta particular película merece ser vista y estudiada.
BdG
En mi opinión personal, Varda abre con esta película interrogantes interesantes respecto al sistema de producción de Hollywood del momento, chapado a la antigua, y que contrasta fuertemente con la nueva oleada de hippies y free love que pueblan las calles de Los Ángeles. No por eso, no deja de mostrarse crítica también con ese nuevo estilo de vida, grabando con frescura amateur la decadencia que sufren los protagonistas del relato.
Si te gusta el estilo Varda, mucho más recomendables y distintivos son sus anteriores trabajos documentales Uncle Yanco y Black Panters; aunque sólo por la singularidad que representa dentro de toda su filmografía, esta particular película merece ser vista y estudiada.
BdG

6.2
847
8
1 de mayo de 2019
1 de mayo de 2019
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si eres un cinéfilo nacido en el S.XIX, en más de un momento de la película te vas a preguntar qué estás haciendo escuchando esta palabrería política de la que seguramente entiendes poco o nada. El Godard que te gustaba era otro, dónde están esos paseos en coche de Pierrot le fou? Dónde están los bailes a capela de Bande à part? Dónde están los diálogos que tanto plasmaron tus frustraciones amorosas de Masculin féminin?
Para bien o para mal, el cine de Godard nunca a dejado de evolucionar y eso nos pide a nosotros, como espectadores, que evolucionemos con él. Deja atrás tus frustraciones debidas al argumento incomprensible, indaga en la francia social y política de finales de los 60 y sobretodo, acepta que por mucho que lo queramos, no todos los amores son eternos. Sólo así, podrás empezar a disfrutar de esa pequeña joya de Godard que aunque no esté entre sus mejores trabajos, todavía nos deja mucho para degustar y estudiar.
Y si tu apretada agenda no te deja dedicarle tanto tiempo a ésta película, siempre puedes quedarte con esa maravillosa versión de “As Tears go by” cantada por una Marianne Faithfull de ojos tristes o con la fotografía de Raoul Coutard, con sus preciosos planos medios de Anna Karina resaltando delante de paredes llenas de color. Eso también son motivos suficientes para no desesperar y seguir hurgando en el cine del genio francés.
BdG
Para bien o para mal, el cine de Godard nunca a dejado de evolucionar y eso nos pide a nosotros, como espectadores, que evolucionemos con él. Deja atrás tus frustraciones debidas al argumento incomprensible, indaga en la francia social y política de finales de los 60 y sobretodo, acepta que por mucho que lo queramos, no todos los amores son eternos. Sólo así, podrás empezar a disfrutar de esa pequeña joya de Godard que aunque no esté entre sus mejores trabajos, todavía nos deja mucho para degustar y estudiar.
Y si tu apretada agenda no te deja dedicarle tanto tiempo a ésta película, siempre puedes quedarte con esa maravillosa versión de “As Tears go by” cantada por una Marianne Faithfull de ojos tristes o con la fotografía de Raoul Coutard, con sus preciosos planos medios de Anna Karina resaltando delante de paredes llenas de color. Eso también son motivos suficientes para no desesperar y seguir hurgando en el cine del genio francés.
BdG
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