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Cena de acusados

Intriga. Drama Quince años después de terminada la guerra, un grupo de veteranos de la Resistencia francesa se reúne para cenar en casa de uno de ellos. Quieren conmemorar la muerte de su antiguo líder a manos del ejército alemán. Con el paso del tiempo han cambiado mucho y ya no son los mismos de antes. Pero todavía les queda un asunto por resolver: averiguar quién de ellos fue el traidor que los delató a la Gestapo. (FILMAFFINITY)
Críticas 9
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9
6 de mayo de 2019
18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hijo del Consejero General, socialista y humanista, Antoine-Émile Moulin, desde muy chico, Jean Moulin (1899-1943), se sintió tan influido por el pensamiento de su padre que decidió estudiar Derecho, y durante ese tiempo, fue vicepresidente de la Unión General de Estudiantes de Montpellier. En 1936, convertido en miembro del Ministerio del Aire del Frente Popular, apoyó a los republicanos españoles enviándoles aviones y pilotos profesionales. Expulsado de la administración pública por el colaboracionista mariscal Pétain, debido a su posición política de izquierda y su vinculación a la masonería, una llamada que recibe, Moulin, del general Charles de Gaulle, lo anima a vincularse a la Resistencia Francesa… y es, él mismo, quien informará al general las condiciones en que se mueven los diferentes grupos de la resistencia, al tiempo que obtiene de él los diversos recursos (armamento, insumos…) para que puedan actuar. En 1943, al recibir de parte de De Gaulle, la Cruz de la Liberación, se reconoce, al propio general y a Jean Moulin, como jefes políticos de la Resistencia.

Ese mismo año, René Hardy, otro miembro de la resistencia que había sido arrestado por la Gestapo, al salir de prisión el 21 de junio, se dirige a la casa del Dr. F. Dugoujon, en Lyon, donde tendría lugar una reunión entre los principales jefes de la resistencia. La Gestapo -que le había seguido- irrumpe entonces allí… y tras capturar a Moulin, le tortura de manera brutal y salvaje en repetidas ocasiones… y su muerte se produce, el 8 de julio de 1943, mientras es llevado en un tren con rumbo a Berlín, donde esperaban seguir interrogándolo. Desde entonces, muchos sostuvieron que, Hardy, era un traidor e intentaron asesinarlo, pero, éste fue liberado en dos ocasiones al contar con una duda razonable.

Inspirado en estos hechos, el escritor Jacques Robert, construye la trama de una novela que titularía, “Marie-Octobre” (1948), la cual sería adaptada primero al teatro, y luego al cine, con guion del propio autor, en compañía de Julien Duvivier y con diálogos de Henri Jeanson. Duvivier se encarga, entonces, de la dirección, y ante nosotros se ofrece una brillante historia en la que, 15 años después de aquel fatídico hecho, una mujer conocida como, Marie-Octobre, durante su participación en la Resistencia Francesa, reúne junto con su amigo, Renaud, a ocho miembros más de la poderosa organización que han sobrevivido, y tras una cena les dice que el motivo es descubrir quién fue el que delató a la Red Vaillance ante la Gestapo, hecho que costó la vida al líder de la organización (aquí llamado, Simon Castille).

Comienza, así, una valiosa intriga, donde las debilidades y fortalezas humanas saldrán a flote… y cada uno, en su momento, se sentirá señalado, mientras nosotros recibimos información que puede ayudar para ir haciendo nuestras propias cábalas.

Un valioso reparto que encabeza, Danielle Darrieux como Marie-Octobre (un nombre con aroma a Bertolt Brecht), incluye a reconocidos intérpretes como, Lino Ventura, Bernard Blier, Serge Reggiani, Paul Frankeur y otros, y Duvivier se luce con otra brillante historia cuyo propósito fue, “rendir homenaje a todos los resistentes, pasados, presentes y futuros, héroes reconocidos o anónimos, que arriesgan sus vidas para combatir todo lo que degrada y destruye a la humanidad”.

Título para Latinoamérica: <<MARÍA X>>
8
14 de noviembre de 2012
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un grupo de la resistencia francesa se reúne en la mansión, que fue su cuartel general durante la 2ª Guerra Mundial, varios años después, para homenajear a su líder y descubrir al traidor que le delató a la Gestapo. Impecable película, donde la trama tiene lugar en un sólo escenario en el que los sospechosos van recordando lo ocurrido aquel fatídico día. El planteamiento inicial es magistral; todos reunidos para cenar y brindar por su líder caído, para, a continuación empezar a rememorar que hacía cada sospechoso aquel día, sus coartadas, etc. hasta llegar a un final memorable. Buen trabajo de todo el reparto y gran dirección de Duvivier. Imprescindible.
8
14 de diciembre de 2014
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
La traducción castellana del título original de esta película – menos acertada de lo que en un principio pudiera parecer- nos pone en bandeja hablar de ella como de toda una delicatesen destinada a paladares exquisitos. Usando los mejores ingredientes y combinándolos de forma sabia en la dosis justa, el francés Julien Duvivier cocina en 1959 un manjar único. Puro caviar. El propio Duvidier debe buena parte de su popularidad a títulos como los de la serie “Don Camilo” a mayor gloria del cómico Fernandel, o quizá en menor medida a una de sus aventuras allende el Atlántico con la maravillosa “Seis destinos”. La película de la que nos ocupamos no le aportó desde luego popularidad pero sí debería henchir de prestigio su nombre. Merece estar en todas las guías Michelín del Séptimo Arte y con el mayor número de estrellas posible. Ahí van ocho mías.

No son diez negritos, ni doce hombres sin piedad, ni siquiera esa otra docena de elegidos llamados a la mesa por última vez en torno a un líder y a un traidor. Tal vez, los protagonistas que nos presenta Duvidier tengan un poco de todos ellos, pero al tiempo merecen un reconocimiento aparte, ser juzgados per se, y desde luego reclaman el sitio que la historia del cine les ha negado injustamente. Al frente de todos, María Octubre, una mujer con un nombre lo suficientemente rotundo y sonoro para que no termine acallándolo la traducción aleatoria de un título, por muy explícita que ésta sea. Han pasado quince años desde que los miembros de aquella cédula de la Resistencia Francesa a la que pertenecía se vieron por última vez. Ahora María instiga un nuevo encuentro en torno a una mesa para averiguar cuál de ellos les traicionó al enemigo poniendo fin a su relación y a su amistad. Tal vez porque con su instinto de mujer es la única que percibe que los motivos de la delación no necesariamente tuvieron que ver con la política, que quizá estaban relacionados con otro tipo de guerras.

El tiempo ha pasado, los hombres que se sientan hoy a la mesa no son los mismos de ayer. Todos tienen grabado lo que paso en aquella noche de autos, y todos tienen su coartada, lo malo es que tal vez sea su propio compañero de cubierto quien termine desmontándola. Y así pasará una velada inolvidable; suspense, melodrama, diálogos insuperables, interpretaciones maestras… y de postre, un final único. Sin salir de la habitación y conteniendo el aliento. La cena está servida. Bon apetit ¡
8
13 de diciembre de 2014
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
No quisiera recomendar "Cena de acusados" gritando el nombre de María Octubre a los cuatro vientos porque casi prefiero que permanezca en el lugar que se encuentra, formando parte del exquisito grupo de películas que siendo cine de calidad permanece en un semiolvido maravilloso. Me gusta que sea una película enorme y que esté donde está, que sea cine de minorías, que menos de un centenar de usuarios la hayan votado y muy pocos nos hayamos decidido a dar nuestra opinión. Y la verdad, los que hemos llegado a "Cena de acusados", movidos por el azar o como es mi caso por una recomendación extraña que no viene al caso explicar aquí, hemos podido disfrutar de una película intensa repleta de emociones y que de una premisa sencilla es capaz de meter de lleno al espectador en el tema que plantea.

No hago otra cosa que remitirme a la sinopsis: un grupo de excombatientes franceses se reúnen muchos años después tras ser citados por María Octubre, una mujer cuyo nombre sí merece ser el título de la película y no el que la lamentable desviación de siempre de la traducción arbitraria en castellano nos pone delante. Quedan para cenar, nuestros personajes son presentados, todos han cambiado con los años y de repente se destapa el problema que involucra de forma inmediata al espectador: descubrir a un traidor que ha vivido alegremente tanto tiempo después de propiciar la muerte del camarada jefe. El planteamiento es sencillo, pero hay que saber llevarlo por buen camino, encontrar las buenas maneras y conjugarlo para que funcione. Todo ayuda en "Cena de acusados": su buen guión, la dirección de actores, las interpretaciones de esos actores... y el desenlace.

Mi opinión sobre películas que tienen formato de teatro es que hay que saber hacerlas, porque aquí hablamos de cine y no de otra cosa. Julien Duvivier implica necesariamente al espectador y triunfa, cosa rara que permanezca en un desconocimiento general pero insisto, mejor que sea así y que sólo sea una película que hayamos disfrutado unos pocos privilegiados. Para mí el nombre de María Octubre permanecerá en el diáfano recuerdo de aquellas cosas que no se olvidan, por la exquisita y singular recomendación y porque es cine de calidad. Pero no lo diré muy alto, no quiero ni imaginarme un escenario en el que los cien mil millones de seguidores de Nolan de repente giran sus cuellos y miran a María Octubre y se ponen todos a la vez a discutir sobre este tipo de cine...
10
14 de noviembre de 2012
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película hace muchos, muchos años que la vi, y la juzgué como una gran obra francesa, quizá de lo mejor que hizo el cine francés: Todos los actores que participan en ella están a la misma altura, nadie destaca sobre nadie; y todos interpretan el papel que les ha tocado a las mil maravillas. Tiene, además, un argumento muy singular e inteligente. En todos los aspectos sobresale la seriedad y
la sólida profesionalidad de cada uno de los que tomaron parte el tan sobresaliente film: desde el tramoyista, pasando por el guionista y el director, hasta el fotógrafo. Así me pareció cuando la vi por primera y última vez; y esto hará mas de treinta años. A lo mejor la veo hoy y no me convence, aunque este tipo de películas suelen gustar siempre. Se parecen a un cuadro artísticamente acabado, que nunca deja de gustar. Tal son los casos de: "Sucedió una noche", "La jungla de asfalto", "Casablanca", "Perversidad", "Más dura será la caída", "Copacabana", "Chicago, años 20", por ejemplo.
Obsevador111
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